ACOMPAÑAMIENTO

ESTILO SALESIANO DE ACOMPAÑAR
Caridad (1 Cor 13)
el Buen Pastor (Ez 34; Jn 10)
don Bosco, María Mazzarello
María, Maestra y Guía

«La experiencia del acompañamiento... es una de las formas de poner en práctica el Sistema Preventivo como comunidad que vive el espíritu de familia: una comunidad en la cual nos cuidamos las unas a las otras y, junto a las seglares y los seglares, cuidamos a las jóvenes y a los jóvenes que nos son confiados. La promesa hecha a don Bosco, Yo te daré la maestra, y la llamada percibida por María Dominica Mazzarello, A ti te las confío, nos orientan a asumir el acompañamiento como experiencia de comunión y estilo para expresar el amor» (Actas del CG XXII FMA n. 35).

«Por esto la que acompaña debe ser mujer de comunión,
abierta a las mociones del Espíritu,
experta en humanidad, discreta y reservada (segreta),
capaz de prestarse al debate (di mettersi in discussione), de captar
y valorar cada pequeño signo de la acción de Dios en las hermanas.
En su pobreza, ella se confía a Aquél que actúa en el corazón de cada persona que le pertenece». (M. Yvonne circular 904)

1. Vida salesiana: un ejercicio práctico de CARIDAD hacia el prójimo
La espiritualidad cristiana está centrada en la caridad, que es la vida misma de Dios, que en su realidad más profunda es Agape, Caridad, Amor. La espiritualidad salesiana no es diversa de la espiritualidad cristiana; también se centra en la caridad, en este caso en la "caridad pastoral", o sea en aquella caridad que nos impulsa a buscar "la gloria de Dios y la salvación de las almas":  “caritas Christi urget nos".
Como todos los grandes santos fundadores, Don Bosco y Madre Mazzarello han vivido la vida cristiana con una ardiente caridad y ha contemplado al Señor Jesús desde una perspectiva particular, la del carisma que Dios les confió, es decir, la misión juvenil. La "caridad salesiana" es caridad pastoral, porque busca que las personas lleguen a la plenitud integral “uno solo es mi deseo que seáis felices en el tiempo y en la eternidad” (la salvación de las almas), y es caridad educativa, porque encuentra en la educación el recurso que le permite ayudar a los jóvenes a desarrollar todas sus energías para el bien; de esta manera los jóvenes pueden crecer como honestos ciudadanos, buenos cristianos y futuros habitantes del cielo.
La caridad es el centro de toda espiritualidad cristiana: no sólo es el primer mandamiento, sino también la fuente de energía para seguir adelante. El fuego de la caridad en nosotros es un misterio y una gracia,  no proviene de la iniciativa humana, sino que es una participación en la vida divina y un efecto de la presencia del Espíritu. No podríamos amar a Dios si Él no nos hubiera amado primero, haciéndonos sentir y dándonos el gusto y el deseo, la inteligencia y la voluntad para responder. No podríamos ni siquiera amar al prójimo y ver en él la imagen de Dios, si no tuviésemos la experiencia personal del amor de Dios.
San Francisco de Sales dice: "La persona es la perfección del universo, el amor es la perfección de la persona, la caridad es la perfección del amor."
La caridad pastoral es una expresión de la caridad, que tiene muchas manifestaciones: el amor de una madre, el amor conyugal, la compasión, la misericordia, el perdón, ... Nos indica una forma específica de caridad. Recuerda la figura de Jesús, el Buen Pastor, no sólo por la forma de su acción (la bondad, la búsqueda del que se ha perdido, diálogo, perdón), sino también y sobre todo por la esencia de su ministerio: revelar a Dios a cada hombre y mujer. Es diferente de otras formas de la caridad que dirigen su atención preferente a  necesidades específicas de la persona: salud, alimentación, trabajo. El elemento típico de la caridad pastoral es la proclamación del Evangelio, la educación a la fe, la formación de la comunidad cristiana, la creación de un ambiente evangélico.
La caridad pastoral salesiana tiene además una característica propia, documentada también al comienzo de nuestra historia:
VALDOCCO
"En la noche del 26 de enero 1854 nos reunimos en la habitación de Don Bosco y se nos propuso hacer con la ayuda del Señor y de San Francisco una prueba de ejercicio práctico de la caridad hacia el prójimo, ... Desde entonces se les ha dado el nombre de salesianos a los que se propusieron o se propondrán este ejercicio
 La caridad pastoral es el centro y síntesis de nuestra espiritualidad, que tiene su punto de partida en la experiencia espiritual del mismo Don Bosco y en su preocupación por las almas. Después de Don Bosco, sus sucesores han reafirmado la misma convicción, es interesante que todos se hayan apresurado a reafirmarla con una convergencia que no deja lugar a dudas. Está expresada en el lema Da mihi animas, cetera tolle[1].
Sor Piera Cavaglià[2] dice:
Si se quiere que la relación humana del acompañamiento sea genuina y sólida, tendrá que apoyarse en una “verdadera caridad”. De esta forma, escribe Benedicto XVI “sólo en la verdad la caridad brilla y puede ser auténticamente vivida”. La verdad es la luz que da sentido y valor a la caridad”. Sin verdad, la caridad cae en el sentimentalismo y el amor es rehén de las emociones y de las contingentes opiniones. Sólo la caridad en la verdad hace posible el diálogo, la comunicación, la comunión, en una palabra, el auténtico acompañamiento de las personas hacia la realización del proyecto de Dios en sus vidas.
María Mazzarello habla en sus cartas de verdadera caridad para indicar como es importante para ella la verdad como fundamento para la caridad. Es la verdad, que de hecho,  da autenticidad y transparencia al tomarse el cuidado de las personas, pero no tapando o diciendo una cosa por otra, porque entonces se genera esa desconfianza que mina la familiaridad de las relaciones.

Sor Giuseppina Teruggi, recoge este testimonio[3]:
         «Hace tiempo una joven misionera, compartiendo su experiencia, afirmaba:
“Nuestra escuela funciona bien, es apreciada, está limpia, abastecida de todo, pero para mantener este nivel estamos siempre enojadas con el personal local
porque no respeta nuestros modelos; al final ¿qué mensaje pasa? Sin el testimonio de la caridad la misión se hace estéril”.
Para que el anuncio y las distintas formas de servicio pastoral sean eficaces hay que vivir la amorevolezza en las relaciones a todos los niveles.
         En lo concreto de la vida cotidiana, por lo tanto, estamos llamadas/os a ser “humanos lo más divinamente posible”. Así fueron Don Bosco, María Dominica Mazzarello para los muchachos, las muchachas, para todos los que encontraron en el curso de la vida. El secreto de la amorevolezza, de la
pasión educativa de nuestros fundadores es la continua referencia a Jesús.»


2.  Estilo educativo del BUEN PASTOR
Jesús tenía en la mente este texto del profeta Ezequiel, cuando hablaba de los «malos pastores» y del «buen pastor» (Juan 10).
-La palabra del Señor me fue dirigida: "Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel... que se apacientan a sí mismos. ¿No deben los pastores apacentar las ovejas? Vosotros os habéis bebido la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las ovejas más cebadas. No fuisteis pastores para el rebaño".

Ezequiel habla directamente a los reyes de Israel que ejercieron el poder en provecho propio en lugar de ejercerlo como un servicio al bien común.
«Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos. No ha de ser así entre vosotros» (Marcos 10, 42-43).
-No habéis fortalecido a la oveja débil, cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida. No habéis tornado a la descarriada ni buscado a la que estaba perdida.
Señala la prioridad de los pobres, de los débiles, de los que sufren. Es lo que Jesús ha estado siempre haciendo (Lucas 15, 4-7. Juan 10) No es solamente el rebaño, globalmente considerado, lo que Dios ama, sino cada una de las ovejas, una a una.
Puedo orar individualmente por cada persona, nombrándolas en mi corazón:  Ana, Carmen, ...
** Del Papa Francisco al celebrar el 7 de junio la misa de la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús:
Refiriéndose a las lecturas del día tomadas del libro del profeta Ezequiel (34, 11-16), de la carta de san Pablo a los Romanos (5, 5-11) y del Evangelio de Lucas (15, 3-7), el Pontífice definió la solemnidad del Sagrado Corazón como la «fiesta del amor»: Jesús «quiso mostrarnos su corazón como el corazón que tanto amó. Pienso en lo que nos decía san Ignacio» —apuntó—; «nos indicó dos criterios sobre el amor. Primero: el amor se manifiesta más en las obras que en las palabras. Segundo: el amor está más en dar que en recibir».
El amor de Dios se muestra en la figura del pastor, recordó el Papa, subrayando que Jesús nos dice: «Yo conozco a mis ovejas». «Es conocer una por una, con su nombre. Así nos conoce Dios: no nos conoce en grupo, sino uno a uno. Porque el amor no es un amor abstracto, o general para todos; es un amor por cada uno. Y así nos ama Dios», afirmó. Y todo esto se traduce en cercanía. Dios «se hace cercano por amor —añadió— y camina con su pueblo. Y este caminar llega a un punto inimaginable: jamás se podría pensar que el Señor mismo se hace uno de nosotros y camina con nosotros, y permanece con nosotros, permanece en su Iglesia, se queda en la Eucaristía, se queda en su Palabra, se queda en los pobres y se queda con nosotros caminando. Esta es la cercanía. El pastor cercano a su rebaño, a sus ovejas, a las que conoce una por una».
Reflexionando sobre la otra actitud del amor de Dios, el Pontífice recalcó que de ella habla «el profeta Ezequiel, pero también el Evangelio: Iré en busca de la oveja perdida y conduciré al ovil a la extraviada; vendaré a la herida; fortaleceré a la enferma; a la que esté fuerte y robusta la guardaré; la apacentaré con justicia. El Señor nos ama con ternura. El Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios: no nos ama de palabra; Él se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda la ternura posible». Cercanía y ternura son «las dos maneras del amor del Señor, que se hace cercano y da todo su amor también en las cosas más pequeñas con ternura». Sin embargo se trata de un «amor fuerte», «porque cercanía y ternura nos hacen ver la fuerza del amor de Dios».
Y aunque «pueda parecer una herejía, ¡más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él!», constató el Papa, explicando el «modo de restituir a Él tanto amor: abrir el corazón y dejarse amar».

Salesianos y Salesianas contemplamos e imitamos a Jesucristo en su modo de relación con el Padre-ABBA, y en su modo de tratar a las personas, que conlleva vivir la vida como Misión (envío) con un característico estilo de comportamiento y acción, cuyos principales rasgos son:
§  la búsqueda del buen pastor:  Jesús no se quedó aguardando al pueblo, a los pobres y a los necesitados, fue a su encuentro, salió a predicar y a sanar...
§  la presencia entre los destinatarios;
§  la atención diferenciada a la muchedumbre, al grupo de los doce y a cada persona.
§  el uso de la "racionalidad": vive con un equilibrio interior y exterior, tiene unas claras convicciones, defiende la verdad, se manifiesta libre, opta por la persona y no por el poder o el dinero, parte de la realidad observada, sabe hacer descubrir los valores del Reino, usa el diálogo y respeta la libertad de los destinatarios...
§  la pedagogía del amor: Jesús centra todos los mandamientos en el amor; da un trato de amistad y ama hasta dar la vida; es paciente con los discípulos, bondadoso con los enfermos, misericordioso con los pecadores, delicado con los niños; tiene un corazón manso, humilde, comprensivo, bueno, sensible y misericordioso; conoce el corazón humano, enseña su importancia y sabe dirigirse a él (Mt 7,11)
         Conocemos la calidad y el estilo de su amor por las parábolas del buen   pastor, de la oveja perdida, del hijo pródigo...

MADRE MAZZARELLO EN MORNESE

Fue una mujer que desde adolescente tenía intuiciones y expresiones en la forma de darse y estar preocupada por los pequeños y pobres que se asemejaban a las que Don Bosco vivía en Valdocco.
Maín salía a la Búsqueda, como el buen pastor, su preocupación por salir al encuentro de las necesidades de las niñas de Mornés, de las que frecuentan los festejos del carnaval, de las que asisten al catecismo, de las que se han quedado huérfanas..., nos revelan que en su corazón estaba viva la "búsqueda del buen pastor".
Vivía la presencia entre las hermanas y niñas: se hacía presente en el taller de costura, en los paseos, en los recreos del patio del colegio y alrededor del pozo, en los familiares encuentros en el "boschetto", en las mañanas transcurridas junto al Roverno, en las familiares fiestas navideñas y marianas, en los diversos lugares de la casa donde las Hermanas realizaban sus tareas...
Atención al grupo y a cada persona: en la primera comunidad de Mornés vemos como Madre Mazzarello  exhorta y da formación a toda la comunidad por medio de las buenas noches y las conferencias; además, habla personalmente con cada Hermana y sale al encuentro de lo que cada una necesita, realizando gestos concretos:  romper un poco el silencio, salir a airearse, tomar una sobrealimentación, recibir un consuelo, ser corregida...
Uso de la "racionalidad". Lo vemos reflejado en determinados comportamientos de Madre Mazzarello:
o       En la preocupación por la autenticidad-rectitud de cuanto se realizaba. Sus frecuentes expresiones "de veras", "de corazón", "bien", aplicadas a la caridad, a la oración, a los propios deberes...
o       En su sensibilidad por la verdad y la sinceridad. Pedía que se fuera sinceras a cualquier precio; no toleraba la mentira; era severa con quien había mentido; quería que las niñas y las Hermanas fueran trasparentes; combatía decididamente los subterfugios y el fingimiento;
o       En su equilibrada firmeza y exigencia respecto a las propias obligaciones, los deberes y el cumplimiento de las Reglas; respecto a las decisiones que tomaba. Evitaba tanto la débil permisividad como el rigorismo inhumano;
o       En el dominio  de sus reacciones. No recordamos haberla visto nunca enfadada ni encolerizada, aunque nosotras diéramos motivos para ello, afirman unas testigos (Maccono I, 119). Su humor era siempre igual (Proceso apostólico p. 220).
o       En el control de los engaños de la emotividad. No se dejaba engañar ni conmover fácilmente por las lagrimitas o por los sentimientos equivocados, o por los caprichos y puntillos;
o       En su interés y capacidad por hacer reconocer la falta a quien no obraba bien (Maccono I, 119);
o       En la franqueza y claridad con que avisaba y reprobaba el mal allí donde lo descubría (Maccono I, 201);
o       En las motivaciones con que sabía acompañar los avisos y las propuestas;
o       En su realismo y concretez respecto a las personas y a los hechos, y en las propuestas y soluciones que ofrece;
o       En su rica capacidad de intuición, que le permite captar objetivamente las situaciones personales y comunitarias;
o       En el hecho de tener un cuadro de valores claros y conscientes.
La pedagogía del amor  Madre Mazzarello la practicó:
o   Amando a las Hermanas y a las niñas con un amor verdaderamente maternal (Maccono II, 104); preocupándose de cada persona individualmente; amando de modo que las Hermanas y las niñas se sintieran amadas;
o   Amando con madurez y transparencia, con un amor absolutamente libre de complicaciones sentimentales, procedentes de simpatías o antipatías.
o   Amando sin discriminaciones, porque su amor -afirma su biógrafo- llegaba a todas indistintamente, alumnas y oratorianas, tuviesen aspecto gracioso y gentil o fueran de rostro poco atrayente, o de trato vulgar (Maccono I, 136);
o   Tratando a las personas con gran amor. En efecto:
-         Usaba mucha dulzura, juntamente con la firmeza,
-         Tenía mucha comprensión, Manifestaba gran bondad
-         No guardaba resentimiento,
-         Era delicada y suave en el trato.
-         Sabía perdonar y pedir perdón, y ser indulgente,
-         Sabía confiar y esperar, Estaba llena de paciencia,                                             

 Me pregunto:
§  ¿cómo vivo la caridad pastoral?
§  La amabilidad Salesiana ¿es una característica en mis relaciones?
§  ¿Trato a todas las personas con AMOR?
§  ¿Soy transparencia de Dios AMOR y vivo en autenticidad, teniendo la verdad como fundamento de la caridad?
 
 







Carta 66    A la misionera sor Ernesta Farina.  Recomendaciones a una misionera a punto de partir.  Turín [4], 24 de enero de 1881 ¡Viva Jesús, María y S. J.[osé]!
Mi queridísima sor Farina [5]:
1  Te recomiendo, ante todo, que observes con esmero la santa Regla y, por cuanto dependa de ti, que la hagas observar también a las otras.
2º Piensa siempre que no eres capaz de nada y que lo que te parece saber es la mano de Dios que actúa en ti. Sin ella, no somos capaces más que del mal [6].
3º Hazte amiga de la humildad y aprende de ella la lección. No escuches nunca a la maestra soberbia, que es enemiga de la humildad.
4º No te desanimes cuando te veas llena de defectos; recurre con confianza a Jesús y a María y humíllate sin desanimarte, y después, con valor y sin miedo, sigue adelante.
5º Reza siempre. La oración será el arma que debes tener en la mano, la que te defenderá de todos los enemigos y te ayudará en todas tus necesidades.
6  Está siempre alegre y no te olvides nunca de quien tanto te ama en el Señor [7], y te aseguro que te acompañaré siempre en mis pobres oraciones.
Que Dios te bendiga y te haga toda suya. Tu Afma. Madre en Jesús. sor Mª M.

Lecturas recomendadas:
* El Carisma de la dirección espiritual en M. Mazzarello (Mª Esther Posada año 1986. Accesible en Banca Dati: http://www.cgfmanet.org/Bd/documenti.aspx?lingua=3&cat=004&sotCat=023&Page=5

3. Don Bosco
A los primeros misioneros: “Buscad almas”
Recuerdos, 11 de noviembre de 1875
La tarde del 11 de noviembre de 1875, en la iglesia de María Auxiliadora de Valdocco, tenía lugar una grandiosa celebración, la de la partida de los primeros diez misioneros  salesianos (seis sacerdotes y cuatro  coadjutores) para la Argentina.  Cada uno de ellos recibió de mano de Don Bosco un folleto en donde estaban impresos estos  “Recuerdos”.  En ellos se encuentran  las preocupaciones mayores del santo: celo ardiente, sobre todo en favor de los pequeños y de los pobres.  Templanza, desapego, prudencia, caridad y cortesía en todas las relaciones externas.  Caridad fraterna, fe, oración y sacramentos[8].
1.    Buscad almas, no dinero, ni honores, ni dignidades.
2.    Sed caritativos y en extremo corteses con todos, pero huid de la conversación y familiaridad con personas de diferente sexo o de conducta sospechosa.
3.    No hagáis visitas, sino por motivos de caridad y de necesidad.
4.    No aceptéis jamás invitaciones para comer, a no ser por gravísimas razones.  En estos casos, procurad ir acompañados.
5.    Preocupaos especialmente  de los enfermos, de los niños, de los pobres y de los ancianos, y os granjearéis las bendiciones de Dios  y la benevolencia de los hombres.
6.    Sed obsequioso con todas las autoridades civiles, religiosas, municipales y gubernativas.
7.    Saludad respetuosamente a las personas investidas de autoridad que encontréis a vuestro paso por la calle.
8.    Conducíos de igual manera con los eclesiásticos y con los religiosos.
9.    Evitad el ocio y las disputas.  Grande sobriedad en el comer, en el beber y en el descanso.
10.          Amad, temed[9], respetad a las demás órdenes religiosas y hablad siempre bien de ellas.  Este  es el medio de ganaros la estima de todos y promover el bien de la Congregación.
11.          Cuidad de la salud.  Trabajad, mas sólo lo que os permitan vuestras         fuerzas.
12.          Procurad que el mundo conozca que sois pobres en el vestir, en el comer, en las habitaciones, y seréis ante Dios y os adueñaréis de los        corazones de los hombres.
13.          Amaos los unos a los otros, aconsejaos, corregíos recíprocamente, no      seáis envidiosos, ni os guardéis rencor;  antes, el bien de uno sea el bien     de todos,  las penas y los sufrimientos de uno ténganse como penas y     sufrimientos de todos,  y esmérese  cada uno por alejarlas o al menos       por mitigarlas.
14.          Observad las Reglas.  No dejéis jamás de hacer el ejercicio mensual de    la buena muerte (Amén).
15.          Cada mañana encomendad a Dios las ocupaciones del día, y en       particular las confesiones, las clases, los catecismos y los sermones.
16.          Recomendad constantemente  la devoción a María Santísima          Auxiliadora y a Jesús Sacramentado.
17.          Recomendad a los jóvenes la confesión y comunión frecuentes.
18.          Para cultivar las vocaciones eclesiásticas inculcad: a) amor a la       castidad; b) horror al vicio opuesto; c) apartamiento de los díscolos; d)         comunión frecuente; e) caridad con muestras de especial amabilidad y       benevolencia (Amén)-
19.          Antes de dar juicio sobre lo que os refieran, o de fallar sobre una    cuestión, oíd a las dos partes.
20.          En los padecimientos y en las fatigas no olvidemos que nos espera gran premio en el cielo (Amén)
(Archivo 132, Taccuini 5; cfr MB XI, 389-390)
Al jefe de la expedición, Don Cagliero (futuro cardenal), le entregó Don Bosco, la víspera del embarque en Génova, una serie de recomendaciones particulares, entre las cuales estaban las siguientes:
...8.° Nadie alabe lo que sabe o lo que hace; puesta la mano en el trabajo, cada uno haga lo que pueda sin ostentación.
...Haced lo que podáis: Dios hará lo que no podamos hacer  nosotros.  Confiadlo todo a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros.
Yo os acompaño con mis oraciones y cada mañana os recordaré a todos en la Santa Misa.  Dios os bendiga doquiera que vayáis; rogad por mí y por vuestra Madre la Congregación. Amén.                           Sac. JUAN BOSCO
Sampierdarena, 13 de noviembre de 1875.
(MB XI, 394-395)
Carta de San Juan Bosco a las FMA
(Manual de las Hijas de Maria Auxiliadora, 1908,
p. LXXIILXXVII; cf Cronoh V 76-79)

Muy amadas hijas en Jesucristo:
Hoy que en Turín celebramos la solemnísima fiesta de María Auxiliadora con un concurso extraordinario de personas procedentes de todas las regiones, que acuden como hijos a postrarse a los pies de su ternísima Madre, me complazco en dirigir mi pensamiento hacia vosotras y hacia el Instituto que lleva su nombre.
Sí, precisamente hoy he recordado a las Hijas de María Auxiliadora en la santa Misa y he rezado por ellas.
Entre otras gracias he pedido la de que os conservéis siempre fieles a vuestra santa vocación y seáis religiosas amantes de la perfección y de la santidad; que mediante la práctica de las virtudes cristianas y religiosas y una vida edificante y ejemplar, honréis a vuestro celestial Esposo y a María, vuestra madre amantísima,
Confío en que también vosotras habréis rezado por mí y que María Auxiliadora escuchará nuestras oraciones y nos obtendrá del Señor la gracia de vivir todos en el santo temor de Dios y salvar nuestra alma y la de muchos otros. Entretanto os anuncio que este año termina el sexenio desde que fueron elegidos los miembros del Capítulo superior de las Hijas de María Auxiliadora y que, por consiguiente, a tenor del capítulo VII de las Constituciones, debe procederse a nueva elección.
Esta se hará, Dios mediante, en la segunda quincena de agosto y en uno de los días de la octava de la Asunción de María Santísima. Por este motivo invito a todas las directoras a que, pudiendo, se encuentren antes del 15 de dicho mes en la Casa Madre de Nizza Monferrato, donde probablemente tendrá lugar la elección.
Como de la elección de un buen Capítulo y especialmente de una excelente Superiora General dependen en gran parte el bien de todo el Instituto y la mayor gloria de Dios, las hermanas electoras tendrán necesidad de muy particulares luces para elegir y dar su voto a las que sean reputadas más hábiles para tan importantes cargos. Es necesario que el Señor las ilumine y las guíe en el cumplimiento de este deber, conforme a su divina voluntad, para sacar el mayor provecho. Por lo cual recomiendo que, desde el día en que se reciba esta carta hasta que se haya verificado la elección, todas las directoras hagan rezar o cantar en común por la mañana a las hermanas el himno Veni Creator y por la noche, el Ave Maris Stella.
Recomiendo además a cada una de las hermanas que, particularmente y en especial en la santa Comunión, encomienden a Dios este asunto y hagan algún acto de virtud o de mortificación para obtener a las directoras las luces necesarias.
Mucho ayudará a las electoras, además de la oración, reflexionar sobre las actuales necesidades del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Por lo que yo juzgo en el Señor, el Instituto necesita hermanas bien formadas en el espíritu de mortificación y de sacrificio, que estén dispuestas a trabajar y sufrir mucho por Jesucristo y por la salvación del prójimo; necesita hermanas íntimamente persuadidas de que la obediencia exacta que no sabe oponer reparos ni proferir la menor queja es el camino que valerosamente deben seguir para llegar pronto a la perfección y a la santidad; necesita hermanas que sepan dominar sus propios afectos y tener su corazón puesto en Dios únicamente, hasta el extremo de poder decir con San Francisco de Sales: "Si supiera que hay en mi corazón una sola fibra que no es de Dios, la arrancaría». Hermanas que no echen de menos ni el mundo, ni los bienes, ni las comodidades que han dejado; hermanas que se sientan dichosas de vivir en el estado de pobreza y privaciones, como su divino esposo Jesús, el cual de rico se hizo pobre para enriquecer las almas con su gracia y hacerlas herederas del cielo; hermanas que no tengan otra ambición que la de seguir en la tierra a Jesucristo humillado, coronado de espinas y clavado en la cruz, para hacerle corona después en el cielo exaltado y revestido de gloria entre los esplendores de los ángeles y de los santos; hermanas de buena constitución física, de buen carácter, de espíritu honestamente alegre, deseosas por encima de todo de hacerse santas y no con acciones brillantes sino por el camino de las obras ordinarias para servir al prójimo y especialmente a las jóvenes de estímulo y aliento en la práctica de las virtudes cristianas; hermanas, en fin, que sean, o por lo menos puedan llegar a ser, instrumentos hábiles de la gloria de Dios en el desempeño de los cargos y ocupaciones propios del Instituto.
Ahora bien, para conseguir hermanas adornadas de estas cualidades es de gran importancia tener al frente del Instituto superioras de buen criterio, que sepan probar y discernir las vocaciones de las jóvenes antes de admitidas a la toma de hábito y a la profesión; superioras que posean a fondo y practiquen ellas mismas las virtudes que deben inculcar  a las hermanas; es necesario que las superioras amen a todas sin distinción, como hermanas suyas, como hijas de María, como esposas de Jesucristo; pero a esa caridad paciente y benigna deben unir cierta firmeza de carácter que, cuando haya necesidad, sepa impedir los abusos y la inobservancia de las Constituciones, sin la menor violencia, pero también sin respeto humano; una firmeza de carácter prudente y discreta, que mantenga siempre floreciente la piedad y la observancia de las Reglas, sin poner en peligro la salud de las hermanas.
Piense, pues, cada directora y examine detenidamente cuáles son las hermanas que en mayor o menor grado poseen estas dotes y, llegado el momento, dé su voto a las que delante de Dios y de su propia conciencia estima más apta para el puesto que deberán ocupar.


Con la esperanza de poder asistir también yo al expresado Capítulo general, pido a Dios que os conserve a todas en su santa gracia; que todas, superioras y súbditas, sanas y enfermas, le améis y le sirváis fielmente en el lugar y ocupación que os haya señalado la obediencia, a fin de que en cualquier momento en que nuestro Señor Jesucristo os llame a la eternidad pueda cada una responderle:
«Heme aquí pronta, Dios mío; vamos a entrar en la felicidad que en vuestra infinita misericordia me habéis preparado».
Rogad por mí y creed me en el Señor.
Turín, 24 de mayo de 1886
Vuestro afmo.,  Juan Bosco, Pbro.


- ¿Qué aspectos de los que dice don Bosco nos parecen hoy los más interesantes?
- ¿Cómo traducir hoy, sin copiar, la forma en que Don Bosco interpretó en su tiempo el Evangelio de Cristo?



4. María Maestra y Guía
“Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”  (Lc. 2,48-49).
María debe renovar la fe profunda con la que dijo "sí" en la Anunciación; debe aceptar que la precedencia la tiene el verdadero Padre de Jesús; debe ser capaz de dejar libre a ese Hijo que ha concebido para que siga con su misión. Y el "sí" de María a la voluntad de Dios, en la obediencia de la fe, se repite a lo largo de toda su vida, hasta el momento más difícil, el de la Cruz.
Frente a todo esto, podemos preguntarnos: ¿cómo ha podido vivir de esta manera María junto a su Hijo, con una fe tan fuerte, incluso en la oscuridad, sin perder la confianza plena en la acción de Dios? Hay una actitud de fondo que María asume frente a lo que le está sucediendo en su vida. En la Anunciación, ella se siente turbada al oír las palabras del ángel --es el temor que siente el hombre cuando es tocado por la cercanía de Dios--, pero no es la actitud de quien tiene temor ante lo que Dios puede pedir. María reflexiona, se interroga sobre el significado de tal saludo (cf. Lc. 1,29).
La palabra griega que se usa en el Evangelio para definir este “reflexionar”, “dielogizeto”, se refiere a la raíz de la palabra “diálogo”. Esto significa que María entra en un diálogo íntimo con la Palabra de Dios que le ha sido anunciada,  la profundiza, la deja penetrar en su mente y en su corazón para entender lo que el Señor quiere de ella, el sentido del anuncio.
Otra referencia sobre la actitud interior de María frente a la acción de Dios la encontramos, siempre en el evangelio de san Lucas, en el momento del nacimiento de Jesús, después de la adoración de los pastores. Se dice que María “guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc, 2,19); el término griego es symballon, podríamos decir que Ella “unía”, “juntaba” en su corazón todos los eventos que le iban sucediendo; ponía cada elemento, cada palabra, cada hecho dentro del todo y lo comparaba, los conservaba, reconociendo que todo proviene de la voluntad de Dios.
María no se detiene en una primera comprensión superficial de lo que sucede en su vida, sino que sabe mirar en lo profundo, se deja interrogar por los acontecimientos, los procesa, los discierne, y adquiere aquella comprensión que solo la fe puede garantizarle. Y la humildad profunda de la fe obediente de María, que acoge dentro de sí misma incluso aquello que no comprende de la acción de Dios, dejando que sea Dios quien abra su mente y su corazón. “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor” (Lc. 1,45), exclama la pariente Isabel. Es por su fe que todas las generaciones la llamarán bienaventurada.        
En el silencio total de nuestro ser, como María, “la Virgen oyente”, nos dejaremos invadir por la fuerza del Espíritu que conduce, poco a poco, a la configuración con Cristo, refuerza nuestra comunión fraterna y reaviva nuestro ardor apostólico.  (Const. 39)

¡Qué mundo misterioso descubrimos en el silencio!: un océano infinito de calma que nada puede molestar y nos hace entender que la paz que buscamos detrás de la montaña encantada está dentro de nosotros y que Dios está cercano, apenas detrás del seto vivo.  (Romano Battaglia)

El fruto del silencio es la oración. El silencio lleva a la oración, la oración a la fe, la fe al amor, el amor a la acción. (Madre Teresa)

Para escuchar hay que callar. No sólo atenerse a un silencio físico que no interrumpa el discurso ajeno, sino un silencio interior, o sea una actitud dirigida del todo a acoger la palabra ajena. (Giovanni Pozzi)

El silencio es el noviciado de la oración. (Carlo Maria Martini)

El silencio no es una evasión, sino el recogerse de nosotros mismos en la concavidad de Dios. (Madeleine Delbrel)





[1] Cf. el tema “Electrocardiograma salesiano_jmruano.pdf”
[2] Cf. Piera CAVAGLIÀ, “De la confianza al acompañamiento.”
[3] Cf. Revista Da mihi animas, año 2007
[4] La Madre se encontraba en Turín de paso. En efecto, algunos días antes se había acercado a Chieri para acompañar a sor Francisca Roggero, enviada allí como asistente de las oratorianas (cfr. Cronohistoria, III, pág. 266). 
[5] Sor Ernesta Farina, cuya entrada en el Instituto está ligada a una invitación explícita de don Bosco, que conocía personalmente a la familia, había hecho la profesión religiosa el 8 de diciembre de 1879. Debía partir para Argentina destinada a la casa de Buenos Aires-Boca. A esta hermana, la madre Mazzarello le regaló un reloj en el puerto de Génova (cfr. Cronohistoria, III, pág. 277).
[6] Esta sugerencia, en la sencillez de su formulación, recuerda el tema bíblico de la «fuerza de la mano de Dios» ante la debilidad humana y aquella renovación de la vid y los sarmientos: «sin mí no podéis hacer nada» (Jn.15,5).
[7] «Quien tanto te ama en el Señor» se puede considerar una de las más felices autopresentaciones de la madre Mazzarello. Esta expresión traduce la identidad de una mujer que se cualifica por la radicalidad de un amor genuinamente cristiano (cfr. también C 55,10; C 63,5; C 67,8).
[8] Tenemos de estos recuerdos una minuta autógrafa en las últimas páginas de una agenda usada por Don Bosco entre el 1874 – 1878 (pp. 71 – 77).  Sorprende hallarlos  en este sitio, escritos a lápiz (pero corregidos luego con  la pluma), después señas de bienhechores, lista de alumnos, diversos pro-memorias... Detalles interesantes hay que resaltar: un título  A los argentinos, luego borrado; y sobre todo parece que los recuerdos han sido escritos en tres oleadas: los recuerdos 1-14, después de los cuales escribió Amen; luego los recuerdos 15-18 en un primer momento numerados 1-4 y terminados con un nuevo Amén, luego borrado también; finalmente los dos últimos.  La explicación es ésta: Don Bosco los escribió durante un viaje por tren.  Citamos este borrador (Archivo 132, cuadernos – Blocs 5, cfr  MB XI 389-390 y Epist. II, 516-517).
[9] Temor reverencial: prestad reverencia. (De vereor, que encierra la doble noción.) San Francisco de Asís en la Regla (Testamento del Santo): “Quiero temer, amar y honrar a todos los sacerdotes como a mis Señores”  (Nota de CERIA, Don E.: Epist. II, 516).


Recomendaciones “prácticas”
1.    Alimentarse de la oración y basarse en ella, mirando al Corazón de Cristo, imitando al Buen Pastor, meditando la Sagrada Escritura, dando espacio a la oración personal. 
2.    Vivir y ser Eucaristía: continua acción de gracias, ofrecimiento, comunión, pobres…
3.    Renovar cada día el asumir  la mentalidad de servicio a las hermanas y a los jóvenes, traduciendo  y haciendo visible la Caridad en gestos concretos de cercanía,  afecto,  trabajo, entrega.
4.    Cuidar la vivencia del sistema preventivo como una experiencia espiritual hacia “dentro” y hacia “fuera” y no sólo como una propuesta de la evangelización y de metodología pedagógica.
5.    Ir a la fuente: el amor de Dios que precede a cada criatura con su Providencia, la acompaña con su presencia y la salva dando su vida;  nos dispone a acoger a Dios en las hermanas y los jóvenes y nos llama a servir a Dios en ellos, reconociendo su dignidad, renovando la fe en sus recursos de bien y educándonos y educándolos a la plenitud de la vida guiadas por el Espíritu Santo que nos habita. 


Libro recomendado de lectura: ACOMPAÑAMIENTO Y PATERNIDAD ESPIRITUAL EN SAN JUAN BOSCO. FERNANDO PERAZA. ed CCS 2011. La pedagogía salesiana y el acompañamiento espiritual, partes constitutivas de la formación, son, ante todo, experiencia de vida; y así lo fueron para Don Bosco. Antes que autor de tratados ascéticos o pedagógicos, Don Bosco fue padre espiritual y educador. Este sencillo trabajo quiere prevenir del riesgo de que los herederos de su espiritualidad pudiéramos ir perdiendo de vista no solo el significado que tuvo desde los albores de nuestra tradición carismática el ministerio de la dirección espiritual, sino la memoria misma de la persona y del mensaje pedagógico y espiritual del Fundador. Sin ello, acabaríamos por ignorar la razón de ser de nuestra específica presencia testimonial y apostólica en la Iglesia, de lo que se derivarían gravísimas consecuencias.