Las Hijas de María Auxiliadora celebramos nuestro 23 Capítulo General. Estamos reunidas 194 salesianas de todo el mundo en Roma.
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Jueves 4 de diciembre de 2014
Primera semana de Adviento
Primera semana de Adviento
Isaías 26,1-6:
Aquel
día, se cantará este canto en el país de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte, ha
puesto para salvarla murallas y baluartes: Abrid las puertas para que entre un
pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca
perpetua: doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la
humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies,
los pies del humilde, las pisadas de los pobres.»
Salmo 117,1.8-9.19-21.25-27a R/. Bendito el que viene en
nombre del Señor
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Evangelio según san Mateo
7,21.24-27:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me
dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que
cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas
palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que
edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los
vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba
cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en
práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre aren Cayó la
lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa,
y se hundió totalmente.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
¿Cómo
estamos construyendo nosotros el edificio de nuestra casa, de nuestra persona,
de nuestro futuro? ¿cómo edificamos nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra
Iglesia y sociedad?
La
imagen de las dos lecturas es clara y nos interpela en este Adviento, para que
reorientemos claramente nuestra vida.
Si
en la construcción de nuestra propia personalidad o de la comunidad nos fiamos
de nuestras propias fuerzas, o de unas instituciones, o unas estructuras, o
unas doctrinas, nos exponemos a la ruina. Es como si una amistad se basa en el
interés, o un matrimonio se apoya sólo en un amor romántico, o una
espiritualidad se deja dirigir por la moda o el gusto personal, o una vocación
sacerdotal o religiosa no se fundamenta en valores de fe profunda. Eso sería
construir sobre arena. La casa puede que parezca de momento hermosa y bien
construida, pero es puro cartón, que al menor viento se hunde.
Debemos
construir sobre la Palabra de Dios escuchada y aceptada como criterio de vida.
Seguramente
todos tenemos ya experiencia, y nuestra propia historia ya nos va enseñando la
verdad del aviso de Isaías y de Jesús. Porque buscamos seguridades humanas, o
nos dejamos encandilar por mesianismos fugaces que siempre nos fallan. Como
tantas personas que no creen de veras en Dios, y se refugian en los horóscopos
o en las religiones orientales o en las sectas o en los varios mesías falsos
que se cruzan en su camino.
El
único fundamento que no falla y da solidez a lo que intentamos construir es
Dios.
Seremos
buenos arquitectos si en la programación de nuestra vida volvemos continuamente
nuestra mirada hacia él y hacia su Palabra, y nos preguntamos cuál es su
proyecto de vida, cuál es su voluntad, manifestada en Cristo Jesús, y obramos
en consecuencia. Si no sólo decimos oraciones y cantos bonitos, ¡Señor, Señor!,
sino que nuestra oración nos compromete y estimula a lo largo de la jornada. Si
no nos contentamos con escuchar la Palabra, sino que nos esforzamos porque sea
el criterio de nuestro obrar.
Entonces
sí que serán sólidos los cimientos y las murallas y las puertas de la ciudad o
de la casa que edificamos.
Tenemos
un modelo admirable, sobre todo estos días de Adviento, en María, la Madre de Jesús.
Ella fue una mujer de fe, totalmente disponible ante Dios, que edificó su vida
sobre la roca de la Palabra. Que ante el anuncio de la misión que Dios le
encomendaba, respondió con una frase que fue la consigna de toda su vida, y que
debería ser también la nuestra: «hágase en mí según tu Palabra». Es nuestra
maestra en la obediencia a la Palabra.
Miércoles 3 de diciembre de 2014
San Francisco Javier
Primera semana de Adviento
Isaías 25,6-10:
Aquel día, el Señor de los
ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de
manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos
generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el
paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor
Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo
alejará de todo el país. Lo ha dicho el Señor.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Sal 22,1-3a.3b-4.5.6 R/. Habitaré en la casa del Señor por años
sin término
El Señor es mi pastor, nada me
falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Evangelio según san Mateo 15,29-37:
En
aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en
él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y
muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al
ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista
a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús multiplicó panes y peces para que todos
pudieran comer. Y cuando quiso anunciar el Reino de Dios, lo describió más de
una vez como un gran banquete preparado por Dios mismo.
Jesús
ofrece fiesta, no tristeza. Y fiesta es algo más que cumplir con unos preceptos
o resignarse con unos ritos realizados rutinariamente.
En
medio de nuestra historia, llena de noticias preocupantes de cansancio y de
dolor, resuenen estas palabras de ISAIAS invitando a la esperanza, dibujando un
cuadro optimista, que hasta nos puede parecer utópico.
Podemos
y debemos seguir leyendo a los profetas. No se han cumplido todavía sus
anuncios: no reinan todavía ni la paz ni la justicia, ni la alegría ni la libertad.
La obra de Cristo está inaugurada, pero no ha llegado a su maduración, que nos
ha encomendado a nosotros.
La
gracia del Adviento y de la Navidad, con su convocatoria y su opción por la
esperanza, nos viene ofrecida precisamente desde nuestra historia concreta,
desde nuestra vida diaria. Como a la gente que acudía a Jesús y que él siempre
atendía: enfermos, tullidos, ciegos. Gente con un gran cansancio en su cuerpo y
en su alma. ¿Como nosotros? Gente desorientada, con experiencia de fracasos más
que de éxitos. ¿Como nosotros?
Tendríamos
que «descongelar» lo que rezamos y cantamos. Cuando decimos «ven. Señor Jesús».
deberíamos creerlo de veras
El
Adviento no es para los perfectos, sino para los que se saben débiles y
pecadores y acuden a Jesús, el Salvador. Él, como nos aseguran las lecturas de
hoy, compadecido, enjugará lágrimas, dará de comer, anunciará palabras de vida
y de fiesta y acogerá también a los que no están muy preparados ni motivados.
No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.
El
Adviento nos invita a la esperanza ante todo a nosotros mismos. «Aquí está
nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara: celebremos y gocemos con su
salvación». Para que acudamos con humildad a ese Dios que salva y convoca a
fiesta. Nos invita a mirar con ilusión hacia delante, a los cielos nuevos y la
tierra nueva que Cristo está construyendo.
Hoy podemos
pensar: nosotros, los cristianos, con nuestra conducta y nuestras palabras,
¿contribuimos a que otros se sientan invitados a la esperanza? ¿enjugamos
lágrimas, damos de comer, convocamos a fiesta, curamos heridas del cuerpo y del
alma de los que nos rodean? ¿multiplicamos, gracias a nuestra acogida y buena
voluntad, panes y peces, los pocos o muchos dones que tenemos nosotros o que
tienen las personas con las que nos encontramos? Si es así, si mejoramos este
mundo con nuestro granito de arena, seremos signos vivientes de la venida de
Dios a nuestro mundo. San Francisco Javier lo hizo. ¡Qué gran misionero!
Martes 2 diciembre 2014
Primera semana de adviento (ciclo B)
Isaías 11, 1-10
Aquel día, brotará un renuevo
del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el
espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y
valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del
Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Salmo 71,1-2.7-8.12-13.17 R/. Que en sus días florezca la
justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al
rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del robre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del robre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En
aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:
- "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
- "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
PARA
VIVIR ESTA PALABRA
También ahora, en un mundo autosuficiente, orgulloso de los
progresos de la ciencia y la técnica, sólo entran de veras en el espíritu del
Adviento los sencillos de corazón. No se trata de gestos solemnes o de
discursos muy preparados. Sino de abrirse al don de Dios y alegrarse de su
salvación. Y esto no lo hacen los que ya están llenos de sí mismos.
La alegría profunda de la Navidad la vivirán los humildes, los que
saben apreciar el amor que Dios nos tiene. Ellos serán los que llegarán a
conocer en profundidad al Hijo, porque se lo concederá el Padre. No se
contentarán de una alegría exterior y superficial: sabrán reconocer la venida
de Dios a nuestra historia. Mientras que habrá muchos «sabios» para los que
pasará el Adviento y la Navidad y no habrán visto nada, saturados de su propia
riqueza riqueza que no conduce a la salvación. O le seguirán buscando en los
libros o en los hechos milagrosos.
¿Seremos nosotros de esas personas sencillas que saben descubrir
la presencia de Dios y salirle al encuentro? ¿mereceremos la bienaventuranza de
Jesús: «dichosos los ojos que ven lo que véis?». Cristo Jesús quiere seguir
«viniendo» este año, a nuestra vida personal y a la sociedad, para seguir
cumpliendo el programa mesiánico de paz y justicia que está en marcha desde su
venida primera, pero que todavía tiene mucho por recorrer, hasta el final de
los tiempos. Porque la salvación «ya» está entre nosotros, pero a la vez se
puede decir que «todavía no» está del todo.
En el mundo de hoy hay muchas personas que esperan, muchos
corazones que sufren y buscan: ¿cómo notarán que el Salvador ya ha venido, y
que es Cristo Jesús? ¿quién se lo dirá? ¿qué profeta Isaías les abrirá el
corazón a la esperanza verdadera?
También hoy, como en el panorama que dibuja el profeta, el mejor
signo de la venida del Mesías será si se ve más paz, más reconciliación y más
justicia, en el nivel internacional y también en el doméstico, en cada familia,
en cada comunidad religiosa, en la parroquia, en nuestro trato con las demás
personas, aunque sean de diferente carácter y gusto. Así podremos anunciar que
el Salvador ya está en medio de nosotros, que es Adviento y Navidad. Y del
tronco que parecía seco brotará un renuevo, y dará fruto, y nos invitará a la
esperanza.
La esperanza nos hace levantar la mirada y mirar más allá, a lo lejos. No sólo a la Navidad cercana,
sino a la venida gloriosa y definitiva del Señor, cuando su Reino haya madurado
en todo su programa.
Lunes 1 diciembre 2014
Primera semana de adviento (ciclo
B)
Isaías
2,1-5:
Visión de Isaías, hijo de Amos,
acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la
casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia
él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.
Salmo 121,1-2.4-5.6-7.8-9 R/. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me
dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» R/.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» R/.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.
Evangelio según san Mateo 8,5-11:
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se
le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama
paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y m¡ criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y m¡ criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
La primera semana de Adviento nos ofrece lecturas de Isaías,
profeta de la esperanza en medio de una historia atormentada del pueblo de
Israel, ocho siglos antes de Cristo, con la amenaza asiria.
Sus pasajes serán anuncios de esperanza, de salvación, de futuro
más optimista para el resto de Israel, para los demás pueblos, e incluso para
todo el cosmos.
En los evangelios correspondientes se subrayará cada día que Jesús
de Nazaret es el que lleva a cumplimiento esta espera, purificándola, además, y
madurándola hasta los niveles más profundos de la salvación total.
1º. Empezamos con una proclama misionera y universalista. El
profeta, que ve la historia desde los ojos de Dios, anuncia la luz y la
salvación para todos los pueblos.
Jerusalén será como el faro que ilumina a todos los pueblos. Un
faro situado en una montaña alta, para que todos lo vean desde lejos. Dios
quiere enseñar desde aquí sus caminos, y los pueblos se sentirán contentos y
estarán dispuestos a seguir los caminos de Dios, la palabra salvadora que
brotará de Jerusalén.
Tanto judíos como paganos «caminarán a la luz del Señor» y formarán
un solo pueblo.
Otro rasgo positivo: habrá paz cuando suceda esto. De las espadas
se forjarán arados; de las lanzas, podaderas. Son comparaciones que entiende
bien el hombre del campo. Y nadie levantará la espada contra nadie. No habrá
guerra. Y esto lo entendemos todos, con cierta envidia, porque tenemos
experiencia de espadas levantadas, más o menos lejos de nosotros, en guerras
fratricidas.
Luz. Orientación. Paz. Buena perspectiva. Empezamos con anuncios
que alimentan nuestra confianza.
Podemos cantar, con más razón que los mismos judíos, amantes de
Jerusalén, su capital: «qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del
Señor». Si a ellos les produce alegría dirigir su mirada a la ciudad bien
construida, a nosotros esa ciudad nos recuerda la comunidad eclesial y en
definitiva a la Jerusalén del cielo, que encierra ahora todos los valores que
Dios ha querido dar a la humanidad por su Hijo Jesús: paz, justicia, seguridad,
cobijo.
2º. Los
milagros de Jesús son signos de que ya está irrumpiendo el Reino de Dios. La
curación del criado -o del hijo- del centurión por parte de Jesús, es un
ejemplo de unas personas paganas que reciben la luz. Lo que el profeta había
anunciado, lo cumple Jesús.
es la verdadera Luz, el vástago que esperaba el pueblo de
Israel, el Mesías que trae paz y serenidad, la Palabra eficaz y salvadora que
Dios dirige a la humanidad.
El centurión era pagano. No pertenecía al pueblo elegido. Más aún,
era romano y militar: o sea, pertenecía a la nación que dominaba a Israel. Pero
tenía buenas cualidades humanas. Era honrado, consecuente, razonable. Se preocupaba
de la salud de su criado.
En el fondo, ya tenía fe y Dios estaba actuando en él. Su
formación militar y disciplinar, aunque no era exactamente la mejor clave para
interpretar el estilo de Jesús, se demostró que era un buen punto de partida
para la salvación: «Señor, no soy digno», buena expresión de humildad y de
confianza. Jesús le alaba por su actitud y su fe: encontró en él más fe que en
muchos de Israel. Jesús siempre aprovecha las disposiciones que encuentra en
las personas, aunque de momento sean defectuosas. Desde ahí las ayudará a
madurar y llegar a lo que él quiere transmitirles en profundidad.
Este Adviento ha empezado como un tiempo de gracia para todos, los
cercanos y los alejados. Adviento y Navidad son un pregón de confianza. Dios
quiere salvar a todos, sea cual sea su estado anímico, su historia personal o
comunitaria. En medio del desconcierto general de la sociedad, él quiere
orientar a todas las personas de buena voluntad y señalarles los caminos de la
verdadera salvación. El faro es -debe ser- ahora la Iglesia, la comunidad de
Jesús, si en verdad sabe anunciar al mundo la Buena Noticia de su Evangelio.
Hoy también, muchas personas,
aunque nos parezcan alejadas, muestran como el centurión buenos sentimientos.
Tienen buen corazón.
¿Sucederá también este año que esas personas tal vez respondan
mejor a la salvación de Jesús que nosotros? ¿estarán más dispuestas a pedirle
la salvación, porque sienten su necesidad, mientras que nosotros no la sentimos
con la misma urgencia? ¿tendrá que decir otra vez Jesús que ha encontrado más
fe en esas personas de peor fama pero mejores sentimientos que entre los
cristianos «buenos»? ¿Vendrán de Oriente y Occidente -o sea, de ámbitos que
nosotros no esperaríamos, porque estamos un poco encerrados en nuestros
círculos oficialmente buenos- personas que celebrarán mejor la Navidad que
nosotros? ¿O nos creemos ya santos, merecedores de los dones de Dios?
Si en nuestra vida decidimos bajar la espada y no atacar a nadie,
estamos dando testimonio de que los tiempos mesiánicos ya han llegado.
Bienaventurados los que obran la paz. Los que trabajan para que haya más
justicia en este mundo y se vayan corrigiendo las graves situaciones de
injusticia, son los que mejor celebrarán el Adviento. No es que Jesús vaya a
hacer milagros, sino que seremos nosotros, sus seguidores, los que trabajemos
por llevar a cabo su programa de justicia y de paz.
Cuando seamos hoy invitados a la comunión, podemos decir con la
misma humilde confianza del centurión que no somos dignos de que Cristo Jesús
venga a nuestra casa, y le pediremos que él mismo nos prepare para que su
Cuerpo y su Sangre sean en verdad alimento de vida eterna para nosotros, y una
Navidad anticipada.
J.
ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 1
Adviento y Navidad día tras día
Barcelona 1995 . Págs. 16-19
30 noviembre 2014. DOMINGO
1º de ADVIENTO
CICLO B
Lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7
Tú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre de siempre es «Nuestro redentor».
Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos
y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos
y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia!
Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.
jamás oído oyó ni ojo vio
un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica la justicia
y se acuerda de tus caminos.
Estabas airado, y nosotros fracasamos:
aparta nuestras culpas, y seremos salvos.
Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado;
todos nos marchitábamos como follaje,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre
ni se esforzaba por aferrarse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro
y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero:
somos todos obra de tu mano.
tu nombre de siempre es «Nuestro redentor».
Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos
y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos
y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia!
Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.
jamás oído oyó ni ojo vio
un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica la justicia
y se acuerda de tus caminos.
Estabas airado, y nosotros fracasamos:
aparta nuestras culpas, y seremos salvos.
Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado;
todos nos marchitábamos como follaje,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre
ni se esforzaba por aferrarse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro
y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero:
somos todos obra de tu mano.
Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 R. Oh Dios, restáuranos, que
brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios 1, 3-9
Hermanos:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús.
Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
El os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de que acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo,
Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús.
Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
El os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de que acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo,
Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
Evangelio según san Marcos 13, 33-37
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
–«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Una Iglesia
despierta
Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas
por la pronta venida de Jesús. El resucitado no podía tardar.
Vivían tan atraídos por él que querían encontrarse de nuevo cuanto antes. Los
problemas empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se
demoraba.
Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro
mortal. Se podía apagar el primer ardor.
Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la
indiferencia y el olvido. Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar Cristo, nos
encuentre dormidos».
La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los
evangelios la repiten constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid
despiertos». Según Marcos, la orden de Jesús no es solo para los discípulos que
le están escuchando. «Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es
una llamada más. La orden es para todos sus seguidores de todos los tiempos.
Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta
orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se
mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la
mediocridad?
¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No
sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a despertar lo mejor que hay
en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de tantos creyentes
sencillos?
¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama,
interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando,
escribiendo y discutiendo tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y
trasforme un poco más? ¿No nos damos cuenta de que una Iglesia
“dormida” a la que Jesucristo no seduce ni toca el corazón, es una Iglesia sin
futuro, que se irá apagando y envejeciendo por falta de vida?
¿No
sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación con él?
¿Quién como él puede liberar nuestro cristianismo de la inmovilidad, de la
inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad? ¿Quién podrá
contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?
Sábado 29 noviembre 2014
34 semana del tiempo ordinario
Apocalipsis 22,1-7:
El ángel del Señor me mostró a
mí, Juan, el río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de
Dios y del Cordero. A mitad de la calle de la ciudad, a ambos lados del río,
crecía un árbol de la vida; da doce cosechas, una cada mes del año, y las hojas
del árbol sirven de medicina a las naciones. Allí no habrá ya nada maldito. En
la ciudad estarán el trono de Dios y el del Cordero, y sus siervos le prestarán
servicio, lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá
más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios
irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
Me dijo: «Estas palabras son ciertas y verdaderas. El Señor Dios, que inspira a los profetas, ha enviado su ángel para que mostrase a sus siervos lo que tiene que pasar muy pronto. Mira que estoy para llegar. Dichoso quien hace caso del mensaje profético contenido en este libro.»
Me dijo: «Estas palabras son ciertas y verdaderas. El Señor Dios, que inspira a los profetas, ha enviado su ángel para que mostrase a sus siervos lo que tiene que pasar muy pronto. Mira que estoy para llegar. Dichoso quien hace caso del mensaje profético contenido en este libro.»
Salmo 94 R/. ¡Marana tha! Ven, Señor Jesús
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,34-36:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y
los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá
como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos,
pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie
ante el Hijo del hombre.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
"Manteneos
en pie ante el Hijo del Hombre".
Todos necesitamos un despertador, porque tendemos a dormirnos, a
caer en la pereza, bloqueados por las preocupaciones de esta vida, y no tenemos
siempre desplegada la antena hacia los valores del espíritu.
Estar de pie, ante Cristo, es estar en vela y en actitud de
oración, mientras caminamos por este mundo y vamos realizando las mil tareas
que nos encomienda la vida. No importa si la venida gloriosa de Jesús está
próxima o no: para cada uno está siempre próxima, tanto pensando en nuestra
muerte como en su venida diaria a nuestra existencia, en los sacramentos, en la
Eucaristía, en la persona del prójimo, en los pequeños o grandes hechos de la
vida.
Los cristianos tenemos memoria: miramos muchas veces al gran
acontecimiento de hace dos mil años, la vida y la Pascua de Jesús. Tenemos un
compromiso con el presente, porque lo vivimos con intensidad, dispuestos a
llevar a cabo una gran tarea de evangelización y liberación. Pero tenemos
también instinto profético, y miramos al futuro, la venida gloriosa del Señor y
la plenitud de su Reino, que vamos construyendo animados por su Espíritu.
En la Eucaristía se concentran las tres direcciones, como nos dijo
Pablo (1 Co 11,26): "cada vez que coméis este pan y bebéis este vino
(momento privilegiado del "hoy"), proclamáis la muerte del Señor (el
"ayer" de la Pascua) hasta que venga (el "mañana" de la
manifestación del Señor)". Por eso aclamamos en el momento central de la
Misa: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor
Jesús".
Os anuncio una
buena noticia: el Adviento va a comenzar.
Alzad la vista,
restregaos los ojos, despertad, otead el horizonte, porque Dios viene.
Daos cuenta del momento.
Avivad el oído para escuchar los susurros, los gritos, el anuncio de la Vida
que va nacer.
En el seno de María,
crece el germen de un mundo nuevo: el Hijo del Dios encarnado, el Emmanuel, el
Dios-con nosotros.
Con el Adviento, amanece
la esperanza en el horizonte, en el corazón de todo creyente; porque de los
cielos llueve el rocío de la justicia, de la paz y del amor: Dios se ha
encarnado en una doncella, hija de Israel, a la que todas las generaciones
llamarán “Bienaventurada” porque ha creído en el anuncio del ángel.
Al fondo, se percibe ya
la Navidad: una Navidad gozosa, íntima, fraterna, serenada, pacífica y
solidaria.
Para algunos también
será una Navidad superficial, triste, desgarrada, incluso violenta, pero
siempre “esposada”, unida a la esperanza. La esperanza, esa “niña” que habita
en lo más profundo del ser humano, es la que nos mantiene firmes ante la espera
de que un mundo mejor es posible.
El Adviento, es llama de
esperanza, llama ardiente que atraviesa el espesor de los tiempos y de las
tinieblas. Llama que alumbra el camino del peregrino vacilante, perdido en la
encrucijada de los caminos y del tiempo.
Adviento, un camino
solidario que da la mano al extraviado y al cansado; abraza al solitario y
abandonado; consuela al triste, visita al enfermo, al extranjero y al
encarcelado; da pan al hambriento y agua al sediento.
Adviento se “esposa”, se
une con la Humanidad sedienta de verdad, de justicia, de paz y fraternidad.
Adviento, contenido de
gozosa y buena nueva: ¡María está en cinta! una gestación de ternura y
esperanza le acompaña. ¡Dios visita a su pueblo! Dios se hace uno de nosotros,
para hacernos semejantes a Él. Estad alegres, os lo suplico, estad alegres, el
Señor viene y planta su tienda entre nosotros dándonos el poder de ser hijos de
Dios.
Isaías grita lleno de
esperanza: “Caminemos a la luz del Señor. Preparad los caminos del Señor, para
que todo el mundo contemple la salvación de Dios” (Is. 40, 3).
Con la esperanza de
todos los pobres de Yahvé y los pobres de todos los tiempos, pronuncia María su
Fiat: “Hágase en mí según tu palabra” Lc 1,38). Y el Verbo se encarnó y habitó
entre nosotros, colmando todo anhelo de libertad y salvación.
Alegraos, saltad de
júbilo, poneos vuestro traje de fiesta, perfumaos con perfumes exquisitos de
buenas obras, para recibir a vuestro Dios que viene.
Avivad la alegría, el
júbilo y la fiesta. ¡Preparad el camino! Ya llega nuestro Salvador, nuestro
Dios. “Él está a la puerta y llama, si le abres, él se sentará a la mesa y
cenara contigo” (Ap. 3,20).
¡Ora, contempla, acoger
la Vida! Y con ella, celebrar la Navidad, la fraternidad solidaría. ¡Entonces,
será Navidad!
Viernes 28 noviembre 2014
34 semana del tiempo
ordinario
Apocalipsis 20,1-4.11-15:
Luego vi a un Angel que bajaba
del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y una gran cadena. Dominó al
Dragón, la Serpiente antigua –que es el Diablo y Satanás– y lo encadenó por mil
años. Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no
seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después tiene que
ser soltado por poco tiempo. Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se
les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los que fueron decapitados
por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron
a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano;
revivieron y reinaron con Cristo mil años. Luego vi un gran trono blanco, y al
que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin
dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono;
fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida;
y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus
obras. Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades
devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.
La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego –este lago de fuego es
la muerte segunda– y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
arrojado al lago de fuego.
Salmo 83 R/. Ésta es la morada de Dios con los hombres
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R/.
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,29-33:
En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos:
«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta
verlos para saber que la el verano está cerca. Pues cuando veáis que suceden
estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que
pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis
palabras no pasarán.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús toma una comparación de la vida
del campo para que sus oyentes entiendan la dinámica de los tiempos futuros:
cuando la higuera empieza a echar brotes, sabemos que el verano está
cerca.
Así, los que estén atentos comprenderán
a su tiempo "que está cerca el Reino de Dios", porque sabrán
interpretar los señales presentes en el tiempo que remiten a un más allá, a una presencia del Dios-Amor invisible ya aquí entre nosotros.
Jesús inauguró ya hace más de dos mil años
el Reino de Dios. Pero todavía está madurando, y no ha alcanzado su plenitud.
Eso nos lo ha encomendado a nosotros, a
su Iglesia, animada en todo momento por el Espíritu. Como el árbol tiene savia
interior, y recibe de la tierra su alimento, y produce a su tiempo brotes y
luego hojas y flores y frutos, así la historia que Cristo inició.
No hace falta que pensemos en la
inminencia del fin del mundo. Estamos continuamente creciendo, caminando hacia
delante. Cayó Jerusalén. Luego cayó Roma. Más tarde otros muchos imperios e
ideologías. Pero la comunidad de Jesús, generación tras generación, estamos
intentando transmitir al mundo sus valores, evangelizarlo, para que el árbol dé
frutos y la salvación alcance a todos.
Permanezcamos vigilantes. En el
Adviento, que empezamos mañana por la tarde, en vísperas del primer domingo, se
nos exhortará a que estemos atentos a la venida del Señor a nuestra historia.
Porque cada momento de nuestra vida es un "kairós", un tiempo de oportunidad y gracia, de encuentro con el Dios-Amor que nos salva.
Jueves 27 noviembre 2014
34 semana del tiempo
ordinario
del libro del Apocalipsis 18,1-2.21-23;19,1-3.9a:
Yo, Juan, vi un ángel que
bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la
tierra.
Gritó a pleno pulmón: «¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante.»
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: «Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones.»
Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: «Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.»
Y repitieron: «Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.»
Luego me dice: «Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero."»
Gritó a pleno pulmón: «¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante.»
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: «Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones.»
Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: «Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.»
Y repitieron: «Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.»
Luego me dice: «Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero."»
Sal 99,2.3.4.5 R/. Dichosos los invitados al banquete de bodas
del Cordero
Aclama al Señor, tierra
entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,20-28:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está
cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra;
los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no
entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo
que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén
será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de
las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres
quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima
al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre
venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto,
levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Es la tercera vez que Jesús anuncia, con pena, la destrucción de
Jerusalén: "serán días de venganza... habrá angustia tremenda, caerán a
filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones: Jerusalén será
pisoteada por los gentiles".
También aquí Lucas mezcla dos planos: éste de la caída de
Jerusalén -que probablemente ya había sucedido cuando él escribe- y la del
final del mundo, la segunda venida de Cristo, precedida de signos en el sol y
las estrellas y el estruendo del mar y el miedo y la ansiedad "ante lo que
se le viene encima al mundo".
Pero la perspectiva es optimista: "entonces verán al Hijo del
Hombre venir con gran poder y gloria". El anuncio no quiere entristecer,
sino animar: "cuando suceda todo esto, levantaos, alzad la cabeza: se
acerca vuestra liberación".
Las imágenes se suceden una tras otra para describirnos la
seriedad de los tiempos futuros: la mujer encinta, la angustia ante los fenómenos
cósmicos, la muerte a manos de los invasores, la ciudad pisoteada. Esta clase
de lenguaje apocalíptico no nos da muchas claves para saber adivinar la
correspondencia de cada detalle.
Pero por encima de todo, está claro que también nosotros somos invitados
a tener confianza en la victoria de Cristo Jesús: el Hijo del Hombre viene con
poder y gloria. Viene a salvar. Debemos "alzar la cabeza y
levantarnos", porque "se acerca nuestra liberación".
Sea en el momento de nuestra muerte, que no es final, sino
comienzo de una nueva manera de existir, mucho más plena. Sea en el momento del
final de la historia, venga cuando venga (mil años son como un día a los ojos
de Dios). Entonces la venida de Cristo no será en humildad y pobreza, como en
Belén, sino en gloria y majestad.
Levantaos, alzad la cabeza. Nuestra espera es dinámica, activa,
comprometida.
Tenemos mucho que trabajar para bien de la humanidad, llevando a
cabo la misión que iniciara Cristo y que luego nos encomendó a nosotros. Pero
nos viene bien pensar que la meta es la vida, la victoria final, junto al Hijo
del Hombre: él ya atravesó en su Pascua la frontera de la muerte e inauguró
para sí y para nosotros la nueva existencia, los cielos nuevos y la tierra
nueva.
Miércoles 26 de noviembre de 2014
Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario
Martes 25 de noviembre de 2014
Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario
Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario
del libro del Apocalipsis 15,1-4:
Yo, Juan, vi en el cielo otra
señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las
últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios. Vi una especie de mar de
vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a
la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano
las arpas que Dios les había dado.
Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.»
Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.»
Salmo 97,1.2-3ab.7-8.9 R/. Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente
Cantad al Señor un cántico
nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,12-19:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a
la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así
tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra
defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente
ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes,
y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos
os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con
vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús avisa a los suyos de que van a ser perseguidos, que serán
llevados a los tribunales y a la cárcel. Y que así tendrán ocasión de dar
testimonio de él.
Jesús no nos ha engañado: nunca prometió que en esta vida seremos
aplaudidos y que nos resultará fácil el camino. Lo que sí nos asegura es que
salvaremos la vida por la fidelidad, y que él dará testimonio ante el Padre de
los que hayan dado testimonio de él ante los hombres.
Cuando Lucas escribía su evangelio, la comunidad cristiana ya
tenía mucha experiencia de persecuciones y cárceles y martirios, por parte de
los enemigos de fuera, y de dificultades, divisiones y traiciones desde dentro.
A lo largo de dos mil años, la Iglesia ha seguido teniendo esta
misma experiencia: los cristianos han sido calumniados, odiados, perseguidos,
llevados a la muerte. ¡Cuántos mártires, de todos los tiempos, también del nuestro,
nos estimulan con su admirable ejemplo! Y no sólo mártires de sangre, sino
también los mártires callados de la vida diaria, que están cumpliendo el
evangelio de Jesús y viven según sus criterios con admirable energía y
constancia.
Jesús nos lo ha anunciado, en el momento en que él mismo estaba a
punto de entregarse en la cruz, no para asustarnos, sino para darnos confianza,
para animarnos a ser fuertes en la lucha de cada día: "con vuestra
perseverancia salvaréis vuestras almas".
El amor, la amistad y la fortaleza -y nuestra fe- no se muestran
tanto cuando todo va bien, sino cuando se ponen a prueba.
Martes 25 de noviembre de 2014
Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario
día de mamá Margarita madre de don Bosco
del libro del Apocalipsis 14,14-19:
Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba
sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de
oro y en la mano una hoz afilada. Del santuario salió otro ángel y gritó fuerte
al que estaba sentado en la nube: «Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de
la siega, pues la mies de la tierra está más que madura.» Y el que estaba
sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó. Otro ángel salió
del santuario celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió
otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz
afilada: «Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra,
porque las uvas están en sazón.» El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió
la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor de Dios.
Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que
subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.
Salno 95,10.11-12.13 R/. El Señor llega a regir la tierra
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11:
En
aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la
piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en
que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
En tiempos de Jesús, el Templo era recién edificado; incluso no terminado del todo. Se comenzó su construcción diecinueve años antes de Jesucristo: era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Sus mármoles, su oro, sus tapices, sus artesonados esculpidos, eran la admiración de los peregrinos. Se decía: "¡Quien no ha visto el santuario, ése no ha visto una ciudad verdaderamente hermosa!"
Jesús les dijo: "Eso que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra. Todo será destruido". Símbolo de la fragilidad, de la caducidad de las más hermosas obras humanas.
Los más bellos edificios del hombre se construyen sobre las ruinas de otros edificios destruidos. En ese mismo lugar ya habían estado en otro tiempo otras dos maravillas: el Templo construido por Salomón, hacia el año 1.000 antes de Jesucristo, y destruido por Nabuconosor en 586... luego el Templo construido por Zorobabel, cuya primera piedra había sido colocada en 516... El Templo contemporáneo de Jesús, será destruido unos años más tarde por Tito, en 70 d. de J.C... para ser reemplazado en 687 por la Mezquita de Omar, que continúa en el mismo sitio.
Nos hace humildes el ver qué caducas son las instituciones humanas en las que tendemos a depositar nuestra confianza, con los sucesivos desengaños y disgustos. Los judíos estaban orgullosos -y con razón- de la belleza de su capital y de su templo, el construido por el rey Herodes. Pero estaba próximo su fin.
Esta semana, y durante el Adviento, escuchamos repetidamente la invitación a mantenernos vigilantes. Que es la verdadera sabiduría. Cada día es volver a empezar la historia. Cada día es tiempo de salvación, si estamos atentos a la cercanía y a la venida de Dios a nuestras vidas.
Lunes 24 de noviembre de 2014
Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario
del libro del Apocalipsis 14,1-3.4b-5:
Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre
el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la
frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Oí también un sonido que
bajaba del cielo, parecido al estruendo del océano, y como el estampido de un
trueno poderoso; era el son de arpistas que tañían sus arpas delante del trono,
delante de los cuatro seres vivientes y los ancianos, cantando un cántico
nuevo. Nadie podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro
mil, los adquiridos en la tierra. Éstos son los que siguen al Cordero
adondequiera que vaya; los adquirieron como primicias de la humanidad para Dios
y el Cordero. En sus labios no hubo mentira, no tienen falta.
Salmo 23 R/. Este es el
grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Evangelio según san Lucas 21,1-4:
En
aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en
el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y
dijo: «Sabed que esa pobre viuda ha
echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les
sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha
echado todo lo que tenía para vivir.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Estamos en la última
semana del año litúrgico. Juan, en el Apocalipsis, para volver a dar ánimo y
esperanza a los perseguidos, les "hace ver" a través de símbolos
expresivos el término de la historia, el objetivo final... No nos paremos en
esos símbolos, tratemos más bien de contemplar, también nosotros, "aquello
hacia lo cual nos encaminamos"... y que esto ilumine el HOY de nuestras
pruebas terrestres, pasajeras.
Quiero contemplar el proyecto de Dios cumplido: Innumerables
hombres y mujeres introducidos por «su Hijo» en su propia familia, en sus
relaciones... un Dios Padre, cuya paternidad es infinita, y que ha dado su vida
y su nombre a múltiples hijos... una humanidad «hija de Dios», amada de Dios...
unos hombres que llevan «marcada la frente» por Dios, de una dignidad
infinita...
Quiero levantar «esa» frente donde tu Nombre está inscrito: es mi
mayor dignidad, en mi pobreza y mis limitaciones. Quiero también trabajar en el
mundo que me rodea por el respeto y la dignidad de cada uno de mis hermanos y hermanas.
Contemplando la enseñanza de Jesús sobre la ofrenda de la viuda,
aprendemos una vez más que la mirada de Dios, es diferente es de nuestra mirada
habitual. Dios ve de un modo distinto. Los ricos parecen poderosos, y hacen
ofrendas aparentemente mayores. Pero, para Jesús, la pobre mujer ha dado «más».
¡Cuánta necesidad tenemos de cambiar nuestro modo de «ver», para ir adoptando,
cada vez más, la manera de ver de Dios!
Abre mis ojos, Señor, que sepa «mirar» mejor y en profundidad.
DOMINGO 23 de noviembre de 2014
JESUCRISTO REY
de la
profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17
Así dice el Señor Dios:
«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.
Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan,
así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron
un día de oscuridad y nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear
-oráculo del Señor Dios-.
Buscaré las ovejas perdidas,
recogeré a las descarriadas;
vendaré a las heridas;
curaré a las enfermas:
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.
Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.”
«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.
Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan,
así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron
un día de oscuridad y nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear
-oráculo del Señor Dios-.
Buscaré las ovejas perdidas,
recogeré a las descarriadas;
vendaré a las heridas;
curaré a las enfermas:
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.
Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.”
Salmo 22, 1-2a. 2b-3. 5- 6 R. El
Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R.
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.
en verdes praderas me hace recostar. R.
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28
Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.
Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo habla sometido todo.
Y así Dios lo será todo para todos.
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.
Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo habla sometido todo.
Y así Dios lo será todo para todos.
Evangelio
según san Mateo 25, 31-26,16
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos le contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá:
"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda:
"Apartaos de mí, malditos, id al fue o eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces también éstos contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Y él replicará:
"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
- «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos le contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá:
"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda:
"Apartaos de mí, malditos, id al fue o eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces también éstos contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Y él replicará:
"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
"UN JUICIO EXTRAÑO”
Las fuentes
no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de
ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se
identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que
puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro
Padre es compasivo».
¿Cómo nos va
a extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente la compasión como el
criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación
con él? ¿Cómo nos va a extrañar que se presente identificado con todos los
pobres y desgraciados de la historia?
Según el
relato de Mateo, comparecen ante el Hijo del Hombre, es decir, ante Jesús, el
compasivo, «todas las naciones». No se hacen diferencias entre «pueblo
elegido» y «pueblo pagano». Nada se dice de las diferentes religiones y cultos.
Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿Qué hemos hecho con todos
los que han vivido sufriendo?
El
evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un juicio. Lo
que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro
presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos maneras de
reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos, o nos
desentendemos y los abandonamos.
El que habla
es un Juez que está identificado con todos los pobres y necesitados: «Cada vez que ayudasteis a uno
de estos mis pequeños hermanos, lo hicisteis conmigo». Quienes se han acercado a ayudar a un
necesitado, se han acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Venid, benditos de mi Padre».
Luego se
dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada
vez que no ayudasteis a uno de estos pequeños, lo dejasteis de hacer conmigo». Quienes se han apartado de los que
sufren, se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora les diga:«Apartaos
de mí». Seguid vuestro
camino…
Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún juicio.
Ahora nos estamos acercando o alejando de los que sufren. Ahora nos estamos
acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos decidiendo nuestra vida.” (Jose A. Pagola)
sábado 22 de noviembre de 2014
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
del libro del Apocalipsis 11,4-12:
Me fue dicho a mí, Juan: «Éstos son mis dos testigos, los dos
olivos y los dos candelabros que están en la presencia del Señor de la tierra.
Si alguno quiere hacerles daño, echarán fuego por la boca y devorarán a sus
enemigos; así, el que intente hacerles daño morirá sin remedio. Tienen poder
para cerrar el cielo, de modo que no llueva mientras dura su profecía; tienen
también poder para transformar el agua en sangre y herir la tierra a voluntad
con plagas de toda especie. Pero, cuando terminen su testimonio, la bestia que
sube del abismo les hará la guerra, los derrotará y los matará. Sus cadáveres
yacerán en la calle de la gran ciudad, simbólicamente llamada Sodoma y Egipto,
donde también su Señor fue crucificado. Durante tres días y medio, gente de
todo pueblo y raza, de toda lengua y nación, contemplarán sus cadáveres, y no
permitirán que les den sepultura. Todos los habitantes de la tierra se
felicitarán por su muerte, harán fiesta y se cambiarán regalos; porque estos
dos profetas eran un tormento para los habitantes de la tierra.»
Al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron de pie, en medio del terror de todos los que lo veían. Oyeron entonces una voz fuerte que les decía desde el cielo: «Subid aquí.» Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.
Al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron de pie, en medio del terror de todos los que lo veían. Oyeron entonces una voz fuerte que les decía desde el cielo: «Subid aquí.» Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.
Salmo 143 R/. Bendito el Señor, mi Roca
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.
Evangelio
según san Lucas 20,27-40:
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan
la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno
se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé
descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó
y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los
siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la
resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado
casados con ella.» Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se
casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección
de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles;
son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los
muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al
Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de
muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»Intervinieron unos
escribas: «Bien dicho, Maestro.» Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre quiénes son los
"dos testigos", "los dos olivos", "las dos
lámparas", a quienes se refiere el Apocalipsis en el enigmático pasaje de
hoy. En la profecía de Zacarías (Za 4) se hablaba de dos olivos y dos ungidos,
y parece que entonces se refería a dos personajes de la época: Josué y
Zorobabel. Aquí no podemos saber a quién está aludiendo: ¿a Moisés y Elías,
como en la escena de la transfiguración? ¿a Pedro y Pablo, sacrificados en Roma
por Nerón pero luego glorificados en el recuerdo y el culto de la comunidad?
Lo importante es que la Bestia les declara la guerra. Las fuerzas
del mal -en concreto, el emperador romano Domiciano- declaran guerra total e
intentan destruir la comunidad de Cristo. El simbolismo sigue con los números,
porque la muerte de los dos testigos, y por tanto el triunfo de los malvados,
dura "tres días y medio", o sea, la mitad de siete, lo que equivale a
decir un número imperfecto, no definitivo. Al cabo de esos días resurgen y
triunfan delante de todos, animados de nuevo por la vida de Dios.
La lucha entre el bien y el mal sigue, aunque no sea con esas características tan espectaculares como a finales del siglo I.
La lucha entre el bien y el mal sigue, aunque no sea con esas características tan espectaculares como a finales del siglo I.
A veces parece que prevalece el mal, pero es por poco tiempo. Van
pasando los enemigos de Cristo y él sigue. Se suceden los imperios y las
ideologías hostiles, pero la comunidad del Resucitado sigue viva, animada por
su Espíritu. La Iglesia lleva dos mil años luchando contra el mal externo y el
interno, sufriendo, muriendo y resucitando, como Jesús,
soportando con frecuencia -también ahora en algunos lugares- persecuciones crueles y organizadas.
Nosotros, en nuestra vida personal, experimentamos esa misma
historia dinámica, hecha de cruz y de vida, de fracasos y éxitos, es el misterio pascual. Jesús siempre es una mano tendida para llenarnos de su fuerza vital. Esa mano tendida son su Palabra, sus Sacramentos, su
Iglesia, su Gracia, su Espíritu, su Presencia en el pobre y los pequeños.
Nunca podemos dar por perdida la lucha por una causa justa. El mal se vence a fuerza de bien, aunque la victoria tarde en llegar
La mejor fuerza y las mejores armas las tenemos en la Eucaristía que recibimos, en la que comulgamos con "el que quita el pecado del mundo". Ahí está "el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo".
Nunca podemos dar por perdida la lucha por una causa justa. El mal se vence a fuerza de bien, aunque la victoria tarde en llegar
La mejor fuerza y las mejores armas las tenemos en la Eucaristía que recibimos, en la que comulgamos con "el que quita el pecado del mundo". Ahí está "el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo".
Viernes 21 de noviembre de 2014
Presentación
de la Santísima Virgen
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
del libro del Apocalipsis 10,8-11:
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes se
puso a hablarme de nuevo, diciendo: «Ve a coger el librito abierto de la mano
del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra.» Me acerqué al ángel y le
dije: «Dame el librito.» Él me contestó: «Cógelo y cómetelo; al paladar será
dulce como la miel, pero en el estómago sentirás ardor.» Cogí el librito de
mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como la miel, pero, cuando
me lo tragué, sentí ardor en el estómago. Entonces me dijeron: «Tienes que
profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.»
Salmo 118 R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa!
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R/.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R/.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R/.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.
más que todas las riquezas. R/.
Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R/.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R/.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R/.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.
Evangelio según san Lucas 19,45-48:
En
aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero
vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos."»
Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Juan imagina su investidura como las de Ezequiel (Ez 2, 8-3, 3) y de Jeremías (Jer 1, 10).
El libro que le es entregado contiene las profecías del Antiguo Testamento y recibe como misión el revelar su sentido a la luz del Nuevo. En efecto, la segunda parte del Apocalipsis puede ser considerada como la explicación del contenido profético de este libro.
El hecho de que Juan tenga que digerir el pequeño libro de las profecías del Antiguo Testamento para comprender la significación del tiempo presente revela que él alimenta sus visiones sobre la realidad misteriosa de los acontecimientos de la fe en Dios único, guía de la Historia. Dios es el autor de la Historia y Él la marca reflejando en ella su unicidad. Lo cual no significa que haya introducido en ella una especie de fatalidad semejante a aquella con la que carga la naturaleza. La Historia es el producto del encuentro de dos libertades: la de Dios y la del hombre, pero Dios tiene unas perspectivas acerca de este encuentro, sobre todo desde que Jesucristo pronunció el "sí" de esta alianza. Los acontecimientos tampoco podrán poner en tela de juicio la victoria adquirida por el Señor sobre el mal y sobre la muerte. Juan se encuentra lleno de amargura después de haber tragado el libro, pero el sabor es por fin un sabor de dulzura y de paz (Ap 21-22). A este respecto, las Escrituras consuelan, efectivamente, no porque ellas descubrieran de antemano la evolución de los acontecimientos previstos por Dios, sino porque ayudan a revelar el sentido profundo de la presencia de Dios en los acontecimientos que viven los hombres.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUÍA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969.Pág 267
NUEVA GUÍA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969.Pág 267
Lucas 19,45-48
a) Jesús ya está en Jerusalén. Ayer lloró sobre su ciudad, triste por la ruina que se le avecina. Hoy realiza un gesto profético valiente: "se puso a echar a los vendedores", diciéndoles: "vosotros habéis convertido mi casa en una cueva de bandidos". Lucas no habla, como hace Juan, del látigo que esgrimió Jesús en este momento.
Y así Jesús, con una libertad que hacia el final de su vida se acentúa y se hace más atrevida, sigue enseñando en el Templo, suscitando, naturalmente, la ira de sus enemigos, "que intentaban quitarlo de en medio".
b) Isaías (Is 56,7) había dicho que el Templo tenía que ser "casa de oración para todos los pueblos". Jeremías (Jr 7,11) se quejaba de que, por el contrario, algunos lo convertían en cueva de ladrones.
Jesús une las dos citas en la misma queja. Probablemente el clima de feria de negocios que reinaba en los atrios del Templo, con la venta de animales para los sacrificios y el cambio de monedas para los que venían del extranjero, es lo que él desautorizó, aunque todo ello se hiciera con el consentimiento de las autoridades.
¿Necesita la Iglesia de hoy purificarse de alguna adherencia similar? Ciertamente es legítima la aportación económica de los fieles para el culto y para la ayuda de los pobres.
Recordemos la alabanza de Jesús a aquella pobre viuda que echaba lo que tenía en el cepillo del Templo. Pero ¿no sería necesario alejar de nuestros lugares de culto todo "ruido de dinero", toda apariencia de negocio dudoso? ¿tendría que defender Jesús nuestros templos para que sean en verdad casas de oración, abiertas a todos, y lugar donde él sigue enseñando con la fuerza salvadora de su Palabra?
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 306-309
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 306-309
Jueves 20 de noviembre de 2014
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
del libro
del Apocalipsis 5,1-10:
Yo, Juan, a la derecha del que estaba sentado en el trono vi un
rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un
ángel poderoso, gritando a grandes voces: «¿Quién es digno de abrir el rollo y
soltar sus sellos?»
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido.
Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos.»
Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo hablan degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos –son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra–. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; teman cítaras y copas de oro llenas de perfume –son las oraciones de los santos–.
Y entonaron un cántico nuevo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido.
Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos.»
Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo hablan degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos –son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra–. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; teman cítaras y copas de oro llenas de perfume –son las oraciones de los santos–.
Y entonaron un cántico nuevo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»
Salmo 149
R/. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
Evangelio
según san Lucas 19,41-44:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad,
le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a
la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos
te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con
tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el
momento de mi venida.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jerusalén ha conocido la visita salvífica de Dios en Jesús de
Nazaret, el Hijo de María. Pero la ha rechazado. Jesús llora por su ciudad. Son
lágrimas de compasión. Y lágrimas de impotencia. Ha hecho todo lo posible por
la paz de la ciudad, para que este pueblo haga honor a su nombre “Jerusalén:
ciudad de la Paz”. A nuestros oídos tiene que resonar algo así como: Villa Paz,
Villa Paz … si comprendieras lo que
conduce a la Paz!
El poder, la potencia creadora, inefable y bondadosa de Dios se ha hecho amor y debilidad en Jesús.
Pero ese poder, esa fuerza compasiva, misericordiosa y tierna, ha chocado
contra la dureza del corazón humano.
Dios prefiere "llorar de impotencia en Jesús antes que privar
al hombre de su libertad" (Stöger). Este llanto es todavía una llamada a
nuestros corazones, al tuyo y al mío, a la conversión. Aceptar a Jesús es el
camino para la Paz. Rechazarlo es andar sin rumbo, a merced de la ruina. Sólo
en él está la salvación (cf. Hch 4. 12).
Miércoles 18 de noviembre de 2014
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
Apocalipsis 4, 1-11
Yo, Juan, en la visión vi en el cielo una puerta abierta; la voz
con timbre de trompeta que oí al principio me estaba diciendo: «Sube aquí, y te
mostraré lo que tiene que suceder después.» Al momento cal en éxtasis. En el
cielo había un trono y uno sentado en el trono. El que estaba sentado en el
trono brillaba como jaspe y granate, y alrededor del trono había un halo que
brillaba como una esmeralda. En círculo alrededor del trono había otros
veinticuatro tronos, y sentados en ellos veinticuatro ancianos con ropajes
blancos y coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos y retumbar
de truenos; ante el trono ardían siete lámparas, los siete espíritus de Dios, y
delante se extendía una especie de mar transparente, parecido al cristal. En el
centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por
delante y por detrás: El primero se parecía a un león, el segundo a un novillo,
el tercero tenía cara de hombre y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los
cuatro seres vivientes, cada uno con seis alas, estaban cubiertos de ojos por
fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa: «Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo: el que era y es y
viene. » Y cada vez que los cuatro seres vivientes dan gloria y honor y
acción de gracias al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de
los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el
trono, adorando al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas
ante el trono, diciendo:
«Eres digno, Señor, Dios
nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el
universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.»
Yo, Juan, en la visión vi en el cielo una puerta abierta; la voz
con timbre de trompeta que oí al principio me estaba diciendo: «Sube aquí, y te
mostraré lo que tiene que suceder después.» Al momento cal en éxtasis. En el
cielo había un trono y uno sentado en el trono. El que estaba sentado en el
trono brillaba como jaspe y granate, y alrededor del trono había un halo que
brillaba como una esmeralda. En círculo alrededor del trono había otros
veinticuatro tronos, y sentados en ellos veinticuatro ancianos con ropajes
blancos y coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos y retumbar
de truenos; ante el trono ardían siete lámparas, los siete espíritus de Dios, y
delante se extendía una especie de mar transparente, parecido al cristal. En el
centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por
delante y por detrás: El primero se parecía a un león, el segundo a un novillo,
el tercero tenía cara de hombre y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los
cuatro seres vivientes, cada uno con seis alas, estaban cubiertos de ojos por
fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa: «Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo: el que era y es y
viene. » Y cada vez que los cuatro seres vivientes dan gloria y honor y
acción de gracias al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de
los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el
trono, adorando al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas
ante el trono, diciendo:
«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.»
«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.»
Salmo 150, 1-2. 3-4.
5 R. Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo.
Alabad
al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte
firmamento.
Alabadlo por sus obras
magníficas,
alabadlo por su inmensa
grandeza.R.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y
cítaras,
alabadlo con tambores y
danzas,
alabadlo con trompas y
flautas. R.
Alabadlo con platillos
sonoros,
alabadlo con platillos
vibrantes.
Todo ser que alienta alabe
al Señor. R.
Alabad
al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.R.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R.
Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R.
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.R.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R.
Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R.
Evangelio según san Lucas
19, 11-28:
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que
estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar
de un momento a otro. Dijo, pues: -«Un hombre noble se marchó a un país lejano
para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados
suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras
vuelvo.” Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada
para informar: “No queremos que él sea nuestro rey.” Cuando volvió con el
título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para
enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu onza ha producido diez.” Él le contestó: “Muy bien, eres un empleado
cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez
ciudades.” El segundo llegó y dijo: “Tu onza, señor, ha producido cinco.” A ése
le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades.” El otro llegó y
dijo: “Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía
miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo
que no siembras.” Él le contestó: “Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no
siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo
habría cobrado con los intereses.” Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a
éste la onza y dádsela al que tiene diez.” Le replicaron: “Señor, si ya tiene
diez onzas.” “Os digo: ‘Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene.’ Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey,
traedlos acá y degolladlos en mi presencia.”» Dicho esto, echó a andar delante
de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que
estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar
de un momento a otro. Dijo, pues: -«Un hombre noble se marchó a un país lejano
para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados
suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras
vuelvo.” Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada
para informar: “No queremos que él sea nuestro rey.” Cuando volvió con el
título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para
enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu onza ha producido diez.” Él le contestó: “Muy bien, eres un empleado
cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez
ciudades.” El segundo llegó y dijo: “Tu onza, señor, ha producido cinco.” A ése
le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades.” El otro llegó y
dijo: “Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía
miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo
que no siembras.” Él le contestó: “Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no
siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo
habría cobrado con los intereses.” Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a
éste la onza y dádsela al que tiene diez.” Le replicaron: “Señor, si ya tiene
diez onzas.” “Os digo: ‘Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene.’ Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey,
traedlos acá y degolladlos en mi presencia.”» Dicho esto, echó a andar delante
de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A quien tiene la alegría del Evangelio, a quien tiene la perla
preciosa, el tesoro, se le concederá el discernimiento de todos los otros
valores, de los valores de las otras religiones, de los valores humanos
existentes fuera del cristianismo; se le dará la capacidad de dialogar sin
timidez, sin tristeza, sin reticencias, incluso con alegría, precisamente
porque conocerá el valor de todas las demás cosas. Al que tiene la alegría del
Evangelio se le dará la intuición del sentido de la verdad que puede haber en
otras religiones.
Por el contrario, al que no tenga se le quitará aun lo poco que
tenga. Al que posee poca alegría del Evangelio se le irá de las manos la
capacidad de diálogo y se obstinará en la defensa a ultranza de lo poco que
posee, se cerrará dentro de sí mismo, entrará en liza con los demás por temor a
perder lo poco que tiene. Este es nuestro drama, el drama de nuestra sociedad.
La poca alegría del Evangelio es causa de mezquindad y de tristeza en todos los
terrenos de la vida eclesiástica y social, produce corazones encogidos y es
causa de absurdas discusiones sobre auténticas nimiedades.
CARLO M. MARTINI
LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
Meditaciones para los jóvenes
Sal Terrae. Santander 1989.Pág. 44
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A quien tiene la alegría del Evangelio, a quien tiene la perla
preciosa, el tesoro, se le concederá el discernimiento de todos los otros
valores, de los valores de las otras religiones, de los valores humanos
existentes fuera del cristianismo; se le dará la capacidad de dialogar sin
timidez, sin tristeza, sin reticencias, incluso con alegría, precisamente
porque conocerá el valor de todas las demás cosas. Al que tiene la alegría del
Evangelio se le dará la intuición del sentido de la verdad que puede haber en
otras religiones.
Por el contrario, al que no tenga se le quitará aun lo poco que
tenga. Al que posee poca alegría del Evangelio se le irá de las manos la
capacidad de diálogo y se obstinará en la defensa a ultranza de lo poco que
posee, se cerrará dentro de sí mismo, entrará en liza con los demás por temor a
perder lo poco que tiene. Este es nuestro drama, el drama de nuestra sociedad.
La poca alegría del Evangelio es causa de mezquindad y de tristeza en todos los
terrenos de la vida eclesiástica y social, produce corazones encogidos y es
causa de absurdas discusiones sobre auténticas nimiedades.
CARLO M. MARTINI
LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
Meditaciones para los jóvenes
Sal Terrae. Santander 1989.Pág. 44
LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
Meditaciones para los jóvenes
Sal Terrae. Santander 1989.Pág. 44
Martes 17 de noviembre de 2014
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
Apocalipsis 3,1-6.14-22:
Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de
Sardes escribe así: "Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y
las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero
estás muerto. Ponte en vela, reanima
lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras
perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y
oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora
vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa;
ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. El que salga vencedor
se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues
ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga
lo que dice el Espíritu a las Iglesias." Al ángel de la Iglesia de
Laodicea escribe así: "Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el
principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni
caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a
escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me falta'.
Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te
aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un
vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y
colirio para untártelo en los ojos y ver. A los que yo amo los reprendo y los
corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien
oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en
mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi
Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las
Iglesias."»
Salmo 14 R/. Al que salga
vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio según san Lucas 19,1-10:
En
aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado
Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero
la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se
subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en
seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban,
diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes,
Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré
cuatro veces más.»
Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo
de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que
estaba perdido.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
De las cartas a las siete Iglesias del Asia -todas en la actual
Turquía-, leemos tres en la selección que hace el Leccionario de la misa: ayer,
la dirigida a los Efesios, y hoy otras dos.
Una va para "el ángel de la Iglesia de Sardes", lo que
puede significar al pastor responsable o a la comunidad entera. Sardes era una
ciudad comercial muy viva. La carta echa en cara a la comunidad cristiana:
"tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto". Y les exhorta
a convertirse: "ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de
morir... arrepiéntete, porque si no estás en vela, vendré como ladrón".
Eso sí, en esa comunidad hay algunos "que no han manchado su ropa" y
han vencido a las tentaciones del mundo. Ésos participarán en la victoria de
Cristo: "ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre".
La otra carta va dirigida a la comunidad de Laodicea, ciudad
cercana a Colosas, con fuentes termales, rica en industria textil y famosa por
una escuela de medicina ocular. Las palabras de la carta son muy duras:
"no eres ni frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca".
Si los de Laodicea estaban orgullosos de su riqueza, aquí les
tacha de pobres y miserables; si tenían telares, les acusa de que están
desnudos; si eran famosos sus médicos oculistas, pero en lo fundamental están
ciegos. Irónicamente les aconseja que compren oro refinado y un vestido blanco
y colirio para los ojos.
No hace falta mucho esfuerzo para verse reflejado en estas cartas.
Son una buena ocasión para que nos examinemos, ahora que estamos a finales del
Año Litúrgico.
¿Cómo va nuestra vida cristiana? ¿llena de vitalidad o tibia y
mediocre? ¿somos de los que el autor de las cartas alaba porque "no se han
manchado la ropa" por la corrupción de este mundo y han vencido? ¿o bien
tendríamos que incluirnos en las quejas de Jesús, porque "tenemos nombre
como de quien vive, pero estamos muertos", porque "no somos fríos ni
calientes" y, creyéndonos ricos y bien vestidos, andamos por la vida
pobres y desnudos a los ojos de Dios?
Lucas es el único evangelista que nos cuenta la famosa escena de
la conversión de Zaqueo. Es, en verdad, el evangelista de la misericordia y del
perdón.
Como publicano -recaudador de impuestos, y además para la potencia
ocupante, los romanos-, Zaqueo era despreciado y sus negocios debieron ser un
tanto dudosos ("si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces
más"). Pero Jesús, con elegancia, se hace invitar a su casa y consigue lo
que quería, lo que había venido a hacer a este mundo: "hoy ha sido la
salvación de esta casa, porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar
lo que estaba perdido". Los demás excomulgan a Zaqueo. Jesús va a comer
con él.
La de cosas que sucedieron en aquella sobremesa. Si ayer Jesús
devolvió la vista a un ciego, hoy devuelve la paz a una persona de vida
complicada.
Lunes 17 de noviembre de 2014
Santa Isabel de
Hungría
Trigésimo
tercera semana del Tiempo Ordinario
Comienzo del libro del
Apocalipsis 1,1-4;2,1-5a:
Ésta
es la revelación que Dios ha entregado a Jesucristo, para que muestre a sus
siervos lo que tiene que suceder pronto. Dio la señal enviando su ángel a su
siervo Juan. Éste, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de
Dios y del testimonio de Jesucristo. Dichoso el que lee y dichosos los que
escuchan las palabras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está
escrito, porque el momento está cerca. Juan, a las siete Iglesias de Asia:
Gracia y paz a vosotros de parte del que es y era y viene, de parte de los
siete espíritus que están ante su trono. Oí cómo el Señor me decía: «Al ángel
de la Iglesia de Éfeso escribe así: "Esto dice el que tiene las siete
estrellas en su mano derecha y anda entre los siete candelabros de oro: Conozco tus obras, tu fatiga
y tu aguante; sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba
a los que se llamaban apóstoles sin serlo y descubriste que eran unos
embusteros. Eres tenaz, has sufrido por mi y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra
tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caldo, arrepiéntete
y vuelve a proceder como
antes."»
Salmo
1 R/. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida
Dichoso
el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol,
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio según san Lucas
18,35-43:
En aquel tiempo, cuando
se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le
explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más
fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te
ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo,
al ver esto, alababa a Dios.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El Apocalipsis es un libro “raro” porque está lleno de simbolos
que hay que saber interpretar. La clave es el misterio pascual de Cristo
vencedor del mal. Es por tanto un libro de ESPERANZA, nos va a ayudar en esta última semana del
tiempo ordinario a interpretar la historia desde los ojos de la fe, a no perder
nunca la confianza, a tener una visión pascual de los acontecimientos, por
penosos que sean, y por duras que sean las dificultades internas y externas.
La primera carta de las siete dirigidas a las Iglesias del Asia tiene
un mensaje de reconocimiento y de aliento, porque la llamada de atención sobre “volver
al amor primero” es eso: una llamada de atención de Alguien que te quiere
mucho. Puede ser que nos sintamos identificados. Seguro que en nuestra vida
hemos sufrido por Cristo, hemos demostrado nuestro aguante y ha habido períodos
en que no parecía cansarnos el trabajar por el bien. Seguro, también, que hemos
tenido momentos de lucidez para discernir quiénes son verdaderos apóstoles y
quiénes no.
Pero tal vez merecemos también ese: "has abandonado el amor
primero". La perseverancia nos cuesta a todos, y más en medio de un mundo
que no nos ayuda a seguir los caminos de Jesús. Cada uno sabrá en qué ha “decaído”
y, por tanto, en qué revitalizarse en
estos últimos días del año y en el Adviento próximo. Que resuene dentro de
nosotros la invitación: "¡Vuelve!" y el motivo no es otro que Alguien
está esperándome siempre y me quiere para vivir apasionadamente, no a medias. “Vuelve”
es también un “entrégate del todo a MI –dice el Señor- que Yo ya me he
entregado y me entrego a ti cada día”.
En el Evangelio, según algunos comentaristas, tenemos la verdadera
imagen del Bautismo. Lo que el Señor hace al ciego, le acontece a la Iglesia
entera. Viene del paganismo y está ciega. Se dirige a Cristo y El le da la luz.
Los primitivos cristianos, al Bautismo lo llamaban "iluminación". El
que ha de ser bautizado no tiene necesidad más que de creer en Cristo y
desearle. La fe salva al hombre, ve y se pone a seguir a Cristo. Y el hecho de
que le siga es precisamente porque lo ve.
La luz celestial está operante en él y no le permite ver otra cosa
como necesaria, sino el seguir a Jesús, el Hijo de María.
Apocalipsis 3,1-6.14-22:
Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de
Sardes escribe así: "Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y
las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero
estás muerto. Ponte en vela, reanima
lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras
perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y
oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora
vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa;
ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. El que salga vencedor
se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues
ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga
lo que dice el Espíritu a las Iglesias." Al ángel de la Iglesia de
Laodicea escribe así: "Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el
principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni
caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a
escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me falta'.
Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te
aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un
vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y
colirio para untártelo en los ojos y ver. A los que yo amo los reprendo y los
corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien
oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en
mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi
Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las
Iglesias."»
Salmo 14 R/. Al que salga
vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio según san Lucas 19,1-10:
En
aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado
Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero
la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se
subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
De las cartas a las siete Iglesias del Asia -todas en la actual
Turquía-, leemos tres en la selección que hace el Leccionario de la misa: ayer,
la dirigida a los Efesios, y hoy otras dos.
Una va para "el ángel de la Iglesia de Sardes", lo que
puede significar al pastor responsable o a la comunidad entera. Sardes era una
ciudad comercial muy viva. La carta echa en cara a la comunidad cristiana:
"tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto". Y les exhorta
a convertirse: "ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de
morir... arrepiéntete, porque si no estás en vela, vendré como ladrón".
Eso sí, en esa comunidad hay algunos "que no han manchado su ropa" y
han vencido a las tentaciones del mundo. Ésos participarán en la victoria de
Cristo: "ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre".
La otra carta va dirigida a la comunidad de Laodicea, ciudad
cercana a Colosas, con fuentes termales, rica en industria textil y famosa por
una escuela de medicina ocular. Las palabras de la carta son muy duras:
"no eres ni frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca".
Si los de Laodicea estaban orgullosos de su riqueza, aquí les
tacha de pobres y miserables; si tenían telares, les acusa de que están
desnudos; si eran famosos sus médicos oculistas, pero en lo fundamental están
ciegos. Irónicamente les aconseja que compren oro refinado y un vestido blanco
y colirio para los ojos.
No hace falta mucho esfuerzo para verse reflejado en estas cartas.
Son una buena ocasión para que nos examinemos, ahora que estamos a finales del
Año Litúrgico.
¿Cómo va nuestra vida cristiana? ¿llena de vitalidad o tibia y
mediocre? ¿somos de los que el autor de las cartas alaba porque "no se han
manchado la ropa" por la corrupción de este mundo y han vencido? ¿o bien
tendríamos que incluirnos en las quejas de Jesús, porque "tenemos nombre
como de quien vive, pero estamos muertos", porque "no somos fríos ni
calientes" y, creyéndonos ricos y bien vestidos, andamos por la vida
pobres y desnudos a los ojos de Dios?
Lucas es el único evangelista que nos cuenta la famosa escena de
la conversión de Zaqueo. Es, en verdad, el evangelista de la misericordia y del
perdón.
Como publicano -recaudador de impuestos, y además para la potencia
ocupante, los romanos-, Zaqueo era despreciado y sus negocios debieron ser un
tanto dudosos ("si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces
más"). Pero Jesús, con elegancia, se hace invitar a su casa y consigue lo
que quería, lo que había venido a hacer a este mundo: "hoy ha sido la
salvación de esta casa, porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar
lo que estaba perdido". Los demás excomulgan a Zaqueo. Jesús va a comer
con él.
La de cosas que sucedieron en aquella sobremesa. Si ayer Jesús
devolvió la vista a un ciego, hoy devuelve la paz a una persona de vida
complicada.
Lunes 17 de noviembre de 2014
Santa Isabel de Hungría
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol,
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
16 noviembre 2014
DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO
Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Sal 127, 1-2. 3. 4-5 R. Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu Casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu Casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu Casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. »
BÚSQUEDA CREATIVA
A pesar de su aparente inocencia, la
parábola de los talentos encierra una carga explosiva. Sorprendentemente, el
“tercer siervo” es condenado sin haber cometido ninguna acción mala. Su único
error consiste en “no hacer nada”: no arriesga su talento, no lo hace
fructificar, lo conserva intacto en un lugar seguro.
El mensaje de Jesús es claro. No al
conservadurismo, sí a la creatividad. No a una vida estéril, sí a la respuesta
activa a Dios. No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo arriesgado por
transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al trabajo
comprometido en abrir caminos al reino de Dios.
El gran pecado de los seguidores de
Jesús puede ser siempre el no arriesgarnos a seguirlo de manera creativa. Es
significativo observar el lenguaje que se ha empleado entre los cristianos a lo
largo de los años para ver en qué hemos centrado con frecuencia la atención:
conservar el depósito de la fe; conservar la tradición; conservar las buenas
costumbres; conservar; la gracia; conservar la vocación...
Esta tentación de conservadurismo es
más fuerte en tiempos de crisis religiosa. Es fácil entonces invocar la
necesidad de controlar la ortodoxia, reforzar la disciplina y la normativa;
asegurar la pertenencia a la Iglesia... Todo puede ser explicable, pero ¿no es
con frecuencia una manera de desvirtuar el evangelio y congelar la creatividad
del Espíritu?
Para los dirigentes religiosos y los
responsables de las comunidades cristianas puede ser más cómodo “repetir” de
manera monótona los caminos heredados del pasado, ignorando los interrogantes,
las contradicciones y los planteamientos del hombre moderno, pero ¿de qué sirve
todo ello si no somos capaces de transmitir luz y esperanza a los problemas y
sufrimientos que sacuden a los hombres y mujeres de nuestros días?
Las actitudes que hemos de cuidar hoy
en el interior de la Iglesia no se llaman “prudencia”, “fidelidad al pasado”,
“resignación”... Llevan más bien otro nombre: “búsqueda creativa”, “audacia”,
“capacidad de riesgo”, “escucha al Espíritu” que todo lo hace nuevo.
Lo más grave puede ser que, lo mismo
que le sucedió al tercer siervo de la parábola, también nosotros creamos que
estamos respondiendo fielmente a Dios con nuestra actitud conservadora, cuando
estamos defraudando sus expectativas. El principal quehacer de la Iglesia hoy
no puede ser conservar el pasado, sino aprender a comunicar la Buena Noticia de
Jesús en una sociedad sacudida por cambios socioculturales sin precedentes.(Jose A. Pagola)
Sábado 15 noviembre 2014. Beata Magdalena Morano (memoria)
32 semana del tiempo ordinario.
de la tercera carta del
apóstol san Juan 5-8:
Querido
amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos,
y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la
comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece;
ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los
gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando
así en la propagación de la verdad.
Salmo 111 R/. Dichoso quien
teme al Señor
Dichoso
quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
Evangelio según san Lucas
18,1-8:
En aquel tiempo, Jesús,
para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse,
les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni
le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia
frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está
fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará
justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo
que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará esta fe en la tierra?»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Después de leer ayer la segunda carta de Juan, y antes de pasar, a partir del lunes próximo, a escuchar durante las dos últimas semanas del año el libro del Apocalipsis, leemos hoy unos pocos versículos de la tercera carta de Juan.
Esta vez va dirigida a Gayo, un cristiano que nos resulta desconocido. Pero el autor de la breve carta habla bien de él: se ve que atendía a los misioneros itinerantes que pasaban por su comunidad y les proveía de lo necesario, "cooperando así en la propagación de la verdad".
Hay maneras y maneras de colaborar en la evangelización. En el Nuevo Testamento aparecen muchas personas, hombres y mujeres, que ayudaban a Jesús y al grupo de los apóstoles, o luego a la comunidad cristiana, con su hospitalidad, con su apoyo económico, con su disponibilidad también misionera. Todos trabajan por el Reino, todos contribuyen a la evangelización del mundo.
Lucas es el evangelista de la oración. Es el que más veces describe a Jesús orando y más nos transmite su enseñanza sobre cómo debemos orar.
Hoy lo hace con la parábola de la viuda insistente. El juez no tiene más remedio que concederle la justicia que la buena mujer reivindica. No se trata de comparar a Dios con aquel juez, que Jesús describe como corrupto e impío, sino nuestra conducta con la de la viuda, seguros de que, si perseveramos, conseguiremos lo que pedimos.
Jesús dijo esta parábola "para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse".
Dios siempre escucha nuestra oración. Él quiere nuestro bien y nuestra salvación más que nosotros mismos. Nuestra oración es una respuesta, no es la primera palabra. Nuestra oración se encuentra con la voluntad de Dios, que deseaba lo mejor para nosotros.
Viernes 14
de noviembre de 2014
Trigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario
de la
segunda carta del apóstol san Juan 4-9:
Señora elegida: Me alegré mucho
al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el
Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No pienses que escribo
para mandar algo nuevo, sino sólo para recordaros el mandamiento que tenemos
desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar significa seguir los
mandamientos de Dios. Como oísteis desde el principio, éste es el mandamiento
que debe regir vuestra conducta. Es que han salido en el mundo muchos
embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que diga eso
es el embustero y el anticristo. Estad en guardia, para que recibáis el pleno
salario y no perdáis vuestro trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en
la doctrina de Cristo no posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al
Padre y al Hijo.
Salmo 118 R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Dichoso el que, con vida
intachable,
camina en la voluntad del
Señor. R/.
Dichoso el que, guardando sus
preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de
tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus
consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad. R/.
Evangelio según san Lucas 17,26-37:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en
los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían,
bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el
diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma,
llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se
manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus
cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el
que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una
cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a
una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde,
Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen
los buitres, allí está el cuerpo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Si ayer nos anunciaba Jesús que el Reino es imprevisible, hoy refuerza su afirmación comparando su venida a la del diluvio en tiempos de Noé y al castigo de Sodoma en los de Lot.
El diluvio sorprendió a la mayoría de las personas muy entretenidas en sus comidas y fiestas. El fuego que cayó sobre Sodoma encontró a sus habitantes muy ocupados en sus proyectos. No estaban preparados.
Así sucederá al final de los tiempos. ¿Dónde? (otra pregunta de curiosidad): "donde está el cadáver se reunirán los buitres", o sea, en cualquier sitio donde estemos, allí será el encuentro definitivo con el juicio de Dios.
Lo que Jesús dice del final de la historia, con la llegada del Reino universal podemos aplicarlo al final de cada uno de nosotros, al momento de nuestra muerte, y también a esas gracias y momentos de salvación que se suceden en nuestra vida de cada día.
Otras veces puso Jesús el ejemplo del ladrón que no avisa cuándo entrará en la casa, y el del dueño, que puede llegar a cualquier hora de la noche, y el del novio que, cuando va a iniciar su boda, llama a las muchachas que tengan preparada su lámpara.
Estamos terminando el año litúrgico. Estas lecturas son un aviso para que siempre estemos preparados, vigilantes, mirando con seriedad hacia el futuro, que es cosa de sabios. Porque la vida es precaria y todos nosotros, muy caducos. Vale la pena asegurarnos los bienes definitivos, y no quedarnos encandilados por los que sólo valen aquí abajo. Sería una lástima que, en el examen final, tuviéramos que lamentarnos de que hemos perdido el tiempo.
Jueves 13 de noviembre
de 2014
Trigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario
Pablo a Filemón 7-20:
Me alegró y animó mucho tu
caridad, hermano, porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por
eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que conviene hacer,
prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo, Pablo, anciano y prisionero por
Cristo Jesús. Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la
prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para
ti y para mí; te lo envío como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado
retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que
sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me
harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para
que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como
hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como
hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a
mí mismo. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo,
te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu
propia persona. Por Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el
Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.
Salmo 145 R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Evangelio según san Lucas 17,20-25:
En
aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino
de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni
anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está
dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el
Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os
vayáis detrás. Como el
fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así
será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado
por esta generación.»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
La carta de Pablo a Filemón es breve
y entrañable. El esclavo Onésimo, perteneciente a Filemón, un cristiano de la
comunidad de Colosas, había huido, con evidente enfado de su amo.
Por esas casualidades de la vida,
este esclavo, se encontró con Pablo en la cárcel (¿de Éfeso? ¿de Roma?), y se
convirtió al cristianismo.
Pablo le llama "Onésimo, mi
hijo, a quien he engendrado en la prisión". Y ahora intercede con esta
carta ante Filemón para que le perdone y le acepte de nuevo, más aún, que lo
acepte "no como esclavo, sino como hermano querido", ya que ahora los
dos, el amo y el esclavo, son cristianos. Pablo apela al amor y la gratitud que
Filemón siente por el apóstol, para que reciba bien a Onésimo: "si te debe
algo, ponlo en mi cuenta: yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño" (claro
que Filemón no esperaría que Pablo se lo pagara).
El tema no es tanto la esclavitud y
su supresión. Al igual que Cristo con las cuestiones políticas y económicas,
tampoco Pablo ni la primera comunidad pueden cambiar de golpe la situación
social: por ejemplo el grado de marginación del niño o de la mujer y ahora del
esclavo. Pablo da consignas que, a su tiempo, harán evolucionar desde dentro la
situación social y solo se llegarán a suprimir la esclavitud en la historia en
el siglo XIX gracias al movimiento abolicionista. Toda una lección de lo lenta
que es la historia humana para asimiliar “principios” que pueden estar en el
evangelio siglos antes!!
A nosotros esta carta nos interpela
sobre el trato que damos a los demás: hombres o mujeres, niños o mayores,
paisanos o extranjeros, …etc
¿Tenemos sentimientos de misericordia
y tolerancia? Los que nos sabemos gratuitamente perdonados y salvados por Dios,
¿tenemos luego con los demás sólo exigencia e intransigencia?
El Reino -los cielos nuevos y la
tierra nueva que anunciaba Jesús- no tiene un estilo espectacular. Jesús lo ha
comparado al fermento que actúa en lo escondido, a la semilla que es sepultada
en tierra y va produciendo su fruto.
Rezamos muchas veces en el Padre
nuestro la petición:: "venga a nosotros tu Reino".
Seguimos teniendo una tendencia a lo
solemne, a lo llamativo, a nuevas apariciones y revelaciones y signos cósmicos.
Y no acabamos de ver los signos de la cercanía y de la presencia de Dios en lo
sencillo, en lo cotidiano. El Reino está "dentro de vosotros", o
bien, "en medio de vosotros", como también se puede traducir, o
"a vuestro alcance" (en griego es "entós hymón", y en latín
"intra vos"). Y es que el Reino es el mismo Jesús. Que, al final de
los tiempos, se manifestará en plenitud, pero que ya está en medio de nosotros.
MIÉRCOLES 12 noviembre 2014
32ª semana del tiempo ordinario
Pablo a Tito 3,1-7:
Recuérdales que se sometan al
gobierno y a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda
forma de obra buena, sin insultar ni buscar riñas; sean condescendientes y
amables con todo el mundo. Porque antes también nosotros, con nuestra
insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y
placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de
envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. Mas cuando ha
aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las
obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia
misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la
renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros
por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia,
somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.
Salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me
falta:
en verdes praderas me hace
recostar;
me conduce hacia fuentes
tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas
oscuras,
nada temo, porque tú vas
conmigo:
tu vara y tu cayado me
sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me
acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Evangelio
según san Lucas 17,11-19:
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo
lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo: «ld a
presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino,
quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a
Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha
vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu
fe te ha salvado.»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
De los diez leprosos curados, sólo uno, y extranjero, vuelve
a dar gracias a Jesús.
La breve oración de los diez había sido modélica:
"Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Pero luego nueve de
ellos, se supone que judíos, no regresan. Sólo un samaritano, que era mal visto
por los judíos: "los otros nueve ¿dónde están? ¿no ha vuelto más que este
extranjero para dar gloria a Dios?".
La lección que da Jesús va dirigida a sus paisanos: los del
pueblo elegido son, a veces, los que menos saben agradecer los favores de Dios,
mientras que hay extranjeros que tienen un corazón más abierto a la fe. Nosotros ¿sabemos también rezar y cantar dando gracias?
Hay personas que nos parecen alejadas y que nos dan lecciones,
porque saben reconocer la cercanía de Dios, mientras que nosotros, tal vez por
la familiaridad y la rutina no sabemos asombrarnos y alegrarnos de la
“presencia de Jesús” que cada día está con nosotros en el camino de la vida.
Debemos cultivar en nosotros un corazón que sepa agradecer,
a las personas que nos rodean y que seguramente nos llenan de sus favores, y
sobre todo a Dios.
Martes 11 noviembre 2014
32 semana del tiempo ordinario
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. »
Sábado 15 noviembre 2014. Beata Magdalena Morano (memoria)
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. »
BÚSQUEDA CREATIVA
A pesar de su aparente inocencia, la
parábola de los talentos encierra una carga explosiva. Sorprendentemente, el
“tercer siervo” es condenado sin haber cometido ninguna acción mala. Su único
error consiste en “no hacer nada”: no arriesga su talento, no lo hace
fructificar, lo conserva intacto en un lugar seguro.
El mensaje de Jesús es claro. No al
conservadurismo, sí a la creatividad. No a una vida estéril, sí a la respuesta
activa a Dios. No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo arriesgado por
transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al trabajo
comprometido en abrir caminos al reino de Dios.
El gran pecado de los seguidores de
Jesús puede ser siempre el no arriesgarnos a seguirlo de manera creativa. Es
significativo observar el lenguaje que se ha empleado entre los cristianos a lo
largo de los años para ver en qué hemos centrado con frecuencia la atención:
conservar el depósito de la fe; conservar la tradición; conservar las buenas
costumbres; conservar; la gracia; conservar la vocación...
Esta tentación de conservadurismo es
más fuerte en tiempos de crisis religiosa. Es fácil entonces invocar la
necesidad de controlar la ortodoxia, reforzar la disciplina y la normativa;
asegurar la pertenencia a la Iglesia... Todo puede ser explicable, pero ¿no es
con frecuencia una manera de desvirtuar el evangelio y congelar la creatividad
del Espíritu?
Para los dirigentes religiosos y los
responsables de las comunidades cristianas puede ser más cómodo “repetir” de
manera monótona los caminos heredados del pasado, ignorando los interrogantes,
las contradicciones y los planteamientos del hombre moderno, pero ¿de qué sirve
todo ello si no somos capaces de transmitir luz y esperanza a los problemas y
sufrimientos que sacuden a los hombres y mujeres de nuestros días?
Las actitudes que hemos de cuidar hoy
en el interior de la Iglesia no se llaman “prudencia”, “fidelidad al pasado”,
“resignación”... Llevan más bien otro nombre: “búsqueda creativa”, “audacia”,
“capacidad de riesgo”, “escucha al Espíritu” que todo lo hace nuevo.
Lo más grave puede ser que, lo mismo
que le sucedió al tercer siervo de la parábola, también nosotros creamos que
estamos respondiendo fielmente a Dios con nuestra actitud conservadora, cuando
estamos defraudando sus expectativas. El principal quehacer de la Iglesia hoy
no puede ser conservar el pasado, sino aprender a comunicar la Buena Noticia de
Jesús en una sociedad sacudida por cambios socioculturales sin precedentes.(Jose A. Pagola)
Sábado 15 noviembre 2014. Beata Magdalena Morano (memoria)
32 semana del tiempo ordinario.
de la tercera carta del
apóstol san Juan 5-8:
Querido
amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos,
y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la
comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece;
ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los
gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando
así en la propagación de la verdad.
Salmo 111 R/. Dichoso quien
teme al Señor
Dichoso
quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
Evangelio según san Lucas
18,1-8:
En aquel tiempo, Jesús,
para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse,
les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni
le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia
frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está
fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Después de leer ayer la segunda carta de Juan, y antes de pasar, a partir del lunes próximo, a escuchar durante las dos últimas semanas del año el libro del Apocalipsis, leemos hoy unos pocos versículos de la tercera carta de Juan.
Esta vez va dirigida a Gayo, un cristiano que nos resulta desconocido. Pero el autor de la breve carta habla bien de él: se ve que atendía a los misioneros itinerantes que pasaban por su comunidad y les proveía de lo necesario, "cooperando así en la propagación de la verdad".
Hay maneras y maneras de colaborar en la evangelización. En el Nuevo Testamento aparecen muchas personas, hombres y mujeres, que ayudaban a Jesús y al grupo de los apóstoles, o luego a la comunidad cristiana, con su hospitalidad, con su apoyo económico, con su disponibilidad también misionera. Todos trabajan por el Reino, todos contribuyen a la evangelización del mundo.
Lucas es el evangelista de la oración. Es el que más veces describe a Jesús orando y más nos transmite su enseñanza sobre cómo debemos orar.
Hoy lo hace con la parábola de la viuda insistente. El juez no tiene más remedio que concederle la justicia que la buena mujer reivindica. No se trata de comparar a Dios con aquel juez, que Jesús describe como corrupto e impío, sino nuestra conducta con la de la viuda, seguros de que, si perseveramos, conseguiremos lo que pedimos.
Jesús dijo esta parábola "para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse".
Dios siempre escucha nuestra oración. Él quiere nuestro bien y nuestra salvación más que nosotros mismos. Nuestra oración es una respuesta, no es la primera palabra. Nuestra oración se encuentra con la voluntad de Dios, que deseaba lo mejor para nosotros.
Viernes 14 de noviembre de 2014
Trigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario
de la
segunda carta del apóstol san Juan 4-9:
Señora elegida: Me alegré mucho
al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el
Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No pienses que escribo
para mandar algo nuevo, sino sólo para recordaros el mandamiento que tenemos
desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar significa seguir los
mandamientos de Dios. Como oísteis desde el principio, éste es el mandamiento
que debe regir vuestra conducta. Es que han salido en el mundo muchos
embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que diga eso
es el embustero y el anticristo. Estad en guardia, para que recibáis el pleno
salario y no perdáis vuestro trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en
la doctrina de Cristo no posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al
Padre y al Hijo.
Salmo 118 R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Dichoso el que, con vida
intachable,
camina en la voluntad del Señor. R/.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad. R/.
camina en la voluntad del Señor. R/.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad. R/.
Evangelio según san Lucas 17,26-37:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en
los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían,
bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el
diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma,
llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se
manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus
cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el
que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una
cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a
una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El diluvio sorprendió a la mayoría de las personas muy entretenidas en sus comidas y fiestas. El fuego que cayó sobre Sodoma encontró a sus habitantes muy ocupados en sus proyectos. No estaban preparados.
Así sucederá al final de los tiempos. ¿Dónde? (otra pregunta de curiosidad): "donde está el cadáver se reunirán los buitres", o sea, en cualquier sitio donde estemos, allí será el encuentro definitivo con el juicio de Dios.
Lo que Jesús dice del final de la historia, con la llegada del Reino universal podemos aplicarlo al final de cada uno de nosotros, al momento de nuestra muerte, y también a esas gracias y momentos de salvación que se suceden en nuestra vida de cada día.
Otras veces puso Jesús el ejemplo del ladrón que no avisa cuándo entrará en la casa, y el del dueño, que puede llegar a cualquier hora de la noche, y el del novio que, cuando va a iniciar su boda, llama a las muchachas que tengan preparada su lámpara.
Estamos terminando el año litúrgico. Estas lecturas son un aviso para que siempre estemos preparados, vigilantes, mirando con seriedad hacia el futuro, que es cosa de sabios. Porque la vida es precaria y todos nosotros, muy caducos. Vale la pena asegurarnos los bienes definitivos, y no quedarnos encandilados por los que sólo valen aquí abajo. Sería una lástima que, en el examen final, tuviéramos que lamentarnos de que hemos perdido el tiempo.
Jueves 13 de noviembre de 2014
Trigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario
Pablo a Filemón 7-20:
Me alegró y animó mucho tu
caridad, hermano, porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por
eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que conviene hacer,
prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo, Pablo, anciano y prisionero por
Cristo Jesús. Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la
prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para
ti y para mí; te lo envío como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado
retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que
sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me
harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para
que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como
hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como
hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a
mí mismo. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo,
te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu
propia persona. Por Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el
Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.
Salmo 145 R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Evangelio según san Lucas 17,20-25:
En
aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino
de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni
anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está
dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
La carta de Pablo a Filemón es breve
y entrañable. El esclavo Onésimo, perteneciente a Filemón, un cristiano de la
comunidad de Colosas, había huido, con evidente enfado de su amo.
Por esas casualidades de la vida,
este esclavo, se encontró con Pablo en la cárcel (¿de Éfeso? ¿de Roma?), y se
convirtió al cristianismo.
Pablo le llama "Onésimo, mi
hijo, a quien he engendrado en la prisión". Y ahora intercede con esta
carta ante Filemón para que le perdone y le acepte de nuevo, más aún, que lo
acepte "no como esclavo, sino como hermano querido", ya que ahora los
dos, el amo y el esclavo, son cristianos. Pablo apela al amor y la gratitud que
Filemón siente por el apóstol, para que reciba bien a Onésimo: "si te debe
algo, ponlo en mi cuenta: yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño" (claro
que Filemón no esperaría que Pablo se lo pagara).
El tema no es tanto la esclavitud y
su supresión. Al igual que Cristo con las cuestiones políticas y económicas,
tampoco Pablo ni la primera comunidad pueden cambiar de golpe la situación
social: por ejemplo el grado de marginación del niño o de la mujer y ahora del
esclavo. Pablo da consignas que, a su tiempo, harán evolucionar desde dentro la
situación social y solo se llegarán a suprimir la esclavitud en la historia en
el siglo XIX gracias al movimiento abolicionista. Toda una lección de lo lenta
que es la historia humana para asimiliar “principios” que pueden estar en el
evangelio siglos antes!!
A nosotros esta carta nos interpela
sobre el trato que damos a los demás: hombres o mujeres, niños o mayores,
paisanos o extranjeros, …etc
¿Tenemos sentimientos de misericordia
y tolerancia? Los que nos sabemos gratuitamente perdonados y salvados por Dios,
¿tenemos luego con los demás sólo exigencia e intransigencia?
El Reino -los cielos nuevos y la
tierra nueva que anunciaba Jesús- no tiene un estilo espectacular. Jesús lo ha
comparado al fermento que actúa en lo escondido, a la semilla que es sepultada
en tierra y va produciendo su fruto.
Rezamos muchas veces en el Padre
nuestro la petición:: "venga a nosotros tu Reino".
Seguimos teniendo una tendencia a lo
solemne, a lo llamativo, a nuevas apariciones y revelaciones y signos cósmicos.
Y no acabamos de ver los signos de la cercanía y de la presencia de Dios en lo
sencillo, en lo cotidiano. El Reino está "dentro de vosotros", o
bien, "en medio de vosotros", como también se puede traducir, o
"a vuestro alcance" (en griego es "entós hymón", y en latín
"intra vos"). Y es que el Reino es el mismo Jesús. Que, al final de
los tiempos, se manifestará en plenitud, pero que ya está en medio de nosotros.
MIÉRCOLES 12 noviembre 2014
32ª semana del tiempo ordinario
Pablo a Tito 3,1-7:
Recuérdales que se sometan al
gobierno y a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda
forma de obra buena, sin insultar ni buscar riñas; sean condescendientes y
amables con todo el mundo. Porque antes también nosotros, con nuestra
insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y
placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de
envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. Mas cuando ha
aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las
obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia
misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la
renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros
por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia,
somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.
Salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me
falta:
en verdes praderas me hace
recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Evangelio
según san Lucas 17,11-19:
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo
lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
De los diez leprosos curados, sólo uno, y extranjero, vuelve
a dar gracias a Jesús.
La breve oración de los diez había sido modélica:
"Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Pero luego nueve de
ellos, se supone que judíos, no regresan. Sólo un samaritano, que era mal visto
por los judíos: "los otros nueve ¿dónde están? ¿no ha vuelto más que este
extranjero para dar gloria a Dios?".
La lección que da Jesús va dirigida a sus paisanos: los del pueblo elegido son, a veces, los que menos saben agradecer los favores de Dios, mientras que hay extranjeros que tienen un corazón más abierto a la fe. Nosotros ¿sabemos también rezar y cantar dando gracias?
Hay personas que nos parecen alejadas y que nos dan lecciones, porque saben reconocer la cercanía de Dios, mientras que nosotros, tal vez por la familiaridad y la rutina no sabemos asombrarnos y alegrarnos de la “presencia de Jesús” que cada día está con nosotros en el camino de la vida.
Debemos cultivar en nosotros un corazón que sepa agradecer, a las personas que nos rodean y que seguramente nos llenan de sus favores, y sobre todo a Dios.
Martes 11 noviembre 2014
32 semana del tiempo ordinario
Pablo a Tito 2,1-8.11-14:
Habla de lo que es conforme a la sana doctrina. Di a los
ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe, en
el amor y en la paciencia. A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el
porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino, sino maestras en lo
bueno, de modo que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a
los maridos y a sus hijos, a ser moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a
ser bondadosas y sumisas a los maridos, para que no se desacredite la palabra
de Dios. A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en
todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con
un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no
pudiendo criticarnos en nada. Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae
la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a
los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y
religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran
Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para
rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a
las buenas obras.
Habla de lo que es conforme a la sana doctrina. Di a los
ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe, en
el amor y en la paciencia. A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el
porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino, sino maestras en lo
bueno, de modo que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a
los maridos y a sus hijos, a ser moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a
ser bondadosas y sumisas a los maridos, para que no se desacredite la palabra
de Dios. A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en
todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con
un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no
pudiendo criticarnos en nada. Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae
la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a
los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y
religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran
Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para
rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a
las buenas obras.
Salmo 36 R/.
El Señor es quien salva a los justos
Confía
en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica
la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu
corazón. R/.
El Señor vela por los días
de los buenos,
y su herencia durará
siempre.
El Señor asegura los pasos
del hombre,
se complace en sus caminos.
R/.
Apártate del mal y haz el
bien,
y siempre tendrás una casa;
pero los justos poseen la
tierra,
la habitarán por siempre
jamás. R/.
Confía
en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre.
El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos. R/.
Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
pero los justos poseen la tierra,
la habitarán por siempre jamás. R/.
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre.
El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos. R/.
Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
pero los justos poseen la tierra,
la habitarán por siempre jamás. R/.
Evangelio
según san Lucas 17, 7-10:
En aquel tiempo, dijo el Señor: «Suponed que un criado vuestro
trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de
vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis:
"Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después
comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha
hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado,
decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que
hacer."»
En aquel tiempo, dijo el Señor: «Suponed que un criado vuestro
trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de
vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis:
"Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después
comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha
hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado,
decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que
hacer."»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
En el evangelio, Jesús no está hablando aquí de las relaciones laborales ni alabando un trato caprichoso del amo. Lo que le interesa subrayar es la actitud de sus discípulos ante Dios, que no tiene que ser como la de los fariseos, que parecen exigir el premio, sino la humildad de los que, después de haber trabajado, no se dan importancia y sienten que han hecho lo que tenían que hacer.
Las relaciones con Dios no son mercantilistas, de hacer valer luego unos derechos adquiridos, sino con amor gratuito de hijos e hijas
Y lo que decimos en nuestra relación con Dios, también se podría aplicar a nuestro trabajo comunitario, eclesial o familiar. Si hacemos el bien, que no sea llevando cuenta de lo que hacemos, ni pasando factura, ni pregonando nuestros méritos. Que no recordemos continuamente a la familia o a la comunidad todo lo que hacemos por ella y los esfuerzos que nos cuesta.
Sino gratuitamente, como lo hacen los padres y madres en su entrega total a su familia. Como lo hacen los verdaderos amigos, que no llevan contabilidad de los favores hechos. Con la reacción que describe Jesús: "hemos hecho lo que teníamos que hacer: somos unos pobres siervos". ¡Cuántas veces nos ha enseñado Jesús que trabajemos gratuitamente, por amor! Eso sí, seguros de que Dios no se dejará ganar en generosidad: "alegraos y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo" (Lc 6,23), "porque con la medida con que midáis se os medirá" (Lc 6,38).
Si al final de la jornada nos sentimos cansados por el trabajo realizado, seguro que también estaremos satisfechos, porque nada produce más alegría que lo que se ha logrado con sacrificio. Pero sin darnos importancia ni ir diciendo a todo el mundo lo cansados que estamos. Entre otras cosas, porque también los otros trabajan. Y además, si hemos recibido gratis de Dios, es justo que demos gratis, sin quejarnos demasiado si nadie nos alaba ni nos aplaude. Dios seguro que sí nos está aplaudiendo, si hemos dado con amor.
10 noviembre 2014
32 semana del tiempo ordinario
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito 1,1-9:
Pablo, siervo de Dios y apóstol
de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento
de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna. Dios,
que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar
el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha
confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador. Querido Tito, verdadero hijo
mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de
Cristo Jesús, salvador nuestro. Mi intención al dejarte en Creta era que
pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad,
siguiendo las instrucciones que te di. El candidato, que sea un hombre sin
tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni
acusados de mala conducta. Porque el obispo, siendo administrador de Dios,
tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni
pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias. Al contrario, ha de ser hospitalario,
amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí. Debe mostrar adhesión a
la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir
a los adversarios.
Salmo 23 R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto
la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R/.
¿Quién puede subir al monte del
Señor?
¿Quién puede estar en el
recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y
puro corazón,
que no confía en los ídolos.
R/.
Ése recibirá la bendición del
Señor,
le hará justicia el Dios de
salvación.
Éste es el grupo que busca al
Señor,
que viene a tu presencia, Dios
de Jacob. R/.
Evangelio según san Lucas 17,1-6:
En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los
provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le
encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened
cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si
te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo
siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al
Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza,
diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y
os obedecería.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A partir de hoy, y durante tres días, leemos una de las cartas pastorales de Pablo: la que escribió a su discípulo Tito. Tito había sido pagano y, una vez convertido por Pablo, le acompañó muchas veces en sus viajes y era uno de sus hombres de confianza: le llama "verdadero hijo mío en la fe que compartimos". Pablo le había puesto como responsable -hoy diríamos como obispo- de la comunidad cristiana de Creta, la isla del Mediterráneo.
En esta carta le encomienda que organice la vida de la comunidad, estableciendo presbíteros en cada ciudad. Las cualidades de estos presbíteros son sobre todo de carácter humano: "sin tacha, fieles a su única mujer, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias poco limpias". Al contrario, "hospitalario, justo, dueño de sí". Y también fiel a la fe recibida.
El hecho de que estas virtudes sean ante todo humanas es un “examen” de que los cristianos hemos de vivir las virtudes humanas, dando ejemplo de personas correctas, de conducta buena. ¿Somos fieles a las personas, justos, sobrios, hospitalarios, dueños de nosotros mismos, intachables? ¿o nos toca alguno de los aspectos negativos que señala Pablo: coléricos, amigos de ganancias injustas, arrogantes, ..?
Si hemos de ser luz y sal y fermento en medio del mundo, debemos mostrar el estilo de vida que nos ha enseñado Jesús ante todo con el testimonio, antes que en nuestras palabras.
En el evangelio Jesús nos dice que la fe mueve esas “montañas” que en la convivencia se hacen obstáculo para avanzar. Entrar en la vía del perdón es la solución y sanación. Hace falta fe y oración.
Dedicación
de la Basílica de Letrán
Domingo 9 noviembre 2014
Ezequiel 47,1-2.8-9.12:
En aquellos días, el ángel me hizo volver a
la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante –el
templo miraba a levante–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo,
al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta
exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca
levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas
salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque
la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí
estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la
corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de
frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha
nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será
comestible y sus hojas medicinales.»
Salmo 45 R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.
El correr de las acequias alegra la ciudad de
Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del
orbe. R/.
de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios (3,9-11.16-17):
Sois edificio de Dios. Conforme al don que
Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta
el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento
fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y
que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de
Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo
sois vosotros.
Evangelio según san Juan 2,13-22:
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús
subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de
bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de
cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les
esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les
dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está
escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le
preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en
tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años
ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y,
cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo
había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
¿CÓMO
ES NUESTRA RELIGIÓN?
El episodio de
la intervención de Jesús en el templo de Jerusalén ha sido recogido por los
cuatro evangelios. Es Juan quien describe su reacción de manera más gráfica:
con un látigo Jesús expulsa del recinto sagrado a los animales que se están
vendiendo para ser sacrificados, vuelca las mesas de los cambistas y echa por
tierra sus monedas. De sus labios sale un grito: “No convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre”.
Este gesto fue
el que desencadenó su detención y rápida ejecución. Atacar el templo era atacar
el corazón del pueblo judío: el centro de su vida religiosa, social y
económica. El templo era intocable. Allí habitaba el Dios de Israel. Jesús, sin
embargo, se siente un extraño en aquel lugar: aquel templo no es la casa de su
Padre sino un mercado.
A veces, se ha
visto en esta intervención de Jesús su esfuerzo por “purificar” una religión
demasiado primitiva, para sustituirla por un culto más digno y unos ritos menos
sangrientos. Sin embargo, su gesto profético tiene un contenido más radical:
Dios no puede ser el encubridor de una religión en la que cada uno busca su
propio interés. Jesús no puede ver allí esa “familia de Dios” que ha comenzado
a formar con sus primeros discípulos y discípulas.
En aquel templo,
nadie se acuerda de los campesinos pobres y desnutridos que ha dejado en las
aldeas de Galilea. El Padre de los pobres no puede reinar desde este templo.
Con su gesto profético, Jesús está denunciando de raíz un sistema religioso,
político y económico que se olvida de los últimos, los preferidos de Dios.
La actuación de
Jesús nos ha de poner en guardia a sus seguidores para preguntarnos qué
religión estamos cultivando en nuestros templos. Si no está inspirada por
Jesús, se puede convertir en una manera “santa” de cerrarnos al proyecto de Dios
que él quería impulsar en el mundo. La religión de los que siguen a Jesús ha de
estar siempre al servicio del reino de Dios y su justicia.
Por otra parte,
hemos de revisar si nuestras comunidades son un espacio donde todos nos podemos
sentir en “la casa del Padre”. Una comunidad acogedora donde a nadie se le
cierran las puertas y donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde
aprendemos a escuchar el sufrimiento de los más desvalidos y no solo nuestro
propio interés.
No olvidemos que
el cristianismo es una religión profética nacida del Espíritu de Jesús para
abrir caminos al reino de Dios construyendo un mundo más humano y fraterno,
encaminado así hacia su salvación definitiva en Dios. (Jose A. Pagola)
Sábado 8
de noviembre de 2014
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
En el evangelio, Jesús no está hablando aquí de las relaciones laborales ni alabando un trato caprichoso del amo. Lo que le interesa subrayar es la actitud de sus discípulos ante Dios, que no tiene que ser como la de los fariseos, que parecen exigir el premio, sino la humildad de los que, después de haber trabajado, no se dan importancia y sienten que han hecho lo que tenían que hacer.
Las relaciones con Dios no son mercantilistas, de hacer valer luego unos derechos adquiridos, sino con amor gratuito de hijos e hijas
Y lo que decimos en nuestra relación con Dios, también se podría aplicar a nuestro trabajo comunitario, eclesial o familiar. Si hacemos el bien, que no sea llevando cuenta de lo que hacemos, ni pasando factura, ni pregonando nuestros méritos. Que no recordemos continuamente a la familia o a la comunidad todo lo que hacemos por ella y los esfuerzos que nos cuesta.
Sino gratuitamente, como lo hacen los padres y madres en su entrega total a su familia. Como lo hacen los verdaderos amigos, que no llevan contabilidad de los favores hechos. Con la reacción que describe Jesús: "hemos hecho lo que teníamos que hacer: somos unos pobres siervos". ¡Cuántas veces nos ha enseñado Jesús que trabajemos gratuitamente, por amor! Eso sí, seguros de que Dios no se dejará ganar en generosidad: "alegraos y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo" (Lc 6,23), "porque con la medida con que midáis se os medirá" (Lc 6,38).
Si al final de la jornada nos sentimos cansados por el trabajo realizado, seguro que también estaremos satisfechos, porque nada produce más alegría que lo que se ha logrado con sacrificio. Pero sin darnos importancia ni ir diciendo a todo el mundo lo cansados que estamos. Entre otras cosas, porque también los otros trabajan. Y además, si hemos recibido gratis de Dios, es justo que demos gratis, sin quejarnos demasiado si nadie nos alaba ni nos aplaude. Dios seguro que sí nos está aplaudiendo, si hemos dado con amor.
10 noviembre 2014
32 semana del tiempo ordinario
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito 1,1-9:
Pablo, siervo de Dios y apóstol
de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento
de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna. Dios,
que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar
el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha
confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador. Querido Tito, verdadero hijo
mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de
Cristo Jesús, salvador nuestro. Mi intención al dejarte en Creta era que
pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad,
siguiendo las instrucciones que te di. El candidato, que sea un hombre sin
tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni
acusados de mala conducta. Porque el obispo, siendo administrador de Dios,
tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni
pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias. Al contrario, ha de ser hospitalario,
amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí. Debe mostrar adhesión a
la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir
a los adversarios.
Salmo 23 R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto
la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Evangelio según san Lucas 17,1-6:
En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los
provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le
encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened
cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si
te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo
siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A partir de hoy, y durante tres días, leemos una de las cartas pastorales de Pablo: la que escribió a su discípulo Tito. Tito había sido pagano y, una vez convertido por Pablo, le acompañó muchas veces en sus viajes y era uno de sus hombres de confianza: le llama "verdadero hijo mío en la fe que compartimos". Pablo le había puesto como responsable -hoy diríamos como obispo- de la comunidad cristiana de Creta, la isla del Mediterráneo.
En esta carta le encomienda que organice la vida de la comunidad, estableciendo presbíteros en cada ciudad. Las cualidades de estos presbíteros son sobre todo de carácter humano: "sin tacha, fieles a su única mujer, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias poco limpias". Al contrario, "hospitalario, justo, dueño de sí". Y también fiel a la fe recibida.
El hecho de que estas virtudes sean ante todo humanas es un “examen” de que los cristianos hemos de vivir las virtudes humanas, dando ejemplo de personas correctas, de conducta buena. ¿Somos fieles a las personas, justos, sobrios, hospitalarios, dueños de nosotros mismos, intachables? ¿o nos toca alguno de los aspectos negativos que señala Pablo: coléricos, amigos de ganancias injustas, arrogantes, ..?
Si hemos de ser luz y sal y fermento en medio del mundo, debemos mostrar el estilo de vida que nos ha enseñado Jesús ante todo con el testimonio, antes que en nuestras palabras.
En el evangelio Jesús nos dice que la fe mueve esas “montañas” que en la convivencia se hacen obstáculo para avanzar. Entrar en la vía del perdón es la solución y sanación. Hace falta fe y oración.
Dedicación de la Basílica de Letrán
Domingo 9 noviembre 2014
Ezequiel 47,1-2.8-9.12:
En aquellos días, el ángel me hizo volver a
la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante –el
templo miraba a levante–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo,
al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta
exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»
Salmo 45 R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R/.
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R/.
de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios (3,9-11.16-17):
Sois edificio de Dios. Conforme al don que
Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta
el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento
fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y
que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de
Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo
sois vosotros.
Evangelio según san Juan 2,13-22:
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús
subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
¿CÓMO
ES NUESTRA RELIGIÓN?
El episodio de
la intervención de Jesús en el templo de Jerusalén ha sido recogido por los
cuatro evangelios. Es Juan quien describe su reacción de manera más gráfica:
con un látigo Jesús expulsa del recinto sagrado a los animales que se están
vendiendo para ser sacrificados, vuelca las mesas de los cambistas y echa por
tierra sus monedas. De sus labios sale un grito: “No convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre”.
Este gesto fue
el que desencadenó su detención y rápida ejecución. Atacar el templo era atacar
el corazón del pueblo judío: el centro de su vida religiosa, social y
económica. El templo era intocable. Allí habitaba el Dios de Israel. Jesús, sin
embargo, se siente un extraño en aquel lugar: aquel templo no es la casa de su
Padre sino un mercado.
A veces, se ha
visto en esta intervención de Jesús su esfuerzo por “purificar” una religión
demasiado primitiva, para sustituirla por un culto más digno y unos ritos menos
sangrientos. Sin embargo, su gesto profético tiene un contenido más radical:
Dios no puede ser el encubridor de una religión en la que cada uno busca su
propio interés. Jesús no puede ver allí esa “familia de Dios” que ha comenzado
a formar con sus primeros discípulos y discípulas.
En aquel templo,
nadie se acuerda de los campesinos pobres y desnutridos que ha dejado en las
aldeas de Galilea. El Padre de los pobres no puede reinar desde este templo.
Con su gesto profético, Jesús está denunciando de raíz un sistema religioso,
político y económico que se olvida de los últimos, los preferidos de Dios.
La actuación de
Jesús nos ha de poner en guardia a sus seguidores para preguntarnos qué
religión estamos cultivando en nuestros templos. Si no está inspirada por
Jesús, se puede convertir en una manera “santa” de cerrarnos al proyecto de Dios
que él quería impulsar en el mundo. La religión de los que siguen a Jesús ha de
estar siempre al servicio del reino de Dios y su justicia.
Por otra parte,
hemos de revisar si nuestras comunidades son un espacio donde todos nos podemos
sentir en “la casa del Padre”. Una comunidad acogedora donde a nadie se le
cierran las puertas y donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde
aprendemos a escuchar el sufrimiento de los más desvalidos y no solo nuestro
propio interés.
No olvidemos que
el cristianismo es una religión profética nacida del Espíritu de Jesús para
abrir caminos al reino de Dios construyendo un mundo más humano y fraterno,
encaminado así hacia su salvación definitiva en Dios. (Jose A. Pagola)
Sábado 8 de noviembre de 2014
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Filipenses 4,10-19:
Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudierais
expresar el interés que sentís por mí; siempre lo habíais sentido, pero os
faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he
aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia.
Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la
privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien
en compartir mi tribulación. Vosotros, los filipenses, sabéis además que, desde
que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte
de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya a Tesalónica, me
mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo
busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Éste es
mi recibo: por todo y por más todavía. Estoy plenamente pagado al recibir lo
que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio
aceptable que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras
necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo
Jesús.
Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudierais
expresar el interés que sentís por mí; siempre lo habíais sentido, pero os
faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he
aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia.
Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la
privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien
en compartir mi tribulación. Vosotros, los filipenses, sabéis además que, desde
que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte
de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya a Tesalónica, me
mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo
busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Éste es
mi recibo: por todo y por más todavía. Estoy plenamente pagado al recibir lo
que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio
aceptable que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras
necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo
Jesús.
Salmo 111 R/. Dichoso quien
teme al Señor
Evangelio según san Lucas
16,9-15:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con
el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas
eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el
que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no
fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?
Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún
siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero.»
Oyeron esto los fariseos,
amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros
presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os
conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con
el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas
eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el
que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no
fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?
Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún
siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero.»
Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»
Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Sin dinero no se puede vivir. Pero, dada la fuerte atracción que ejerce sobre el ser humano con sus promesas de abrir las puertas de la felicidad, podemos caer en la trampa que nos tiende: endiosarle, hacerle nuestro Dios, con las tragedias humanas que esto lleva consigo. El dios dinero tiene sus leyes, a quien le adora y sirve le exige tener más y más dinero, y nunca se tiene lo suficiente. Es obligatorio buscar más dinero. El dios dinero, en esa carrera nunca acabada de más y más, pide olvidarse de la honradez, de la justicia, del amor a los demás, de la fraternidad. No tiene ojos para ver el hambre, la miseria, las situaciones difíciles de los hermanos.
La codicia, el almacenar más y más dinero, es su única ley. Cada día en los Medios de Comunicación aparecen noticias de todo el mundo donde algunos hombres, por culpa de su dios dinero, se corrompen, se deshumanizan, cometen terribles injusticias, asesinatos… Los analistas económicos nos certifican que la crisis económica que padece la humanidad se debe a la codicia de algunos hombres, que por adorar al dinero, al becerro de oro, han cometido auténticas barbaridades financieras que está pagando toda la sociedad.
El dinero no lo tenemos que convertir en fin. Es un medio y, como tal, relativo, no absoluto. No podemos participar en la desenfrenada carrera que existe en este mundo por poseer cada vez más dinero. La ambición, la codicia y la avaricia no deben darse en un cristiano,
Viernes 7 de noviembre de 2014
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Filipenses 3,17–4,1:Sin dinero no se puede vivir. Pero, dada la fuerte atracción que ejerce sobre el ser humano con sus promesas de abrir las puertas de la felicidad, podemos caer en la trampa que nos tiende: endiosarle, hacerle nuestro Dios, con las tragedias humanas que esto lleva consigo. El dios dinero tiene sus leyes, a quien le adora y sirve le exige tener más y más dinero, y nunca se tiene lo suficiente. Es obligatorio buscar más dinero. El dios dinero, en esa carrera nunca acabada de más y más, pide olvidarse de la honradez, de la justicia, del amor a los demás, de la fraternidad. No tiene ojos para ver el hambre, la miseria, las situaciones difíciles de los hermanos.
La codicia, el almacenar más y más dinero, es su única ley. Cada día en los Medios de Comunicación aparecen noticias de todo el mundo donde algunos hombres, por culpa de su dios dinero, se corrompen, se deshumanizan, cometen terribles injusticias, asesinatos… Los analistas económicos nos certifican que la crisis económica que padece la humanidad se debe a la codicia de algunos hombres, que por adorar al dinero, al becerro de oro, han cometido auténticas barbaridades financieras que está pagando toda la sociedad.
El dinero no lo tenemos que convertir en fin. Es un medio y, como tal, relativo, no absoluto. No podemos participar en la desenfrenada carrera que existe en este mundo por poseer cada vez más dinero. La ambición, la codicia y la avaricia no deben darse en un cristiano,
Viernes 7 de noviembre de 2014
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Viernes 7 de noviembre de 2014
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.
Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mí corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Salmo 121 R/. Vamos alegres a la casa del Señor
Evangelio según san Lucas 16,1-8:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la ( φρόνιµος (frónimos)) agudeza con que habla procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.»
Evangelio según san Lucas 16,1-8:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la ( φρόνιµος (frónimos)) agudeza con que habla procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
En el original griego aparece esta palabra: φρόνιµος (frónimos) significa prudente, perspicaz, juicioso, despierto, agudo, sagaz. ACTUAR CON INTELIGENCIA Y AUDACIA
Jesús viene a decir algo así: “Ya veis la conducta de los hijos de las tinieblas; ya veis cómo hacen trampas, cómo roban, cómo engañan, cómo traicionan, cómo mienten y cómo intentan salir de todos los apuros airosos, con honor. ¿Y vosotros que decís vivir los valores evangélicos? ¿Vosotros, los hijos de la luz? ¿Usáis la misma sagacidad para hacer el bien, para ayudar a los demás, para vivir en el mundo sin contaminaros con el mal, sino dando testimonio de mí y de mi Evangelio?
Jesús se queja de que los hijos de la luz sean -seamos- mucho menos avispados en sus asuntos espirituales que los hijos de este mundo en el manejo de sus asuntos temporales. No es que nos aconseje que seamos tan poco honrados como ellos, sino que imitemos su habilidad. Con este objeto nos refiere la parábola de aquel hombre listo que supo utilizar unos recursos que no le pertenecían para asegurarse amigos cuando vinieran los días malos. Y opone a ello nuestra falta de inteligencia y de audacia.
En el original griego aparece esta palabra: φρόνιµος (frónimos) significa prudente, perspicaz, juicioso, despierto, agudo, sagaz. ACTUAR CON INTELIGENCIA Y AUDACIA
Jesús viene a decir algo así: “Ya veis la conducta de los hijos de las tinieblas; ya veis cómo hacen trampas, cómo roban, cómo engañan, cómo traicionan, cómo mienten y cómo intentan salir de todos los apuros airosos, con honor. ¿Y vosotros que decís vivir los valores evangélicos? ¿Vosotros, los hijos de la luz? ¿Usáis la misma sagacidad para hacer el bien, para ayudar a los demás, para vivir en el mundo sin contaminaros con el mal, sino dando testimonio de mí y de mi Evangelio?
Jesús se queja de que los hijos de la luz sean -seamos- mucho menos avispados en sus asuntos espirituales que los hijos de este mundo en el manejo de sus asuntos temporales. No es que nos aconseje que seamos tan poco honrados como ellos, sino que imitemos su habilidad. Con este objeto nos refiere la parábola de aquel hombre listo que supo utilizar unos recursos que no le pertenecían para asegurarse amigos cuando vinieran los días malos. Y opone a ello nuestra falta de inteligencia y de audacia.
Las cosas se advierten para poner remedio, Jesús nos dice esto para que nos "espabilemos" y no seamos "tontos". La razón y las cualidades hay que cultivarlas y ponerlas a ¡trabajar! con sentido previsor.
"Quien hace todo lo posible tiene derecho a esperar lo imposible"
“Estando sentados a la mesa, uno de los
comensales dijo a Jesús: ¡Dichoso el que coma el banquete del Reino de Dios!
Jesús aprovechó la oportunidad y habló así:
Un hombre daba un gran banquete y convidó a
mucha gente, y a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los
convidados: Venid, ya está todo preparado.
Pero ellos no quisieron acudir y se excusaron
uno tras otro:... Dispénsame, por favor, pues he comprado un campo...
Dispénsame, he comprado cinco yuntas de bueyes... No puedo ir, pues acabo de
casarme...
Entonces el amo dijo al criado: sal por los
caminos, invita a todos e insísteles que entren al banquete. Os digo que
ninguno de aquellos convidados primeros probará mi banquete”.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Comienzo de la carta del
apóstol san Pablo a los Filipenses 1,1-11:
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos que residen en Filipos, con sus obispos y diáconos. Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios cada vez que os menciono; siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo dentro, porque, tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís la gracia que me ha tocado. Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Salmo 110 R/. Grandes son
las obras del Señor
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Evangelio según san Lucas
14,1-6:
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?»
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?»
Y se quedaron sin respuesta.
Filipenses es una de las cartas llamadas "de la cautividad" (junto con Efesios, Colosenses y Filemón). Va dirigida a la comunidad de Filipos, una ciudad de Macedonia, en el norte de la actual Grecia. Filipos, que era colonia romana, se llamaba así porque la fundó Filipo II, el padre de Alejandro Magno, el siglo IV antes de Cristo.
Jueves 30 octubre 2014
30ª semana del tiempo ordinario
Efesios 6,10-20:
Salmo 143 R/. Bendito el Señor, mi Roca
Evangelio según san Lucas
13,31-35:
Efesios 6,1-9:
Salmo 144 R/. El Señor es fiel a sus palabras
Evangelio según san Lucas
13,22-30:
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo a los Efesios 2,19-22:
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino
que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis
edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo
Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va
levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros
os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el
Espíritu.
Salmo 18 R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
Lucas 6,12-19:
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a
orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus
discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso
de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un
llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea,
de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los
curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban
curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los
curaba a todos.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
“Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles". La carta a los efesios, pone en la cumbre a Cristo que es
cabeza y Piedra Angular de la Iglesia.
En el texto de hoy, Pablo pone su empeño en demostrar la
unidad de todos los seguidores de Cristo, sean circuncisos o incircuncisos; a
los cristianos nos une la fe en Cristo, no importa la procedencia; el apóstol
insiste: ya no sois extranjeros ni forasteros, somos todos miembros de la
familia de Dios, la Iglesia, cuyos cimientos son los apóstoles y los profetas y
sobre todo su Piedra Angular que es Cristo. Todos formamos un solo templo. Así
como los judíos consideraban única morada de Dios el templo de Jerusalén, Pablo
define a la Iglesia como un templo consagrado al Señor para ser su “Morada por el
Espíritu”.
Por el bautismo somos
verdaderos templos consagrados; la Santísima. Trinidad mora
en nosotros.
Gracias a los apóstoles, que fueron por el mundo anunciando
el Evangelio pudimos alcanzar la fe en Cristo, esta fe nos exige ser heraldos
del Evangelio ir al mundo anunciando la Buena Noticia, ser verdaderos
discípulos de Cristo.
“Pasó la noche orando…escogió a doce y los nombró apóstoles”. Las
grandes obras requieren una preparación especial;
Jesús quiere a escoger a sus apóstoles, los que después serán cimientos de su
Iglesia, para ello se prepara, se
retira a hacer oración (nos dice el
texto evangélico que pasó toda la noche sólo, en oración), la elección es
importantísima, los que elija serán los que comunicarán al mundo “lo que han
visto y oído” mientras fueron compañeros de Jesús durante su vida pública.
Entre ellos están los dos apóstoles cuya fiesta celebramos: Simón y Judas, los
dos fueron fieles testigos del Evangelio, los dos dieron su vida por proclamar
la verdad de Cristo, único Salvador. Él nos dio ejemplo de vida: “Pasó
por el mundo haciendo el bien, curando toda dolencia y enfermedad” invitándonos
a seguir su ejemplo.
Seremos sus testigos si vivimos cómo Él haciendo el bien y
ayudando a cuantos nos necesiten. Como lo hicieron los apóstoles Simón y Judas.
LA
VOZ DE SAN AGUSTÍN
Regresa a tu corazón.
¿Por qué huyes y te pierdes lejos de ti? ¿Por qué andas por caminos
solitarios? ¿Por qué vagabundeas? ¡Vuelve! ¿Adónde? Al Señor. Él
está a la espera. Regresa primero a tu corazón, tú que andas desterrado y
errabundo. ¿No te reconoces a ti mismo y quieres conocer a tu
Creador? Regresa, repito, a tu corazón. Y examina qué sientes
acerca de Dios allí dentro donde tú mismo eres su imagen
Efesios 4,7-16:
Salmo 121 R/. Vamos alegres
a la casa del Señor
Evangelio según san Lucas
13,1-9:
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Salmo 23 R/. Éste es el
grupo que viene a tu presencia, Señor
Evangelio según san Lucas
12,54-59:
Efesios 3,14-21:
Salmo 32 R/. La
misericordia del Señor llena la tierra
Evangelio según san Lucas
12,49-53:
Efesios 3,2-12:
Isaías 12,2-3.4bcd.5-6 R/.
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador
Evangelio según san Lucas 12,39-48:
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Efesios 2,12-22:
Salmo 84 R/. Dios anuncia
la paz a su pueblo
evangelio según san Lucas
12,35-38:
Estamos llamados a entendernos, a superar diferencias, a vencer egoísmos e intereses, a olvidar pasados y rencores que a nada conducen. Estamos llamados a entender que es mucho más grande, más valioso, más vivo lo que nos une que lo que nos aleja. Porque todos somos de Dios: miembros de la Familia de Dios!!
“En vela nos quiere el Señor”. A menudo vivimos distraídos. Lo urgente no nos deja ver lo importante. Dios pasa y llama, pero muchas veces los grandes ruidos y brillos de nuestras urgencias nos impiden escuchar y ver. No podemos vivir despistados, sino con ojos abiertos y oídos atentos para darnos cuenta de que Dios llama incansablemente y poder así cuidar, mimar, hacer crecer e intensificar nuestra relación con Él.
LA VOZ DE J. ALDAZABAL
Ayer
se nos decía que no nos dejáramos apegar a las riquezas, porque nos estorbarán
en el momento decisivo. Hoy, que vigilemos. Es sabio el que vive despierto y
sabe mirar al futuro. No porque no sepa gozar de la vida y cumplir sus tareas
del "hoy", pero sí porque sabe que es peregrino en esta vida y lo
importante es asegurarse su continuidad en la vida eterna. Y vive con una meta
y una esperanza.
En
las cosas de aquí abajo afinamos mucho los cálculos: para que nos llegue el
presupuesto, para conseguir éxitos comerciales o deportivos, para aprobar el
curso. Pero ¿somos igualmente espabilados en las cosas del espíritu?
Sábado 18 de octubre de 2014
de la segunda carta del
apóstol san Pablo a Timoteo 4,9-17a:
Viernes 17 de octubre de
2014
Pablo a los Efesios
1,11-14:
Salmo 32 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió
como heredad
Evangelio según san Lucas
12,1-7:
Jueves 6 noviembre 2014
31 semana del tiempo
ordinario
Pablo
a los Filipenses 3,3-8a:
Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu
de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne.
Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y
si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho
días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los
cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de
intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era
irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré
pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y
todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Salmo 104 R/. Que se alegren los que buscan al Señor
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.
Evangelio según san Lucas 15,1-10:
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El capítulo 15 de san Lucas ha sido llamado "el corazón del evangelio". Nos transmite unas parábolas muy características, las de la misericordia: hoy leemos la de la oveja descarriada y la de la moneda perdida. La del hijo pródigo, la más famosa, la leemos en Cuaresma.
El relato comienza con un sumario general: los publicanos y
pecadores se acercaban a Jesús para oírle y los fariseos y escribas murmuraban:
Jesús acoge a los pecadores y come con ellos. Este sumario general, donde los
verbos están en imperfecto, es un recurso típico de Lucas y expresa una
situación prolongada y recurrente. Es lo que sucedía siempre. Lo que describe
este sumario es realmente escandaloso. Los 'publicanos' eran posiblemente agentes
aduaneros que recolectaban impuestos. Normalmente eran corruptos y ladrones y
por eso todo el mundo, especialmente los comerciantes ricos, los odiaban. El
término 'pecadores' designa en forma general a los que violaban públicamente la
ley. Los dos términos juntos designan a todos aquellos que vivían al margen de
la ley y constitucionalidad judía.
Que estas personas se
acercaran a Jesús para oírle no era ningún escándalo. Lo escandaloso era que
Jesús los acogía y comía con ellos. No se dice en el texto que Jesús los
reprendiera y les exigiera conversión, para que se integraran a la normativa
pública judía. Más adelante tenemos el caso de Zaqueo, que por cuenta propia,
sin que se lo exigiera Jesús, hará un cambio radical de vida. Jesús ahora sólo
acoge a los publicanos y pecadores y come con ellos. Acoger a un pecador
arrepentido no es escándalo. El escándalo es acogerlo así tal cual es. De esta
manera Jesús estaba violando gravemente la ley. La intencionalidad de Jesús no
es la violación de la ley en si misma, sino la revelación de Dios como un Dios
de misericordia. Eso es lo que hará en las tres parábolas que siguen, donde el
tema central esta revelación de Dios como un Dios de misericordia.
La parábola de la oveja perdida tiene como sujeto a un hombre y la de la dracma
perdida a una mujer. La primera Lucas la comparte con Mateo (Mt 18, 12-14. La
segunda es material propio de Lucas. En la conclusión teológica de ambas
parábolas (v. 7 y 10) el sujeto directo es Dios mismo, que se revela como Dios
de misericordia.
La primera parábola no es sobre la oveja perdida, sino sobre el pastor que deja
las 99 para buscar la perdida. Es una parábola sobre el pastor misericordioso.
Llama la atención el trato que da a la oveja perdida ('la pone, contento, sobre
sus hombros') y el gozo que comparte con sus amigos y vecinos.
La segunda parábola, en estricto paralelo con la primera, es una mujer que,
encendiendo luces y barriendo, busca cuidadosamente la dracma perdida.
La conclusión teológica se refiere a Dios. El pastor y la mujer solícita nos
revelan la manera de ser de Dios. En las dos parábolas Dios tiene en la primera
rostro de hombre y en la segunda rostro de mujer.
La aritmética de Dios no es la nuestra. El número, la cantidad nos impresionan siempre. Para Dios
"uno" iguala a "noventa y nueve". Cada persona tiene un
valor inestimable.
Misterio del respeto que Dios tiene para cada uno de
nosotros.
Miércoles 5 noviembre 2014
31 semana del tiempo ordinario
Filipenses
2,12-18:
Ya que siempre habéis obedecido, no sólo cuando yo estaba
presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, seguid actuando vuestra
salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el
querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que
hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos,
hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la
cual brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir. El día
de Cristo, eso será una honra para mí, que no he corrido ni me he fatigado en
vano. Y, aun en el caso de que mi sangre haya de derramarse, rociando el
sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra
alegría; por vuestra parte, estad alegres y asociaos a la mía.
Salmo
26,1.4.13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Evangelio
según san Lucas 14,25-33:
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y
les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a
su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí
mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede
ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, sí quiere construir una torre, no
se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea
que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los
que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de
acabar." ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta
primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le
ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados
para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos
sus bienes no puede ser discípulo mío.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Seguimos con Jesús camino a Jerusalén. Mucha gente hacia el camino con Jesús; iban en peregrinación a la fiesta de la Pascua. Por eso Jesús se vuelve y dice las condiciones para ser sus discípulos y discípulas. Se puede caminar con alguien, pero no seguirLe como Maestro. Jesús define el discipulado y lo hace en términos extremadamente radicales.
El texto tiene tres partes: (1) condiciones para ser discípulo (vv. 25-27), (2) medir fuerzas para decidirse a ser discípulo (vv. 28-32) y (3) conclusión final (v. 33).
Jesús exige a sus discípulos una opción preferencial por su persona, por encima de todas las demás relaciones de “dependencia”, como son las familiares. Jesús incluso exige dejar de lado la preocupación por la vida propia. Esa preferencia radical se expresa en el semitismo 'odiar', que significa 'preferir por encima de'. El discípulo es el que camina detrás de Jesús, cargando su cruz. Y esto por causa del Reino de Dios.
Por eso pide que cada uno mida bien sus fuerzas y pone dos ejemplos: la edificación de una torre y un batalla. Son dos empresas que exigen mucha reflexión y mucha inteligencia para no quedarse a mitad.
La conclusión del texto también ilustra la enseñanza “la renuncia” a los bienes, es decir, a las propias “seguridades” para ser discípulo. Al final es cuestión de confianza. ¿Dónde la tienes puesta? En realidad todo o todos nos pueden fallar (también nosotros a los demás), pero si te has “despojado” de todo y solo tienes puesta tu confianza en Jesús, lo tienes todo, porque él nunca te va a fallar.
Martes 4 noviembre
2014
31 semana del
tiempo ordinario
Jueves 6 noviembre 2014
31 semana del tiempo
ordinario
Pablo
a los Filipenses 3,3-8a:
Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu
de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne.
Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y
si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho
días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los
cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de
intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era
irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré
pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y
todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Salmo 104 R/. Que se alegren los que buscan al Señor
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.
Evangelio según san Lucas 15,1-10:
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El capítulo 15 de san Lucas ha sido llamado "el corazón del evangelio". Nos transmite unas parábolas muy características, las de la misericordia: hoy leemos la de la oveja descarriada y la de la moneda perdida. La del hijo pródigo, la más famosa, la leemos en Cuaresma.
El relato comienza con un sumario general: los publicanos y
pecadores se acercaban a Jesús para oírle y los fariseos y escribas murmuraban:
Jesús acoge a los pecadores y come con ellos. Este sumario general, donde los
verbos están en imperfecto, es un recurso típico de Lucas y expresa una
situación prolongada y recurrente. Es lo que sucedía siempre. Lo que describe
este sumario es realmente escandaloso. Los 'publicanos' eran posiblemente agentes
aduaneros que recolectaban impuestos. Normalmente eran corruptos y ladrones y
por eso todo el mundo, especialmente los comerciantes ricos, los odiaban. El
término 'pecadores' designa en forma general a los que violaban públicamente la
ley. Los dos términos juntos designan a todos aquellos que vivían al margen de
la ley y constitucionalidad judía.
Que estas personas se acercaran a Jesús para oírle no era ningún escándalo. Lo escandaloso era que Jesús los acogía y comía con ellos. No se dice en el texto que Jesús los reprendiera y les exigiera conversión, para que se integraran a la normativa pública judía. Más adelante tenemos el caso de Zaqueo, que por cuenta propia, sin que se lo exigiera Jesús, hará un cambio radical de vida. Jesús ahora sólo acoge a los publicanos y pecadores y come con ellos. Acoger a un pecador arrepentido no es escándalo. El escándalo es acogerlo así tal cual es. De esta manera Jesús estaba violando gravemente la ley. La intencionalidad de Jesús no es la violación de la ley en si misma, sino la revelación de Dios como un Dios de misericordia. Eso es lo que hará en las tres parábolas que siguen, donde el tema central esta revelación de Dios como un Dios de misericordia.
La parábola de la oveja perdida tiene como sujeto a un hombre y la de la dracma perdida a una mujer. La primera Lucas la comparte con Mateo (Mt 18, 12-14. La segunda es material propio de Lucas. En la conclusión teológica de ambas parábolas (v. 7 y 10) el sujeto directo es Dios mismo, que se revela como Dios de misericordia.
La primera parábola no es sobre la oveja perdida, sino sobre el pastor que deja las 99 para buscar la perdida. Es una parábola sobre el pastor misericordioso. Llama la atención el trato que da a la oveja perdida ('la pone, contento, sobre sus hombros') y el gozo que comparte con sus amigos y vecinos.
La segunda parábola, en estricto paralelo con la primera, es una mujer que, encendiendo luces y barriendo, busca cuidadosamente la dracma perdida.
La conclusión teológica se refiere a Dios. El pastor y la mujer solícita nos revelan la manera de ser de Dios. En las dos parábolas Dios tiene en la primera rostro de hombre y en la segunda rostro de mujer.
La aritmética de Dios no es la nuestra. El número, la cantidad nos impresionan siempre. Para Dios
"uno" iguala a "noventa y nueve". Cada persona tiene un
valor inestimable.
Misterio del respeto que Dios tiene para cada uno de
nosotros.
Miércoles 5 noviembre 2014
31 semana del tiempo ordinario
Filipenses
2,12-18:
Ya que siempre habéis obedecido, no sólo cuando yo estaba
presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, seguid actuando vuestra
salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el
querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que
hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos,
hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la
cual brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir. El día
de Cristo, eso será una honra para mí, que no he corrido ni me he fatigado en
vano. Y, aun en el caso de que mi sangre haya de derramarse, rociando el
sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra
alegría; por vuestra parte, estad alegres y asociaos a la mía.
Salmo
26,1.4.13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Evangelio
según san Lucas 14,25-33:
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y
les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a
su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí
mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede
ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, sí quiere construir una torre, no
se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea
que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los
que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de
acabar." ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta
primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le
ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados
para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos
sus bienes no puede ser discípulo mío.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Seguimos con Jesús camino a Jerusalén. Mucha gente hacia el camino con Jesús; iban en peregrinación a la fiesta de la Pascua. Por eso Jesús se vuelve y dice las condiciones para ser sus discípulos y discípulas. Se puede caminar con alguien, pero no seguirLe como Maestro. Jesús define el discipulado y lo hace en términos extremadamente radicales.
El texto tiene tres partes: (1) condiciones para ser discípulo (vv. 25-27), (2) medir fuerzas para decidirse a ser discípulo (vv. 28-32) y (3) conclusión final (v. 33).
Jesús exige a sus discípulos una opción preferencial por su persona, por encima de todas las demás relaciones de “dependencia”, como son las familiares. Jesús incluso exige dejar de lado la preocupación por la vida propia. Esa preferencia radical se expresa en el semitismo 'odiar', que significa 'preferir por encima de'. El discípulo es el que camina detrás de Jesús, cargando su cruz. Y esto por causa del Reino de Dios.
Por eso pide que cada uno mida bien sus fuerzas y pone dos ejemplos: la edificación de una torre y un batalla. Son dos empresas que exigen mucha reflexión y mucha inteligencia para no quedarse a mitad.
La conclusión del texto también ilustra la enseñanza “la renuncia” a los bienes, es decir, a las propias “seguridades” para ser discípulo. Al final es cuestión de confianza. ¿Dónde la tienes puesta? En realidad todo o todos nos pueden fallar (también nosotros a los demás), pero si te has “despojado” de todo y solo tienes puesta tu confianza en Jesús, lo tienes todo, porque él nunca te va a fallar.
Martes 4 noviembre 2014
31 semana del
tiempo ordinario
Evangelio según san Lucas 14, 15-24:
“Estando sentados a la mesa, uno de los
comensales dijo a Jesús: ¡Dichoso el que coma el banquete del Reino de Dios!
Jesús aprovechó la oportunidad y habló así:
Un hombre daba un gran banquete y convidó a
mucha gente, y a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los
convidados: Venid, ya está todo preparado.
Pero ellos no quisieron acudir y se excusaron
uno tras otro:... Dispénsame, por favor, pues he comprado un campo...
Dispénsame, he comprado cinco yuntas de bueyes... No puedo ir, pues acabo de
casarme...
Entonces el amo dijo al criado: sal por los
caminos, invita a todos e insísteles que entren al banquete. Os digo que
ninguno de aquellos convidados primeros probará mi banquete”.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A raíz de la parábola encontramos estas enseñanzas de Jesús:
1. El reino de Dios es festivo, alegre: en efecto, es semejante a un banquete, a un tesoro, a una perla maravillosa.
2. La entrada al banquete requiere una invitación. Un patrón llama, un rey invita; se coloca a los invitados ante una situación de responsabilidad, de elección. La invitación es un acto de gracia y quien invita quiere difundir su alegría, manifestarla, participarla.
3. La invitación es seria, empeñativa. El acento es muy fuerte sobre este aspecto. Es una invitación de amor que compromete la vida, que la empeña seriamente. Es evidente el salto de cualidad entre lo humano y lo divino. Una invitación humana se puede aceptar o rechazar. Si se rechaza, no hay ningún perjuicio serio; si se la acepta, no queda uno comprometido existencialmente. En cambio, Dios es tan misterioso, maravilloso, que, al invitar, compromete, y es un compromiso que cambia totalmente la vida, la transfigura, la hace nueva.
4. Quien rechaza la invitación es insensato e irrazonable. Quien no va al banquete del rey presenta pretextos, porque sabe que ofende al rey, sabe que se equivoca y, por tanto, no razona bien, se comporta como insensato.
5. Quien rechaza legitima su respuesta, quien rechaza encuentra siempre excusas que parecen buenas.
6. La invitación se hace libremente. Se necesita la invitación, porque la entrada no es libre, pero no está reservada a una élite: está dirigida a los pobres, a los tullidos, a los cojos, a todos. Ya lo vimos en la búsqueda de los perdidos y aquí lo vemos bajo el tema de la invitación: están invitados todos los desgraciados, los pobres, y no solamente los doctos, los sabios, los inteligentes, los nobles. La parábola parte de estos precisamente porque tiene un fondo humano, luego lo supera y revela que el rey, el amo quiere a todos, hasta a los más miserables.
No hay, pues, una Iglesia de élite, hay una Iglesia para todos indistintamente y la invitación se hace a la primera hora, a las horas intermedias y a la última hora, a todas las horas, en todos los tiempos.
7. La invitación exige obediencia y desapego. Es una característica que recuerda la del tercer punto: invitación seria y empeñativa. Pero aquí se profundiza: no basta decir sí con las palabras, y obedece el hijo que con las palabras había dicho que no, pero después va. Fuera del lenguaje parabólico está la palabra de Jesús: "No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre" (/Mt/07/21).
8. La invitación está a tu lado, imprevista, en la esquina de la calle. El samaritano no esperaba encontrar aquella invitación. A un cierto momento interviene la llamada: ¿Quieres ser prójimo, quieres amar al prójimo? Entonces tienes que hacer así y así, pues de lo contrario no amas al prójimo.
Lunes 3 de noviembre de 2014
San Martín de Porres
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Pablo a los Filipenses 2,1-4:
Si queréis darme el consuelo de
Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis
entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes
con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación,
dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino
buscad todos el interés de los demás.
Salmo 130 R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.
Sino que acallo y modero mis
deseos,
como un niño en brazos de su
madre. R/.
Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.
Evangelio según san Lucas 14,12-14:
En aquel tiempo, dijo Jesús a
uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o
una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando
des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te
pagarán cuando resuciten los justos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús nos muestra otra manera de ver y hacer las cosas. En esta ocasión pone sobre la mesa la cuestión de la gratuidad. Quien más y quien menos hace las cosas buscando un reconocimiento, un agradecimiento. Y es bonito ser agradecidos, reconocer a los otros lo que hacen. Hemos de practicar el dar gracias y además enseñarlo a las nuevas generaciones que a veces creen que se lo merecen todo y no saben agradecer. Pero no es esta la cuestión. La cuestión es el hacer las cosas, invitar o regalar, podríamos decir, esperando a cambio lo mismo. Jesús nos pide “ser como Dios” que no nos ama para que le amemos, sino que, como dice san Juan, nos amó cuando aún eramos pecadores. Es decir, se trata de ir más allá de lo aparentemente normal y de costumbre. Me regalan, regalo. Me invitan, invito. Me hacen bien, respondo con bien. Pero eso no es todo. Jesús nos pide ir más allá de lo “normal”. Tratar con amabilidad, aún cuando a ti no te traten así. Acoger, aún cuando no te sientas acogido. Ser positivo y propositivo, sin esperar a cambio que lo sean contigo.
“Dichoso tu porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”. El fruto de todas tus buenas acciones aunque no lo veas aquí, lo verás después. Es más, es que te construyen. Tu eres más tu, sacas lo mejor de ti mismo, superándote y buscando seguir las huellas de tu Maestro Jesucristo que te enseña hoy esto: ve más allá de lo puramente normal y correcto, atrévete a superar tus propias expectativas; aún más no tengas expectativas. Únete al modo de actuar de tu Padre-Madre Dios y mira cuánto mejor bien puedes hacer aún, sobre todo yendo al encuentro de los que nadie va, porque ¿quién invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos? La “normalidad” nos lleva a relacionarnos con las personas que nos son afines, pero Jesús nos dice que busquemos a los otros que creemos “pobres, ciegos, lisiados, cojos y ciegos”. En aquella época esto eran personas excluidas de las relaciones para un fariseo, porque eran considerados “pecadores”, personas al margen, porque no cumplían la Ley.
La invitación que el Papa Francisco hace a cada bautizado de salir a las periferias, tiene que ver mucho con esta enseñanza del Evangelio de hoy. Una Iglesia en salida, no encerrada sobre sí misma, sino descentrada de sí y que busca entrar en relación con quienes la historia, la sociedad, etc, dejan al margen y que no cuentan para los “poderosos” de este mundo. Se trata del llamado "4º mundo", el "6º continente".
2
noviembre 2014
Fieles
difuntos
Primera lectura
del libro de las Lamentaciones 3,17 - 26.
Me han arrancado la paz
y ya no me acuerdo de la dicha.
Pienso que se me acabaron ya las fuerzas
y la esperanza en el Señor.
Fíjate, Señor, en mi pesar,
En esta amarga hiel que me envenena.
Apenas pienso en ello,
me invade el abatimiento.
Pero, apenas me acuerdo de ti,
me lleno de esperanza.
La misericordia de Señor nunca termina
y nunca se acaba su compasión;
al contrario, cada mañana se renuevan.
¡Qué grande es el Señor!
Yo me digo:
“El Señor es la parte que me ha tocado en
herencia”
y en el Señor pongo mi esperanza.
El Señor es bueno con aquellos que en él
esperan,
con aquellos que los buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación del
Señor.
Salmo
129 Desde lo hondo, a tí grito, Señor
de
la carta de Pablo a los Romanos: 6, 3-9
Hermanos: Los que por el Bautismo nos incorporamos a
Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el Bautismo fuimos sepultados con
él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo
estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja
condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad
de pecadores y nosotros libres de la esclavitud al pecado, porque el que muere
ha quedado absuelto del pecado. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos
que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de
entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Del
Evangelio según San Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - No perdáis
la calma: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay
muchas estancias, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio,
volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.
Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. Tomás le dice: - Señor, no sabemos adónde
vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: - Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Las palabras del evangelio "En casa de mi Padre hay
muchas estancias" nos ayudaran a creer que nuestros difuntos ya
han sido acogidos en ellas; porque Dios es Padre y ama siempre y, en su
amor, todos tenemos un sitio. Dios, a quien nada pasa por alto, no quiere
que se pierda ni la más pequeña migaja del amor que tenemos a los demás,
por pequeño que éste sea. Por tanto habrá sabido descubrir el amor (sea
poco, sea mucho) que vivieron nuestros difuntos y no permitirá que
quede enterrado por siempre.
Alguien se podría preguntar: si todos tenemos un sitio asegurado en la casa del
Padre, si la salvación es un don gratuito que él nos ofrece, ¿por qué
debemos orar por nuestros
difuntos, como lo hacemos hoy? Oramos porque
la oración es siempre un diálogo renovador con Dios: nosotros aportamos en
él las graves preocupaciones que tenemos y él se nos da totalmente. Sabemos que
Dios ama a los que quieren permanecer fieles a su alianza. Y sabemos
que nuestros difuntos no querían romperla, esta alianza con Dios, y nosotros mismos que hemos sido testigos del
paso de esta “orilla” a la otra de seres queridos, la queremos
vivir intensamente. Por eso, la oración, hoy, brota de nuestros
labios con la seguridad de que Dios nos escucha, porque nunca se hace
el sordo y la oración es capaz de llevar nuestro cariño al “otro lado”, es
comunicación en el Amor y en el Amor está Dios. El Espíritu mismo ora en nosotros
y ellos viven ya con la Trinidad para siempre ¿cómo no orar? Es actualizar el
amor, no sólo un mero recuerdo, sino seguir creciendo en el Amor, cultivándolo;
de nosotros a ellos porque los queremos y de ellos a nosotros porque nos
quieren. El amor no pasa nunca.
LA VOZ
DE SAN AGUSTÍN
Aquellos que nos han
dejado no están ausentes, sino invisibles.
Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas.
EN
LAS MANOS DE DIOS
Los hombres de
hoy no sabemos qué hacer con la muerte. A veces, lo único que se nos ocurre es
ignorarla y no hablar de ella. Olvidar cuanto antes ese triste suceso, cumplir
los trámites religiosos o civiles necesarios y volver de nuevo a nuestra vida
cotidiana.
Pero tarde o
temprano, la muerte va visitando nuestros hogares arrancándonos nuestros seres
más queridos. ¿Cómo reaccionar entonces ante esa muerte que nos arrebata para
siempre a nuestra madre? ¿Qué actitud adoptar ante el esposo querido que nos
dice su último adiós? ¿Que hacer ante el vacío que van dejando en nuestra vida
tantos amigos y amigas?
La muerte es una
puerta que traspasa cada persona en solitario. Una vez cerrada la puerta, el
muerto se nos oculta para siempre. No sabemos qué ha sido de él. Ese ser tan
querido y cercano se nos pierde ahora en el misterio insondable de Dios. ¿Cómo
relacionarnos con él?
Los seguidores
de Jesús no nos limitamos a asistir pasivamente al hecho de la muerte.
Confiando en Cristo resucitado, lo acompañamos con amor y con nuestra plegaria
en ese misterioso encuentro con Dios. En la liturgia cristiana por los difuntos
no hay desolación, rebelión o desesperanza. En su centro solo una oración de
confianza: “En tus manos, Padre de bondad, confiamos la vida de nuestro ser
querido”
¿Qué sentido
pueden tener hoy entre nosotros esos funerales en los que nos reunimos personas
de diferente sensibilidad ante el misterio de la muerte? ¿Qué podemos hacer
juntos: creyentes, menos creyentes, poco creyentes y también increyentes?
A lo largo de
estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más críticos, pero
también más frágiles y vulnerables; somos más incrédulos, pero también más
inseguros. No nos resulta fácil creer, pero es difícil no creer. Vivimos llenos
de dudas e incertidumbres, pero no sabemos encontrar una esperanza.
A veces, suelo
invitar a quienes asisten a un funeral a hacer algo que todos podemos hacer,
cada uno desde su pequeña fe. Decirle desde dentro a nuestro ser querido unas
palabras que expresen nuestro amor a él y nuestra invocación humilde a Dios:
“Te seguimos
queriendo, pero ya no sabemos cómo encontrarnos contigo ni qué hacer por ti.
Nuestra fe es débil y no sabemos rezar bien. Pero te confiamos al amor de Dios,
te dejamos en sus manos. Ese amor de Dios es hoy para ti un lugar más seguro
que todo lo que nosotros te podemos ofrecer. Disfruta de la vida plena. Dios te
quiere como nosotros no te hemos sabido querer. Un día nos volveremos a ver”. (J.A Pagola)
1
noviembre’ 2014
Fiesta de
todos los santos y santas
Apocalipsis
7, 2-4. 9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:
–«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.»
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
–«¡La victoria es de nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y del Cordero!»
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
–«Amén.
La alabanza y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza
son de nuestro Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.»
Y uno de los ancianos me dijo:
–«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí:
–«Señor mío, tú lo sabrás.»
Él me respondió.
–«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.»
Salmo 23 R. Éste es el
grupo que viene a tu presencia, Señor.
de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3
Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manífieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí, mismo, como él es puro.
Evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentio, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Viernes 31 de octubre de 2014
Trigésima
semana del Tiempo Ordinario
1. El reino de Dios es festivo, alegre: en efecto, es semejante a un banquete, a un tesoro, a una perla maravillosa.
2. La entrada al banquete requiere una invitación. Un patrón llama, un rey invita; se coloca a los invitados ante una situación de responsabilidad, de elección. La invitación es un acto de gracia y quien invita quiere difundir su alegría, manifestarla, participarla.
3. La invitación es seria, empeñativa. El acento es muy fuerte sobre este aspecto. Es una invitación de amor que compromete la vida, que la empeña seriamente. Es evidente el salto de cualidad entre lo humano y lo divino. Una invitación humana se puede aceptar o rechazar. Si se rechaza, no hay ningún perjuicio serio; si se la acepta, no queda uno comprometido existencialmente. En cambio, Dios es tan misterioso, maravilloso, que, al invitar, compromete, y es un compromiso que cambia totalmente la vida, la transfigura, la hace nueva.
4. Quien rechaza la invitación es insensato e irrazonable. Quien no va al banquete del rey presenta pretextos, porque sabe que ofende al rey, sabe que se equivoca y, por tanto, no razona bien, se comporta como insensato.
5. Quien rechaza legitima su respuesta, quien rechaza encuentra siempre excusas que parecen buenas.
6. La invitación se hace libremente. Se necesita la invitación, porque la entrada no es libre, pero no está reservada a una élite: está dirigida a los pobres, a los tullidos, a los cojos, a todos. Ya lo vimos en la búsqueda de los perdidos y aquí lo vemos bajo el tema de la invitación: están invitados todos los desgraciados, los pobres, y no solamente los doctos, los sabios, los inteligentes, los nobles. La parábola parte de estos precisamente porque tiene un fondo humano, luego lo supera y revela que el rey, el amo quiere a todos, hasta a los más miserables.
No hay, pues, una Iglesia de élite, hay una Iglesia para todos indistintamente y la invitación se hace a la primera hora, a las horas intermedias y a la última hora, a todas las horas, en todos los tiempos.
7. La invitación exige obediencia y desapego. Es una característica que recuerda la del tercer punto: invitación seria y empeñativa. Pero aquí se profundiza: no basta decir sí con las palabras, y obedece el hijo que con las palabras había dicho que no, pero después va. Fuera del lenguaje parabólico está la palabra de Jesús: "No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre" (/Mt/07/21).
8. La invitación está a tu lado, imprevista, en la esquina de la calle. El samaritano no esperaba encontrar aquella invitación. A un cierto momento interviene la llamada: ¿Quieres ser prójimo, quieres amar al prójimo? Entonces tienes que hacer así y así, pues de lo contrario no amas al prójimo.
Lunes 3 de noviembre de 2014
San Martín de Porres
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
San Martín de Porres
Trigésimo primera semana del Tiempo Ordinario
Pablo a los Filipenses 2,1-4:
Si queréis darme el consuelo de
Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis
entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes
con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación,
dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino
buscad todos el interés de los demás.
Salmo 130 R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R/.
Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R/.
Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.
Evangelio según san Lucas 14,12-14:
En aquel tiempo, dijo Jesús a
uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o
una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a
los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando
des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te
pagarán cuando resuciten los justos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús nos muestra otra manera de ver y hacer las cosas. En esta ocasión pone sobre la mesa la cuestión de la gratuidad. Quien más y quien menos hace las cosas buscando un reconocimiento, un agradecimiento. Y es bonito ser agradecidos, reconocer a los otros lo que hacen. Hemos de practicar el dar gracias y además enseñarlo a las nuevas generaciones que a veces creen que se lo merecen todo y no saben agradecer. Pero no es esta la cuestión. La cuestión es el hacer las cosas, invitar o regalar, podríamos decir, esperando a cambio lo mismo. Jesús nos pide “ser como Dios” que no nos ama para que le amemos, sino que, como dice san Juan, nos amó cuando aún eramos pecadores. Es decir, se trata de ir más allá de lo aparentemente normal y de costumbre. Me regalan, regalo. Me invitan, invito. Me hacen bien, respondo con bien. Pero eso no es todo. Jesús nos pide ir más allá de lo “normal”. Tratar con amabilidad, aún cuando a ti no te traten así. Acoger, aún cuando no te sientas acogido. Ser positivo y propositivo, sin esperar a cambio que lo sean contigo.
“Dichoso tu porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”. El fruto de todas tus buenas acciones aunque no lo veas aquí, lo verás después. Es más, es que te construyen. Tu eres más tu, sacas lo mejor de ti mismo, superándote y buscando seguir las huellas de tu Maestro Jesucristo que te enseña hoy esto: ve más allá de lo puramente normal y correcto, atrévete a superar tus propias expectativas; aún más no tengas expectativas. Únete al modo de actuar de tu Padre-Madre Dios y mira cuánto mejor bien puedes hacer aún, sobre todo yendo al encuentro de los que nadie va, porque ¿quién invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos? La “normalidad” nos lleva a relacionarnos con las personas que nos son afines, pero Jesús nos dice que busquemos a los otros que creemos “pobres, ciegos, lisiados, cojos y ciegos”. En aquella época esto eran personas excluidas de las relaciones para un fariseo, porque eran considerados “pecadores”, personas al margen, porque no cumplían la Ley.
La invitación que el Papa Francisco hace a cada bautizado de salir a las periferias, tiene que ver mucho con esta enseñanza del Evangelio de hoy. Una Iglesia en salida, no encerrada sobre sí misma, sino descentrada de sí y que busca entrar en relación con quienes la historia, la sociedad, etc, dejan al margen y que no cuentan para los “poderosos” de este mundo. Se trata del llamado "4º mundo", el "6º continente".
Jesús nos muestra otra manera de ver y hacer las cosas. En esta ocasión pone sobre la mesa la cuestión de la gratuidad. Quien más y quien menos hace las cosas buscando un reconocimiento, un agradecimiento. Y es bonito ser agradecidos, reconocer a los otros lo que hacen. Hemos de practicar el dar gracias y además enseñarlo a las nuevas generaciones que a veces creen que se lo merecen todo y no saben agradecer. Pero no es esta la cuestión. La cuestión es el hacer las cosas, invitar o regalar, podríamos decir, esperando a cambio lo mismo. Jesús nos pide “ser como Dios” que no nos ama para que le amemos, sino que, como dice san Juan, nos amó cuando aún eramos pecadores. Es decir, se trata de ir más allá de lo aparentemente normal y de costumbre. Me regalan, regalo. Me invitan, invito. Me hacen bien, respondo con bien. Pero eso no es todo. Jesús nos pide ir más allá de lo “normal”. Tratar con amabilidad, aún cuando a ti no te traten así. Acoger, aún cuando no te sientas acogido. Ser positivo y propositivo, sin esperar a cambio que lo sean contigo.
“Dichoso tu porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”. El fruto de todas tus buenas acciones aunque no lo veas aquí, lo verás después. Es más, es que te construyen. Tu eres más tu, sacas lo mejor de ti mismo, superándote y buscando seguir las huellas de tu Maestro Jesucristo que te enseña hoy esto: ve más allá de lo puramente normal y correcto, atrévete a superar tus propias expectativas; aún más no tengas expectativas. Únete al modo de actuar de tu Padre-Madre Dios y mira cuánto mejor bien puedes hacer aún, sobre todo yendo al encuentro de los que nadie va, porque ¿quién invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos? La “normalidad” nos lleva a relacionarnos con las personas que nos son afines, pero Jesús nos dice que busquemos a los otros que creemos “pobres, ciegos, lisiados, cojos y ciegos”. En aquella época esto eran personas excluidas de las relaciones para un fariseo, porque eran considerados “pecadores”, personas al margen, porque no cumplían la Ley.
La invitación que el Papa Francisco hace a cada bautizado de salir a las periferias, tiene que ver mucho con esta enseñanza del Evangelio de hoy. Una Iglesia en salida, no encerrada sobre sí misma, sino descentrada de sí y que busca entrar en relación con quienes la historia, la sociedad, etc, dejan al margen y que no cuentan para los “poderosos” de este mundo. Se trata del llamado "4º mundo", el "6º continente".
2 noviembre 2014
Fieles
difuntos
Primera lectura
del libro de las Lamentaciones 3,17 - 26.
Me han arrancado la paz
y ya no me acuerdo de la dicha.
Pienso que se me acabaron ya las fuerzas
y la esperanza en el Señor.
Fíjate, Señor, en mi pesar,
En esta amarga hiel que me envenena.
Apenas pienso en ello,
me invade el abatimiento.
Pero, apenas me acuerdo de ti,
me lleno de esperanza.
La misericordia de Señor nunca termina
y nunca se acaba su compasión;
al contrario, cada mañana se renuevan.
¡Qué grande es el Señor!
Yo me digo:
“El Señor es la parte que me ha tocado en herencia”
y en el Señor pongo mi esperanza.
El Señor es bueno con aquellos que en él esperan,
con aquellos que los buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
y ya no me acuerdo de la dicha.
Pienso que se me acabaron ya las fuerzas
y la esperanza en el Señor.
Fíjate, Señor, en mi pesar,
En esta amarga hiel que me envenena.
Apenas pienso en ello,
me invade el abatimiento.
Pero, apenas me acuerdo de ti,
me lleno de esperanza.
La misericordia de Señor nunca termina
y nunca se acaba su compasión;
al contrario, cada mañana se renuevan.
¡Qué grande es el Señor!
Yo me digo:
“El Señor es la parte que me ha tocado en herencia”
y en el Señor pongo mi esperanza.
El Señor es bueno con aquellos que en él esperan,
con aquellos que los buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Salmo
129 Desde lo hondo, a tí grito, Señor
de
la carta de Pablo a los Romanos: 6, 3-9
Hermanos: Los que por el Bautismo nos incorporamos a
Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el Bautismo fuimos sepultados con
él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo
estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja
condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad
de pecadores y nosotros libres de la esclavitud al pecado, porque el que muere
ha quedado absuelto del pecado. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos
que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de
entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Del
Evangelio según San Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - No perdáis
la calma: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay
muchas estancias, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio,
volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.
Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. Tomás le dice: - Señor, no sabemos adónde
vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: - Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Las palabras del evangelio "En casa de mi Padre hay
muchas estancias" nos ayudaran a creer que nuestros difuntos ya
han sido acogidos en ellas; porque Dios es Padre y ama siempre y, en su
amor, todos tenemos un sitio. Dios, a quien nada pasa por alto, no quiere
que se pierda ni la más pequeña migaja del amor que tenemos a los demás,
por pequeño que éste sea. Por tanto habrá sabido descubrir el amor (sea
poco, sea mucho) que vivieron nuestros difuntos y no permitirá que
quede enterrado por siempre.
Alguien se podría preguntar: si todos tenemos un sitio asegurado en la casa del Padre, si la salvación es un don gratuito que él nos ofrece, ¿por qué debemos orar por nuestros
difuntos, como lo hacemos hoy? Oramos porque la oración es siempre un diálogo renovador con Dios: nosotros aportamos en él las graves preocupaciones que tenemos y él se nos da totalmente. Sabemos que Dios ama a los que quieren permanecer fieles a su alianza. Y sabemos que nuestros difuntos no querían romperla, esta alianza con Dios, y nosotros mismos que hemos sido testigos del paso de esta “orilla” a la otra de seres queridos, la queremos vivir intensamente. Por eso, la oración, hoy, brota de nuestros labios con la seguridad de que Dios nos escucha, porque nunca se hace el sordo y la oración es capaz de llevar nuestro cariño al “otro lado”, es comunicación en el Amor y en el Amor está Dios. El Espíritu mismo ora en nosotros y ellos viven ya con la Trinidad para siempre ¿cómo no orar? Es actualizar el amor, no sólo un mero recuerdo, sino seguir creciendo en el Amor, cultivándolo; de nosotros a ellos porque los queremos y de ellos a nosotros porque nos quieren. El amor no pasa nunca.
Alguien se podría preguntar: si todos tenemos un sitio asegurado en la casa del Padre, si la salvación es un don gratuito que él nos ofrece, ¿por qué debemos orar por nuestros
difuntos, como lo hacemos hoy? Oramos porque la oración es siempre un diálogo renovador con Dios: nosotros aportamos en él las graves preocupaciones que tenemos y él se nos da totalmente. Sabemos que Dios ama a los que quieren permanecer fieles a su alianza. Y sabemos que nuestros difuntos no querían romperla, esta alianza con Dios, y nosotros mismos que hemos sido testigos del paso de esta “orilla” a la otra de seres queridos, la queremos vivir intensamente. Por eso, la oración, hoy, brota de nuestros labios con la seguridad de que Dios nos escucha, porque nunca se hace el sordo y la oración es capaz de llevar nuestro cariño al “otro lado”, es comunicación en el Amor y en el Amor está Dios. El Espíritu mismo ora en nosotros y ellos viven ya con la Trinidad para siempre ¿cómo no orar? Es actualizar el amor, no sólo un mero recuerdo, sino seguir creciendo en el Amor, cultivándolo; de nosotros a ellos porque los queremos y de ellos a nosotros porque nos quieren. El amor no pasa nunca.
LA VOZ
DE SAN AGUSTÍN
Aquellos que nos han
dejado no están ausentes, sino invisibles.
Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas.
Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas.
EN
LAS MANOS DE DIOS
Los hombres de
hoy no sabemos qué hacer con la muerte. A veces, lo único que se nos ocurre es
ignorarla y no hablar de ella. Olvidar cuanto antes ese triste suceso, cumplir
los trámites religiosos o civiles necesarios y volver de nuevo a nuestra vida
cotidiana.
Pero tarde o
temprano, la muerte va visitando nuestros hogares arrancándonos nuestros seres
más queridos. ¿Cómo reaccionar entonces ante esa muerte que nos arrebata para
siempre a nuestra madre? ¿Qué actitud adoptar ante el esposo querido que nos
dice su último adiós? ¿Que hacer ante el vacío que van dejando en nuestra vida
tantos amigos y amigas?
La muerte es una
puerta que traspasa cada persona en solitario. Una vez cerrada la puerta, el
muerto se nos oculta para siempre. No sabemos qué ha sido de él. Ese ser tan
querido y cercano se nos pierde ahora en el misterio insondable de Dios. ¿Cómo
relacionarnos con él?
Los seguidores
de Jesús no nos limitamos a asistir pasivamente al hecho de la muerte.
Confiando en Cristo resucitado, lo acompañamos con amor y con nuestra plegaria
en ese misterioso encuentro con Dios. En la liturgia cristiana por los difuntos
no hay desolación, rebelión o desesperanza. En su centro solo una oración de
confianza: “En tus manos, Padre de bondad, confiamos la vida de nuestro ser
querido”
¿Qué sentido
pueden tener hoy entre nosotros esos funerales en los que nos reunimos personas
de diferente sensibilidad ante el misterio de la muerte? ¿Qué podemos hacer
juntos: creyentes, menos creyentes, poco creyentes y también increyentes?
A lo largo de
estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más críticos, pero
también más frágiles y vulnerables; somos más incrédulos, pero también más
inseguros. No nos resulta fácil creer, pero es difícil no creer. Vivimos llenos
de dudas e incertidumbres, pero no sabemos encontrar una esperanza.
A veces, suelo
invitar a quienes asisten a un funeral a hacer algo que todos podemos hacer,
cada uno desde su pequeña fe. Decirle desde dentro a nuestro ser querido unas
palabras que expresen nuestro amor a él y nuestra invocación humilde a Dios:
“Te seguimos
queriendo, pero ya no sabemos cómo encontrarnos contigo ni qué hacer por ti.
Nuestra fe es débil y no sabemos rezar bien. Pero te confiamos al amor de Dios,
te dejamos en sus manos. Ese amor de Dios es hoy para ti un lugar más seguro
que todo lo que nosotros te podemos ofrecer. Disfruta de la vida plena. Dios te
quiere como nosotros no te hemos sabido querer. Un día nos volveremos a ver”. (J.A Pagola)
1
noviembre’ 2014
Fiesta de
todos los santos y santas
Apocalipsis
7, 2-4. 9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:
–«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.»
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
–«¡La victoria es de nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y del Cordero!»
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
–«Amén.
La alabanza y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza
son de nuestro Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.»
Y uno de los ancianos me dijo:
–«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí:
–«Señor mío, tú lo sabrás.»
Él me respondió.
–«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.»
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:
–«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.»
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
–«¡La victoria es de nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y del Cordero!»
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
–«Amén.
La alabanza y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza
son de nuestro Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.»
Y uno de los ancianos me dijo:
–«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí:
–«Señor mío, tú lo sabrás.»
Él me respondió.
–«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.»
Salmo 23 R. Éste es el
grupo que viene a tu presencia, Señor.
de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manífieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí, mismo, como él es puro.
Evangelio según san Mateo 5, 1-12a
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Viernes 31 de octubre de 2014
Trigésima semana del Tiempo Ordinario
Comienzo de la carta del
apóstol san Pablo a los Filipenses 1,1-11:
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos que residen en Filipos, con sus obispos y diáconos. Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios cada vez que os menciono; siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo dentro, porque, tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís la gracia que me ha tocado. Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Salmo 110 R/. Grandes son
las obras del Señor
Doy gracias al Señor de todo corazón,en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Evangelio según san Lucas
14,1-6:
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?»
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?»
Y se quedaron sin respuesta.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Filipenses es una de las cartas llamadas "de la cautividad" (junto con Efesios, Colosenses y Filemón). Va dirigida a la comunidad de Filipos, una ciudad de Macedonia, en el norte de la actual Grecia. Filipos, que era colonia romana, se llamaba así porque la fundó Filipo II, el padre de Alejandro Magno, el siglo IV antes de Cristo.
Ésta fue la primera ciudad europea evangelizada por Pablo, en su segundo viaje, hacia el año 49 (cf. Hechos 16). El apóstol conservaba un recuerdo muy cariñoso de aquella comunidad, que colaboró con él y le ayudó en todo momento. Esta carta la escribe en ocasión de que, una vez más, al saber que estaba detenido, le envían por medio de Epafrodito alguna ayuda, tal vez dinero y ropa.
Hoy escuchamos el saludo, que firman Pablo y Timoteo. Ellos se llaman a sí mismos "servidores de Cristo Jesús", mientras que a la comunidad la titulan "el pueblo santo de cristianos que residen en Filipos".
El saludo y la acción de gracias están llenos de alegría y cariño cordial: "os llevo dentro", "testigo me es Dios de lo entrañablemente que os quiero en Cristo Jesús".
A la vez, Pablo desea que lo que ya tienen de bueno lo sigan manteniendo y vaya creciendo: "el que ha inaugurado en vosotros una empresa buena, la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús", "que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más", para que lleguen al día del juicio "cargados de frutos de justicia".
Es bueno que un apóstol reconozca los méritos de la comunidad. Que vea sus valores y sus virtudes, no sólo los defectos. Es bueno que un encargado de grupo -catequesis, familia, comunidad- dé gracias a Dios porque hay muchas personas buenas, que han colaborado con su entrega personal y que esté agradecido también a las mismas personas a quienes ha ayudado, porque probablemente le han ayudado ellas más a él.
No somos nosotros los únicos que trabajamos o podemos atribuirnos el mérito del bien que se hace: los demás seguramente han puesto también su aportación, y a veces más generosa que nosotros. Eso sí, todos debemos desear que todavía crezca esa fe y ese amor y los valores de la comunidad y de cada persona. Reconocer lo bueno que ya hay, y pedir a Dios y trabajar porque todavía mejore.
Buen programa el que nos propone Pablo: "que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad, para apreciar los valores... limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia".
Jueves 30 octubre 2014
30ª semana del tiempo ordinario
Efesios 6,10-20:
Buscad vuestra fuerza en el Señor
y en su invencible poder. Poneos las armas que Dios os da, para poder resistir a las
estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y
hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este
mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por
eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de
actuar a fondo, mantener las posiciones. Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos
la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la
paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del
malo. Tomad por casco la salvación y por
espada la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en
la oración. Orad en toda ocasión con
la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos
los santos. Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda
palabras que anuncien sin temor el misterio contenido en el Evangelio, del que
soy embajador en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él
como debo.
Buscad vuestra fuerza en el Señor
y en su invencible poder. Poneos las armas que Dios os da, para poder resistir a las
estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y
hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este
mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por
eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de
actuar a fondo, mantener las posiciones. Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos
la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la
paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del
malo. Tomad por casco la salvación y por
espada la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en
la oración. Orad en toda ocasión con
la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos
los santos. Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda
palabras que anuncien sin temor el misterio contenido en el Evangelio, del que
soy embajador en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él
como debo.
Salmo 143 R/. Bendito el Señor, mi Roca
Bendito
el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para
el combate,
mis dedos para la pelea. R/.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a
salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
R/.
Dios mío, te cantaré un
cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de
diez cuerdas:
para ti que das la victoria
a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
R/.
Bendito
el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.
Evangelio según san Lucas
13,31-35:
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:
«Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
Él contestó: «ld a decirle a
ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana
llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque
no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que
matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como
la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido.
Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el
día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:
«Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»
Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo anima a los cristianos de Éfeso del siglo I y hoy a los
del siglo XXI vivir lúcidos, es decir conscientes de que la vida es lucha y hay
que estar preparado. Toma el simil de los luchadores de su tiempo, de las armas
que endosaban para sus batallas. Es muy interesante el traspaso que hace de
estas armas sin las cuales el luchador quedaría indefenso y a merced del
enemigo. Las armas espirituales son: la
verdad, la justicia, la paz, la fe, la salvación y la Palabra de Dios. Son
dones que Dios nos otorga a partir de nuestro bautismo. Es interesante la
trasposición de las armas que hace:
- el cinturón: la
verdad,
- por coraza: la
justicia,
- calzados para
estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz.
- el escudo: la fe,
así rebotarán las “flechas incendiarias” del malo.
- casco: la salvación
- espada la del
Espíritu: la palabra de Dios.
Revestidos así
procedemos, insistiendo en la oración que el mismo Espíritu realiza en
nosotros. Por nuestra parte, nuestra colaboración con el deseo y disponibilidad que no le falte para que pueda actuar.
Miércoles 29 octubre 2014
Trigésima semana del tiempo ordinario
Pablo anima a los cristianos de Éfeso del siglo I y hoy a los
del siglo XXI vivir lúcidos, es decir conscientes de que la vida es lucha y hay
que estar preparado. Toma el simil de los luchadores de su tiempo, de las armas
que endosaban para sus batallas. Es muy interesante el traspaso que hace de
estas armas sin las cuales el luchador quedaría indefenso y a merced del
enemigo. Las armas espirituales son: la
verdad, la justicia, la paz, la fe, la salvación y la Palabra de Dios. Son
dones que Dios nos otorga a partir de nuestro bautismo. Es interesante la
trasposición de las armas que hace:
- el cinturón: la
verdad,
- por coraza: la
justicia,
- calzados para
estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz.
- el escudo: la fe,
así rebotarán las “flechas incendiarias” del malo.
- casco: la salvación
- espada la del
Espíritu: la palabra de Dios.
Revestidos así
procedemos, insistiendo en la oración que el mismo Espíritu realiza en
nosotros. Por nuestra parte, nuestra colaboración con el deseo y disponibilidad que no le falte para que pueda actuar.
Trigésima semana del tiempo ordinario
Efesios 6,1-9:
Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque
eso es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que
se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.»
Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y
corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la
carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las
apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que
Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a
hombres. Sabed que lo que uno haga de
bueno, sea esclavo o libre se lo
pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que
ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.
Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque
eso es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que
se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.»
Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y
corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la
carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las
apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que
Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a
hombres. Sabed que lo que uno haga de
bueno, sea esclavo o libre se lo
pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que
ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.
Salmo 144 R/. El Señor es fiel a sus palabras
Que
todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus
fieles;
que proclamen la gloria de
tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R/.
Explicando tus hazañas a los
hombres,
la gloria y majestad de tu
reinado.
Tu reinado es un reinado
perpetuo,
tu gobierno va de edad en
edad. R/.
El Señor es fiel a sus
palabras,
bondadoso en todas sus
acciones.
El Señor sostiene a los que
van a caer,
endereza a los que ya se
doblan. R/.
Que
todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Evangelio según san Lucas
13,22-30:
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría
ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó: «Señor,
¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta
estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la
casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta,
diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has
enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes
sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de
dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el
reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y
occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y
primeros que serán últimos.»
Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús
sigue enseñando a sus discípulos y discípulas (hay que recordar siempre que
junto a los discípulos van las mujeres)
durante su viaje a Jerusalén. Ante la pregunta de uno de ellos responde de
un modo particular. Le preguntan por la cantidad y responde diciendo cómo. Es
la libertad, grandeza y enseñanza del Maestro. El discípulo ha hecho mal la
pregunta. El Maestro lo redirige con su respuesta hacia la orientación justa:
no se trata de cantidades, sino de cualidades. Jesús le dice el camino a seguir
por cada uno, remite a la propia responsabilidad del “esfuerzo”. El esfuerzo
exige voluntad y constancia, sin estas cualidades no se llega lejos en la vida.
Pablo lo entenderá bien cuando en sus cartas propone el ideal del atleta que se
somete a una disciplina de esfuerzo por conseguir una meta terrena en el plano
físico.
Hoy
hay mucha gente en el mundo occidental realiza
grandes esfuerzos por “estar en forma”. Van al gimnasio o salen a correr o …
con constancia y voluntad, con regularidad. Está bien y ya este ejercicio,
esfuerzo tiene su recompensa. Pues, cuanto más deberemos cuidar la vida
espiritual que no es otra vida sino la auténtica vida, que también influye en
lo físico positivamente. Esforzaos por entrar por la puerta estrecha es una
llamada a vivir la vida de modo consciente y con atención a nuestros actos,
especialmente a nuestra buena conducta con los demás, con el más próximo y con
el más necesitado. Haber “comido y bebido con Jesús” los que lo hicieron
entonces y los que lo hacemos ahora con la Eucaristía, no valdría si luego no
somos hacedores de bien. Los malvados, la realización del mal no tiene ningún
futuro en el Reino.
En la
última frase: “hay
últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos” Lucas toca su querido tema de la “inversión”, es decir del
modo de actuar de Dios. Es una característica del evangelio lucano ya presente
en el magníficat de María: “despide vacíos a los ricos y llena de bienes a los
pobres”. Los discípulos y discípulas de Jesús han de tener también esta
orientación de compromiso con los más débiles, con los que para otros no
cuentan.
Martes 28 octubre
2014
Santos apóstoles
Simón y Judas Tadeo
Jesús
sigue enseñando a sus discípulos y discípulas (hay que recordar siempre que
junto a los discípulos van las mujeres)
durante su viaje a Jerusalén. Ante la pregunta de uno de ellos responde de
un modo particular. Le preguntan por la cantidad y responde diciendo cómo. Es
la libertad, grandeza y enseñanza del Maestro. El discípulo ha hecho mal la
pregunta. El Maestro lo redirige con su respuesta hacia la orientación justa:
no se trata de cantidades, sino de cualidades. Jesús le dice el camino a seguir
por cada uno, remite a la propia responsabilidad del “esfuerzo”. El esfuerzo
exige voluntad y constancia, sin estas cualidades no se llega lejos en la vida.
Pablo lo entenderá bien cuando en sus cartas propone el ideal del atleta que se
somete a una disciplina de esfuerzo por conseguir una meta terrena en el plano
físico.
Hoy hay mucha gente en el mundo occidental realiza grandes esfuerzos por “estar en forma”. Van al gimnasio o salen a correr o … con constancia y voluntad, con regularidad. Está bien y ya este ejercicio, esfuerzo tiene su recompensa. Pues, cuanto más deberemos cuidar la vida espiritual que no es otra vida sino la auténtica vida, que también influye en lo físico positivamente. Esforzaos por entrar por la puerta estrecha es una llamada a vivir la vida de modo consciente y con atención a nuestros actos, especialmente a nuestra buena conducta con los demás, con el más próximo y con el más necesitado. Haber “comido y bebido con Jesús” los que lo hicieron entonces y los que lo hacemos ahora con la Eucaristía, no valdría si luego no somos hacedores de bien. Los malvados, la realización del mal no tiene ningún futuro en el Reino.
En la última frase: “hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos” Lucas toca su querido tema de la “inversión”, es decir del modo de actuar de Dios. Es una característica del evangelio lucano ya presente en el magníficat de María: “despide vacíos a los ricos y llena de bienes a los pobres”. Los discípulos y discípulas de Jesús han de tener también esta orientación de compromiso con los más débiles, con los que para otros no cuentan.
Santos apóstoles
Simón y Judas Tadeo
Pablo a los Efesios 2,19-22:
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino
que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis
edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo
Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va
levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros
os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el
Espíritu.
Salmo 18 R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la
obra de sus manos:
el día al día le pasa el
mensaje,
la noche a la noche se lo
susurra. R/.
Sin que hablen, sin que
pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su
pregón
y hasta los límites del orbe
su lenguaje. R/.
Lucas 6,12-19:
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a
orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus
discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso
de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un
llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea,
de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los
curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban
curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los
curaba a todos.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
“Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles". La carta a los efesios, pone en la cumbre a Cristo que es
cabeza y Piedra Angular de la Iglesia.
En el texto de hoy, Pablo pone su empeño en demostrar la
unidad de todos los seguidores de Cristo, sean circuncisos o incircuncisos; a
los cristianos nos une la fe en Cristo, no importa la procedencia; el apóstol
insiste: ya no sois extranjeros ni forasteros, somos todos miembros de la
familia de Dios, la Iglesia, cuyos cimientos son los apóstoles y los profetas y
sobre todo su Piedra Angular que es Cristo. Todos formamos un solo templo. Así
como los judíos consideraban única morada de Dios el templo de Jerusalén, Pablo
define a la Iglesia como un templo consagrado al Señor para ser su “Morada por el
Espíritu”.
Por el bautismo somos
verdaderos templos consagrados; la Santísima. Trinidad mora
en nosotros.
Gracias a los apóstoles, que fueron por el mundo anunciando
el Evangelio pudimos alcanzar la fe en Cristo, esta fe nos exige ser heraldos
del Evangelio ir al mundo anunciando la Buena Noticia, ser verdaderos
discípulos de Cristo.
“Pasó la noche orando…escogió a doce y los nombró apóstoles”. Las
grandes obras requieren una preparación especial;
Jesús quiere a escoger a sus apóstoles, los que después serán cimientos de su
Iglesia, para ello se prepara, se
retira a hacer oración (nos dice el
texto evangélico que pasó toda la noche sólo, en oración), la elección es
importantísima, los que elija serán los que comunicarán al mundo “lo que han
visto y oído” mientras fueron compañeros de Jesús durante su vida pública.
Entre ellos están los dos apóstoles cuya fiesta celebramos: Simón y Judas, los
dos fueron fieles testigos del Evangelio, los dos dieron su vida por proclamar
la verdad de Cristo, único Salvador. Él nos dio ejemplo de vida: “Pasó
por el mundo haciendo el bien, curando toda dolencia y enfermedad” invitándonos
a seguir su ejemplo.
Seremos sus testigos si vivimos cómo Él haciendo el bien y
ayudando a cuantos nos necesiten. Como lo hicieron los apóstoles Simón y Judas.
LA
VOZ DE SAN AGUSTÍN
Regresa a tu corazón.
¿Por qué huyes y te pierdes lejos de ti? ¿Por qué andas por caminos
solitarios? ¿Por qué vagabundeas? ¡Vuelve! ¿Adónde? Al Señor. Él
está a la espera. Regresa primero a tu corazón, tú que andas desterrado y
errabundo. ¿No te reconoces a ti mismo y quieres conocer a tu
Creador? Regresa, repito, a tu corazón. Y examina qué sientes
acerca de Dios allí dentro donde tú mismo eres su imagen
LUNES
27 octubre 2014
Trigésima
semana del tiempo ordinario
De
la carta a los Efesios 4,32–5,8: “Caminad como hijos e hijas de
Dios, en la luz”
Sed buenos, comprensivos,
perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos
queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a
Dios como oblación y víctima de suave olor. Por otra parte, de inmoralidad,
indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de santos. Y nada de
chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de
sitio. Lo vuestro es alabar a Dios.
Meteos bien esto en la cabeza: nadie que se da a la inmoralidad, a la
indecencia o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el
reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con argumentos especiosos; estas
cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis
parte con ellos; porque en otro tiempo
erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz.
Salmo 1 R/ Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos
Dichoso el hombre que no sigue
el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los
pecadores,
ni se sienta en la reunión de
los cínicos;
sino que su gozo es la ley del
Señor,
y medita su ley día y noche.
R/.
Será como un árbol plantado al
borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se
marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen
fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el
viento.
Porque el Señor protege el
camino de los justos,
pero el camino de los impíos
acaba mal. R/.
Evangelio según san Lucas 13,10-17:
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que
desde hacia dieciocho años estaba enferma por
causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le
dijo: «Mujer, quedas libre de tu
enfermedad.»
Le
impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado
porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para
trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a
él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o
al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de
Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla
en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos
quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El milagro de la mujer encorvada y puesta derecha, conserva hoy
toda su actualidad para cada uno y para las situaciones de nuestro mundo, en
las que tantos seres humanos están humillados, obligados a mirar “hacia abajo”
en situaciones de deshumanización. Es un
símbolo de todos los que soportan pesos intolerables, de cualquier tipo que
sean, aunque sus espaldas no se curven materialmente.
Al ver a esta mujer, Jesús ni siquiera espera que le pida el
milagro y se “salta la ley del sábado”. Jesús la llamó, ella fue hacia él, le
escuchó y le dejó que le impusera las manos y … Jesús la enderezó, pudo por fin
mirar hacia arriba y ver el rostro de Jesús y el Cielo.
Cuando estamos pesarosos, aquejados por algún mal, preocupación
o fracaso, “golpe” o enfermedad, todo nos resulta “pesado” y nos hundimos con
ese peso que se nos hace insoportable y no podemos mirar hacia arriba, todo lo
vemos a ras del suelo. Asi no nos quiere Dios, no nos quiere encorvados y sin más horizontes que la tierra
que pisamos. El nos quiere en pie,
rectos y libres.
En pie significa libertad, confianza, transcendencia, mirada
alta, hacia Él, hacia el Cielo. Nuestro buen Padre-Madre Dios no nos ha creado
para que viva de rodillas, sino para que viva con dignidad, para que sea libre
y creador como Él ¡Somos sus hijos e hijas!
Por eso, uno de los imperativos que más se repiten en la
historia de la salvación es el «levántate». Dios es «el que endereza a los que
ya se doblan», «el que levanta de la miseria al pobre», «el que levanta del
polvo al desvalido» (Salmo 107, 41; /Salmo 113/07...).
Jesús quitarnos todas las
cargas y los yugos: "Venid a mí...» (Mt. 11, 28). Y extiende su mano para
levantar a los que están postrados, con el imperativo: «Levántate», sea a la
suegra de Pedro (Mc. 1, 30-31), sea a la hija de Jairo (Mc. 5, 41 = Talita
Kum), sea a la mujer encorvada.
Levántate. A Dios le gusta vernos de pie. En este sentido, la
Iglesia prohibía en los primeros siglos que la liturgia del domingo se
celebrara de rodillas, signo de postración; ordenaba que fuera de pie, que era
signo de libertad y alegría. Pues así debemos ir por la vida, porque para el
cristiano siempre y todo es una fiesta.
Domingo 26 octubre 2014
30 del tiempo ordinario
Éxodo 22, 20-26
Así dice el Señor:
«No oprimirás ni vejarás al forastero, porque
forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque,
si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os
haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos
huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un
pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se
lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir
su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé,
porque yo soy compasivo.»
Salmo 17 R. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor;
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre
de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Tesalonicenses 1, 5c-10
Sabéis cuál fue nuestra actuación entre
vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del
Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu
Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y
de Acaya.
Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha
resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en
Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad
de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que
nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir
al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde
el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo
futuro.
evangelio según san Mateo 22, 34-40
En
aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos,
formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para
ponerlo a prueba:
- «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal
de la Ley?»
Él le dijo:
- “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es el principal y primero. El
segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera
y los profetas.»
CREER
EN EL AMOR
La
religión cristiana les resulta a no pocos un sistema religioso difícil de
entender y, sobre todo, un entramado de leyes demasiado complicado para vivir
correctamente ante Dios. ¿No necesitamos los cristianos concentrar mucho más
nuestra atención en cuidar antes que nada lo esencial de la experiencia
cristiana?
Los evangelios
han recogido la respuesta de Jesús a un sector de fariseos que le preguntan
cuál es el mandamiento principal de la Ley. Así resume Jesús lo esencial: lo
primero es “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma
y con todo tu ser”; lo segundo es “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
La afirmación de
Jesús es clara. El amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Ahí está el
fundamento de todo. Lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en una
actitud de amor. No hemos de perdernos en cosas accidentales y secundarias,
olvidando lo esencial. Del amor arranca todo lo demás. Sin amor todo queda
pervertido.
Al hablar del
amor a Dios, Jesús no está pensando en los sentimientos o emociones que pueden
brotar de nuestro corazón; tampoco nos está invitando a multiplicar nuestros
rezos y oraciones. Amar al Señor, nuestro Dios, con todo el corazón es
reconocer a Dios como Fuente última de nuestra existencia, despertar en
nosotros una adhesión total a su voluntad, y responder con fe incondicional a
su amor universal de Padre de todos.
Por eso añade
Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a
sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los
que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante
cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien
como quisiéramos para nosotros mismos.
Todo este
lenguaje puede parecer demasiado viejo, demasiado gastado y poco eficaz. Sin
embargo, también hoy el primer problema en el mundo es la falta de amor, que va
deshumanizando, uno tras otro, los esfuerzos y las luchas por construir una
convivencia más humana.
Hace unos años,
el pensador francés, Jean Onimus escribía así: “El cristianismo está todavía en
sus comienzos; nos lleva trabajando solo dos mil años. La masa es pesada y se
necesitarán siglos de maduración antes de que la caridad la haga fermentar”.
Los seguidores de Jesús no hemos de olvidar nuestra responsabilidad. El mundo
necesita testigos vivos que ayuden a las futuras generaciones a creer en el
amor pues no hay un futuro esperanzador para el ser humano si termina por
perder la fe en el amor. (J.A Pagola)
SÁBADO 25 octubre 2014
29 semana del tiempo ordinario
LUNES 27 octubre 2014
Trigésima
semana del tiempo ordinario
De
la carta a los Efesios 4,32–5,8: “Caminad como hijos e hijas de
Dios, en la luz”
Sed buenos, comprensivos,
perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos
queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a
Dios como oblación y víctima de suave olor. Por otra parte, de inmoralidad,
indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de santos. Y nada de
chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de
sitio. Lo vuestro es alabar a Dios.
Meteos bien esto en la cabeza: nadie que se da a la inmoralidad, a la
indecencia o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el
reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con argumentos especiosos; estas
cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis
parte con ellos; porque en otro tiempo
erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz.
Salmo 1 R/ Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos
Dichoso el hombre que no sigue
el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio según san Lucas 13,10-17:
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que
desde hacia dieciocho años estaba enferma por
causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.»
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.»
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El milagro de la mujer encorvada y puesta derecha, conserva hoy
toda su actualidad para cada uno y para las situaciones de nuestro mundo, en
las que tantos seres humanos están humillados, obligados a mirar “hacia abajo”
en situaciones de deshumanización. Es un
símbolo de todos los que soportan pesos intolerables, de cualquier tipo que
sean, aunque sus espaldas no se curven materialmente.
Al ver a esta mujer, Jesús ni siquiera espera que le pida el
milagro y se “salta la ley del sábado”. Jesús la llamó, ella fue hacia él, le
escuchó y le dejó que le impusera las manos y … Jesús la enderezó, pudo por fin
mirar hacia arriba y ver el rostro de Jesús y el Cielo.
Cuando estamos pesarosos, aquejados por algún mal, preocupación
o fracaso, “golpe” o enfermedad, todo nos resulta “pesado” y nos hundimos con
ese peso que se nos hace insoportable y no podemos mirar hacia arriba, todo lo
vemos a ras del suelo. Asi no nos quiere Dios, no nos quiere encorvados y sin más horizontes que la tierra
que pisamos. El nos quiere en pie,
rectos y libres.
En pie significa libertad, confianza, transcendencia, mirada
alta, hacia Él, hacia el Cielo. Nuestro buen Padre-Madre Dios no nos ha creado
para que viva de rodillas, sino para que viva con dignidad, para que sea libre
y creador como Él ¡Somos sus hijos e hijas!
Por eso, uno de los imperativos que más se repiten en la
historia de la salvación es el «levántate». Dios es «el que endereza a los que
ya se doblan», «el que levanta de la miseria al pobre», «el que levanta del
polvo al desvalido» (Salmo 107, 41; /Salmo 113/07...).
Jesús quitarnos todas las
cargas y los yugos: "Venid a mí...» (Mt. 11, 28). Y extiende su mano para
levantar a los que están postrados, con el imperativo: «Levántate», sea a la
suegra de Pedro (Mc. 1, 30-31), sea a la hija de Jairo (Mc. 5, 41 = Talita
Kum), sea a la mujer encorvada.
Levántate. A Dios le gusta vernos de pie. En este sentido, la
Iglesia prohibía en los primeros siglos que la liturgia del domingo se
celebrara de rodillas, signo de postración; ordenaba que fuera de pie, que era
signo de libertad y alegría. Pues así debemos ir por la vida, porque para el
cristiano siempre y todo es una fiesta.
Domingo 26 octubre 2014
30 del tiempo ordinario
Éxodo 22, 20-26
Así dice el Señor:
«No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»
«No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»
Salmo 17 R. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor;
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Tesalonicenses 1, 5c-10
Sabéis cuál fue nuestra actuación entre
vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del
Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu
Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y
de Acaya.
Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
evangelio según san Mateo 22, 34-40
En
aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos,
formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para
ponerlo a prueba:
- «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
- “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
- «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
- “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
CREER
EN EL AMOR
La
religión cristiana les resulta a no pocos un sistema religioso difícil de
entender y, sobre todo, un entramado de leyes demasiado complicado para vivir
correctamente ante Dios. ¿No necesitamos los cristianos concentrar mucho más
nuestra atención en cuidar antes que nada lo esencial de la experiencia
cristiana?
Los evangelios
han recogido la respuesta de Jesús a un sector de fariseos que le preguntan
cuál es el mandamiento principal de la Ley. Así resume Jesús lo esencial: lo
primero es “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma
y con todo tu ser”; lo segundo es “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
La afirmación de
Jesús es clara. El amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Ahí está el
fundamento de todo. Lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en una
actitud de amor. No hemos de perdernos en cosas accidentales y secundarias,
olvidando lo esencial. Del amor arranca todo lo demás. Sin amor todo queda
pervertido.
Al hablar del
amor a Dios, Jesús no está pensando en los sentimientos o emociones que pueden
brotar de nuestro corazón; tampoco nos está invitando a multiplicar nuestros
rezos y oraciones. Amar al Señor, nuestro Dios, con todo el corazón es
reconocer a Dios como Fuente última de nuestra existencia, despertar en
nosotros una adhesión total a su voluntad, y responder con fe incondicional a
su amor universal de Padre de todos.
Por eso añade
Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a
sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los
que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante
cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien
como quisiéramos para nosotros mismos.
Todo este
lenguaje puede parecer demasiado viejo, demasiado gastado y poco eficaz. Sin
embargo, también hoy el primer problema en el mundo es la falta de amor, que va
deshumanizando, uno tras otro, los esfuerzos y las luchas por construir una
convivencia más humana.
Hace unos años,
el pensador francés, Jean Onimus escribía así: “El cristianismo está todavía en
sus comienzos; nos lleva trabajando solo dos mil años. La masa es pesada y se
necesitarán siglos de maduración antes de que la caridad la haga fermentar”.
Los seguidores de Jesús no hemos de olvidar nuestra responsabilidad. El mundo
necesita testigos vivos que ayuden a las futuras generaciones a creer en el
amor pues no hay un futuro esperanzador para el ser humano si termina por
perder la fe en el amor. (J.A Pagola)
SÁBADO 25 octubre 2014
29 semana del tiempo ordinario
Efesios 4,7-16:
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida
del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando
cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo
profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos
los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a
otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para
el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la
edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la
fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de
Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y
llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres,
que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor,
hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual
todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas
que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento
del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida
del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando
cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo
profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos
los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a
otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para
el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la
edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la
fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de
Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y
llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres,
que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor,
hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual
todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas
que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento
del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Salmo 121 R/. Vamos alegres
a la casa del Señor
Evangelio según san Lucas
13,1-9:
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de
los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis
que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron
así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y
aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que
eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si
no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no
lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no
lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero
el viñador contestó: "Señor, déjala
todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto.
Si no, la cortas."»
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de
los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
No conocemos nada históricamente, es decir que hasta hoy no se
han encontrado pruebas, pero tampoco es que se tenga por la arqueología todo, de
esa decisión que tomó Pilato de aplastar una revuelta de galileos cuando
estaban sacrificando en el Templo, mezclando su sangre con la de los animales
que ofrecían. Sí sabemos por Flavio Josefo que lo había hecho en otras ocasiones;
que le tenía aversión a los judíos y usaba métodos que enfurecían a la gente,
pero no es seguro que sea el mismo caso. Tampoco sabemos más de ese accidente,
el derrumbamiento de un muro de la torre de Siloé, que aplastó a dieciocho
personas.
Jesús no admite que el accidente fuera un castigo de Dios por
los pecados de aquellas personas. Lo que sí saca es la enseñanza de lo caducos
y frágiles que somos. Todos tenemos que convertirnos, vivir en proceso de
conversión continua, de mejora, para que
la muerte, sea cuando sea, nos encuentre preparados.
También apunta a esta actitud de vigilancia la parábola de la
higuera que al amo le parecía que ocupaba terreno en balde. Menos mal que el
viñador intercedió por ella y consiguió una prórroga de tiempo para salvarla.
La parábola se parece mucho a la queja poética por la viña desagradecida, en
Isaías 5 y en Jeremías 8.
¡Cuántas veces, como
consecuencia de enfermedades imprevistas o de accidentes o de cataclismos
naturales, experimentamos la angustia de tanto dolor! La lectura cristiana que
debemos hacer de estos hechos no es ni fatalista, ni de rebelión contra Dios.
La muerte es un misterio, y no es Dios quien la manda como castigo de los
pecados ni "la permite" a pesar de su bondad. Lo que nos revela la
cruz de Jesús (sufrida injustamente) es que Dios nos saca de la muerte, de la
muerte saca vida, y del mal, bien a fuerza de bien (aunque sea más lento).
Jesús nos enseña a sacar de cada hecho una lección de conversión,
de llamada a la vigilancia. Somos frágiles, tengamos siempre las cosas en
regla, bien orientada nuestra vida y el paso a la eternidad será la entrada en
nuestra Casa definitiva, hacia la que cada día vamos con alegría porque es la
definitiva y la preparada por nuestro buen Padre-Madre Dios que tanto nos ama y
conoce bien.
¿Podemos decir que damos a Dios los frutos que esperaba de
nosotros? ¿que si nos llamara ahora mismo a su presencia tendríamos las manos
llenas de buenas obras o, por el contrario, vacías?
Una última reflexión: ¿tenemos buen corazón, como el de aquel
viñador que "intercede" ante el amo para que no corte el árbol? ¿nos
interesamos por la salvación de los demás, con nuestra oración y con nuestro
trabajo evangelizador? Siempre hemos de estar atentos/as a echar una mano a quien tenemos al lado para
ayudarles en la buena orientación de su vida ¡hacia Dios!
24 octubre 2014, VIERNES. Conmemoración de María Auxiliadora. Elección de la madre general del Instituto FMA
29 semana del tiempo ordinario.
Efesios 4,1-6:
No conocemos nada históricamente, es decir que hasta hoy no se
han encontrado pruebas, pero tampoco es que se tenga por la arqueología todo, de
esa decisión que tomó Pilato de aplastar una revuelta de galileos cuando
estaban sacrificando en el Templo, mezclando su sangre con la de los animales
que ofrecían. Sí sabemos por Flavio Josefo que lo había hecho en otras ocasiones;
que le tenía aversión a los judíos y usaba métodos que enfurecían a la gente,
pero no es seguro que sea el mismo caso. Tampoco sabemos más de ese accidente,
el derrumbamiento de un muro de la torre de Siloé, que aplastó a dieciocho
personas.
Jesús no admite que el accidente fuera un castigo de Dios por
los pecados de aquellas personas. Lo que sí saca es la enseñanza de lo caducos
y frágiles que somos. Todos tenemos que convertirnos, vivir en proceso de
conversión continua, de mejora, para que
la muerte, sea cuando sea, nos encuentre preparados.
También apunta a esta actitud de vigilancia la parábola de la
higuera que al amo le parecía que ocupaba terreno en balde. Menos mal que el
viñador intercedió por ella y consiguió una prórroga de tiempo para salvarla.
La parábola se parece mucho a la queja poética por la viña desagradecida, en
Isaías 5 y en Jeremías 8.
¡Cuántas veces, como
consecuencia de enfermedades imprevistas o de accidentes o de cataclismos
naturales, experimentamos la angustia de tanto dolor! La lectura cristiana que
debemos hacer de estos hechos no es ni fatalista, ni de rebelión contra Dios.
La muerte es un misterio, y no es Dios quien la manda como castigo de los
pecados ni "la permite" a pesar de su bondad. Lo que nos revela la
cruz de Jesús (sufrida injustamente) es que Dios nos saca de la muerte, de la
muerte saca vida, y del mal, bien a fuerza de bien (aunque sea más lento).
Jesús nos enseña a sacar de cada hecho una lección de conversión,
de llamada a la vigilancia. Somos frágiles, tengamos siempre las cosas en
regla, bien orientada nuestra vida y el paso a la eternidad será la entrada en
nuestra Casa definitiva, hacia la que cada día vamos con alegría porque es la
definitiva y la preparada por nuestro buen Padre-Madre Dios que tanto nos ama y
conoce bien.
¿Podemos decir que damos a Dios los frutos que esperaba de
nosotros? ¿que si nos llamara ahora mismo a su presencia tendríamos las manos
llenas de buenas obras o, por el contrario, vacías?
Una última reflexión: ¿tenemos buen corazón, como el de aquel
viñador que "intercede" ante el amo para que no corte el árbol? ¿nos
interesamos por la salvación de los demás, con nuestra oración y con nuestro
trabajo evangelizador? Siempre hemos de estar atentos/as a echar una mano a quien tenemos al lado para
ayudarles en la buena orientación de su vida ¡hacia Dios!
24 octubre 2014, VIERNES. Conmemoración de María Auxiliadora. Elección de la madre general del Instituto FMA
29 semana del tiempo ordinario.
Efesios 4,1-6:
Efesios 4,1-6:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad
del Espíritu con el vínculo de la paz. Un
solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a
la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de
todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade
todo.
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad
del Espíritu con el vínculo de la paz. Un
solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a
la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de
todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade
todo.
Salmo 23 R/. Éste es el
grupo que viene a tu presencia, Señor
Evangelio según san Lucas
12,54-59:
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una
nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón
tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a
hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto
de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo
no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al
tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con
él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te
entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás
de allí hasta que no pagues el último céntimo.»
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una
nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón
tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a
hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto
de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo
no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al
tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con
él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te
entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás
de allí hasta que no pagues el último céntimo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo recuerda a los cristianos de Efeso el modo de ser cristiano, una traducción viva, un testimonio vivo de las Bienaventuranzas (humildad, amabilidad, paz..).Bautizados en Cristo, injertados en Él ¿podemos ser de otra manera? La realidad dice que sí porque están nuestras fragilidades, limitaciones y sobre todo las zonas de nuestro ser sin evangelizar, pero hemos de avanzar en ese modo de ser a “lo Jesús”, a su estilo, a su modo de situarse ante las personas y circunstancias. Hemos de pedirlo continuamente al Padre. Que el que es Amor lo invada todo, todas las fibras y huecos de nuestro ser, de nuestras familias, sociedad y el mundo. Un gran sueño no imposible por el Espíritu que nos ha sido regalado.
El evangelio de san Lucas nos recuerda que la fe no quita la razón, todo lo contrario, hay que ponerla en juego y ser agudos o inteligentes siempre. Jesús nos pone el ejemplo de que somos capaces de “prever” el tiempo mirando con antelación de un día para otro el cielo. Esa previsión que se aprende escrutando las señales que se ven con antelación ¿no somos capaces de hacerla también en otros órdenes de la vida? Nos pide que sepamos interpretar lo que vivimos, la historia para prever y actuar. Es un vivir despierto, atento a lo que está pasando en la propia vida personal y colectiva. La persona cristiana es inteligente porque reflexiona (no vive al tuntún), toma decisiones y actúa.
Para el discernimiento de estos “signos”, más que técnica y ordenadores, necesitamos un corazón limpio, capaz de ver a la luz de la Palabra de Dios, de Jesús que es la Palabra encarnada, con su luz y la fuerza del Espíritu que nos habita. Se necesita pararse, toma en consideración “los datos” pedir luz al Espíritu y su mirada sobre el mundo, rezar, ver con qué “espíritu” nos movemos y en conciencia decidir y actuar lo decidido, mejor con otros, porque la vida cristiana es comunitaria, de hermandad.
Lo que se debe hacer es lo que hizo Jesús y, sobre todo, como lo hizo Jesús. Seremos entonces personas “de amor samaritano” que, en casos extremos, llegará a, olvidando peligros por atender a las personas, contagiarse del ébola como los misioneros que han fallecido hace unos meses o permanecer en los lugares de “conflictos” siendo elementos de paz como muchas misioneras, misioneros y cooperantes de la actualidad. Ahí donde estás llamado a vivir tu fe, vívela inteligentemente y sin reservas.
Cada 24 de mes conmemoramos en la Familia Salesiana a María Auxiliadora
“Hijas de María Auxiliadora” es el nombre que don Bosco nos dio desde el primer borrador de nuestras
Constituciones y que él mismo ratificó el 5 de agosto de 1872: «Vosotras
pertenecéis a una Familia religiosa que es toda de la Virgen… Tened como gloria
vuestro hermoso título de Hijas de María Auxiliadora y pensad a menudo que
vuestro Instituto deberá ser el monumento vivo del agradecimiento de don Bosco
a la Gran Madre de Dios, invocada bajo el título de Auxilio de los Cristianos.»
(Cronohistoria I, 305-306)
23 octubre 2014, JUEVES
29 semana del tiempo ordinario
Pablo recuerda a los cristianos de Efeso el modo de ser cristiano, una traducción viva, un testimonio vivo de las Bienaventuranzas (humildad, amabilidad, paz..).Bautizados en Cristo, injertados en Él ¿podemos ser de otra manera? La realidad dice que sí porque están nuestras fragilidades, limitaciones y sobre todo las zonas de nuestro ser sin evangelizar, pero hemos de avanzar en ese modo de ser a “lo Jesús”, a su estilo, a su modo de situarse ante las personas y circunstancias. Hemos de pedirlo continuamente al Padre. Que el que es Amor lo invada todo, todas las fibras y huecos de nuestro ser, de nuestras familias, sociedad y el mundo. Un gran sueño no imposible por el Espíritu que nos ha sido regalado.
El evangelio de san Lucas nos recuerda que la fe no quita la razón, todo lo contrario, hay que ponerla en juego y ser agudos o inteligentes siempre. Jesús nos pone el ejemplo de que somos capaces de “prever” el tiempo mirando con antelación de un día para otro el cielo. Esa previsión que se aprende escrutando las señales que se ven con antelación ¿no somos capaces de hacerla también en otros órdenes de la vida? Nos pide que sepamos interpretar lo que vivimos, la historia para prever y actuar. Es un vivir despierto, atento a lo que está pasando en la propia vida personal y colectiva. La persona cristiana es inteligente porque reflexiona (no vive al tuntún), toma decisiones y actúa.
Para el discernimiento de estos “signos”, más que técnica y ordenadores, necesitamos un corazón limpio, capaz de ver a la luz de la Palabra de Dios, de Jesús que es la Palabra encarnada, con su luz y la fuerza del Espíritu que nos habita. Se necesita pararse, toma en consideración “los datos” pedir luz al Espíritu y su mirada sobre el mundo, rezar, ver con qué “espíritu” nos movemos y en conciencia decidir y actuar lo decidido, mejor con otros, porque la vida cristiana es comunitaria, de hermandad.
Lo que se debe hacer es lo que hizo Jesús y, sobre todo, como lo hizo Jesús. Seremos entonces personas “de amor samaritano” que, en casos extremos, llegará a, olvidando peligros por atender a las personas, contagiarse del ébola como los misioneros que han fallecido hace unos meses o permanecer en los lugares de “conflictos” siendo elementos de paz como muchas misioneras, misioneros y cooperantes de la actualidad. Ahí donde estás llamado a vivir tu fe, vívela inteligentemente y sin reservas.
Cada 24 de mes conmemoramos en la Familia Salesiana a María Auxiliadora
El evangelio de san Lucas nos recuerda que la fe no quita la razón, todo lo contrario, hay que ponerla en juego y ser agudos o inteligentes siempre. Jesús nos pone el ejemplo de que somos capaces de “prever” el tiempo mirando con antelación de un día para otro el cielo. Esa previsión que se aprende escrutando las señales que se ven con antelación ¿no somos capaces de hacerla también en otros órdenes de la vida? Nos pide que sepamos interpretar lo que vivimos, la historia para prever y actuar. Es un vivir despierto, atento a lo que está pasando en la propia vida personal y colectiva. La persona cristiana es inteligente porque reflexiona (no vive al tuntún), toma decisiones y actúa.
Para el discernimiento de estos “signos”, más que técnica y ordenadores, necesitamos un corazón limpio, capaz de ver a la luz de la Palabra de Dios, de Jesús que es la Palabra encarnada, con su luz y la fuerza del Espíritu que nos habita. Se necesita pararse, toma en consideración “los datos” pedir luz al Espíritu y su mirada sobre el mundo, rezar, ver con qué “espíritu” nos movemos y en conciencia decidir y actuar lo decidido, mejor con otros, porque la vida cristiana es comunitaria, de hermandad.
Lo que se debe hacer es lo que hizo Jesús y, sobre todo, como lo hizo Jesús. Seremos entonces personas “de amor samaritano” que, en casos extremos, llegará a, olvidando peligros por atender a las personas, contagiarse del ébola como los misioneros que han fallecido hace unos meses o permanecer en los lugares de “conflictos” siendo elementos de paz como muchas misioneras, misioneros y cooperantes de la actualidad. Ahí donde estás llamado a vivir tu fe, vívela inteligentemente y sin reservas.
“Hijas de María Auxiliadora” es el nombre que don Bosco nos dio desde el primer borrador de nuestras
Constituciones y que él mismo ratificó el 5 de agosto de 1872: «Vosotras
pertenecéis a una Familia religiosa que es toda de la Virgen… Tened como gloria
vuestro hermoso título de Hijas de María Auxiliadora y pensad a menudo que
vuestro Instituto deberá ser el monumento vivo del agradecimiento de don Bosco
a la Gran Madre de Dios, invocada bajo el título de Auxilio de los Cristianos.»
(Cronohistoria I, 305-306)
23 octubre 2014, JUEVES
29 semana del tiempo ordinario
Efesios 3,14-21:
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda
familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su
gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de
vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea
vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar
lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda
filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la
plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que
pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de
la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los
siglos. Amén.
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda
familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su
gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de
vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea
vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar
lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda
filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la
plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que
pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de
la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 32 R/. La
misericordia del Señor llena la tierra
Evangelio según san Lucas
12,49-53:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a
prender fuego en el mundo, ¡y ojalá
estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia
hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino
división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y
dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el
padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la
nuera y la nuera contra la suegra.»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a
prender fuego en el mundo, ¡y ojalá
estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia
hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino
división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y
dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el
padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la
nuera y la nuera contra la suegra.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
La primera lectura de la carta a los Efesios Nos anima en el combate espiritual que el cristiano de hoy y de siempre ha tenido y tiene que combatir; para ello hemos de armarnos con las armas que Cristo, tras su muerte y resurrección, pone a nuestro servicio. Estas armas espirituales son: la verdad, la justicia, la paz, la fe, la salvación y la Palabra de Dios. Son dones que Dios nos otorga a partir de nuestro bautismo.
En la Biblia, el fuego es símbolo de Dios; en la zarza ardiendo encontrada por Moisés, en el fuego o rayo de la tempestad en el Sinaí, en los sacrificios del Templo, donde las víctimas eran pasadas por el fuego, como símbolo del juicio final que purificará todas las cosas:
La Iglesia, vive del "fuego del Espíritu" descendido en Pentecostés. (Hechos 2, 3).
Ese fuego ardía en el corazón de los discípulos de Emaús cuando escuchaban al Resucitado sin reconocerlo... (Lucas 24, 32).
Jesús hace hoy unas afirmaciones que pueden parecernos un tanto paradójicas: desea prender fuego a la tierra y pasar por el bautismo de su muerte; no ha venido a traer paz, sino división.
El fuego del que habla aquí Cristo no es, ciertamente, el fuego destructor de un bosque o de una ciudad, no es el fuego que Santiago y Juan querían hacer bajar del cielo contra los samaritanos, no es tampoco el fuego del juicio y del castigo de Dios, como solía ser en los profetas del AT.
Está diciendo con esta imagen tan expresiva que tiene dentro un ardiente deseo de llevar a cabo su misión y comunicar a toda la humanidad su amor, su alegría, su Espíritu. El Espíritu que, precisamente en forma de lenguas de fuego, descendió el día de Pentecostés sobre la primera comunidad.
Lo mismo pasa con la paz y la división. La paz es un gran bien y fruto del Espíritu. Pero no puede identificarse con una tranquilidad a cualquier precio. Cristo es -ya lo dijo el anciano Simeón en el Templo- "signo de contradicción": optar por él puede traer división en una familia o en un grupo humano.
A veces son las paradojas las que mejor nos transmiten un pensamiento, precisamente por su exageración y por su sentido sorprendente a primera vista.
Miércoles 22 de octubre de 2014. Memoria de san Juan Pablo II
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
La primera lectura de la carta a los Efesios Nos anima en el combate espiritual que el cristiano de hoy y de siempre ha tenido y tiene que combatir; para ello hemos de armarnos con las armas que Cristo, tras su muerte y resurrección, pone a nuestro servicio. Estas armas espirituales son: la verdad, la justicia, la paz, la fe, la salvación y la Palabra de Dios. Son dones que Dios nos otorga a partir de nuestro bautismo.
En la Biblia, el fuego es símbolo de Dios; en la zarza ardiendo encontrada por Moisés, en el fuego o rayo de la tempestad en el Sinaí, en los sacrificios del Templo, donde las víctimas eran pasadas por el fuego, como símbolo del juicio final que purificará todas las cosas:
La Iglesia, vive del "fuego del Espíritu" descendido en Pentecostés. (Hechos 2, 3).
Ese fuego ardía en el corazón de los discípulos de Emaús cuando escuchaban al Resucitado sin reconocerlo... (Lucas 24, 32).
Jesús hace hoy unas afirmaciones que pueden parecernos un tanto paradójicas: desea prender fuego a la tierra y pasar por el bautismo de su muerte; no ha venido a traer paz, sino división.
El fuego del que habla aquí Cristo no es, ciertamente, el fuego destructor de un bosque o de una ciudad, no es el fuego que Santiago y Juan querían hacer bajar del cielo contra los samaritanos, no es tampoco el fuego del juicio y del castigo de Dios, como solía ser en los profetas del AT.
Está diciendo con esta imagen tan expresiva que tiene dentro un ardiente deseo de llevar a cabo su misión y comunicar a toda la humanidad su amor, su alegría, su Espíritu. El Espíritu que, precisamente en forma de lenguas de fuego, descendió el día de Pentecostés sobre la primera comunidad.
Lo mismo pasa con la paz y la división. La paz es un gran bien y fruto del Espíritu. Pero no puede identificarse con una tranquilidad a cualquier precio. Cristo es -ya lo dijo el anciano Simeón en el Templo- "signo de contradicción": optar por él puede traer división en una familia o en un grupo humano.
A veces son las paradojas las que mejor nos transmiten un pensamiento, precisamente por su exageración y por su sentido sorprendente a primera vista.
En la Biblia, el fuego es símbolo de Dios; en la zarza ardiendo encontrada por Moisés, en el fuego o rayo de la tempestad en el Sinaí, en los sacrificios del Templo, donde las víctimas eran pasadas por el fuego, como símbolo del juicio final que purificará todas las cosas:
La Iglesia, vive del "fuego del Espíritu" descendido en Pentecostés. (Hechos 2, 3).
Ese fuego ardía en el corazón de los discípulos de Emaús cuando escuchaban al Resucitado sin reconocerlo... (Lucas 24, 32).
Jesús hace hoy unas afirmaciones que pueden parecernos un tanto paradójicas: desea prender fuego a la tierra y pasar por el bautismo de su muerte; no ha venido a traer paz, sino división.
El fuego del que habla aquí Cristo no es, ciertamente, el fuego destructor de un bosque o de una ciudad, no es el fuego que Santiago y Juan querían hacer bajar del cielo contra los samaritanos, no es tampoco el fuego del juicio y del castigo de Dios, como solía ser en los profetas del AT.
Está diciendo con esta imagen tan expresiva que tiene dentro un ardiente deseo de llevar a cabo su misión y comunicar a toda la humanidad su amor, su alegría, su Espíritu. El Espíritu que, precisamente en forma de lenguas de fuego, descendió el día de Pentecostés sobre la primera comunidad.
Lo mismo pasa con la paz y la división. La paz es un gran bien y fruto del Espíritu. Pero no puede identificarse con una tranquilidad a cualquier precio. Cristo es -ya lo dijo el anciano Simeón en el Templo- "signo de contradicción": optar por él puede traer división en una familia o en un grupo humano.
A veces son las paradojas las que mejor nos transmiten un pensamiento, precisamente por su exageración y por su sentido sorprendente a primera vista.
Miércoles 22 de octubre de 2014. Memoria de san Juan Pablo II
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Efesios 3,2-12:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que
se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el
misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo,
que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus
santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros
del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio,
del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su
poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta
gracia: anunciar a los gentiles la
riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio,
escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así,
mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora
la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo
Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos
libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que
se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el
misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo,
que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus
santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros
del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio,
del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su
poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta
gracia: anunciar a los gentiles la
riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio,
escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así,
mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora
la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo
Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos
libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.
Isaías 12,2-3.4bcd.5-6 R/.
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador
Él es
mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder
es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la
salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus
hazañas,
proclamad que su nombre es
excelso. R/.
Tañed para el Señor, que
hizo proezas,
anunciadlas a toda la
tierra;
gritad jubilosos, habitantes
de Sión:
«Qué grande es en medio de
ti el santo de Israel.» R/.
Él es
mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.
Evangelio según san Lucas 12,39-48:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si
supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un
boquete. Lo mismo vosotros, estad
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros
o por todos?»
El Señor le respondió:
«¿Quién es el administrador fiel y
solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo
encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus
bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y
empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y
emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo
espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El
criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra
recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo,
recibirá pocos. Al que mucho se le dio,
mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si
supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un
boquete. Lo mismo vosotros, estad
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo VIVE CONSCIENTE de haber recibido un gran regalo en su
vida, más aún, de haber recibido el SENTIDO
de la VIDA y esta experiencia no se la puede guardar, vive su vida como
misión:”Anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo”. Esta
misión es fruto de una experiencia: la de haber vivido el encuentro personal
con Jesucristo. Dios que se desborda en amor para todos, más allá de raza,
pueblo, nación o religión, a través de Jesucristo. Él posibilita el acceso a
Dios “libre y confiado”, al Dios que es Amor y cuya potencia de Amor se vuelca
sobre la limitada humanidad “divinizándola”. Lo único que pide al ser humano es
apertura, disponibilidad, colaboración, fiarse, viviéndola en el día a día.
Es esa gratuidad del amor la que salva y no los méritos o
nuestro esfuerzo. ¿Vivimos nosotros la fe como una experiencia de Gracia? ¿Nos
sentimos realmente agraciados, es decir, percibimos en la vida de cada día y en
lo que nos ocurre el Misterio del Amor de Dios hecho don? ¿Es la acción de
gracias lo que predomina en nosotros?
El Evangelio nos pide estar despiertos, atentos. Una atención o espera
activa del encuentro definitivo con el Señor, que se concreta en ser como ese
administrador fiel y solícito a la tarea encomendada. El Señor nos confía, pone en nuestras manos
una parcela de su creación: es el pedacito de historia que nos ha tocado vivir,
con la gente y las situaciones que forman parte de ella, los caminos que vamos
transitando, las situaciones que se nos presentan ¿Cómo vivimos nosotros la
relación con nuestra misión?
Que la alegría de la presencia del Señor que viene y viene
siempre nos devuelva la pasión por el Evangelio y por la misión a la que el
Señor nos llama hoy.
SAN JUAN PABLO II. Homilia 22 octubre 1978 (inicio de
su pontificado)
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a
Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas
económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la
civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay
dentro del hombre». ¡Sólo El lo conoce!
Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo
profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el
sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se
transforma en desesperación. Permitid, pues, – os lo ruego, os lo imploro con
humildad y con confianza – permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo El tiene
palabras de vida, sí, de vida eterna!
Martes 21 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del
Tiempo Ordinario
Pablo VIVE CONSCIENTE de haber recibido un gran regalo en su
vida, más aún, de haber recibido el SENTIDO
de la VIDA y esta experiencia no se la puede guardar, vive su vida como
misión:”Anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo”. Esta
misión es fruto de una experiencia: la de haber vivido el encuentro personal
con Jesucristo. Dios que se desborda en amor para todos, más allá de raza,
pueblo, nación o religión, a través de Jesucristo. Él posibilita el acceso a
Dios “libre y confiado”, al Dios que es Amor y cuya potencia de Amor se vuelca
sobre la limitada humanidad “divinizándola”. Lo único que pide al ser humano es
apertura, disponibilidad, colaboración, fiarse, viviéndola en el día a día.
Es esa gratuidad del amor la que salva y no los méritos o
nuestro esfuerzo. ¿Vivimos nosotros la fe como una experiencia de Gracia? ¿Nos
sentimos realmente agraciados, es decir, percibimos en la vida de cada día y en
lo que nos ocurre el Misterio del Amor de Dios hecho don? ¿Es la acción de
gracias lo que predomina en nosotros?
El Evangelio nos pide estar despiertos, atentos. Una atención o espera
activa del encuentro definitivo con el Señor, que se concreta en ser como ese
administrador fiel y solícito a la tarea encomendada. El Señor nos confía, pone en nuestras manos
una parcela de su creación: es el pedacito de historia que nos ha tocado vivir,
con la gente y las situaciones que forman parte de ella, los caminos que vamos
transitando, las situaciones que se nos presentan ¿Cómo vivimos nosotros la
relación con nuestra misión?
Que la alegría de la presencia del Señor que viene y viene
siempre nos devuelva la pasión por el Evangelio y por la misión a la que el
Señor nos llama hoy.
SAN JUAN PABLO II. Homilia 22 octubre 1978 (inicio de
su pontificado)
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a
Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas
económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la
civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay
dentro del hombre». ¡Sólo El lo conoce!
Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo
profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el
sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se
transforma en desesperación. Permitid, pues, – os lo ruego, os lo imploro con
humildad y con confianza – permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo El tiene
palabras de vida, sí, de vida eterna!
Martes 21 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Efesios 2,12-22:
Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de
Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no
teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis
cerca los que antes estabais lejos. Él
es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando
con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus
mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un
solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo
cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos;
paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya
no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo
Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y
se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también
vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el
Espíritu.
Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de
Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no
teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis
cerca los que antes estabais lejos. Él
es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando
con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus
mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un
solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo
cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos;
paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya
no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo
Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y
se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también
vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el
Espíritu.
Salmo 84 R/. Dios anuncia
la paz a su pueblo
evangelio según san Lucas
12,35-38:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la
cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para
abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al
llegar, los encuentre en vela; os
aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si
llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la
cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para
abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al
llegar, los encuentre en vela; os
aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si
llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
“Él es nuestra paz”. El proyecto de Dios es un proyecto de paz, es un proyecto de reconciliación. En el proyecto de Dios no caben muros ni alambradas, ni puertas cerradas ni exclusivas, ni ideologías ni opciones excluyentes. Tampoco caben el poder, el dominio, la amenaza ni la opresión sobre los más débiles. No cabe la injusticia ni la guerra ni el hambre ni la pobreza… lo que hay de eso, es fruto del egoísmo de los hombres.Estamos llamados a entendernos, a superar diferencias, a vencer egoísmos e intereses, a olvidar pasados y rencores que a nada conducen. Estamos llamados a entender que es mucho más grande, más valioso, más vivo lo que nos une que lo que nos aleja. Porque todos somos de Dios: miembros de la Familia de Dios!!
“En vela nos quiere el Señor”. A menudo vivimos distraídos. Lo urgente no nos deja ver lo importante. Dios pasa y llama, pero muchas veces los grandes ruidos y brillos de nuestras urgencias nos impiden escuchar y ver. No podemos vivir despistados, sino con ojos abiertos y oídos atentos para darnos cuenta de que Dios llama incansablemente y poder así cuidar, mimar, hacer crecer e intensificar nuestra relación con Él.
LA VOZ DE J. ALDAZABAL
Ayer
se nos decía que no nos dejáramos apegar a las riquezas, porque nos estorbarán
en el momento decisivo. Hoy, que vigilemos. Es sabio el que vive despierto y
sabe mirar al futuro. No porque no sepa gozar de la vida y cumplir sus tareas
del "hoy", pero sí porque sabe que es peregrino en esta vida y lo
importante es asegurarse su continuidad en la vida eterna. Y vive con una meta
y una esperanza.
En
las cosas de aquí abajo afinamos mucho los cálculos: para que nos llegue el
presupuesto, para conseguir éxitos comerciales o deportivos, para aprobar el
curso. Pero ¿somos igualmente espabilados en las cosas del espíritu?
20 octubre 2014 LUNES, 29 del
tiempo ordinario
Efesios 2,1-10:
Hubo un tiempo en que estabais
muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo
presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espiritu que ahora
actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así;
siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la
imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como los
demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo por
pura gracia estáis salvados , nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha
sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza
de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis
salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es
un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos
a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
Salmo 99 R/. El Señor nos
hizo y somos suyos
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con
vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su
rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con
acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo
su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las
edades.» R.
evangelio según san Lucas 12,13-21:
En aquel tiempo, dijo uno del
público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién
me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad:
guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no
depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un
hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré?
No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente:
derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo
el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre,
tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena
vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida.
Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para
si y no es rico ante Dios.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Alguien le pide a Jesús que
intervenga en una cuestión de herencias. Jesús contesta que no ha venido a eso:
él rehusa hacer de árbitro en asuntos de política o de economía. Lo que le
interesa es evangelizar y llamar la atención sobre los valores más profundos,
como en este caso, en que la pregunta le sirve para dar su lección:
"guardaos de toda clase de codicia".
La codicia o la avaricia, el
afán inmoderado de dinero, o los peligros de la riqueza, es uno de los aspectos
que Lucas más veces trata en su evangelio (y en el libro de los Hechos). Tal
vez, cuando él los escribía, en la comunidad habían entrado personas en buena
posición social, creando algunos inconvenientes, y por eso Lucas resalta el
contraste con la pobreza radical, evangélica, que Jesús practicó y enseñó a los
suyos.
La parábola es sencilla pero
muy expresiva. A quien pone su seguridad
en lo que almacena, Jesús le llama
"necio". Su estupidez consiste en que ha almacenado cosas no
importantes, quedándose en el plano material y terreno, cuando el ser humano
tiene una dimensión de trascendencia que es la más importante, puesto que esta
vida es peregrinación hacia la definitiva, la eterna.
Poner la seguridad en lo frágil
y caduco, y no en los valores duraderos, no es la vida verdadera, sino la que
vivimos abiertos a la gracia de Dios, despojándonos de nuestras seguridades,
compartiendo lo que somos y tenemos y esperando de Dios todo.
Domingo 19 octubre 2014, 29 del tiempo ordinario
Domingo mundial de las Misiones. DOMUND.
Clausura del Sínodo de la Familia. Beatificación de PABLO VI
Isaías 45, 1. 4-6
Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a
quien lleva de la mano:
«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las
cinturas de los reyes,
abriré ante él las puertas, los batientes no
se le cerrarán.
Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre, te di un título, aunque
no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no
hay dios.
Te pongo la insignia, aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente que no
hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor, y no hay otro.»
Salmo 95,R: Aclamad la gloria y el
poder del Señor.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
1, 1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los
Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y
paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos
vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones.
Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar
la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra
esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él
os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo
sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 15-21
En
aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para
comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos
partidarios de Herodes, y le dijeron:
- «Maestro, sabemos que eres sincero y que
enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie,
porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar
impuesto al César o no? »
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo
Jesús:
- «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme
la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
- «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron:
- «Del César.»
Entonces les replicó:
- «Pues pagadle al César lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios.»
LOS
POBRES SON DE DIOS
A espaldas de
Jesús, los fariseos llegan a un acuerdo para prepararle una trampa decisiva. No
vienen ellos mismos a encontrarse con él. Le envían a unos discípulos
acompañados por unos partidarios de Herodes Antipas. Tal vez, no faltan entre
estos algunos poderosos recaudadores de los tributos para Roma.
La trampa está
bien pensada: “¿Es lícito pagar impuestos al César o no?”. Si responde
negativamente, le podrán acusar de rebelión contra Roma. Si legitima el pago de
tributos, quedará desprestigiado ante aquellos pobres campesinos que viven
oprimidos por los impuestos, y a los que él ama y defiende con todas sus
fuerzas.
La respuesta de
Jesús ha sido resumida de manera lapidaria a lo largo de los siglos en estos
términos: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Pocas palabras de Jesús habrán sido citadas tanto como éstas. Y ninguna, tal
vez, más distorsionada y manipulada desde intereses muy ajenos al Profeta,
defensor de los pobres.
Jesús no está
pensando en Dios y en el César de Roma como dos poderes que pueden exigir cada
uno de ellos, en su propio campo, sus derechos a sus súbditos. Como todo judío
fiel, Jesús sabe que a Dios “le pertenece la tierra y todo lo que contiene, el
orbe y todos sus habitantes” (salmo 24). ¿Qué puede ser del César que no sea de
Dios? Acaso los súbditos del emperador, ¿no son hijos e hijas de Dios?
Jesús no se
detiene en las diferentes posiciones que enfrentan en aquella sociedad a
herodianos, saduceos o fariseos sobre los tributos a Roma y su significado: si
llevan “la moneda del impuesto” en sus bolsas, que cumplan sus
obligaciones. Pero él no vive al servicio del Imperio de Roma, sino abriendo
caminos al reino de Dios y su justicia.
Por eso, les
recuerda algo que nadie le ha preguntado: “Dad a Dios lo que es de Dios”.
Es decir, no deis a ningún César lo que solo es de Dios: la vida de sus hijos e
hijas. Como ha repetido tantas veces a sus seguidores, los pobres son de Dios,
los pequeños son sus predilectos, el reino de Dios les pertenece. Nadie ha de
abusar de ellos.
No se ha de
sacrificar la vida, la dignidad o la felicidad de las personas a ningún poder.
Y, sin duda, ningún poder sacrifica hoy más vidas y causa más sufrimiento,
hambre y destrucción que esa “dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo
verdaderamente humano” que, según el papa Francisco, han logrado imponer los
poderosos de la Tierra. No podemos permanecer pasivos e indiferentes acallando
la voz de nuestra conciencia en la práctica religiosa. (J.A. Pagola)
20 octubre 2014 LUNES, 29 del tiempo ordinario
Efesios 2,1-10:
Hubo un tiempo en que estabais
muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo
presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espiritu que ahora
actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así;
siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la
imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como los
demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo por
pura gracia estáis salvados , nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha
sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza
de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis
salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es
un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos
a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
Salmo 99 R/. El Señor nos
hizo y somos suyos
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
evangelio según san Lucas 12,13-21:
En aquel tiempo, dijo uno del
público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién
me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad:
guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no
depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un
hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré?
No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente:
derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo
el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre,
tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena
vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida.
Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para
si y no es rico ante Dios.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Alguien le pide a Jesús que
intervenga en una cuestión de herencias. Jesús contesta que no ha venido a eso:
él rehusa hacer de árbitro en asuntos de política o de economía. Lo que le
interesa es evangelizar y llamar la atención sobre los valores más profundos,
como en este caso, en que la pregunta le sirve para dar su lección:
"guardaos de toda clase de codicia".
La codicia o la avaricia, el
afán inmoderado de dinero, o los peligros de la riqueza, es uno de los aspectos
que Lucas más veces trata en su evangelio (y en el libro de los Hechos). Tal
vez, cuando él los escribía, en la comunidad habían entrado personas en buena
posición social, creando algunos inconvenientes, y por eso Lucas resalta el
contraste con la pobreza radical, evangélica, que Jesús practicó y enseñó a los
suyos.
La parábola es sencilla pero
muy expresiva. A quien pone su seguridad
en lo que almacena, Jesús le llama
"necio". Su estupidez consiste en que ha almacenado cosas no
importantes, quedándose en el plano material y terreno, cuando el ser humano
tiene una dimensión de trascendencia que es la más importante, puesto que esta
vida es peregrinación hacia la definitiva, la eterna.
Poner la seguridad en lo frágil
y caduco, y no en los valores duraderos, no es la vida verdadera, sino la que
vivimos abiertos a la gracia de Dios, despojándonos de nuestras seguridades,
compartiendo lo que somos y tenemos y esperando de Dios todo.
Domingo 19 octubre 2014, 29 del tiempo ordinario
«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes,
abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán.
Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios.
Te pongo la insignia, aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor, y no hay otro.»
Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones.
Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.
- «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no? »
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
- «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
- «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron:
- «Del César.»
Entonces les replicó:
- «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
"Renace la alegría"
RENACE “Con Jesucristo siempre nace
y renace la alegría”, dice el papa Francisco al comienzo de Evangelii
gaudium. El fin de la actividad misionera es,
precisamente, ayudar a extender esta alegría, anunciando a todos la posibilidad
de nacer y renacer al encuentro con Dios. Un renacer a
la vida de fe que, como tantas veces comprueban los misioneros, ha sido
revelado a los pequeños.
LA
ALEGRÍA > Los misioneros,
llenos de alegría, comparten con los más pobres su
experiencia de encuentro con Cristo. Los que reciben este anuncio y
abren su corazón a él, también acogen con alegría la
Buena Noticia de la salvación. Francisco nos dice cuál es el origen de esta
gran alegría: “El amor con el que el Padre ama al Hijo llega hasta
nosotros y, por obra del Espíritu Santo, nos envuelve”; y además, nos invita
a participar en ella: “¿Por qué no entramos también
nosotros en este río de alegría?”.
Sábado 18 de octubre de 2014
San Lucas Evangelista
Vigésimo octava semana del Tiempo Ordinario
de la segunda carta del
apóstol san Pablo a Timoteo 4,9-17a:
Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha
marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo
Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la tarea. A
Tíquico lo he mandado a Éfeso.
El abrigo que me dejé en
Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo
los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el
Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso
violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me
abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y
me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran los
gentiles.
Salmo R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Evangelio según san Lucas 10,1-9:
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los
mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba
ir él.
Y les decía: «La mies es
abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio
de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a
saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero:
"Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos
vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed
de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de
casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad
a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de
Dios."»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
Jesús
envía «de dos en dos», es decir, formando grupo o comunidad, con el fin de que
muestren con hechos lo que anuncian de palabra. El mensaje de Cristo ha de
encarnarse en quienes lo anuncian. La clave de lo que todos llamamos
“evangelización” está en el testimonio,
en la “carne” que le ponemos precisamente los mensajeros. Asi como la Palabra
se encarnó en Jesús, así sus discípulos son la “carne” del mensaje. El mensaje
ha de ser anunciado y visibilizado en los que lo anuncian.
«La
mies es abundante y los obreros pocos». La cosecha se prevé abundante, el
reinado de Dios empieza a producir frutos para los demás. Cuando se comparte lo
que se tiene, hay de sobra: ésta es la experiencia del grupo de Jesús. No hacen
falta explicaciones ni estadísticas: la presencia de la comunidad se ha de
notar por los frutos abundantes que produce. Faltan obreros, personas que
coordinen las múltiples y variadas actividades, animadores y responsables, para
que los más necesitados participen de los bienes.
Todos
hemos de orar que el Señor «mande obreros a su mies» (10,2b). Pedir es tomar
conciencia de las grandes necesidades que nos rodean y poner los medios
necesarios, quiere decir confiar en que el Padre proveerá. Quien hace todo lo
que puede espera lo que no puede.
Hoy es san Lucas
Lucas, compañero del apóstol Pedro, es el autor del tercer
Evangelio (que lleva su nombre) y del Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Tras la muerte de san Pablo, cuyos itinerarios, penalidades y experiencias
vivió, parece que se dedicó a predicar la Buena Noticia de Jesús por Egipto y
Grecia.
En su rico Evangelio, Lucas anunció al Sol que nace de lo
alto, Cristo, nuestro Señor (Benedictus) ; describió la infancia de Jesús y las
escenas del hogar con José y María, pintándonos un cuadro mucho mejor que el
que podrían reproducir los pinceles; y al escribir el evangelio del amor y de
la misericordia, por ejemplo, en la parábola del hijo pródigo y la parábola del
buen samaritano, nos ha compuesto algunas de las páginas más bellas de toda la
literatura universal.
Y, a su vez, al narrarnos en los Hechos de los apóstoles las
correrías de Pablo evangelizador y el movimiento espiritual de la primera
Iglesia, nos ha servido documentación valiosa sobre algunos aspectos de
nuestros orígenes cristianos. Hemos de estarle agradecidos/as para siempre y
pedirle que todos/as seamos como él
“evangelizados y evangelizadores”.
Viernes 17 de octubre de
2014
Pablo a los Efesios
1,11-14:
Por medio de Cristo hemos heredado también nosotros, los
israelitas. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su
voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza
de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el
Evangelio de vuestra salvación, en que creísteis, habéis sido marcados por
Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia,
para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.
Salmo 32 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió
como heredad
Evangelio según san Lucas
12,1-7:
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta
pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus
discípulos:
«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»
«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA:
vivir en el día a día una opción consciente de claridad y transparencia evangélica sin miedo!!
En el evangelio de hoy, san lucas recoge unos dichos de
Jesús que nos hace bien meditar y llevar a la práctica:
- Tened "cuidado
con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía"; algo tan
pequeño como la levadura hace fermentar a toda la masa; puede ser buena, como
en el pan pero si es mala, todo queda corrompido. Algo así pasa con las ideas
que se nos meten en la cabeza y que siempre vienen de alguien. Atentos a que
sean ideas de gente coherente y que las viven, si no es hipocresía.
- La verdad siempre acabará por saberse: "lo que digáis
al oído en el sótano, se pregonará desde la azotea"; al menos, Dios
siempre la conoce;
- Vencer el miedo de dar testimonio del Evangelio ante el
mundo: lo peor que les puede pasar no es la muerte corporal.
- El Padre nos cuida y ama: tener confianza y no dejarse
dominar por el miedo. Dios se preocupa de cada uno de nosotros, mucho más que
de los pajaritos y hasta de los cabellos de nuestra cabeza: "ni de uno
solo se olvida Dios".
16 octubre, JUEVES, 28 semana del tiempo
ordinario
Pablo a los Efesios 1,1-10:
Pablo,
apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, a los santos y fieles en Cristo
Jesús, que residen en Éfeso. Os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro
Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes
espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona
de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables
ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura
iniciativa suya, a ser sus hijos, para
que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su
querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos
recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia,
sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer
el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había
proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Salmo 97 R/. El Señor da a conocer su victoria
evangelio según san Lucas 11,47-54:
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis
mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois
testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los
mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de
Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y
matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los
profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta
la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se
le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os
habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a
los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas
y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas
capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Es valiente Jesús, al desenmascarar las actitudes de los dirigentes
de su época.
Su denuncia también nos ponen interrogantes a nosotros,
seamos dirigentes o no; todos de una manera u otra tenemos responsabilidades.
¿Caemos en la trampa de honrar a los “profetas” que ya fueron, reconociendo sus
méritos y la injusticia del trato que recibieron, pero luego resulta que no
hacemos caso de los actuales, y les hacemos la vida imposible, porque no
estamos dispuestos a escuchar su mensaje, que nos es incómodo?
Pasa en la sociedad y puede pasar también a nuestro
alrededor. Por ejemplo, cuando nos sentimos molestos cuando alguien nos hace
ver otro punto de vista o una crítica constructiva y ¿hacemos lo posible por pensar
o en seguida pasamos a la defensiva? A
todos nos pasa que nos estorban los profetas vivos, no los muertos.
Ayer recordamos a santa Teresa de Ávila. Cuántas ironías
críticas tuvo que soportar esta mujer, a veces sólo por ser mujer.
15 octubre, MIÉRCOLES, 28 semana del tiempo ordinario
Fiesta de santa Teresa de Jesús
Eclesiástico 15,1-6:
El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la
sabiduría. Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como la
esposa de la juventud; lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua
de prudencia; apoyado en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará
sobre sus compañeros, para que abra la boca en la asamblea; lo llena de
sabiduría e inteligencia, lo cubre con vestidos de gloria; alcanzará gozo y
alegría, le dará un nombre perdurable.
Salmo 88 R/.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré
Cantaré
eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.
Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean. R/.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.
Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean. R/.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.
evangelio según san Mateo
11,25-30:
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de
cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se
las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo
me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad
con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Celebramos la fiesta de
Teresa de Jesús, en este año jubilar teresiano con motivo del quinto centenario de su nacimiento.
La liturgia le aplica este texto de Mateo en el que leemos: Mi yugo es llevadero y mi carga ligera. Su visión, su decisión, su capacidad para
liderar una reforma como la de la orden carmelitana le supusieron enormes
dificultades y sufrimientos. No se vino abajo ni dimitió. Sabía de quién se
había fiado, y tuvo siempre la confianza de poner los problemas, dificultades,
incomprensiones y desconciertos que generaba su modo de entender la vida
religiosa, su reforma de la misma, su espiritualidad… en manos de Aquel que es
el único que puede hacerse cargo hasta el fondo de nuestros cansancios y
agobios, y promete aliviarlos.
Su personalidad y su encuentro de amistad con Dios la convierten
en referencia espiritual, en maestra, en la gran mística autora de obras literarias
espirituales que han merecido miles de estudios… en doctora de la Iglesia. Un
ejemplo para todos y para todas.
LA VOZ DE SANTA TERESA
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta
14 octubre 2014, MARTES, 28 semana del tiempo ordinario
Gálatas 5,1-6:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto,
manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Mirad lo
que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada. Lo
afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera.
Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis
caído fuera del ámbito de la gracia. Para nosotros, la esperanza de la
justificación que aguardamos es obra del Espiritu, por medio de la fe, pues, en
Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta
es una fe activa en la práctica del amor.
Sal 118,41.43.44.45.47.48
R/. Señor, que me alcance tu favor
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu
promesa. R/.
No quites de mi boca las
palabras sinceras,
porque yo espero en tus
mandamientos. R/.
Cumpliré sin cesar tu
voluntad,
por siempre jamás. R/.
Andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos. R/.
Serán mi delicia tus
mandatos,
que tanto amo. R/.
Levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Lucas 11,37-41:
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo
invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se
sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:
«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por
dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo
también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA:
Estar atento/a a los gestos que realizo, que sean signos de expresión de una
interioridad habitada por la acción del Espíritu y no meros “formalismos”.
A la actitud de los fariseos que ponen su empeño, su
religiosidad en el cumplimiento de ritos, de normas exteriores, opone Jesús la
actitud del discípulo, que se esfuerza por la pureza interior, que pone lo
esencial en el corazón. El corazón, lo profundo del hombre, su interior, es lo
que importa mantener limpio. Porque aquello que brota del corazón -la
injusticia, la rapacidad, la avaricia- es lo que mancha al hombre.
Jesús opone la religión "exterior" de los fariseos
a la religión "del corazón" la única que agrada a Dios. En la Biblia el corazón es el "centro
profundo del hombre": más allá de los impulsos superficiales y ocasionales
hay en nosotros una especie de opción decisiva que constituye verdaderamente
nuestra personalidad ... sería como lo que en lenguaje corriente se dice
"lo que llena o llevas en tu corazón".
Claro que hay gestos externos y ritos celebrativos en
nuestra vida de fe. El mismo Jesús nos encargó, por ejemplo, que hiciéramos el
doble gesto del pan y del vino en memoria suya. Lo que desautoriza aquí es que
nos quedemos en mero formalismo, que nos contentemos con lo exterior, cuando
los gestos deben ser signo de lo interior.
Nosotros no nos escandalizamos ahora si alguien no se lava
las manos. Pero puede haber "escándalos farisaicos" equivalentes, si
nos contentamos con limpiar lo de fuera, mientras que lo de dentro lo tenemos
impresentable, si ponemos demasiado énfasis en detalles insignificantes y casi
hacemos depender de ellos la justicia o la salvación de alguien.
¿Qué es lo que nos preocupa: el ser o el parecer? ¿cumplir
los ritos externos o la conversión y la pureza del corazón?
13 octubre 2014, LUNES, 28 semana del tiempo ordinario
Gálatas 4,22-24.26-27.31–5,1:
En la Escritura se cuenta que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la
esclava y otro de la libre; el hijo de la esclava nació de modo natural, y el
de la libre por una promesa de Dios. Esto tiene un significado: Las dos mujeres
representan dos alianzas. Agar, la que engendra hijos para la esclavitud,
significa la alianza del Sinaí. La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra
madre, como dice la Escritura: «Alégrate, estéril, que no das a luz, rompe a
gritar, tú que no conocías los dolores de parto, porque la abandonada tiene más
hijos que la que vive con el marido.» Resumiendo, hermanos, no somos hijos de
la esclava, sino de la mujer libre. Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto,
manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Salmo 112,1-2.3-4.5-7 R/. Bendito sea el nombre del Señor por
siempre
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono y se abaja
para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. R/.
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono y se abaja
para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. R/.
evangelio según san Lucas 11,29-32:
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se
puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo,
pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo
para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta
generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del
Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines
de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más
que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se
alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la
predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»
PARA
VIVIR ESTA PALABRA:
Para
vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os
sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud
Pablo enseña que los que
han aceptado a Jesús como Maestro, ya no dependemos de la ley antigua:
"para vivir en libertad nos ha liberado Cristo: por tanto, manteneos
firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud". Volver a observar
meticulosamente muchas tradiciones del Antiguo Testamento sería caer en la
esclavitud.
Somos "hijos de la libre". La afirmación de Pablo
lleva énfasis: Cristo nos ha "liberado para la libertad".
¿Es verdad eso para cada uno de nosotros?
En nuestra época hemos experimentado en la Iglesia
"liberaciones" interesantes, promovidas por el Vaticano II y las
etapas postconciliares: en la liturgia, en la teología, en la organización de
la Iglesia y de la vida religiosa en la promoción de los laicos, en la descentralización,
en la apertura al mundo de hoy. Se entiende liberaciones legitimas, movidas por
el Espíritu del Señor que es Espíritu de amor y de libertad.
La Iglesia ha dado estos pasos con discernimiento meditado.
Sería una pena que alguien quisiera volver atrás por pura añoranza. También
podría ser por comodidad, porque hoy se ha de vivir con más audacia y
compromiso, ejercitando la liberdad y no la seguridad-satisfacción que puede
dar el cumplimiento de normas “externas”.
Una de las mejores lecciones que podemos aprender del mismo
Jesús es su admirable libertad interior: libre de las tentaciones que le pueden
venir del pueblo, de su familia, de las autoridades, de sus discípulos, del
afán de poseer y mandar, de las interpretaciones esclavizantes de los juristas de
la época... Ser libres significa que vivimos nuestra fe cristiana con
coherencia, con fidelidad, pero no movidos por el interés o el miedo, sino por
el amor y la convicción, y lo hacemos con ánimo esponjado, libres tanto de las
modas permisivas del mundo como de los voluntarismos exagerados de algunas
espiritualidades, que se refugian en un cumplimiento meticuloso de normas o
costumbres.
12 octubre 2014 Domingo 28 tiempo ordinario
(Virgen del Pilar - Patrona de España)
Isaías 25, 6-10a
Aquel día,
el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos,
en este monte, un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos,
el paño que tapa a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros,
y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país.
- Lo ha dicho el Señor -.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara;
celebremos y gocemos con su salvación.
La mano del Señor se posará sobre este monte.»
el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos,
en este monte, un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos,
el paño que tapa a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros,
y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país.
- Lo ha dicho el Señor -.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara;
celebremos y gocemos con su salvación.
La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Salmo 22, 1-3a. 3b-4- 5. 6 R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me gula por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me gula por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Filipenses 4, 12-14. 19-20
Hermanos:
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
evangelio según
san Mateo 22, 1-14
En
aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparo en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»
- «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparo en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»
INVITACIÓN
Jesús conocía
muy bien cómo disfrutaban los campesinos de Galilea en las bodas que se
celebraban en las aldeas. Sin duda, él mismo tomó parte en más de una. ¿Qué
experiencia podía haber más gozosa para aquellas gentes que ser invitados a una
boda y poder sentarse con los vecinos a compartir juntos un banquete de bodas?
Este recuerdo
vivido desde niño le ayudó en algún momento a comunicar su experiencia de Dios
de una manera nueva y sorprendente. Según Jesús, Dios está preparando un
banquete final para todos sus hijos pues a todos los quiere ver sentados, junto
a él, disfrutando para siempre de una vida plenamente dichosa.
Podemos decir
que Jesús entendió su vida entera como una gran invitación a una fiesta final
en nombre de Dios. Por eso, Jesús no impone nada a la fuerza, no presiona a
nadie. Anuncia la Buena Noticia de Dios, despierta la confianza en el Padre,
enciende en los corazones la esperanza. A todos les ha de llegar su invitación.
¿Qué ha sido de
esta invitación de Dios? ¿Quién la anuncia? ¿Quién la escucha? ¿Dónde se habla
en la Iglesia de esta fiesta final? Satisfechos con nuestro bienestar, sordos a
lo que no sea nuestros intereses inmediatos, nos parece que ya no necesitamos
de Dios ¿Nos acostumbraremos poco a poco a vivir sin necesidad de alimentar una
esperanza última?
Jesús era
realista. Sabía que la invitación de Dios puede ser rechazada. En la parábola
de “los invitados a la boda” se habla de diversas reacciones de los invitados.
Unos rechazan la invitación de manera consciente y rotunda: “no quisieron ir.
Otros responden con absoluta indiferencia: “no hicieron caso”. Les
importan más sus tierras y negocios.
Pero, según la
parábola, Dios no se desalienta. Por encima de todo, habrá una fiesta final. El
deseo de Dios es que la sala del banquete se llene de invitados. Por eso, hay
que ir a “los cruces de los caminos”, por donde caminan tantas gentes
errantes, que viven sin esperanza y sin futuro. La Iglesia ha de seguir
anunciando con fe y alegría la invitación de Dios proclamada en el Evangelio de
Jesús.
El papa
Francisco está preocupado por una predicación que se obsesiona “por la
transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a
fuerza de insistencia”. El mayor peligro está según él en que ya “no será
propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos doctrinales o
morales que proceden de determinadas opciones ideológicas. El mensaje correrá
el riesgo de perder su frescura y dejará de tener olor a Evangelio”. (J. A. Pagola)
11 octubre 2014, SÁBADO, 27 semana del tiempo ordinario
Gálatas (3,22-29):
La Escritura presenta al mundo
entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en
Jesucristo a todo el que cree. Antes de que llegara la fe estábamos
prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la
ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la
fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estarnos sometidos al pedagogo, porque
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis
incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay
distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres,
porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia
de Abrahán y herederos de la promesa.
Salmo 104,2-3.4-5.6-7 R/. El Señor
se acuerda de su alianza eternamente
Evangelio
según san Lucas 11,27-28:
En aquel tiempo, mientras Jesús
hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:
«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
PARA VIVIR ESTA
PALABRA
La
mujer del pueblo alaba sobre un plano de simple biología, donde la mujer es
ante todo la que engendra hijos al marido. La respuesta de Jesús supone que la
verdadera bienaventuranza del hombre y la mujer se realiza en una altura
personal, allí donde se escucha la palabra de Dios y se vive en su misterio de
gracia y de exigencia. En este plano se realiza la bienaventuranza de María.
Estas
palabras sitúan la dignidad de la mujer por encima de todas las limitaciones y
esclavitudes de las antiguas o modernas culturas de la tierra. La mujer no se
reduce a biología. Su signo es más que un vientre y unos pechos (oriente
antiguo), más que un sexo (occidente moderno). La mujer es, ante todo, una
persona y, por lo tanto, su bienaventuranza es semejante a la del hombre: vivir
el don de gracia de Dios y traducirlo en una forma de conducta.
A
través del evangelio Lucas ha mostrado que María, la madre de Jesús, es un
modelo de fe para todos: varones y mujeres. Ella ha recibido el gran regalo de
la presencia transformante de Dios sobre la tierra (Lc1,28), la potencia del
Espíritu en su persona. Como Jesús María es humanidad nueva: la persona
habitada por el Espíritu. Esa presencia se concreta en ella en el nacimiento
del Mesías, es la Theotokos, la que da a luz a Dios.
Ella
ha comenzado a ser el signo de una nueva forma de existencia. Como decían los
antiguos: ha concebido con la fe antes de hacerlo con el vientre. Su
bienaventuranza no se limita a lo físico sino que abarca toda su persona.
María
ha creído, es la creyente, nuestra madre en la fe, como Abraham lo era en el
Antiguo Testamento. Por eso recibe la auténtica alabanza. Es bienaventurada por
su fe y su vida se convierte en causa de alegría y bendición para todos
aquéllos que han creído como ella. La madre de Jesús es modelo de mujer abierta
ante el misterio de la vida y modelo de creyente que responde de manera
confiada y generosa a la palabra que Dios le ha dirigido.
10 octubre 2014, VIERNES, 27 semana del tiempo ordinario
Gálatas 3,7-14:
Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de
fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la
fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán benditas todas las naciones.»
As! que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el
fiel. En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima
una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo
escrito en el libro de la ley.» Que en base a la ley nadie se justifica ante
Dios es evidente, porque lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe»,
y la ley no arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley,
haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo
el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para
que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles,
y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.
Salmo 110,1-2.3-4.5-6 R/. El Señor
recuerda siempre su alianza
Evangelio según san Lucas 11,15-26:
En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de
entre la multitud dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el
príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en
el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
PARA
VIVIR ESTA PALABRA: pedir a Jesús que
continúe “echando los demonios de mi y de nuestro mundo” y contemple el bien en
mi y alrededor como señal de que el Reino ha llegado y está.
Jesús les dice y nos dice hoy que ser hijos de Abrahán es
“vivir de la fe”. No tanto conocer doctrinas, dogmas y leyes, cuanto ceñirnos a
la persona y al mensaje de Jesús, en particular conocer, practicar y vivir sus
actitudes y sus valores. A esto se llama “ser hijos de Abrahán”; esto es “vivir
de la fe”.
Jesús es consciente de que su vida
es una lucha contra el espíritu del mal. El mal es un misterio para el que no
tenemos todas las explicaciones que quisiéramos. Tiene raíces extremadamente
profundas que no podemos desarraigar sino es con la Gracia de Dios, viviendo
con el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo. Jesús ha venido a destruir este
imperio del mal.
El Reino de Dios es el futuro del
hombre. Es la plenitud de Dios a la que está llamado el ser humano y que no
puede realizarse plenamente en el mundo actual. Sin embargo, el Reino es a la
vez algo presente; es precisamente aquello que sucede y se realiza cuando Jesús
expulsa a los demonios, el mal, perdona los pecados.
El Reino de Dios se empieza a
mostrar allí donde Jesús libera a los hombres de todo lo inhumano y nos conduce hacia un futuro de gracia, de libertad
y de vida:
-Reino de verdad y de vida.
-Reino de santidad y de gracia.
-Reino de justicia, de amor y de paz.
-Reino de santidad y de gracia.
-Reino de justicia, de amor y de paz.
La traducción "el reino de Dios ha llegado a
vosotros" es algo “débil”; el texto griego es mucho más fuerte: "el
reino de Dios os ha llegado por sorpresa... ha venido de pronto... os ha
sorprendido... os ha alcanzado". Se trata de una "irrupción absoluta
y rápida" que deja sin aliento, que impide parar el golpe. El golpe dado a
Satán (el mal) no tiene remedio posible. El Bien ha vencido al mal para
siempre. El mal no tiene ningún futuro. ¡Qué pena que muchos aún no se hayan
enterado! Tenemos los cristianos una responsabilidad de hacer brillar el Bien
en nuestras palabras, gestos, actividades.. y anunciar la Esperanza que nos
anima y hace vivir, sacando con Jesús de las redes del mal a todos.
La oración por los enemigos, la bendición por los que nos
persiguen … hemos de realizarla realmente, para que el Espíritu penetre en los
corazones que parecen impenetrables, pero el Señor nos ha pedido la oración por
ellos. Es un gran Misterio. Recemos mucho.
9 octubre 2014, JUEVES, 27 semana del tiempo ordinario
Gálatas 3,1-5:
¡Insensatos gálatas! ¿Quién os
ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de
Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el
Espíritu por observar la ley o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos
sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas
magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver:
Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo
hace? ¿Porque observáis la ley, o porque respondéis a la fe?
R/. Bendito sea el Señor, Dios de
Israel, porque ha visitado a su pueblo
Evangelio según san Lucas 11,5-13:
En aquel tiempo, dijo Jesús a
los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la
medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis
amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro,
el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y
yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro
insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo
suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues
así os digo a vosotros: Pedid y se os
dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe,
quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando
el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una
serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que
sois malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo piden?»
PARA VIVIR ESTA PALABRA: PEDIR con insistencia AL PADRE EL ESPÍRITU SANTO
mediante invocaciones cortas y frecuentes durante el día.
Hoy nos propone Jesús dos pequeños alegorías tomadass de la
vida familiar: el del amigo impertinente y el del padre que escucha las
peticiones de su hijo/a.
En los dos, nos asegura que Dios atenderá nuestra oración.
Si lo hace el amigo, al menos por la insistencia del que le pide ayuda, y si lo
hace el padre con su hijo/a, ¡cuánto más no hará Dios con los que le piden algo!
Jesús nos asegura: "vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los
que se lo piden", o sea, nos dará lo mejor, su Espiritu, la plenitud de
todo lo que le podemos pedir nosotros.
Jesús nos invita a perseverar en nuestra oración, a dirigir
confiadamente nuestras súplicas al Padre. Y nos asegura que nuestra oración
será siempre eficaz, será siempre escuchada: "si vosotros sabéis dar cosas
buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial...?".
La eficacia consiste en que Dios siempre escucha. Que no se
hace el sordo ante nuestra oración. Cuando le pedimos a Dios que nos ayude
-manifestando así nuestra debilidad y nuestra confianza de hijos/as-, nos
ponemos en sintonía con sus deseos, que son previos a los nuestros.
Lucas tiene una variante expresiva: Dios nos concederá su
Espíritu Santo. Nos concederá el bien pleno que él nos prepara, no
necesariamente el que nosotros pedimos, que suele ser muy parcial. Es como
cuando Jesús pidió que "pasara de él este cáliz", o sea, ser liberado
de la muerte. En efecto, dice la Carta a los Hebreos (Hb 5,7) que "fue
escuchado", pero fue liberado de la muerte a través de ella, después de
experimentarla, no antes. Y así se convirtió en causa de salvación para toda la
humanidad. No sabemos cómo cumplirá Dios nuestras peticiones. Lo que sí sabemos
-nos lo asegura Jesús- es que nos escucha como un Padre a sus hijos.
8 octubre 2014, MIÉRCOLES ,27 semana del tiempo ordinario
Gálatas 2,1-2.7-14:
Transcurridos catorce años,
subí otra vez a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevando también a Tito. Subí
por una revelación. Les expuse el Evangelio que predico a los gentiles, aunque
en privado, a los más representativos, por si acaso mis afanes de entonces o de
antes eran vanos. Al contrario, vieron que Dios me ha encargado de anunciar el
Evangelio a los gentiles, como a Pedro de anunciarlo a los judíos; el mismo que
capacita a Pedro para su misión entre los judíos me capacita a mí para la mía
entre los gentiles. Reconociendo, pues, el don que he recibido, Santiago, Pedro
y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en
señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros fuéramos a los gentiles y
ellos a los judíos. Una sola cosa nos pidieron: que nos acordáramos de sus
pobres, esto lo he tomado muy a pecho. Pero cuando Pedro llegó a Antioquia,
tuve que encararme con él, porque era reprensible. Antes de que llegaran
ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando
llegaron aquéllos, se retrajo y se puso aparte, temiendo a los partidarios de
la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, tanto que el
mismo Bernabé se vio arrastrado con ellos a la simulación. Ahora que, cuando yo
vi que su conducta no cuadraba con la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante
de todos: «Si tú, siendo judío, vives a lo gentil y no a lo judío, ¿cómo
fuerzas a los gentiles a las prácticas judías?»
Salmo 116,1.2 R/. Id al mundo
entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las
naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Evangelio según san Lucas 11,1-4:
Una vez que estaba Jesús orando
en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor,
enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
PARA
VIVIR ESTA PALABRA: rezar el Padrenuestro
de forma pausada en algún momento del día, siendo consciente de las
palabras que pronuncio.
El evangelio de Lucas nos muestra a Jesús que no impone, ni
obliga a orar a sus discípulos todo lo contrario, son éstos los que tienen
necesidad, quizás movidos por su testimonio, ven que él se toma su tiempo y
espacio para relacionarse con su Padre. Es uno de los discípulos que le dice
“enséñanos a orar”, el verbo está en plural, es una solicitud de todos los
discípulos y discípulas, y también lo que dice Jesús es para todos sin
distinción.
El contenido de esta oración muestra la revelación de una
determinada imagen de Dios (padre-amor gratuito hacia el hijo, siempre buscará
su bien) y por tanto de sus hijos e hijas. Lo esencial de la vida del
cristiano. Es una confesión de fe y un compromiso de por vida y para cada día
de la vida. Debemos rezarla dejándonos modelar por la relación con el Padre,
por lo que en ella expresamos como deseos más profundos y peticiones para
nuestro modo de relacionarnos.
El Catecismo de la Iglesia Católica en sus números
2759-2865, en los que presenta esta oración como "corazón de las sagradas
Escrituras", "la oración del Señor y oración de la Iglesia" y
"resumen de todo el evangelio". Alguna vez deberíamos pararnos a
leerlo.
7 octubre 2014, MARTES, 28 semana del tiempo ordinario.
Ntra sra del
Rosario
Gálatas 1,13-24:
Habéis oído hablar de mi
conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y
la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi
raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero,
cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia
se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en
seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles
anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados
tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con
él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del
Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a
Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían
personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba
ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.
Salmo 138 R/. Guíame, Señor, por
el camino eterno
Evangelio según san Lucas 10, 38-42:
En aquel tiempo, entró Jesús en
una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una
hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y
dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el
servicio? Dile que me eche una mano.»
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»
PARA
VIVIR ESTA PALABRA
“vivir
que sólo una cosa es necesaria y todo lo demás son “partes” que he de vivir en
relación al UNO NECESARIO”.
Parece difícil entender el significado del episodio evangélico
que leemos hoy.
A simple vista se trata de una mujer que trabaja y otra que no ayuda en las tareas domésticas en un momento estresante, diríamos hoy, porque hay invitados -Jesús y sus discípulos- que necesitan atención.
A simple vista se trata de una mujer que trabaja y otra que no ayuda en las tareas domésticas en un momento estresante, diríamos hoy, porque hay invitados -Jesús y sus discípulos- que necesitan atención.
Marta se dedica a algo bueno; de acuerdo con las normas de la
sociedad judía, se ocupa de la casa. Cumple fielmente sus obligaciones de mujer
israelita. María adopta una actitud diferente, ilógica: se coloca en el mismo
plano que los varones y se sienta para escuchar al Maestro. No hay duda de que
quien hace lo socialmente correcto es Marta, mientras María hace algo
incorrecto al ocuparse de lo que no le correspondía. ¡Una mujer sentada entre
los hombres!, ¡Una mujer aprendiendo! ¡Jesús está loco!
Jesús rompe con la tradición colocando a María en el mismo plano
que a los hombres, y esto es un enfrentamiento con los estamentos judíos
dominantes, porque lo que hace es regresar a la mujer al mismo plano en que fue
creada: «A imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creo» (Gen 1, 27). Ambos
de la misma categoría, iguales en derecho y dignidad. Una condición que ha ido
cambiando colocando a la mujer en un plano de servidumbre ante el varón y que
Jesús corrige en este y otros episodios. ¿Sirvió de algo aquella corrección de
Jesús?
En algunos momentos se ha interpretado este episodio como una
exaltación de la vida contemplativa sobre la vida activa, identificando la
primera -María- con el monasterio y la segunda -Marta- con lo doméstico. Creo
que no tiene nada que ver el episodio con esta forma de interpretarlo. Es una
dignificación de la mujer, no un menosprecio de las labores domésticas y una
redirección a todos para que no nos perdamos en “las partes” sino en el TODO,
es decir en el Uno necesario: la Presencia del Señor y por él lo que sea, estar
reflexionando o cocinando. Es la unidad de vida y unificación del Ser en su
auténtico centro de gravedad. Y esto es válido para todos y todas sin
distinción.
Nuestra Señora del Rosario
Hoy celebramos también el día de la Virgen del Rosario, una
advocación muy popular propagada por los Dominicos.
La fecha, 7 de octubre, conmemora la victoria de Lepanto, bajo el mando de D. Juan de
Austria y la protección del Santo Rosario. Pero el Rosario es algo más que el
recuerdo de una batalla naval: es una devoción extendida por todo el mundo
cristiano católico.
DICHO CON HUMOR: «Paseaban un día por el paraíso Jesús y San
Pedro, cuando vieron un agujero en el suelo por el que se colaban sin control
una gran multitud de almas. Se acercaron a ver cómo sucedía aquello y vieron un
inmenso rosario que desde las alturas celestiales bajaba a la tierra. Por él
trepaban las almas que evitaban el control de la puerta de Pedro. San Pedro,
molesto y preocupado por si se colaban indeseables, propuso al Señor derribar
el rosario y cerrar el agujero, pero Jesús, ganado por el corazón generoso de
María, le dijo: “Déjalo estar, Pedro; son cosas de mamá”».
LUNES 6 octubre 2014
TEMPORAS DE ACCIÓ DE GRACIAS Y PETICIÓN
Deuteronomio 8, 7-18:
Habló Moisés al pueblo,
diciendo: -«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra
de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra
de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel,
tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que
lleva hierro en sus rocas, y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás
hasta hartarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha
dado.
Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final.
Y no digas: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. “ Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.»
Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final.
Y no digas: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. “ Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.»
Salmo: 1 Cro 29, 10. R. Tú eres
Señor del universo.
Tuyos son, Señor,
la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.
la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.
Segunda lectura: san Pablo a los Corintios 5, 17-21
Hermanos:
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
Lectura del santo evangelio según
san Mateo 7, 7-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»
PARA VIVIR ESTA PALABRA: "Agradecer, vivir dando gracias"
«Las Témporas —dice el Misal— son días de acción de gracias y de
petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y
la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual».
La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre, pues su
localización en el calendario e incluso su duración dependen de las
Conferencias Episcopales de cada país.
Las Témporas, y con ellas las Rogativas, son una antiquísima
institución litúrgica ligada a las cuatro estaciones del año. Su finalidad
consistía en reunir a la comunidad, para que, mediante el ayuno y la oración,
se diese gracias a Dios por los frutos de la tierra y se invocase su bendición
sobre el trabajo de los hombres.
Las relaciones humanas funcionan
bastante en términos de "doy para
que me des", pero el creyente ha de cambiar esa dialéctica por esta otra:
"Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy
poco, pero si sale del corazón es quizá la más noble expresión de un
sentimiento humano.
El agradecimiento es a veces lo único que podemos dar. Si es
sincero, eso basta. Quien da otras cosas sin agradecimiento, hará intercambio o
comercio. El que no es agradecido es sumamente pobre. ¿Qué tiene en realidad?
Quien no da gracias a Dios es porque en el fondo no está convencido de deberle
nada. Pero a Dios se le debe todo, quizá sin saberlo.
Un rabino daba gracias a Dios
"por todo".
-"¡Pero si no tienes nada!", le replicó otro que le oía. A lo que
respondió: "Yo necesitaba precisamente la pobreza y Dios me la ha
dado".
5 OCTUBRE, 27 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Isaías 5, 1-7
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña.
Mi amigo tenía una viña en fértil collado.
La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas;
construyó en medio una atalaya y cavó un lagar.
Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones.
Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
por favor, sed jueces entre mi y mi viña.
¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?
¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?
Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña:
quitar su valla para que sirva de pasto,
derruir su tapia para que la pisoteen.
La dejaré arrasada:
no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos;
prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel;
son los hombres de Judá su, plantel preferido.
Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos;
esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Sal 79, 9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20 R. La viña del Señor es la casa de Israel.
Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. R.
¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? R.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. R.
No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9
Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.
Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondan. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo."
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia."
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron:
- «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice:
- «¿No habéis leído nunca en la Escritura:
"La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente"?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
CRISIS
RELIGIOSA
La parábola de los “viñadores
homicidas” es un relato en el que Jesús va descubriendo con acentos alegóricos
la historia de Dios con su pueblo elegido. Es una historia triste. Dios lo
había cuidado desde el comienzo con todo cariño. Era su “viña preferida”.
Esperaba hacer de ellos un pueblo ejemplar por su justicia y su fidelidad.
Serían una “gran luz” para todos los pueblos.
Sin embargo aquel pueblo fue rechazando
y matando uno tras otro a los profetas que Dios les iba enviando para recoger
los frutos de una vida más justa. Por último, en un gesto increíble de amor,
les envío a su propio Hijo. Pero los dirigentes de aquel pueblo terminaron con
él. ¿Qué puede hacer Dios con un pueblo que defrauda de manera tan ciega y
obstinada sus expectativas?
Los dirigentes religiosos que están
escuchando atentamente el relato responden espontáneamente en los mismos
términos de la parábola: el señor de la viña no puede hacer otra cosa que dar
muerte a aquellos labradores y poner su viña en manos de otros. Jesús saca
rápidamente una conclusión que no esperan: “Por eso yo os digo que se os
quitará a vosotros el reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca
frutos”.
Comentaristas y predicadores han
interpretado con frecuencia la parábola de Jesús como la reafirmación de la
Iglesia cristiana como “el nuevo Israel” después del pueblo judío que, después
de la destrucción de Jerusalén el año setenta, se ha dispersado por todo el
mundo.
Sin embargo, la parábola está hablando
también de nosotros. Una lectura honesta del texto nos obliga a hacernos graves
preguntas: ¿Estamos produciendo en nuestros tiempos “los frutos” que
Dios espera de su pueblo: justicia para los excluidos, solidaridad, compasión
hacia el que sufre, perdón...?
Dios no tiene por qué bendecir un
cristianismo estéril del que no recibe los frutos que espera. No tiene por qué
identificarse con nuestra mediocridad, nuestras incoherencias, desviaciones y
poca fidelidad. Si no respondemos a sus expectativas, Dios seguirá abriendo
caminos nuevos a su proyecto de salvación con otras gentes que produzcan frutos
de justicia.
Nosotros hablamos de “crisis
religiosa”, “descristianización”, “abandono de la práctica religiosa”... ¿No
estará Dios preparando el camino que haga posible el nacimiento de una Iglesia
más fiel al proyecto del reino de Dios? ¿No es necesaria esta crisis para que
nazca una Iglesia menos poderosa pero más evangélica, menos numerosa pero más
entregada a hacer un mundo más humano? ¿No vendrán nuevas generaciones más
fieles a Dios?
4 octubre, SÁBADO, 26 semana del tiempo ordinario
San Francisco de Asís
Job 42,1-3.5-6.12-16:
Job respondió al Señor:
«Reconozco que lo puedes todo, y ningún plan es irrealizable para ti, yo, el
que te empaño tus designios con palabras sin sentido; hablé de grandezas que no
entendía, de maravillas que superan mi comprensión. Te conocía sólo de oídas,
ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echándome
polvo y ceniza.»
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio; sus posesiones fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas. Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les repartió heredades como a sus hermanos. Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus biznietos. Y Job murió anciano y satisfecho.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio; sus posesiones fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas. Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les repartió heredades como a sus hermanos. Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus biznietos. Y Job murió anciano y satisfecho.
Samol 118 R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo
Enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos. R/.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R/.
Yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos.R/.
La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.R/.
porque me fío de tus mandatos. R/.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R/.
Yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos.R/.
La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.R/.
evangelio según san Lucas 10,17,24:
En aquel tiempo, los setenta y
dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se
nos someten en tu nombre.»
Él les contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»
Él les contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Celebramos
hoy la fiesta de San Francisco de Asís (1182-1226), uno de los santos más
populares del cristianismo. Simplificando mucho, se puede decir que San
Francisco tuvo dos grandes pasiones que modelaron su vida: la pasión por la
cruz de Cristo y la pasión por la pobreza. La primera lectura hace alusión a su
pasión por la cruz de Cristo. San Francisco, como buen cristiano, no quería
gloriarse sino en “la cruz de nuestro Señor Jesucristo”, que refleja claramente
su amor desbordante hacia todos nosotros. Jesús vino a indicarnos el camino que
nos conduce a vivir con sentido, con alegría, con esperanza, que él resumió en
el camino del amor. “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Las autoridades de
entonces quisieron hacerle callar, pero él siguió firme en su vivido y
predicado amor y, por eso, le clavaron en la cruz. La cruz es la expresión más
fuerte del amor de Jesús a todos nosotros. San Francisco quedaba rendido y
extasiado ante Jesús crucificado y quería vivir lo mismo que Jesús: el amor,
que brota a borbotones de la cruz. Hasta le fue concedida la gracia de llevar
en su cuerpo las llagas del Crucificado. En la cruz, en el amor, está nuestra
salvación, el camino de nuestra felicidad.
Después de
su agitada juventud, San Francisco se dejó seducir por Cristo Jesús, que le
reveló quién es el Padre y el Padre, a su vez, le reveló la auténtica
sabiduría. No la sabiduría de las matemáticas, de la filosofía, de la
astronomía, sino la sabiduría de la vida. Le reveló “estas cosas”, las que
necesitamos para vivir con ilusión, con coraje, con alegría. Le convenció de
que las riquezas materiales no llenan el corazón humano, que es mejor el camino
de la pobreza, el que nos lleva a vivir con lo imprescindible, con un corazón
no apegado a los bienes terrenos, que deja a Dios que sea su riqueza y guíe sus
pasos por la senda de la entrega y del amor.
San
Francisco, a través principalmente de la orden que fundó, que sigue difundiendo
su mensaje, se ha introducido en el corazón de millones de cristianos que
quieren vivir, como él, la pasión por la cruz de Cristo y la pasión por la
pobreza.
LA VOZ DE SAN FRANCISCO
Loado seas, mi Señor, por los que perdonan por tu amor, y
sufren enfermedad y tribulación. Bienaventurados aquellos que las sufren en
paz, pues por ti, Altísimo, coronados serán.» […]
“Ya no
necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado”.
3 octubre, VIERNES, 26 semana del tiempo ordinario
Job 38,1.12-21;40,3-5:
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.» R.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.» R.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
Salmo 138 R/. Guíame, Señor, por el camino eterno
Señor, tú me sondeas y me
conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,13-16:
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido,
vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más
llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el
cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien
a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que
me ha enviado.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
«¡Ay de ti Corozaín..., Betsaida..., Cafarnaún!». Jesús contrasta tres ciudades de Galilea con Sodoma, Tiro y Sidón, tres ciudades paganas. Se trata de dos descripciones completas (tres nombres), a la par que reales (nombres propios), de dos situaciones antagónicas. Con esta sentencia Jesús prevé ya que la respuesta de los paganos será muy superior a la del pueblo escogido. No siempre los religiosos y observantes son el mejor terreno de cultivo para la experiencia del reino.
En nuestra vida, Dios sigue haciendo milagros, sigue hablando a nuestro corazón y a veces nuestra respuesta es la indiferencia. Muchas veces nos quedamos en palabras bonitas, nos impresionamos con hechos extraordinarios, pero no pasamos de ahí, seguimos con el corazón endurecido, como la gente de Corazaín, Betsaida y Cafarnaún; peor aún, creemos que ya tenemos la solución, nos creemos salvados, convertidos definitivamente.
«¡Ay de ti Corozaín..., Betsaida..., Cafarnaún!». Jesús contrasta tres ciudades de Galilea con Sodoma, Tiro y Sidón, tres ciudades paganas. Se trata de dos descripciones completas (tres nombres), a la par que reales (nombres propios), de dos situaciones antagónicas. Con esta sentencia Jesús prevé ya que la respuesta de los paganos será muy superior a la del pueblo escogido. No siempre los religiosos y observantes son el mejor terreno de cultivo para la experiencia del reino.
En nuestra vida, Dios sigue haciendo milagros, sigue hablando a nuestro corazón y a veces nuestra respuesta es la indiferencia. Muchas veces nos quedamos en palabras bonitas, nos impresionamos con hechos extraordinarios, pero no pasamos de ahí, seguimos con el corazón endurecido, como la gente de Corazaín, Betsaida y Cafarnaún; peor aún, creemos que ya tenemos la solución, nos creemos salvados, convertidos definitivamente.
El mayor milagro que se realiza ante nuestra mirada (¿atenta?) es la Eucaristía, que es la fuente y el culmen de la vida y oración de la Iglesia. Jesús mismo se hace prensente en el Pan y nos alimenta, para que nosotros nos hagamos "pan" en el servicio a los demás.
Mediante la celebración del Memorial de su Pascua quiere, no sólo que comprendamos y aceptemos su amor hacia nosotros, sino que, aceptando su Vida en nosotros, su Espíritu nos renueve de tal forma que nos convirtamos en testigos suyos y en constructores de su Reino. Ojalá nunca celebremos una Eucaristía como espectadores, sino con la plena disposición de entrar en comunión de vida con el Señor. El milagro se realiza. Sólo tenemos que acogerlo y dar frutos de conversión.
Mediante la celebración del Memorial de su Pascua quiere, no sólo que comprendamos y aceptemos su amor hacia nosotros, sino que, aceptando su Vida en nosotros, su Espíritu nos renueve de tal forma que nos convirtamos en testigos suyos y en constructores de su Reino. Ojalá nunca celebremos una Eucaristía como espectadores, sino con la plena disposición de entrar en comunión de vida con el Señor. El milagro se realiza. Sólo tenemos que acogerlo y dar frutos de conversión.
2 octubre,
JUEVES, 26 semana del tiempo ordinario
Santos ángeles
custodios
Job. 19, 21-27
¡Piedad, piedad de mí, vosotros
mis amigos, que es la mano de Dios la que me ha herido!
¿Por qué os cebáis en mí como hace Dios, y no os sentís ya ahítos de mi carne?
¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá en monumento se grabaran,
y con punzón de hierro y buril, para siempre en la roca se esculpieran!
Yo sé que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre el polvo.
Tras mi despertar me alzará junto a él, y con mi propia carne veré a Dios.
Yo, sí, yo mismo le veré, mis ojos le mirarán, no ningún otro. ¡Dentro de mí languidecen mis entrañas!
¿Por qué os cebáis en mí como hace Dios, y no os sentís ya ahítos de mi carne?
¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá en monumento se grabaran,
y con punzón de hierro y buril, para siempre en la roca se esculpieran!
Yo sé que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre el polvo.
Tras mi despertar me alzará junto a él, y con mi propia carne veré a Dios.
Yo, sí, yo mismo le veré, mis ojos le mirarán, no ningún otro. ¡Dentro de mí languidecen mis entrañas!
Salmo 26. R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la
vida.
evangelio según san Lucas 10, 1-12
En aquel tiempo, designó el Señor
otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos
y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -«La mies es abundante y los
obreros pocos; rogad, pues, al dueño de
la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa,
decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará
sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa,
comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis
cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os
pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el
reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la
plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a
los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca
el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma
que para ese pueblo. »
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús se hace ayudar en su misión. Esta vez elige y envía a 72 discípulos (según algunos códices son 70: no importa mucho la diferencia) para que vayan de dos en dos a prepararle el camino.
Ante todo quiere que recen a Dios, pidiéndole que envíe obreros a recoger la cosecha, porque "la mies es mucha y los obreros pocos". Es hermosa la comparación de los braceros que trabajan en la siega. En otras ocasiones, Jesús habló de los pescadores que recogen una gran redada de peces.
A estos misioneros les da unos consejos parecidos a los que daba el miércoles de la semana pasada a los doce: sin alforjas ni sandalias, sin entretenerse por el camino saludando a uno y a otro, dispuestos a ser bien acogidos por algunos, y también avisados de que otros los rechazarán. Ellos, con eficacia y generosidad, deben seguir anunciando que el Reino de los cielos está cerca.
¡Poneos en camino! La invitación va ahora para nosotros, para tantos cristianos, que como aquellos 72 intentamos colaborar en la evangelización de la sociedad, generación tras generación. Todo cristiano se debe sentir misionero. De forma distinta a los doce y sus sucesores, es verdad, pero con una entrega generosa a la misión que nos encomiende la comunidad.
Los que nos sentimos llamados a colaborar con Dios en la salvación del mundo, haremos bien en revisar las consignas que nos da Jesús:
Jesús nos dice día tras dia: ¡poneos en camino!, id, anunciad que el Reino de Dios está cerca. Sin pereza, con sencillez, con ánimo gratuito y no interesado, con serenidad en las dificultades, alegres por poder colaborar en la obra salvadora de Dios, como mensajeros de su paz.