31 agosto, DOMINGO 22  del tiempo ordinario

Jeremías 20, 7-9


Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste.
Yo era el hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí.
Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia»,
proclamando: «Destrucción.»
La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día.
Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»;
pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.

Salmo 62  R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándole.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R. 

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.


Pablo a los Romanos 12, 1-2

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable.
Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.


evangelio según san Mateo 16, 21-27

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
- «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
- «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos:
- «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.

¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, sí arruina su vida?
¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

APRENDER A PERDER     
        
            El dicho está recogido en todos los evangelios y se repite hasta seis veces: Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que la pierde por mí, la encontrará”. Jesús no está hablando de un tema religioso. Está planteando a sus discípulos cuál es el verdadero valor de la vida.
         El dicho está expresado de manera paradójica y provocativa. Hay dos maneras muy diferentes de orientar la vida: una conduce a la salvación, la otra a la perdición. Jesús invita a todos a seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues conduce al ser humano a la salvación definitiva.
         El primer camino consiste en aferrarse a la vida viviendo exclusivamente para uno mismo: hacer del propio “yo” la razón última y el objetivo supremo de la existencia. Este modo de vivir, buscando siempre la propia ganancia o ventaja, conduce al ser humano a la perdición.
         El segundo camino consiste en saber perder, viviendo como Jesús, abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien sino también el bien de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser humano a su salvación.
         Jesús está hablando desde su fe en un Dios Salvador, pero sus palabras son una grave advertencia para todos. ¿Qué futuro le espera a una Humanidad dividida y fragmentada, donde los poderes económicos buscan su propio beneficio; los países, su propio bienestar; los individuos, su propio interés?
         La lógica que dirige en estos momentos la marcha del mundo es irracional. Los pueblos y los individuos estamos cayendo poco a poco en la esclavitud del “tener siempre más”. Todo es poco para sentirnos satisfechos. Para vivir bien, necesitamos siempre más productividad, más consumo, más bienestar material, más poder sobre los demás.
         Buscamos insaciablemente bienestar, pero ¿no nos estamos deshumanizando siempre un poco más? Queremos “progresar” cada vez más, pero, ¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humano en la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de nuestro bienestar, cerrando nuestras fronteras a los hambrientos?
         Si los países privilegiados solo buscamos “salvar” nuestro nivel de bienestar, si no queremos perder nuestro potencial económico, jamás daremos pasos hacia una solidaridad a nivel mundial. Pero no nos engañemos. El mundo será cada vez más inseguro y más inhabitable para todos, también para nosotros. Para salvar la vida humana en el mundo, hemos de aprender a perder.

30 agosto, Sábado. 21 semana del tiempo ordinario


de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,26-31:

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»

Sal 32 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

evangelio según san Mateo 25,14-30:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes."» 

PARA VIVIR ESTA PALABRA


-El que recibió cinco, ganó otros cinco... El que recibió dos, ganó otros dos...
Si adoptamos el punto de vista de Dios, tenemos la igualdad absoluta entre los hombres: es la igualdad de las posibilidades, la igualdad fundamental... A cada uno se le pide "lo que puede y debe dar". El que ganó dos talentos fue recompensado al igual del que ganó cinco.

Para Dios, por el contrario, no hay dos hombres intercambiables: cada uno tiene sus particularidades, sus riquezas.

Hay una "nota" en la sinfonía del "concierto de la vida" que sólo yo puedo dar, y que Dios escucha. Hay "talentos" en el conjunto de la historia del cosmos que sólo yo puedo desarrollar y que Dios espera de mí. Soy irremplazable a los ojos de Dios.
Todo ser humano es irremplazable a los ojos de Dios.

-Al cabo de mucho tiempo volvió el dueño de aquellos empleados y se puso a saldar cuentas con ellos.
¡Velar! ¡Esperar la "venida" de Jesús! Pero no cruzados de brazos.
A Dios le agrada la gente activa, con inventiva, creadora.
Tomar iniciativas. Poner en marcha nuevas empresas.

Transformar la naturaleza para favorecer su mejor rendimiento. Desarrollar la propia inteligencia, mejorar la salud. Ayudar a la promoción de las personas. Estimular el crecimiento. Cooperar al "desarrollo"... de tantos pueblos que quisieran vivir mejor. Tarea humana grandiosa, magnífica. Tarea que Dios nos ha confiado. ¿Me he apuntado a ella?

-¡Empleado negligente y cobarde! Quitadle su talento... echadlo fuera ... El mismo final trágico que en la parábola de las "doncellas prudentes y necias".

Ninguna parábola como la de los talentos, nos dice tan claramente, que no hay que ser holgazanes, perezosos, inmóviles por el miedo. El holgazán se justificaba diciendo que tenía miedo al Señor de quien tenía un juicio erróneo. Por miedo enterró su talento y se enterró a sí mismo. 

Seamos conscientes de tanto bien recibido y hagamos siempre,  con riesgo si hay que correrlo, todo lo que podamos. 

LA VOZ DE SAN JUAN BOSCO

"En lo que se refiere al bien de la juventud en peligro o sirve para ganar almas para Dios, yo me lanzo hasta con temeridad." 


29 agosto, VIERNES. 21 semana del tiempo ordinario
Martirio de san Juan Bautista


de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 4,13-18

Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza.
Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él.
Esto es lo que os decimos como palabra del Señor.
Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venta el Señor, no aventajaremos a los difuntos.
Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.
Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire.
Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Salmo 95  R.: El Señor llega a regir la tierra

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria
sus maravillas a todas las naciones. R

Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues lo dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuando lo llena;
vitoreen los campos y cuando hay en ellos. R

Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R

evangelio según san Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo habla metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se habla casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecia a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
-«Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró:
-«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre:
-«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
-«La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
-«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.


PARA VIVIR ESTA PALABRA

Celebramos hoy la memoria de san Juan Bautista, fue mártir, aunque no por confesar a Cristo directamente, sino por ser testigo de la verdad. Todo un modelo del testimonio que estamos llamados a ofrecer.

Herodes Antipas, que había heredado de su padre, Herodes el Grande, Galilea, era un rey –o mejor tetrarca- débil y, en cuanto tal, un tanto contradictorio. Por una parte, “respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo”, y, simultáneamente, “lo había mandado prender y lo había metido en la cárcel encadenado”. ¿Cómo compaginaba Herodes el respeto con el encarcelamiento del inocente? ¿No tuvo otra forma más transparente de defenderle que encadenarle en la cárcel como si de un delincuente peligroso se tratara? Son contradicciones que, a veces, tenemos los humanos. Y, en el caso de Herodes, hubo mediaciones que facilitaron su actuación. El Bautista había denunciado su situación matrimonial irregular, y esta denuncia motivó que Herodías, “mujer de su hermano Filipo con la que Herodes se había casado”, aborreciera a Juan y quisiera matarlo.



De Juan aprendemos, en particular, la rectitud e integridad de su personalidad, todo lo contrario de Herodes, y coherencia de vida. Vivía como predicaba, y comía y vestía en consonancia con lo que decía. Nadie pudo encontrar en él doblez alguna. Era un hombre de una pieza. 

Fue un hombre austero, íntegro y honrado. Su misión fue dar testimonio de la Verdad y, por ella y por él, predicar a soldados, devotos, pecadores, reyes, a todos para que todos pudieran llegar y alcanzar la Verdad hecha carne. Y por amor a la verdad y denunciar la mentira fue encarcelado, encadenado y, finalmente, decapitado.

El martirio de Juan nos invita a intentar vivir, y si fuera necesario morir, dando testimonio inequívoco de Cristo, con palabras –que si son verdaderas siempre denuncian- y con la vida, que hará creíbles nuestras palabras. Y que lo hagamos con formas de humildad y nada de competitividad o protagonismos, sino confesando como Juan: “Él tiene que crecer y yo menguar” (Jn 3,30).



LA VOZ DE SAN BEDA EL VENERABLE (monje benedictino - siglo VII- doctor de la Iglesia)

Siempre había precedido a su Maestro:
Naciendo, había anunciado su venida al mundo.
Bautizando a los penitentes en el Jordán, 
había prefigurado a aquél que venía a instituir su bautismo.
Y la muerte de Cristo Redentor, su Salvador, 
que dio vida al mundo, 
Juan Bautista la vivió también antes, 
derramando su sangre por él, por amor.


28 agosto, jueves,21 semana del tiempo ordinario
san Agustín

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,1-9:

Yo Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Salmo 144  R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.
Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R/.

san Mateo 24,42-51:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad DESPIERTOS-ATENTOS, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Pablo había vivido con los de Corinto un largo tiempo, desplegando una intensa acción evangelizadora, los conoce muy bien, sabe de sus luces y sus sombras, de sus fortalezas y debilidades. Por eso al enterarse de ciertos problemas surgidos en la comunidad les escribe.

La comunidad de Corinto ha sido bendecida con muchas gracias divinas, Pablo resalta los dones de la palabra y el conocimiento, recibidos sobreabundantemente; añadiendo además que “no os falta ningún don”. Y les recuerda, y nos recuerda a nosotros, que los dones que de Dios recibimos no deben hacernos pensar que ya hemos llegado a la meta y olvidarnos de que estamos en camino.  Y todo hemos de vivirlo con esperanza, no tenemos que vivir angustiados, porque “Dios es fiel” y cumple sus promesas. Nuestra tarea, como nos dirá el Evangelio, es vivir DESPIERTOS, es decir conscientes de lo que vivimos.

“Velad"  ser fieles y cuidadosos. 

Estar en vela, no dormidos (inconscientes estamos en el sueño). 

Jesús recomienda  estar siempre vigilantes, en este estado de alerta. Esto exige estar en el presente dandonos cuenta de lo que vivimos y pasa a nuestro alrededor. 

Vigilar, estar alerta, rechazar el sueño de la tibieza que nos aliena, es propio de un corazón que ama. Un amor que se refuerza con el encuentro diario con Dios en la oración, en la Eucaristía. 


LA VOZ DE SAN AGUSTÍN 
comentando el versículo 24 del salmo 104 (la tierra está llena de tus criaturas), escribe

«La vida presente está combatida por las olas de las tentaciones, agitada por las tempestades de las tribulaciones 
y turbada por las borrascas de las pasiones, 
pero no hay otro camino». 

La vida está llena de estas tres clases de peligros, pero hay que avanzar por este mar:

«Aunque el mar se agite, se embravezcan las olas y rujan las tempestades, por él hay que pasar». 




27 agosto, MIÉRCOLES,21 semana del tiempo ordinario
santa Mónica

de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3,6-10.16-18:

En nombre de nuestro Señor Jesucristo, hermanos, os mandamos: no tratéis con los hermanos que llevan una vida ociosa y se apartan de las tradiciones que recibieron de nosotros. Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Que el Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo lugar. El Señor esté con todos vosotros. La despedida va de mi mano, Pablo; ésta es la contraseña en toda carta; ésta es mi letra. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.

Sal 127,1-2.4-5 R/. Dichosos los que temen al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,27-32:

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

San Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, se despide de sus destinatarios con una serie de exhortaciones finales que considera importantes para una comunidad cristiana que está intentando afianzarse pero que pasa por algunos conflictos internos. Uno de ellos tiene su origen en la manera en que algunos creyentes se sitúan ante la idea de la parusía, la manifestación gloriosa de Cristo, que pensaban iba a ser inminente. Parece que ante esta perspectiva, algunos se dedicaban a una vida ociosa, “desordenada” en palabras de Pablo. Se entiende: Puesto que lo mejor está por llegar ¿para qué esforzarse en el presente?

Es la tentación de siempre de vivir una espiritualidad desencarnada, de mirar hacia “el cielo” con un cierto menosprecio de las realidades temporales. Frente a esta tentación la postura de Pablo es muy clara y está atestiguada por su propio ejemplo tal como reflejan sus palabras: “No viví entre vosotros sin trabajar, nadie me dio de balde el pan que comí, sino que trabajé y me cansé día y noche, a fin de no ser una carga para nadie.” Y es que la confianza en la providencia, en la presencia de Dios en medio de la vida, no nos exime para nada, sino todo lo contrario, del esfuerzo y el trabajo. Porque, como señala el Concilio Vaticano II en Gaudium et Spes 39 “la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al reino de Dios”

¡Qué palabras duras las que hoy dirige Jesús a los escribas y fariseos de su tiempo! Y todo gira a un aspecto fundamental que parece indignar mucho al Señor: la hipocresía. La diferencia entre lo externo, lo que se ve, y lo que hay dentro de la persona; lo que “parece” y lo que realmente “es”. En el caso de las personas a las que Jesús habla, lo de fuera “parece” muy bueno pero, lo de dentro “es” muy malo: “huesos, podredumbre, crímenes…”Es lo que ahora llamaríamos llevar una “doble vida”.

El drama de los fariseos y escribas (y de nosotros en la parte que tenemos de ello) fue sentirse tan puros y tan buenos que su corazón estaba incapacitado para ver la verdad de su corazón y la verdad de sus obras; creerse justificados por las “buenas” prácticas les impedía abrirse al amor de Dios en Jesucristo que es el que nos justifica.

El Señor nos invita una vez más a mirar nuestro interior, a poner nombre a los sentimientos, emociones, motivaciones y deseos que nos habitan y a descubrir con humildad que “no es oro todo lo que reluce”, no para “fustigarnos” sino para reconocer que estamos hechos de la misma pasta que todos los demás hombres y mujeres del mundo y que necesitamos que el Señor nos evangelice.



26 agosto, MARTES,21 semana del tiempo ordinario

de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,1-3a.14-17)

Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno os desoriente. Dios os llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta. Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas.

Salmo 95  R/. Llega el Señor a regir la tierra

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R/.

Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R/.

evangelio según san Mateo (23,23-26):

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

La Ley preveía que cada agricultor debía ofrecer al Templo el "décimo" -el diezmo- de la cosecha. Los fariseos lo habían encarecido al aplicar esta regla incluso a las hierbas que se emplean como condimento: la menta, el hinojo, el comino... ¡Nos imaginamos a las amas de casa separando de cada diez un ramito de perejil para la colecta del Templo! Estas son minucias de las que Jesús nos ha liberado. ¡Vamos! ¡Ampliad vuestros horizontes, abrid las ventanas de vuestra religión!

 Jesús nos repite esto HOY.
Si los fariseos eran minuciosos en algunas bagatelas, tenían en cambio la manga muy ancha para otros asuntos más importantes. Y Jesús nos recuerda las grandes exigencias de todos los tiempos: la justicia, la misericordia, la fidelidad.
Hoy diríamos: la ayuda a los más pobres, la defensa de los débiles y de los oprimidos, el cuidado de la vida conyugal y familiar, la honestidad profesional, la justicia social, etc...

La clave está en "No descuidar LO MÁS por "lo menos". La escala de valores en nuestra vida. ¿Cuáles son nuestras prioridades a las que dedicamos más tiempo y entrega de nosotros mismos?

Hagamos nuestra la oración de Pablo y añadamosle que sepamos distinguir lo que de verdad es importante, "lo más en nuestra vida"  

Que Jesucristo, nuestro Señor,Dios, nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas, para lo que de verdad es importante, sin perdernos en minucias. Amén


25 agosto, LUNES,21 semana del tiempo ordinario


de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1,1-5.11b-12:

Pablo, Silvano y Timoteo a los tesalonicenses que forman la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando. Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las Iglesias de Dios, viendo que vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis. Así se pone a la vista la justa sentencia de Dios, que pretende concederos su reino, por el cual bien que padecéis. Nuestro Dios os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo.

Salmo 95,1-2a.2b-3.4-5 R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

evangelio según san Mateo 23,13-22:

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Esta segunda carta a los fieles de Tesalónica comienza con un saludo semejante al de la primera, si bien un poco más solemne. Las persecuciones, las contrariedades que padecen los tesalonicenses, en lugar de disminuir, parecen haberse agravado. Pablo conoce su creciente constancia en la fe, que se muestra en el crecimiento del amor mutuo entre ellos; por eso, les dice que siente el deber de dar gracias a Dios por ello y, a la vez, el ejemplo de su perseverancia ante las otras Iglesias. 

Los anima para que la vida cristiana de los tesalonicenses no se debiliten ante las dificultades que los rodean. Quiere que tomen conciencia de la solidez de su comportamiento, del que ni los perseguidores ni ninguna otra cosa han de poder desviarlos. Les recuerda que han de ser personas conscientes y responsables de su vocación cristiana, con deseo de hacer el bien y con una fe operativa.  Por eso no cesa de rogar por ellos.


En el evangelio seguimos con las denuncias de Jesús contra los fariseos. Siete veces dijo Jesús: "¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas!"
-¡Ay de vosotros!...
La palabra griega "Quai!" es una onomatopeya que el español traduce bien por la exclamación "Ay" -en castellano resulta intraducible-. No es pues una maldición, expresa más bien un profundo dolor, una indignación, una amenaza profética.
Jesús está triste e indignado. Es seguro que no la pronunció en tono dulzón. Cuando se trata de defender los valores esenciales, Jesús "levanta la voz"  El, el "manso y humilde de corazón". 
Hay que escucharlo ...
-Vosotros que cerráis a los hombres el Reino de los cielos.
Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar.
La tensión con los responsables del pueblo... que impiden a la "gente sencilla" seguir a Jesús, ha llegado ahora a su punto culminante. En lugar de "abrir las puertas.. las cerráis"....


Jesús describe, aquí, a los que están, por así decir, al acecho para ganar nuevos partidarios para su propia causa... 
Existen estilos de "propaganda" contrarios al espíritu de Jesús: una cierta insistencia en convertir a los demás a cualquier precio... insistencia que no respeta la libertad del acto de fe...



LA VOZ DE NOEL QUESSON
HOY, en la evolución de la liturgia o de la vida de la Iglesia... ¿no hay quizá también cuestiones concretas que suscitan tomas de posición tan ridículas como aquellas de las que habla Jesús? Señor, danos la virtud de la humildad. Sana nuestros formalismos. Ayúdanos a estar atentos a lo que es esencial en lugar de perdernos en bagatelas y en controversias estériles.



24 agosto, 21 DOMINGO del tiempo ordinario

 del libro de Isaías 22, 19-23

Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: 
«Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo.
Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: 
le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes;
será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá.
Colgaré de su hombro la llave del palacio de David:
lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.
Lo hincaré como un clavo en sitio firme,
dará un trono glorioso a la casa paterna.»

Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y 8bc R. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario, 
daré gracias a tu nombre. R.

Por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama; 
cuando te invoqué, me escuchaste, 
Acreciste el valor en mi alma. R.

El Señor es sublime, se fija en el humilde, 
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 33-36

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!
¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva?
Él es el origen, gula y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
- «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
- «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó:
- «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: 
- «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» 
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.



QUÉ DECIMOS NOSOTROS   

         También hoy nos dirige Jesús a los cristianos la misma pregunta que hizo un día a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. No nos pregunta solo para que nos pronunciemos sobre su identidad misteriosa, sino también para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder desde nuestras comunidades?
            ¿Conocemos cada vez mejor a Jesús, o lo tenemos “encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos” de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades, o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?
         ¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido? ¿Quienes se acercan a nuestras comunidades pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?
         ¿No sentimos discípulos y discípulas de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo de vida en medio de la sociedad actual, o nos dejamos arrastrar por cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da igual vivir de cualquier manera, o hemos hecho de nuestra comunidad una escuela para aprender a vivir como Jesús?
         ¿Estamos aprendiendo a mirar la vida como la miraba Jesús? ¿Miramos desde nuestras comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y responsabilidad, o nos encerramos en nuestras celebraciones, indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los que fueron siempre los predilectos de Jesús?
         ¿Seguimos a Jesús colaborando con él en el proyecto humanizador del Padre, o seguimos pensando que lo más importante del cristianismo es preocuparnos exclusivamente de nuestra salvación? ¿Estamos convencidos de que el modo de seguir a Jesús es vivir cada día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?
         ¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Jesús, u organizamos nuestro fin de semana vacío de todo sentido cristiano? ¿Hemos aprendido a encontrar a Jesús en el silencio del corazón, o sentimos que nuestra fe se va apagando ahogada por el ruido y el vacío que hay dentro de nosotros?

         ¿Creemos en Jesús resucitado que camina con nosotros lleno de vida? ¿Vivimos acogiendo en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca acabará? ¿Creemos en su fuerza renovadora? ¿Sabemos ser testigos del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?  (Jose A. Pagola)


23 agosto, sábado de la 20 semana del tiempo ordinario
santa Rosa de Lima

Ezequiel 43,1-7a:

En aquellos días, el ángel me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venia de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo.
Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo –el hombre seguía a mi lado–, y me decía: «Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel.»

Salmo 84 R/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Díos anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. »
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.R/.

Mateo 23,1-12:

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

El tema central de los últimos capítulos de Ezequiel es el regreso de la Gloria de Dios. Ezequiel, sacerdote e hijo de sacerdote, familiarizado con el culto y la liturgia, no podía concebir la vuelta de los desterrados a su patria sin una restauración plena del Templo y del culto. Es lo que nos indica en esta primera lectura. Así como el destierro se consumó cuando la Gloria de Yahvé salió del Templo, así ahora vuelve a hacerse visible en el mismo lugar, anunciando el fin del destierro y el retorno al nuevo Templo. Es la presencia de Yahvé en su pueblo, al que nunca ha abandonado. Y al que quiere seguir acompañando en la nueva etapa. Situados en el Nuevo Testamento, la presencia de Dios en la humanidad se desbordó, y el mismo Dios nos envió a su propio Hijo. “Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo unigénito”. Desde entonces, la presencia de Dios se hizo más cercana, más humana, y nos ha prometido que, pase lo que pase, él seguirá siempre con nosotros. “Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación del mundo”. Aceptémosle en nuestro corazón y dejemos que Él guíe nuestros pasos.

“No hagáis lo que ellos hacen”-  Jesús es muy sensible a la verdad, tan sensible que él es la Verdad. Hoy no hace más que descubrir la verdad de los letrados y los fariseos, con expresiones realmente fuertes, pero siempre verdaderas. De manera general, afirma que ellos se creen superiores al resto de los otros hombres. “Les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas, que les hagan reverencias y que los llamen maestros”. Todo ello va en contra de la verdad que Jesús vive y predica: todos los hombres tenemos la misma dignidad, nadie en dignidad es superior a nadie, todos tenemos la misma y sublime dignidad: todos somos hijos de Dios y hermanos entre sí. Después de leer este evangelio, una vez más hay que insistir que hoy se dirige a nosotros, no a los letrados y escribas del tiempo de Jesús. Y nos tenemos que preguntar si nosotros caemos en las actitudes que Jesús condena, si nos creemos superiores a los demás, si miramos a alguien por encima del hombro, si realmente nos creemos y vivimos que todos somos hijos de un mismo Padre y que el amor es lo que debe prevalecer entre nosotros.


Santa Rosa de Lima (1586-1617), es la primera declarada santa de América. Ya en 1606, ingresó en la Orden seglar dominicana para darse más plenamente a la perfección evangélica. Destacan en su vida su dedicación a la oración, sus penitencias, su amor a los pobres y su deseo ardiente de que el evangelio de Cristo fuese predicado a todo el mundo. Su cuerpo se venera en la iglesia del convento dominicano del Santo Rosario de Lima.


22 AGOSTO, VIERNES de la  XX Semana del tiempo ordinario
---María Reina--

Ezequiel 37,1-14:
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mi y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos.
Me preguntó: «Hijo de Adán, ¿podrán revivir estos huesos?»
Yo respondí: «Señor, tú lo sabes.»
Él me dijo: «Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: "¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor."»
Y profeticé como me había ordenado y, a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo: «Conjura al espíritu, conjura, hijo de Adán, y di al espíritu: "Así lo dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan."»
Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Y me dijo: «Hijo de Adán, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: "Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados." Por eso, profetiza y diles: "Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago."» Oráculo del Señor.

Salmo 106 R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente. R/.
Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R/.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada. R/.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R/.

evangelio según san Mateo 22,34-40:
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»


PARA VIVIR ESTA  PALABRA

Recordamos hoy y celebramos a María con otra advocación y título, el de “Reina”. Lo hacemos después de haber celebrado su Asunción a los cielos y como complemento lógico de aquel misterio. Así nos lo recuerda el Concilio último, cuando dice que “la Inmaculada Virgen... al finalizar el curso de su vida terrena, fue asunta al cielo con su cuerpo y su alma y proclamada con gran alegría por el Señor como Reina del universo, pues estuvo plenamente unida a su Hijo”. (LG, 59).
El soporte evangélico sobre el que la liturgia apoya esta memoria de María es la respuesta de Jesús a la pregunta sobre la prioridad e importancia entre los mandamientos. Reflexionamos sobre las palabras de Jesús y sobre su madre, María, en su título de Reina.

Filiación y Fraternidad.    La respuesta de Jesús, en su doble modalidad, sigue marcando la doble sensibilidad del hombre y la mujer ante el quehacer más hondamente humano: el amor. Unos ponen el acento en Dios, en el amor a Dios; otros hacen hincapié en la solidaridad humana, y proyectan el amor al prójimo como lo fundamental. Jesús ha tenido en cuenta ambas sensibilidades y las ha unido en forma de mandamientos, que, por otra parte, ya conocían los judíos: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser» (Dt 6,4ss); «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lev 19,18). Se trata de practicar y vivir el amor a Dios y el amor a los hermanos.

Jesús no confunde –ni nosotros debemos hacerlo- el amor a Dios con el amor a los hombres. El “mandamiento principal y primero” sigue siendo amar a Dios, buscar su voluntad, escuchar su llamada y secundarla. Pero, no se puede amar “con todo nuestro ser” a Dios, sin amar con todas nuestras fuerzas a los hermanos. Ambos mandamientos son inseparables. San. Juan nos lo dice así: “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (I Jn 4,20).
Al final habría que llegar a lo que vivió Jesús: tener a Dios por Padre, sentirse hijos –Jesús Hijo con mayúscula-, nosotros de forma distinta pero real. Y, al ser Dios Padre no sólo mío sino de todos, tenerlos a todos por hermanos, hijos todos del mismo Padre. Cuando esto no son sólo frases sino vida, todo, aunque parezca igual, es distinto. Hemos entrado en la órbita de Dios.

Reina y Madre. La fiesta litúrgica fue instituida por Pío XII el 11 de octubre de 1954, al promulgar la Encíclica “Ad coeli Reginam”, al tiempo que coronaba la imagen de la “Virgen Salus Populi Romani” en la Basílica de Santa María la Mayor, en la que él mismo había celebrado su primera misa. Más tarde, Juan Pablo II nos diría: “María es Reina no sólo porque es madre de Dios, sino también porque cooperó en la obra de la redención del género humano. Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del reino”.

María, Reina, sabía mucho del reino, del “reino de Dios”, de tal forma la obsesión de su Hijo, que no hizo otra cosa a lo largo de su vida que tratar de implantarlo en las almas de cuantos le escuchaban. María lo entendió muy bien cuando Jesús lo comparaba a las cosas más sencillas, porque ella no sólo era sencilla, sino la sencilla entre todas. Comprendió así que el reino –del cual ella sería reina- era como un grano de mostaza, que cuando se siembra es la más pequeña de todas las semillas. Pero que, cuando crece, se convierte en la mayor de todas las hortalizas. Pero, eso, como ella, como María, más tarde, porque si el grano no muere no puede producir fruto alguno. Pero, de alguna forma, lo valioso, lo más grande del reino, lo más grande de la Reina, está ya presente, aunque latente, en lo más pequeño, en lo más escondido, en lo cotidiano, en lo que, aparentemente, no cuenta, en “la esclava, en la sierva del Señor”.


21 AGOSTO, JUEVES de la  XX Semana del tiempo ordinario

Ezequiel 36,23-28:
Así dice el Señor: «Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor –oráculo del Señor–, cuando les haga ver mi santidad al castigaros. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.»

Salmo 50 R/. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias
Oh Dios, crea en mi un corazón puro, 
renuévame por dentro con espíritu firme; 
no me arrojes lejos de tu rostro, 
no me quites tu santo espíritu. R/. 
Devuélveme la alegría de tu salvación, 
afiánzame con espíritu generoso: 
enseñaré a los malvados tus caminos, 
los pecadores volverán a ti. R/. 

Los sacrificios no te satisfacen: 
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. 
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; 
un corazón quebrantado y humillado, 
tú no lo desprecias.R/

evangelio según san Mateo 22,1-14:
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»


Para vivir esta Palabra

La nueva Alianza es la cumbre de la revelación del Antiguo Testamento; hacia ella apunta toda la historia de la salvación. Todas las antiguas alianzas han fracasado por el pecado del hombre, por su corazón de piedra; pero Dios lanza un mensaje totalmente nuevo: ahora Dios hace una nueva creación por medio de su Espíritu.
Ahora la ley ya no es algo externo, sino que está dentro del corazón, escrita en él, por lo que mirando nuestro propio corazón, podremos hacer las obras de justicia que Dios quiere.
Un corazón de carne, capaz de amar y ser amado, que está en sintonía con el Corazón de Cristo es:
1. Un corazón siempre abierto, disponible, entregado, acogedor, vivo.
2. Un corazón siempre dispuesto hacer el bien a los demás.

3. Un corazón siempre manso que sabe esperar y acoger los tiempos de Dios.

El evangelio nos invita a: “Id a los cruces de los caminos”,  cada vez que tiene oportunidad, el Papa Francisco, nos exhorta a que tenemos que ser una Iglesia en salida, y nos dice también que prefiere una Iglesia accidentada, que una Iglesia enferma por estar encerrada en sí misma.

Por un lado, esta doble parábola de hoy, con los rasgos alegóricos que tiene, nos invita a anunciar el mensaje de salvación a todos. El pueblo antiguo rechaza la revelación de Jesús, pero les es ofrecida a otros nuevos que la acogen. Hasta aquí la primera parte de la parábola, con una fuerte invitación a no cerrar el oído, a acoger la salvación de Dios tal y como Él nos la quiere ofrecer, puesto que el banquete de bodas no es cancelado por el rechazo repetido de los primeros invitados, sino que se abre a otros, a todos.

Por otro lado, la segunda parte de la parábola nos advierte sobre la necesidad de las obras. El traje de fiesta, que para nosotros es la respuesta necesaria al don que se nos da, -don gratuito, respuesta coherente, don y compromiso, gracia y respuesta-, es el “revestirse de Cristo” como indica san Pablo (Rom. 13,14; Gal. 3,27).



20 AGOSTO, MIÉRCOLES de la  XX Semana del tiempo ordinario
SAN BERNARDO DE CLARAVAL

Ezequiel (34,1-11):
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza, diciéndoles: "¡Pastores!, esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores? Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas, y las ovejas no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras del campo. Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las buscase, siguiendo su rastro. Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: '¡Lo juro por mi vida! –oráculo del Señor–. Mis ovejas fueron presa, mis ovejas fueron pasto de las fieras del campo, por falta de pastor; pues los pastores no las cuidaban, los pastores se apacentaban a sí mismos; por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor. Así dice el Señor: Me voy a enfrentar con los pastores; les reclamaré mis ovejas, los quitaré de pastores de mis ovejas, para que dejen de apacentarse a si mismos los pastores; libraré a mis ovejas de sus fauces, para que no sean su manjar. Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro."»


Sal 22  R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Mateo 20,1-16:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA


Uno de los textos más impactantes del profeta Ezequiel, probablemente porque pone en boca de Yahvé una crítica sin paliativos hacia los que él llama los pastores de Israel. Dicho de otro modo, aquellos a quienes había encargado que se ocuparan de manera especial del cuidado de su pueblo. En el contexto en el que está escrito no caben dudas sobre los destinatarios de este lamento apasionado de Dios. ¡Cuántas imágenes de lo que puede suponer “apacentar a las ovejas”! Y ¡qué lejos de esto se encuentran los pastores, ocupados en apacentarse a sí mismos!



El oráculo produce verdadero estremecimiento por su fuerza. Y trayendo la Palabra al aquí y el ahora en que se hace carne, nos lleva a preguntarnos por su aplicación entre nosotros. Entre aquellos que oficialmente se consideran pastores en el pueblo de Dios que es la Iglesia. Pero también en quienes ejercen algún tipo de responsabilidad en cualquier ámbito, especialmente en aquellos que supongan capacidad de actuar e influir de manera directa en la vida de las personas.



Escapando a la tentación de aplicar la lectura a todos los responsables de la Iglesia, de los gobiernos del mundo y de las múltiples instituciones públicas (que tendrán su gran responsabilidad), entremos humildemente en el reconocimiento de nuestras pequeñas responsabilidades y del modo en que las ejercemos con los demás. Y pidamos que el Señor nos ayude a vivirlas con las actitudes opuestas a las que el profeta describe. Pues aunque los pastores no hayan respondido al encargo del Señor sabemos que Él mismo nos busca y se ha convertido en nuestro pastor. Orar con los versículos del salmo nos permite entrar en la dinámica opuesta a la vivida por los pastores de Israel y “descansar” en el Señor que nos guía.



Como el dueño de la viña es Dios, la parábola del Evangelio pone todo su acento en la liberalidad soberana de su actuación independiente. Actuación divina que, juzgada con criterio humano, resulta incomprensible, pero lógica. ¿Quién puede pedir cuentas a Dios por su conducta? El ser humano no puede presentarse ante el Señor reclamando “derechos”. La recompensa que Dios otorga al ser humano será siempre pura gracia. Cierto que ya san Pablo espera la recompensa que le es debida en justicia (2Tim 4,7). Pero este premio tiene su último fundamento en la gracia previamente concedida por el Señor. 



Lo importante de esta parábola es que, en el reino, las bendiciones y recompensas se reciben por la bondad y el amor de Dios, y no según el mérito o el tiempo de servicio. En el reino no hay lugar para la envidia ni la codicia. 



LA VOZ DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL



¿Qué es la avaricia? Un continuo vivir en la pobreza por temor a ser pobre.



19 AGOSTO, MARTES de la XX Semana del tiempo ordinario

Ezequiel 28,1-10:

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: "Así dice el Señor: Se hinchó tu corazón, y dijiste: 'Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar', tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!; ningún enigma se te resiste. Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus tesoros. Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción. Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú, que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: 'Soy Dios', delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho."» Oráculo del Señor.

Dt 32,26 R/. Yo doy la muerte y la vida

Yo pensaba: «Voy a dispersarlos 
y a borrar su memoria entre los hombres.» 
Pero no; que temo la jactancia del enemigo 
y la mala interpretación del adversario. R/.
Que diría: «Nuestra mano ha vencido, 
no es el Señor quien lo ha hecho.» 
Porque son una nación que ha perdido el juicio. R/.
¿Cómo es que uno persigue a mil, 
y dos ponen en fuga a diez mil? 
¿No es porque su Roca los ha vendido, 
porque el Señor los ha entregado? R/.
El día de su perdición se acerca, 
y su suerte se apresura. 
Porque el Señor defenderá a su pueblo 
y tendrá compasión de sus siervos. R/.


Mateo 19,23-30:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.» Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» 
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?» Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA


El profeta Ezequiel nos relata cómo es enviado por el Señor al príncipe de Tiro para recordarle que, aunque se crea muy inteligente, que sí lo era, o muy poderoso y quisiera encumbrarse, aunque él no lo crea, es simplemente hombre y no dios. Aunque quisiera entronizarse en trono de dioses y que no haya enigma que se le resista; aunque con su astucia de mercader ha conseguido una gran fortuna, con todo eso se ha querido considerar inteligente como Dios, pero no lo es. El profeta le advierte: «por toda tu presunción el Señor te castigará. Serás atacado por un pueblo bárbaro y morirás de muerte ignominiosa».
Señor, tu nos has bendecido con algunos dones que nos han permitido conseguir inteligencia o riquezas y nosotros, en vez de reconocer que todo ha sido gracias a ti, nos consideramos autosuficientes y creemos que todo ha sido por nuestros méritos y que gracias a nosotros mismos hemos llegado a lo que somos. ¡Qué inmenso error! Si al fin de cuentas todo nuestro poder, o nuestras riquezas, o nuestra posición, el día en que el Señor nos llame, no nos habrá servido para nada, ya que todo se quedará aquí. Sólo podremos enseñar al Señor como activo lo poco o mucho que de bueno hayamos realizado en pro de los demás.
EL Evangelio nos dice que nuestro compromiso con Jesús no puede ser a medias, no podemos aferrarnos a las cosas de este mundo y, al mismo tiempo, decir que seguimos a Jesús. El seguimiento del Señor es un seguimiento sin condiciones, una entrega total y, al mismo tiempo, desinteresada. Ya lo dice Jesús que si lo hacemos así, nuestra recompensa la recibiremos cuando lleguemos al Reino; mientras, aquí, debemos soportar la incomprensión, la envidia, el odio, etc. Por lo tanto, el seguimiento no es fácil. No va a ser un camino de rosas.    

LA VOZ DE J. ALDZABAL

Seguimos a Jesús por amor, porque nos sentimos llamados por él a colaborar en esta obra tan noble de la salvación del mundo. No por ventajas económicas ni humanas, ni siquiera espirituales, aunque estamos seguros de que Dios nos ganará en generosidad.



18 agosto, LUNES, XX Semana del tiempo ordinario

Ezequiel 24,15-24:

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, voy a arrebatarte repentinamente el encanto de tus ojos; no llores ni hagas duelo ni derrames lágrimas; aflígete en silencio como un muerto, sin hacer duelo; líate el turbante y cálzate las sandalias; no te emboces la cara ni comas el pan del duelo.»
Por la mañana, yo hablaba a la gente; por la tarde, se murió mi mujer; y, a la mañana siguiente, hice lo que se me había mandado.
Entonces me dijo la gente: «¿Quieres explicarnos qué nos anuncia lo que estás haciendo?»
Les respondí: «Me vino esta palabra del Señor: "Dile a la casa de Israel: 'Así dice el Señor: Mira, voy a profanar mi santuario, vuestro soberbio baluarte, el encanto de vuestros ojos, el tesoro de vuestras almas. Los hijos e hijas que dejasteis caerán a espada. Entonces haréis lo que yo he hecho: no os embozaréis la cara ni comeréis el pan del duelo; seguiréis con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies, no lloraréis ni haréis luto; os consumiréis por vuestra culpa y os lamentaréis unos con otros. Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho. Y, cuando suceda, sabréis que yo soy el Señor.»


Dt 32,18ss R/. Despreciaste a la Roca que te engendró
Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.
Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.
«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo, ilusorio
los irritaré con una nación fatua.» R/.

Mateo 19,16-22:

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»

Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»

Él le preguntó: «¿Cuáles?» Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»

El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?» Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.» Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.


PARA VIVIR ESTA PALABRA


El joven rico se acerca, fascinado, a Jesús; inquieto, le hace preguntas; conoce bien y cumple los mandatos de la ley. Parece tierra a punto. Como que Jesús le hace la propuesta clara, rotunda, inmediata: Vende lo que tienes, y ven conmigo. Y cambia la escena. El joven se aleja triste, y Jesús lo cuenta en imágenes: Es más fácil que un camello...



Jesús pasa pronto del mandamiento a la utopía, al ideal. El rico había cumplido con fidelidad hasta lo que entonces estaba mejor considerado moralmente, hasta amar al prójimo. Es más, estaba en disposición de hacer más cosas: "Qué me falta?" Pero el Maestro no se queda en las cosas. Señala un horizonte de vida, quiere un compromiso total para seguirle. No basta con dar a los pobres; es la vida entera la que entra en el compromiso. Dedicar un tiempo, entregar dinero, ir unos meses a países del tercer mundo, alistarse como voluntario, es algo estupendo. Jesús apunta más alto: Sed perfectos como el Padre del cielo, poned vuestro tesoro en el cielo. 



Seguirle así es soltar todas las amarras, perder todas las humanas seguridades, lanzarse a la aventura cada día. Siempre saldrán las piedras al camino. Habrá mil obstáculos que tiren de nosotros. Será la riqueza, o la comodidad, o la seguridad, o tantas cosas. Pero merece la pena seguir a Jesús. ¡Tántos millones de personas que han vivido y muerto por él! Hacer las cosas por el Reino es una razón que cautiva. Al final, aun exigente, es dulce seguir, enamorados, a la persona amada. ¿Dónde está nuestro tesoro?, nos preguntamos inquietos. No temamos. El Señor lo repite dos veces. "Si quieres..." 

Es un canto a la libertad y al desafío.





LA VOZ DE CARLO MARIA MARTINI



¿Por qué me preguntas por lo "bueno"? Uno sólo es "bueno"...

Penetremos en la psicología de Jesús. Dios está siempre presente en su pensamiento. Cuando se le pregunta sobre el "bien", El, inmediatamente hace referencia a Dios: Dios sólo es "bueno"... un único Ser es "bueno"...




17 agosto, Domingo, 20 semana del tiempo ordinario

Isaías 56, 1. 6-7

Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia, 
que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo,
para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, 
que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, 
los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, 
aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; 
porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»

Salmo 66  R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
ilumine su rostro sobre nosotros; 
conozca la tierra tus caminos, 
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones, 
porque riges el mundo con justicia, 
riges los pueblos con rectitud 
y gobiernas las naciones de la tierra. R. 

Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben. 
Que Dios nos bendiga; 
que le teman hasta los confines del orbe. R.

Romanos 11, 13-15. 29-32

Hermanos:
Os digo a vosotros, los gentiles:
Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos.
Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?
Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios- pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia.
Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzaran misericordia.
Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.

Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
- «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
- «Atiéndela, que viene detrás gritando.» 
Él les contestó:
- «Sólo me han enviado a las ove as descarriadas de Israel.» 
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: -«Señor, socórreme.» Él le contestó:
- «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso:
- «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió:
- «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» 
En aquel momento quedó curada su hija.


JESÚS ES DE TODOS

      Una mujer pagana toma la iniciativa de acudir a Jesús aunque no pertenece al pueblo judío. Es una madre angustiada      que vive sufriendo con una hija “atormentada por un demonio”. Sale al encuentro de Jesús dando gritos: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David”.
         La primera reacción de Jesús es inesperada. Ni siquiera se detiene para escucharla. Todavía no ha llegado la hora de llevar la Buena Noticia de Dios a los paganos. Como la mujer insiste, Jesús justifica su actuación: “Solo me han enviado a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”.
         La mujer no se echa atrás. Superará todas las dificultades y resistencias. En un gesto audaz se postra ante Jesús, detiene su marcha y de rodillas, con un corazón humilde pero firme, le dirige un solo grito: “Señor, socórreme”.
         La respuesta de Jesús es insólita. Aunque en esa época los judíos llamaban con toda naturalidad “perros” a los paganos, sus palabras resultan ofensivas a nuestros oídos.: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Retomando su imagen de manera inteligente, la mujer se atreve desde el suelo a corregir a Jesús: “Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los señores”.
         Su fe es admirable. Seguro que en la mesa del Padre se pueden alimentar todos: los hijos de Israel y también los perros paganos. Jesús parece pensar solo en las “ovejas perdidas” de Israel, pero también ella es una “oveja perdida”. El Enviado de Dios no puede ser solo de los judíos. Ha de ser de todos y para todos.
         Jesús se rinde ante la fe de la mujer. Su respuesta nos revela su humildad y su grandeza: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! que se cumpla como deseas”. Esta mujer le está descubriendo que la misericordia de Dios no excluye a nadie. El Padre Bueno está por encima de las barreras étnicas y religiosas que trazamos los humanos.
         Jesús reconoce a la mujer como creyente aunque vive en una religión pagana. Incluso encuentra en ella una “fe grande”, no la fe pequeña de sus discípulos a los que recrimina más de una vez como “hombres de poca fe”. Cualquier ser humano puede acudir a Jesús con confianza. Él sabe reconocer su fe aunque viva fuera de la Iglesia. Siempre encontrarán en él un Amigo y un Maestro de vida.
         Los cristianos nos hemos de alegrar de que Jesús siga atrayendo hoy a tantas personas que viven fuera de la Iglesia. Jesús es más grande que todas nuestras instituciones. Él sigue haciendo mucho bien, incluso a aquellos que se han alejado de nuestras comunidades cristianas. (Jose A. Pagola)
        

            


16 agosto, Sábado, 19 semana del tiempo ordinario

Ezequiel 18,1-10.13b.30-32:

Me vino esta palabra del Señor: «¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra de Israel: "Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron dentera?" Por mi vida os juro –oráculo del Señor– que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel. Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá. El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá –oráculo del Señor–. Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas prohibiciones ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones, morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes. Pues bien, casa de Israel, os juzgaré a cada uno según su proceder –oráculo del Señor–. Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie –oráculo del Señor–. ¡Arrepentíos y viviréis!»

Salmo 50  R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/.

evangelio según san Mateo 19,13-15:

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.

PARA VIVIR ESTA PALABRA


Uno de los capítulos del libro de Ezequiel más llenos de interés teológico es, sin duda, este que hoy leemos. Trata de la responsabilidad personal e individual, pero podríamos decir que orientada siempre hacia la conversión de los malos caminos, como dice después (vv 23 y 30, que no leemos). Y es que, en definitiva, la exagerada insistencia en la influencia del pecado colectivo se convierte siempre en excusa para no cambiar, para no convertirse. 

El proverbio de los israelitas indica que son los padres quienes han pecado, aunque ahora ellos, sus hijos, sufren las consecuencias, los padres no sufrieron el castigo y ellos sí, sin tener culpa, según piensan. ¿De qué vale convertirse? La respuesta del profeta es doble. Por una parte está la trascendencia de Dios, su soberanía. Por otra, la responsabilidad individual. El pecado está dentro de cada persona, de cada individuo: no son culpables de él ni los antepasados ni los demás miembros de la comunidad. El responsable es siempre el individuo. Pero ante Dios no sólo no cuentan los pecados de los demás, sino que ni siquiera los personales ya pasados. Dios no lleva cuenta de ellos: lo que importa es la actitud personal actual, la conversión presente, que siempre es posible, aunque en algunos momentos llegue a ser difícil. Y lo que vale para los pecadores vale también para el justo: no se puede confiar en obras anteriores, sino que hay que seguir haciéndolas ahora (vv 14ss).



"Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo en vez de
aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia." (Santiago Ramón y Cajal)







15 agosto, Viernes
Fiesta de la Asunción de la Virgen

Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.
El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.
Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios.
Se oyó una gran voz en el cielo:
–«Ahora se estableció la salud y el poderío, 
y el reinado de nuestro Dios, 
y la potestad de su Cristo.»

Salmo 44, R. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

Hijas de reyes salen a tu encuentro, 
de pie a tu derecha está la reina, 
enjoyada con oro de Ofir. R.

Escucha, hija, mira: inclina el oído, 
olvida tu pueblo y la casa paterna; 
prendado está el rey de tu belleza: 
póstrate ante él, que él es tu señor. R.

Las traen entre alegría y algazara, 
van entrando en el palacio real. R.

Corintios 15, 20-27a

Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
–« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo:
–«Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; 
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: 
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles 
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: 
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, 
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


En la fiesta de la Asunción admiramos cómo en María la humanidad llega al mayor esplendor de la existencia humana, a la belleza suprema del ser. En esta fiesta de la Virgen encontramos la mejor respuesta, la mejor realización de la vida de una persona humana, su "glorificación". En ella celebramos la plasmación del Reino de Dios, de la Iglesia triunfante. Esta es la revelación de la fiesta de la Asunción.

María recibe lo máximo, porque a su vez colabora totalmente. Por su parte pone "la infinita disponibilidad de su actitud de fe", como nos ha dejado escrito Urs von Balthasar en "La Gloria y la Cruz". María también nos revela hasta dónde puede llegar la cooperación entre Dios y la humanidad. Ante el misterio de Cristo, ella se dejó llevar por el Espíritu Santo, e inventó cada día nuevas respuestas.

El Magníficat concentra proféticamente las promesas de la historia bíblica. María se siente feliz y emocionada porque forma parte de la iglesia de los pobres de Dios, porque se siente llena de gracia para luchar contra la injusticia, en favor de la promoción de los pobres, en la humildad que se abre a compartir y acoger a los demás. Y en el Magníficat, María no considera de ningún modo una carga pesada o una heroicidad personal el poner su vida al servicio del plan salvador de Dios. Ni se engríe por la vanidad, ni se deja invadir por la amargura o el resentimiento ante la resistencia del pecado y del mal. Podemos decir que vive la espiritualidad del conflicto y la responsabilidad, del dolor y de la cruz, traspasada por la espiritualidad de la gratuidad, del agradecimiento y la alabanza, de la humildad, la paz y la alegría.


LA VOZ DE ARISTIDE SERRA:
María asunta, imagen de la iglesia futura. María asunta al cielo es la imagen escatológica de la iglesia. La glorificación final de María es una de las "grandes cosas" con las que Dios da señales a su iglesia. Es una prenda de lo que toda la comunidad de los creyentes está llamada a convertirse. Esta relación entre María y la iglesia, incluso en lo que concierne a la asunción, puede encontrar su fundamento bíblico en las palabras que Jesús dirigió a su madre y a su discípulo amado desde la cruz: "He ahí a tu hijo.:. He ahí a tu madre" (Jn 19,26-27a). Con aquel testamento Jesús intentaba dar a María como madre a todos sus discípulos, representados en el discípulo presente yunto a la cruz.

Pues bien, según la doctrina bíblico-judía, la paternidad o maternidad espiritual lleva consigo también, entre otras cosas, la ejemplaridad.Esto quiere decir que un padre o una madre espiritual son modelo para sus hijos (cf, p. ej., lCor 4,15-16; 1Pe 3,6; Jn 8,39). Aplicando el discurso a María en cuanto madre de la iglesia, esto significa que cualquier aspecto de su persona (virtudes, privilegios, etc.) tiene una repercusión eclesial, es decir, se convierte en figura, tipo, ejemplo de lo que la iglesia tiene que ser, en la fase peregrinante y en la gloriosa. La asunción anticipa en la persona individual de María el estado de la iglesia entera en la vida del "mundo venidero".

Como es sabido, el Vat II (LG 68) ha querido relanzar este aspecto eclesial del dogma de la asunción con estas afortunadas expresiones: "La madre de Jesús, lo mismo que está ya en el cielo glorificada en el cuerpo y en el alma, como imagen y comienzo de la iglesia que tendrá que tener su cumplimiento en la edad futura, así también brilla ahora en la tierra delante del pueblo de Dios peregrino como signo de segura esperanza y de consolación, hasta que llegue el día' del Señor (cf 2Pe 3,10)". Y en SC 103 se afirma que en la Virgen la iglesia "contempla con gozo, como en una imagen purísima, lo que toda ella desea y espera ser".




14 agosto, XIX semana del tiempo ordinario

Ezequiel 12,1-12:

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde. Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar a ver si lo ven; pues son casa rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal para la casa de Israel.» Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos. A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías? Pues respóndeles: "Esto dice el Señor: Este oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí." Di: "Soy señal para vosotros; lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: irán cautivos al destierro. El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan."»

Sal 77,56-57.58-59.61-62 R/. No olvidéis las acciones de Dios

Tentaron al Dios Altísimo
y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso. R/.
Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel. R/.
Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18,21–19,1:

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debla cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Vive lo que has comprendido: vive la Palabra

El profeta Ezequiel recibe la orden del Señor de anunciar al pueblo de Israel, mediante acciones simbólicas, el próximo asedio de Jerusalén y su deportación.
Yavéh llama a Israel “Casa rebelde”. Este pueblo es un pueblo de corazón duro. Israel vive en la idolatría y las consecuencias de ésta son la ceguera y la sordera. Un pueblo que está ciego no puede ver las acciones del Señor, y un pueblo que no escucha y por tanto no obedece a los preceptos del Señor, actúa como nos dice el salmo: “tentaron a Dios y se rebelaron negándose a guardar sus preceptos”.

El profeta habla a este pueblo rebelde e idólatra pero no le creen. Les invita a pasar de la confianza en los dioses a la fe en el Dios vivo: “yo soy una señal para vosotros”, pero el pueblo sigue encerrado en su presunción frente a los mensajes de Dios.

La descripción de Israel descrita en este pasaje es la condición del mundo actual. Hoy la gente dice que no puede creer, pero la realidad es que no quieren volverse a Dios, no quieren creer en Él.  Prefieren seguir sordos y ciegos, no les interesa escuchar ni ver. Nosotros, los cristianos, estamos llamados a ser una señal como lo fue Ezequiel y mostrar a la gente el verdadero Camino, que es Cristo.

Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta sietes veces? Tal vez Pedro aquel día se sintió generoso, sin embargo el Maestro va más allá y su respuesta fue clara: setenta veces siete, es decir, siempre y a todos.
P
ara ilustrar esta respuesta Jesús cuenta una parábola, donde quiere destacar la falta de generosidad y de amor de aquél que había recibido compresión y benevolencia y luego éste se la niega a su hermano. 

Dice San Juan Crisóstomo que nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos para el perdón.

Perdonar a nuestro prójimo es siempre condición indispensable para obtener el perdón de los pecados y la pertenencia al Reino. El aviso de Jesús es claro: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre del Cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. No se trata sólo de cantidad, siempre y a todos, sino de calidad, esto es, de corazón. Perdona para que puedas ser perdonado. Recuerda que con la vara que midas serás medido.

Señor, concédenos un corazón como el tuyo, capaz de perdonar siempre y a todos, como hizo San Maximiliano Kolbe, que murió perdonando a sus verdugos.

13 agosto, Miércoles, 19 semana del tiempo ordinario

Ezequiel 9,1-7;10,18-22:

Oí al Señor llamar en voz alta: «Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal.»
Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avios de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo.
Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo el Señor: «Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen.»
A los otros les dijo en mi presencia: «Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario.» Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.
Luego les dijo: «Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad.»
Luego la gloria del Señor salió, levantándose del umbral del templo, y se colocó sobre los querubines. Vi a los querubines levantar las alas, remontarse del suelo, sin separarse de las ruedas, y salir. Y se detuvieron junto a la puerta oriental de la casa del Señor; mientras tanto, la gloria del Dios de Israel sobresalía por encima de ellos. Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. Tenían cuatro rostros y cuatro alas cada uno, y una especie de brazos humanos debajo de las alas, y su fisonomía era la de los rostros que yo había contemplado a orillas del río Quebar. Caminaban de frente.


Salmo 112  R/. La gloria del Señor se eleva sobre el cielo

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R/.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.


Mateo 18,15-20:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA


En el texto de hoy, se narra unos mandatos con unas expresiones que nos puede sorprender que procedan de Dios mismo, tales como “castigar”, “matando sin compasión y sin piedad”, aunque no se describe su ejecución. Profundicemos lo que quiere decir el autor del libro de Ezequiel.
Resituemos el texto en su contexto. El pueblo de Israel se ha alejado de Dios, cultivando el culto a otros dioses y utilizando el templo de Jerusalén para tales fines, entre otros aspectos. Es decir, han puesto toda su confianza en estos idolos fabricados por ellos mismos, reflejo de su propio ego que busca controlar, tener el poder, en definitiva ser su propio dios. Se resisten a vivir abiertos a la novedad salvífica de Dios.
El pueblo de Israel viven alejados de sí mismos y de Dios, esas expresiones que contiene el mandato es una llamada a su conversión. La presencia de Dios se puede sentir como un fuego que renueva, que permite mirar y vivir de una forma novedosa. Incluso hay algunos que permanecen fieles, confían, en medio de las dificultades, estos tienen “un algo diferente” que los identifica.
Dios está presente y camina con el pueblo de Israel pero éstos no lo reconocen, viven al margen, están centrados en sus propias imágenes idolátricas. Incluso el templo deja de ser el lugar del “encuentro auténtico” ya que más bien se da culto a otros dioses fabricados por sus propias manos y se dejan guiar por falsos profetas. Dios se retira del templo “la gloria del Señor salió levantándose del umbral del templo” su presencia se instaurará de otra forma.
Dios nos busca siempre y en todo momento, aunque nosotros estemos lejos y cerrados.

El texto del evangelio de hoy está dentro de varios discursos sobre la vida comunitaria. La comunidad de Mateo resalta unas dimensiones cotidianas y muy humanas que se dan en su interior: los conflictos, las dificultades y las rupturas.
El evangelista recomienda unos pasos que tienen relación con el diálogo, la vida en común, el no juicio, la espera confiada. La vida en comunidad implica la responsabilidad de cada miembro a crearla y recrearla cada día, por ello cada persona es invitada a hacerse cargo de lo que quiere vivir junto a los otros, arriesgándose y acogiendo los procesos de cambio, los propios y los de los demás.
La expresión “considéralo como un pagano”, parece que es excluyente, sin embargo a la luz del versículo anterior a este texto “no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños” se puede leer como la necesidad de esperar el tiempo de esa persona, no ha llegado su momento de apertura, de verse su propia realidad.

El texto termina con las palabras “allí estoy yo en medio de ellos” donde hay un grupo, aunque sea muy pequeño. Nos insiste a vivir confiados en la presencia de Dios, El está siempre y en cualquier circunstancia. Dios está en ese proceso comunitario y personal de diálogo.

"La reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos."
(Arthur Miller)


12 agosto, MARTES, 19 semana del tiempo ordinario

Ezequiel 2,8–3,4:
Así dice el Señor: «Tú, hijo de Adán, oye lo que te digo: ¡No seas rebelde, como la casa rebelde! Abre la boca y come lo que te doy.»
Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes.
Y me dijo: «Hijo de Adán, come lo que tienes ahí, cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel.»
Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome: «Hijo de Adán, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy.» Lo comí, y me supo en la boca dulce como la miel.
Y me dijo: «Hijo de Adán, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras.»

Salmo 118 R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.

Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R/.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R/.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.

Mateo 18,1-5.10.12-14:
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA
Ezequiel es el gran Profeta del Destierro. Desde la terrible experiencia que vive el pueblo de Israel, Dios se hace presente en su vida y lo elije para que sea su Profeta. En el texto hay una invitación y una misión. Dios le invita a comulgar con su Palabra y le envía a su Pueblo. Ezequiel no desconoce las dificultades e incomprensiones que le esperan de un pueblo rebelde e infiel. Y acepta ser el Profeta, el «centinela» de Dios y su vida será una entrega generosa a esta misión.
La Iglesia necesita también profetas que comprometan su vida en el servicio del Evangelio. Ella misma debe ser y sentirse llamada a dar testimonio de Cristo a tiempo y destiempo con su propia vida.
El Evangelio nos presenta la escala de valores de Jesús en contraste con la de la sociedad e incluso la que dominaba a sus discípulos. El Señor es bien expresivo colocando a un niño, un «criadito» en el centro, en el corazón de la comunidad. Es la actitud de Jesús, una actitud de servicio que quiere para los suyos porque sabe que, sólo así, pueden ser felices en plenitud, sólo así es posible experimentar el Amor de Dios. Hay que cambiar y convertirnos para ver cómo nos ve Dios desde su corazón de Padre.
Hacerse como un niño no es ninguna ingenuidad, sino la expresión más perfecta de las Bienaventuranzas. Es un compromiso de vida al que nos llama Jesús y que nos aleja de los esquemas que dominan la sociedad de consumo, donde tantas veces el hombre es sólo un instrumento y no un valor por sí mismo. Ser como un niño es una tarea ardua, pero que merece la pena porque implica renunciar a la soberbia, a la autosuficiencia, reconocer que nosotros solos nada podemos. Ser pequeños exige creer como creen los niños, pedir como piden los niños. Su amor es siempre joven porque olvida con facilidad las experiencias negativas: no las almacena en su alma, como hace quien tiene alma de adulto.
La parábola de la oveja perdida ejemplifica esta actitud. Todos somos importantes en la comunidad de Jesús, pero especialmente los más pequeños, los que se sienten perdidos en una sociedad que los desprecia y arrincona. Hay que ir a buscarlos allí donde se encuentren. En medio de la soledad, de la pobreza. Donde el hombre es descartado porque no «encaja» en los parámetros de valores sociales.


LA VOZ DE Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa, Pequeño diario § 244

Siento que soy toda de Dios, sé que soy su hija, siento que soy toda entera propiedad de Dios. Experimento eso incluso de manera física y sensible. En todo estoy completamente tranquila porque sé que pensar en mí es asunto del Esposo. Me olvido completamente de mí misma.


11 agosto, LUNES, 19 semana del tiempo ordinario


Ezequíel 1,2-5.24–2,1a:

El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequíel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar.
Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venia del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro. En medio de éstos aparecia la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecia un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra.

Salmo 148 R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R/.

Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R/.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.


Mateo 17,22-27:

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó: «A los extraños.»
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA

Iniciamos hoy la lectura de un nuevo profeta, Ezequiel. Lectura que se prolongará durante dos semanas.

Ezequiel es un profeta muy singular, lleno de fantasía, imaginativo, con un lenguaje cargado de simbolismos. Era sacerdote en Jerusalén cuando, junto con otros muchos israelitas, fue deportado al destierro de Babilonia. Es un profeta, por tanto, que comparte con el pueblo la experiencia del mayor desastre nacional y religioso. Estamos entre los años 597-570 antes de Cristo.

Allí, junto al río Quebar, tiene las primeras visiones, con las que Dios quiere dar a entender a los que están en el destierro, pero también a los que se han quedado en Jerusalén -por poco tiempo, porque a la primera deportación va a seguir pronto la segunda-, cuáles son sus planes de salvación.

a) El pueblo está en el destierro. El profeta Ezequiel, también. Y a orillas del río, el profeta tiene la primera visión misteriosa.

Una visión mezcla de elementos cósmicos (viento, nube, relámpagos) y misteriosos: cuatro seres vivientes, con estrépito de alas, y sobre todo uno en forma humana, rodeado de luz y fuego. El profeta nos explica esta figura: «era la apariencia visible de la Gloria del Señor».

Esto es lo principal: también allí, en tierra extranjera, les alcanza la mano bondadosa de Dios. Dios ha viajado con su pueblo al destierro. Se abre la puerta de la esperanza.

b) En los períodos más dramáticos de la historia, Dios sigue cercano a su pueblo, suscitando profetas que ayuden a sus hermanos y les transmitan su voz. Personas que viven las mismas dificultades que los demás, y así, desde esa solidaridad, ejercen su misión profética.

Ante una desgracias personal o colectiva, estaría mal hecha la pregunta: ¿cómo lo permite Dios? ¿dónde está Dios en este momento? Porque el primero que compadece (que «padece-con») es Dios. Como cuando su pueblo sufría en Egipto. Como cuando pasaba hambre y sed en el desierto. Como cuando está en el destierro. Nunca deberíamos perder esta convicción. Aunque no sepamos explicarnos el porqué de los males que nos pasan ahora.

Probablemente, no tendremos visiones de ciencia ficción como las de Ezequiel para transmitir a los demás. Pero, si tenemos fe, sabremos ver la cercanía de Dios en los acontecimientos, en las personas, en la Iglesia, en sus sacramentos.


LA VOZ DE SAN AMBROSIO
La esperanza, en efecto, es causa de salvación, como lo es también la fe, de la cual se dice en el evangelio: Tu fe te ha salvado.

10 agosto, DOMINGO 19 del tiempo ordinario

del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-13a

En aquellos días, cuando Ellas llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo:
«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! »
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacia trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego.
Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Salmo 84  R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: 
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» 
La salvación está ya cerca de sus fieles, 
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, 
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto. 
La justicia marchará ante él, 
la salvación seguirá sus pasos. R.


Pablo a los Romanos 9, 1-5

Hermanos:
Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.
Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Mateo 14, 22-33

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida: 
- «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» 

Pedro le contestó:
- «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» 
Él le dijo:
- «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
- «Señor, sálvame.»
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: 
- «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» 
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: 
- «Realmente eres Hijo de Dios.»







"EN MEDIO DE LA CRISIS
      
No es difícil ver en la barca de los discípulos de Jesús, sacudida por las olas y desbordada por el fuerte viento en contra, la figura de la Iglesia actual, amenazada desde fuera, por toda clase de fuerzas adversas, y tentada desde dentro, por el miedo y la poca fe. ¿Cómo leer este relato evangélico desde la crisis en la que la Iglesia parece hoy naufragar?

Según el evangelista, “Jesús se acerca a la barca caminando sobre el agua”. Los discípulos no son capaces de reconocerlo en medio de la tormenta y la oscuridad de la noche. Les parece un “fantasma”. El miedo los tiene aterrorizados. Lo único real es aquella fuerte tempestad.

Este es nuestro primer problema. Estamos viviendo la crisis de la Iglesia contagiándonos unos a otros desaliento, miedo y falta de fe. No somos capaces de ver que Jesús se nos está acercando precisamente desde esta fuerte crisis. Nos sentimos más solos e indefensos que nunca.

Jesús les dice tres palabras: “Ánimo. Soy yo. No temáis”. Solo Jesús les puede hablar así. Pero sus oídos solo oyen el estruendo de las olas y la fuerza del viento. Este es también nuestro error. Si no escuchamos la invitación de Jesús a poner en él nuestra confianza incondicional, ¿a quién acudiremos?

Pedro siente un impulso interior y sostenido por la llamada de Jesús, salta de la barca y “se dirige hacia Jesús andando sobre las aguas”. Así hemos de aprender hoy a caminar hacia Jesús en medio de la crisis: apoyándonos, no en el poder, el prestigio y las seguridades del pasado, sino en el deseo de encontrarnos con Jesús en medio de la oscuridad y las incertidumbres de estos tiempos.

No es fácil. También nosotros podemos vacilar y hundirnos como Pedro. Pero lo mismo que él, podemos experimentar que Jesús extiende su mano y nos salva mientras nos dice: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?”.

¿Por qué dudamos tanto? ¿Por qué no estamos aprendiendo apenas nada nuevo de la crisis? ¿Por qué seguimos buscando falsas seguridades para “sobrevivir” dentro de nuestras comunidades, sin aprender a caminar con fe renovada hacia Jesús en el interior mismo de la sociedad secularizada de nuestros días?

Esta crisis no es el final de la fe cristiana. Es la purificación que necesitamos para liberarnos de intereses mundanos, triunfalismos engañosos y deformaciones que nos han ido alejando de Jesús a lo largo de los siglos. Él está actuando en esta crisis. Él nos está conduciendo hacia una Iglesia más evangélica. Reavivemos nuestra confianza en Jesús. No tengamos miedo.José Antonio Pagola.



9 agosto, sábado, 18 semana del tiempo ordinario
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) copatrona de Europa


de la profecía de Oseas 2, 16b. 17b. 21-22

Así dice el Señor: "Yo me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor".


Sal 44 Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor R/.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra. R/.

Mateo 25,1-13:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".



Para vivir esta Palabra

“Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón”. Eso fue lo que hizo Dios con Edith Stein. De familia judía, convertida al catolicismo, monja carmelita, brillante filósofa, codeándose con los mejores filósofos de su tiempo, luchadora por los derechos de la mujer, viviendo las dos grandes guerras mundiales, deportada por ser judía al campo de concentración de Auschwitz, donde fue ejecutada. A través de las mil vicisitudes que vivió, Dios la cortejó, le habló a su corazón. Así resumía ella su vida: “Lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada”. Es lo mismo que podemos afirmar todos nosotros, seguidores de Jesús. Dios, nuestro Padre, cuida de nosotros, hasta “los cabellos de nuestra cabeza los tiene contados”.

En el verano de 1921, cayó en sus manos la autobiografía de Teresa de Ávila. Después de leerla durante toda la noche, afirmó: “Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad”. Y después de un cierto tiempo, ingresó en las carmelitas.

¿Cómo podemos leer los cristianos de hoy esta parábola del reino de Dios y las diez doncellas? Hace tiempo que el Esposo, que Cristo Jesús ha llegado a nuestra vida, nos ha seducido, nos ha invitado a seguirle, hemos prometido seguirle donde quiera que vaya. Lo nuestro, cada mañana, al despertar la aurora, es mantenernos en contacto con él, agudizar nuestro oído para escuchar sus palabras de vida, es abrirle, más y más, nuestro corazón, para que se apodere de él, y sea el señor de nuestra vida, el que dirija nuestro pasos.

Edith Stein, posteriormente Teresa Benedicta de la Cruz, nació en la ciudad alemana de Breslavia el 12 de octubre de 1891. Falleció en Auschwiitz el 9 de agosto de 1942. Juan Pablo II la canonizó el 11 de octubre de 1998. Es copatrona de Europa.


8 agosto, viernes de la 18 semana del tiempo ordinario


Libro de Nahúm 2,1.3.3,1-3.6-7. 

Miren sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque el hombre siniestro no pasará más por ti: ha sido exterminado por completo.
Sí, el Señor ha restaurado la viña de Jacob y la viña de Israel. Los salteadores las habían saqueado y habían destruido sus sarmientos.
¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira, llena de rapiña, que nunca suelta la presa!
¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas, galope de caballos, rodar de carros,
carga de caballería, centelleo de espadas, relampagueo de lanzas! ¡Multitud de víctimas, cuerpos a montones, cadáveres por todas partes! ¡Se tropieza con los cadáveres!
Arrojaré inmundicias sobre ti, te cubriré de ignominia y te expondré como espectáculo.
Así, todo el que te vea huirá lejos de ti, diciendo: "¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién se lamentará por ella? ¿Dónde iré a buscar alguien que te consuele?".



Evangelio según San Mateo 16,24-28. 

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".


PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús en el evangelio nos hace ver que no cabe amor sin renuncia. Para aprender a amar hay que aprender a sufrir, a sacrificarse por el ser querido. El que se busca a sí mismo, nunca experimentará el verdadero amor, que nos llena y hace feliz.  Por eso asegura que el que quiera seguirle,  debe empezar por no ponerse a sí mismo en primer lugar, esto es el negarse a sí mismo: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

La señal de la cruz es la señal del cristiano, porque el don de sí, la entrega de uno mismo es el camino del amor, y sólo podemos ser cristianos si nos amamos los unos a los otros, con su mismo Amor.

¿Cómo puedo tomar cada día mi cruz? Una buena manera de hacerlo es sirviendo a los que me rodean con pequeños detalles, y no quejándome ante los inconvenientes típicos de cada jornada, ofreciendo esas dificultades como oportunidad de crecimiento en el amor.

De este modo, no buscándome a mí mismo sino entregándome a los demás, aunque parezca que pierda mi vida, la encontraré. Pues el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. 


La voz de Pablo Cardona: 

Jesús, Tú me has dado el máximo ejemplo de entrega: nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos. Tú has entregado tu vida por tus amigos, por mí. Y por ello tienes el amor más grande, el amor gustoso que llena y hace feliz al alma. Ayúdame a vencer la aparente contradicción de renunciar a mi egoísmo, de modo que aprenda a amar de veras.



7 agosto, jueves de la 18 semana del tiempo ordinario

Jeremías 31,31-34:

Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: «Reconoce al Señor.» Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados. 

Salmo 50 R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/.


Mateo 16,13-23:

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremias o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenla que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tema que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»



PARA VIVIR ESTA PALABRA

Llama la atención que Jesús no elige a Pedro en virtud de sus cualidades personales sino por su fe en él como Hijo de Dios. Pero se trata de una fe que Pedro no se puede adjudicar como una conquista "porque eso no te lo ha revelado ningún mortal sino mi Padre que está en el cielo". Por tanto, Pedro es, sobre todo, un hombre agraciado con el don de la fe. Sobre este don reposa el sentido de su ministerio en la comunidad. Sin esa fe, la autoridad se convierte en mera dominación.

Un segundo aspecto: la potestad de "atar y desatar" que consiste en la potestad de "interpretar la ley" para adaptarla a las nuevas situaciones. De hecho, Pedro así lo hizo. Pensemos en las decisiones que tomó en la asamblea de Jerusalén, tal como se nos narra en el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles.

¿No sería deseable que esto sucediera hoy de una manera más audaz, de una manera parecida a como Jesús interpretaba la ley? Él siempre buscaba liberar a las personas, encontrar salidas donde la rigidez sólo veía puertas cerradas. Si el ministerio de Pedro fuera más en esta línea, ¿no sería un punto de encuentro en el camino ecuménico más que un obstáculo como, de hecho, lo es hoy para muchos hermanos de otras iglesias?


Son nuestras decisiones las que muestran lo que podemos llegar a ser. Mucho más que nuestras propias habilidades.
Joanne Kathleen Rowling - Escritora

6 agosto, miércoles de la 18 semana del tiempo ordinario

Fiesta de la Transfiguración de Jesús


Daniel 7, 9-10. 13-14

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.



Salmo 96 R./ El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
R./ El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R./ El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
R./ El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.



de la segunda carta del apóstol san Pedro. 1, 16-19

Hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo no nos fundábamos en invenciones fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza.
Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: “Éste es mi Hijo Amado, en Él me he complacido”. Esta voz traída del cielo la oímos nosotros estando con Él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

evangelio según san Marcos 9, 2-10

Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador… Se le aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: “ Maestro, ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: “Éste es mi Hijo amado, escuchadlo”.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús…
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos”.




PARA VIVIR ESTA PALABRA

El texto de la transfiguración de Jesús tiene semejanzas con el del Bautismo de Jesús:
-  En las palabras que se escuchan desde el cielo: Este es mi hijo amado, escuchadlo.
- En la unión del cielo y la tierra: en el relato del Bautismo, se abren los cielos, baja el Espíritu en forma de paloma. En este texto de la transfiguración, una nube los cubre y desde el cielo se escucha esa misma voz. Esta unión del cielo y la tierra significa que Dios, en Jesús, está plenamente con nosotros/as.

Ambos relatos están elaborados y escritos después de la Resurrección de Jesús. A la luz de esa experiencia, como ocurre con muchos otros textos de la Biblia, el evangelista trata de decirnos que aquella persona que se bautizó en el Jordán, y aquella persona que subía hacia Jerusalén con sus discípulos e iba a ser crucificada, era alguien divino. Pero eso lo comprendieron después de sentirle vivo, con la experiencia de la Resurrección, experiencia que los cristianos seguimos percibiendo: Jesús está vivo y nos acompaña.

Como ocurre con todas las experiencias profundas de una persona, esta experiencia se da en el interior de cada uno de los discípulos que están con Jesús. Perciben que aquel a quien acompañan hacia Jerusalén, tiene mucho de Dios. Pero en el caso de Jesús, eso de ser de Dios no tiene que ver con grandeza y poder, sino con capacidad de amar y de dar la vida, con su capacidad de vivir para todos, como mostró en tantos encuentros (la samaritana, Zaqueo, el fariseo…).

Que el Padre nos conceda el don de descubrir y contemplar la claridad de su rostro glorioso y vivificante en el rostro humilde y tan humano del Hijo del hombre, varón  de dolores. Que nos conceda el don de escuchar su palabra de vida y seguir su camino, incluso cubiertos por la oscuridad de la nube. "Contempladlo y quedaréis radiantes" (Sal 33, 6).

El prefacio de la misa de hoy nos ofrece un bello resumen de la Transfiguración de Jesús. Dice así: «Porque Cristo, Señor, habiendo anunciado su muerte a los discípulos, reveló su gloria en la montaña sagrada y, teniendo también la Ley y los profetas como testigos, les hizo comprender que la pasión es necesaria para llegar a la gloria de la resurrección». Una lección que los cristianos no debemos olvidar nunca.

LA VOZ DE ANASTASIO DEL SINAÍ (MONJE DEL SIGLO VII)
Te veo, Dios lleno de amor por los hombres, escondido en una forma humana

5 agosto, martes de la 18 semana del tiempo ordinario


Jeremías 30,1-2.12-15.18-22:

Palabra que Jeremías recibió del Señor: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Escribe en un libro todas las palabras que he dicho. Porque así dice el Señor: "Tu fractura es incurable, tu herida está enconada; no hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida. Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan, porque te alcanzó el golpe enemigo, un cruel escarmiento, por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados. ¿Por qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable; por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados, te he tratado así." Así dice el Señor: "Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas; sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad, su palacio se asentará en su puesto. De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría. Los multiplicaré, y no disminuirán; los honraré, y no serán despreciados. Serán sus hijos como en otro tiempo, la asamblea será estable en mi presencia. Castigaré a sus opresores. Saldrá de ella un príncipe, su señor saldrá de en medio de ella; me lo acercaré y se llegará a mí, pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí? –oráculo del Señor–. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."»

Salmo 101 R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.

Mateo 14,22-36:

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.» Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

PARA VIVIR ESTA PALABRA


Hoy podemos fijar la mirada en Jesús que se queda un rato más para despedir a la gente que había estado escuchándolo y luego comiendo. La gente ni se ha caido en la cuenta del milagro de la multiplicación y parece que los discípulos tampoco. Jesús les pide que vayan delante y se vayan en la barca. Debe ser ya tarde, pero Él no tiene prisa, se queda el último. 

Es realmente sorprendente contemplar a Jesús, a este Dios distinto y único que rompe todos los esquemas. Se queda el último despidiendo a la gente. En el mundo, toda la gente es la que despide al "importante" y se va el primero. Los últimos son los que se quedan a recoger, los que no cuentan. Jesús se queda el último despidiendo, terminando aquel encuentro-convivencia. Sin prisa. Después se irá al monte solo a orar. No se puede pasar por la vida "funcionando", viviendo un acontecimiento después de otros sin meditarlos, sin pasarlos por el corazón. Se lo enseñó su madre María. Hay experiencia, hay sabiduría cuando uno sabe pararse a solas y orar al Padre. 

Podemos pensar y proponernos imitar a Jesús en estos dos gestos de hoy: despedir a la gente (ser amables) quedarse el último y orar a solas. Gestos de cortesía, de acompañar a las personas, mostrar afecto, no dejar a las personas como si fueran cosas, pensar en ellas más que en el "cansancio" de uno mismo. Lo contrario solemos decir que es irse "a la francesa" sin decir adiós, saltándose las reglas de educación. Jesús muestra educación y afecto. Decir adiós con una sonrisa, saludar con una buena palabra, con un buen apretón de manos o como en cada cultura se sepa hacer sentir al otro/a que es importante. Jesús sabe ser cercano porque realmente sabe crear espacios para compartir, más allá de lo que pudiera ser un "compromiso social". Con Él no hay distancias. 

Y orar. Orar es hablar con quien sabemos nos ama y escucha complacido. Cuánto le hablaría Jesús aquella tarde-noche al Padre de aquellos con los que había compartido el pan y los peces, que lo habían escuchado, a los que había despedido con cariño deseándoles una buena vuelta a casa y no olvidar lo allí vivido. 

5 agosto: Fiesta de la Dedicación de la basílica de santa María la mayor en Roma. Virgen de las Nieves

SANTA MARIA LA MAYOR
NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES
5 DE AGOSTO

LA LEYENDA
Una deliciosa leyenda da origen a la devoción de Roma a la Virgen de las Nieves.  Leyenda, que inmortalizó en la misma basílica un discípulo de Giotto, pintando el suceso extraordinario en la misma Basílica de Santa María la Mayor, donde permanece.  La escena: Está dormido el papa Líborio, con la mitra al Iado; y sobre él hay ángeles y llamas. Delante está la Virgen. En otro cuadro, Juan, el fabuloso patricio que dedicará su fortuna a la construcción de la basílica también está dormido y es iluminado por una aparición. Era un sueño doblemente milagroso. La Virgen hace descender una copiosa nevada sobre el monte Esquilino, diciéndoles que quiere se le consagre el campo nevado. El pueblo acogió la leyenda alborozado, los artistas la reprodujeron en sus lienzos. los poetas la cantaron en sus odas, y Santa María la Mayor sigue siendo todavía Nuestra Señora de las Nieves. Nieve en el ferragosto en Roma era para colapsar la atención, ya que el hecho ocurre en la noche del 4 al 5 de agosto, los días más calurosos de la canícula romana.
RESUELTAS LA DUDAS DEL PIADOSO MATRIMONIO PROCER
Juan y su esposa, matrimonio sin hijos, que pensaban a qué dedicarían su copioso patrimonio, se dirigen a contar su visión al papa Liberio, que había recibido la misma revelación. El Pontífice, todavía impresionado por el sueño extraordinario organizó una procesión hacia el lugar señalado por la Madre de Dios. Estupefactos y maravillados quedaron todos al ver un trozo del monte Esquilino, acotado y cubierto por la nieve fresca y blanca, recién llovida, con lo que la Virgen  manifestaba su deseo de que allí se levantase un templo en su honor. Repetidas son las veces en que María pide la construcción de templos, lugares de oración, por la importancia que tiene para el mundo la plegaria, presagio de lluvia de gracias y bendiciones. Basta pensar en Fátima y en Lourdes.
LOS ARTISTAS
El pintor Murillo inmortalizó también esta leyenda En él aparece el matrimonio contando la visión al Papa, y en el fondo se contempla la procesión y el campo nevado. También otros artistas reprodujeron en sus cuadros este milagro y los poetas lo cantaron en sus versos.
Bartolomé Murillo, fundación de la Basílica Santa Maria Mayor

ARRAIGO EN ROMA
La devoción a la Virgen de las Nieves arraigó fuertemente en el pueblo romano hasta trapasar los límites de las fronteras y a extenderse por toda la cristiandad. En su honor se levantan hoy templos por todo el mundo, y muchas mujeres cristianas que llevan el bendito nombre de la Santísima Virgen de las Nieves.
 Nuestra Señora de las Nieves es lo mismo que Santa María la Mayor, primera iglesia que se levantó en Roma en honor de María y una de las más suntuosas de Roma, por lo que mereció el título de la Mayor. Así se la distinguía de las otras sesenta iglesias que tenía la Ciudad Eterna dedicadas a Nuestra Señora. 
VARIAS ETAPAS  DE LA BASILICA
Esta basílica ha pasado por bastantes vicisitudes a través de los tiempos. Situada en el Esquilino, una de las siete colinas de Roma, durante la República era necrópolis y paseo público bajo el Imperio de Augusto, donde el opulento Mecenas tenía unos jardines. Allí estaba la torre desde la cual contempló Nerón el incendio de Roma y allí había un templo dedicado a la diosa Juno, al que acudían las parejas de novios para implorar sus buenos auspicios. Aquí quiso la Reina del Cielo poner su morada. En el corazón de la urbe introduce su planta virginal y Roma se abrirá al amor de la Madre. Aún no estaba consagrada a María y era designada como basílica Sociniana. Allí habían luchado los partidarios del papa Dámaso con los secuaces del antipapa Ursinoa finales del siglo IV. Es conocida también como basílica Liberiana por su fundador, el papa Liborio, que es el papa del sueño milagroso.
En el siglo V la reconstruye Sixto III, quien la consagra a la Virgen.
El gran triunfo de María  en el Concilio de Efeso ocurrió  cuando en 431 cuando los padres del tercer concilio ecuménico  proclamaron la maternidad divina de María contra el hereje Nestorio. Este acontecimiento desató una crecida ola de amor a la Virgen que recorrió toda la cristiandad de oriente a occidente, pues la maternidad divina de María es el más grande de los privilegios de María y la raíz de todas sus grandezas.