6 julio, DOMINGO 14 del tiempo ordinario



EVANGELIO según san MATEO 11,25-30 



En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues así te ha parecido bien. 

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» 


PARA VIVIR ESTA PALABRA


En el Evangelio de Mateo, el discurso de la Misión ocupa todo el capítulo 10. En la parte narrativa que sigue después, los capítulos 11 y 12, se describe cómo Jesús realiza la Misión. Aparecen incomprensiones y resistencias que Jesús debe afrontar. Juan Bautista, que miraba a Jesús con una mirada del pasado, no lo comprende (Mt 11, 1-15). El pueblo, que miraba a Jesús sólo por interés, no es capaz de entenderlo (Mt 11, 16-19). Las grandes ciudades en torno al lago, que habían oído la predicación y habían visto los milagros, no quieren abrirse a su mensaje (Mt 11, 20-24). Los escribas y doctores que juzgaban todo a partir de su ciencia, no son capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Ni siquiera los parientes lo entienden (Mt 12,46-50). Sólo los pequeños entienden y aceptan la buena nueva del Reino (Mt 11,25-30). Los otros quieren sacrificios, pero Jesús quiere misericordia (Mt 12,8). La resistencia contra Jesús lleva a los fariseos a intentar matarlo (Mt 12,9-14). Ellos lo llaman Beelzebul (Mt 12, 22-32). Pero Jesús no cede; él continúa asumiendo la misión del Siervo, descrito por el profeta Isaías (Is 43, 1-4) y citado al completo por Mateo (Mt 12, 15-31). 



* Este contexto de los capítulos 10-12 sugiere que la aceptación de la buena nueva por parte de los pequeños es la realización de la profecía de Isaías. Jesús es el Mesías esperado, pero es diverso de lo que la mayoría imaginaba. No es el Mesías glorioso nacionalista, ni siquiera un juez severo, ni un Mesías rey poderoso. Sino que es el Mesías humilde y siervo que "no rompe la caña cascada, ni apagará la mecha humeante" (Mt 12,20). Él proseguirá luchando, hasta cuando la justicia y el derecho prevalezcan en el mundo (Mt 12,18. 20-21). La acogida del Reino por parte de los pequeños es la luz que brilla (Mt 5,14), es la sal que da sabor (Mt 5,13), es el grano de mostaza que (una vez convertido en árbol grande) permitirá a las aves del cielo anidar entre sus ramas (Mt 13, 31-32). 




Breve comentario a las palabras de Jesús: 




* Mateo 11, 25-26: Sólo los pequeños pueden entender y aceptar la buena nueva del Reino. 



De frente a la acogida del mensaje del Reino por parte de los pequeños, Jesús tiene un gran gozo y espontáneamente, transforma su gozo en una oración al Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así te plugo". Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes en torno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios (Mt 15, 1-9). Ellos pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. Los sabios y doctores no conseguían entender tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes harán bien en convertirse en discípulos de estos pequeños. 



¡Jesús oraba mucho! Oraba con los discípulos, oraba con el pueblo, oraba solo. Pasaba noches enteras en oración. Llegó a resumir todo su mensaje en una oración de siete peticiones, que es el Padre Nuestro. A veces, como en este caso, los evangelios nos informan del contenido de la oración de Jesús (Mt 11,25-26; 26-39; Jn 11,41-42; 17,1-26). Otras veces nos dan a conocer que Jesús rezaba los Salmos (Mt 26,30; 27,46). En la mayoría de los casos, sin embargo, dicen simplemente que Jesús oraba. 



En el Evangelio de Mateo, el término pequeños (elajistoi, mikroi, nepioi) a veces indican a los niños, otras veces indica sectores excluídos de la sociedad. No es fácil distinguir. A veces lo que se llama pequeño en un evangelio, es llamado niño en otro. Además, no siempre es fácil distinguir entre lo que pertenece a la época de Jesús y lo que es, por el contrario, del tiempo de las comunidades para las que han sido escritos los evangelios. Pero, aun siendo esto así, lo que resulta claro es el contexto de exclusión que reinaba en aquella época y la imagen de persona acogedora de los pequeños (los que no cuentan) que las comunidades primitivas tenían de Jesús. 



* Mateo 11,27: El origen de la nueva Ley: el Hijo conoce al Padre
Jesús siendo el Hijo, conoce al Padre y sabe lo que el Padre quería, cuando en el pasado, había llamado a Abrahán y a Sara para formar un pueblo o cuando consignó la Ley a Moisés para reforzar la alianza. La experiencia de Dios como Padre ayudaba a Jesús a entender de una manera nueva las cosas que Dios había dicho en el pasado. Lo ayudaba a reconocer errores y límites, dentro de los cuales la buena nueva de Dios había estado prisionera de la ideología dominante. La intimidad con el Padre le ofrecía un criterio nuevo que lo colocaba en contacto directo con el autor de la Biblia. Jesús no iba de la letra a la raíz, sino de la raíz a la letra. Él buscaba el sentido en la fuente. 



* Mateo 11,28-30 
Jesús invita a todos aquéllos que están cansados y promete su descanso. El pueblo de aquel tiempo, vivía cansado, bajo el doble peso de los impuestos y de las observancias exigidas por las leyes de pureza. Y Jesús dice: "Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera". A través del Profeta Jeremías Dios había invitado al pueblo a investigar en el pasado para conocer qué camino bueno podría dar descanso a las personas (Jeremías 6,16). Este camino bueno aparece ahora en Cristo. Jesús ofrece descanso . Él es el camino (Jn 14,6). 



Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Como Moisés, Jesús era manso-amable y humilde (Num 12,3). Muchas veces esta frase ha sido manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiso decir es todo lo contrario. Él pide que el pueblo, para poder entender las cosas del Reino, no le dé tanta importancia a "los sabios y doctores" esto es, a los profesores oficiales de la religión del tiempo y que confíen más en los pequeños. Los oprimidos deben comenzar a aprender de Él, de Jesús, que es "manso y humilde de corazón". 



En la Biblia muchas veces la palabra humilde es sinónimo de humillado. Jesús no hacía como los escribas que se envanecían de su ciencia, sino que era como el pueblo humilde y humillado. Él, el Maestro, sabía por experiencia qué pasaba por el corazón del pueblo y cuánto el pueblo sufre en la vida de cada día. 





ALGUNAS PREGUNTAS 



a) ¿Cuál es el punto del texto que más ha llamado mi atención y que más me gusta? 
b) En la primera parte (25-27), Jesús se dirige al Padre.¿qué imagen tengo de Dios? ¿Cómo y cuándo alabo al Padre? 
c)¿Qué es lo que a mi se me hace más pesado y me cansa más? 
d) ¿Qué me da descanso? 
e) ¿Cómo pueden las palabras de Jesús ayudar (ayudar-me-nos) a ser un “lugar de reposo” para nuestras vidas? 



Reza el salmo 62:           sólo en Dios descansa mi alma   


2Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
3sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

4¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre 
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

5Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

6Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
7sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

8De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

9Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

10Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

11No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

12Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
13y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras».



Dicen los expertos:
 “Las personas que están más relajadas son aquellas que saben concederse ese tiempo de desconexión con las actividades cotidianas y de conexión con una misma”.
“Una condición para mantener la salud psíquica es dedicar una o dos horas al día, y uno o medio día cada semana, por ejemplo una mañana o una tarde, a no hacer nada, de manera consciente y deliberada, dedicándose a estar a solas con uno mismo sin las ocupaciones ni preocupaciones habituales”




Comentario de J.A. Pagola: TRES LLAMADAS DE JESÚS 
         El evangelio de Mateo ha recogido tres llamadas de Jesús que hemos de escuchar con atención sus seguidores, pues pueden transformar el clima de desaliento, cansancio y aburrimiento que a veces se respira en alguno sectores de nuestras comunidades.
         “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados. Yo os aliviaré”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven su religión como una carga pesada. No son pocos los cristianos que viven agobiados por su conciencia. No son grandes pecadores. Sencillamente, han sido educados para tener siempre presente su pecado y no conocen la alegría del perdón contínuo de Dios. Si se encuentran con Jesús, se sentirán aliviados.
         Hay también cristianos cansados de vivir su religión como una tradición gastada. Si se encuentran con Jesús, aprenderán a vivir a gusto con Dios. Descubrirán una alegría interior que hoy no conocen. Seguirán a Jesús, no por obligación sino por atracción.
         “Cargad con mi yugo porque es llevadero y mi carga ligera”. Es la segunda llamada. Jesús no agobia a nadie. Al contrario, libera lo mejor que hay en nosotros pues nos propone vivir haciendo la vida más humana, digna y sana. No es fácil encontrar un modo más apasionante de vivir.
         Jesús libera de miedos y presiones, no los introduce; hace crecer nuestra libertad, no nuestras servidumbres; despierta en nosotros la confianza, nunca la tristeza; nos atrae hacia el amor, no hacia las leyes y preceptos. Nos invita a vivir haciendo el bien.
         “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso”.
Es la tercera llamada. Hemos de aprender de Jesús a vivir como él. Jesús no complica nuestra vida. La hace más clara y más sencilla, más humilde y más sana. Ofrece descanso. No propone nunca a sus seguidores algo que él no haya vivido. Nos invita a seguirlo por el mismo camino que él ha recorrido. Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos.
         Hemos de centrar nuestros esfuerzos en promover un contacto más vital con Jesús en tantos hombres y mujeres necesitados de aliento, descanso y paz. Me entristece ver que es precisamente su modo de entender y de vivir la religión lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la experiencia de confiar en Jesús. Pienso en tantas personas que, dentro y fuera de la Iglesia, viven “perdidos”, sin saber a qué puerta llamar. Sé que Jesús podría ser para ellos la gran noticia.
         



5 julio, Sábado

13ª semana del tiempo ordinario

de la profecía de Amós 9,11-15:

Así dice el Señor: «Aquel día, levantaré la tienda caída de David, taparé sus brechas, levantaré sus ruinas como en otros tiempos. Para que posean las primicias de Edom, y de todas las naciones, donde se invocó mi nombre. –oráculo del Señor–. Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios.»

Salmo 84 R/. Dios anuncia la paz a su pueblo

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.» R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.

evangelio según san Mateo 9,14-17:

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA

La práctica del ayuno está ligada, en el Antiguo Testamento y en el judaísmo, a la espera de la venida del Mesías. No comer y no beber vino, equivalía a expresar su insatisfacción del tiempo presente y su espera impaciente de la consolación de Israel. Juan Bautista, en especial, había hecho de esa actitud una ley fundamental de su comportamiento. Por eso, cuando los discípulos de Cristo se dispensan de los ayunos prescritos o espontáneos, dan la impresión de desinteresarse de la venida del Mesías y de negarse a compartir la esperanza mesiánica.

La respuesta de Jesús es aquí muy clara: si los discípulos no ayunan es porque no tienen nada que esperar, puesto que los tiempos mesiánicos han llegado ya: no tienen que acelerar por medio de prácticas ascéticas la venida de un Mesías cuya intimidad están viviendo.

Esa intimidad se romperá, indudablemente, en el momento de la pasión y de la muerte de su Maestro: llegado ese momento ayunarán hasta el momento en que el esposo les sea devuelto en la resurrección y en el reino definitivo.


LA VOZ DE PAPA FRANCISCO
Los tiempos de alegría y las fiestas son para pasar el tiempo felices, llenos de alegría. Si estás en una fiesta, y ves a una persona triste, te preguntas, ¿qué hace este tristón aquí? Es la verdad, no se puede estar triste en las fiestas. Por eso los apóstoles no podían estar tristes cuando estaban con Cristo, porque Él es quien da la felicidad con su sola presencia.

Por eso el distintivo de los cristianos es la alegría en Cristo, esa alegría que llena hasta lo más profundo del alma. Ya lo decía Tertuliano: "mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a morir unos por otros". ¿Cuánto cambiaría el mundo si todos los cristianos vivieramos con profundidad el mandamiento de la carídad?

Vivamos en este día siempre con una sonrisa en los labios, para que Dios nos bendiga y haga felices a todas las personas que estén a nuestro lado.

4 julio, Viernes

13ª semana del tiempo ordinario

Amós 8,4-6.9-12:

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.
Aquel día --oráculo del Señor-- haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo. Mirad que llegan días --oráculo del Señor-- en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.


Salmo 118 R/. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.R.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos. R.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R.

Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R.

Mateo 9,9-13:

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

El Profeta Amós denuncia abusos e injusticias de los poderosos y ricos. En su denuncia, pone a Dios por testigo, poniéndole a favor de los pobres. Y no se contenta con hacerlo en general, pormenoriza las formas distintas mediante las que unos se enriquecen injustamente y otros sufren las consecuencias. Estas mezquindades no fueron exclusivas de los contemporáneos de Amós, sino de todas las épocas, incluida la nuestra. Las formas son distintas, hoy mucho más sofisticadas, pero, en el fondo, lo mismo.

Jesús, en el Evangelio, escoge y llama a Mateo para que le siga como discípulo; este, dejándolo todo, unirá su vida a la del Maestro para aprender de Él, viviendo con Él. ¿Quién le iba a decir a este publicano que sería no sólo apóstol sino uno de los 4 evangelistas y su nombre se sigue pronunciando de generación en generación y en todos los rincones del planeta, y seguirá así. 
Le costaría seguir a Jesús y dejarlo todo, pero fue generoso y valiente Y a Dios nadie le vence en generosidad. 

Mateo, para Marcos, es “Leví, hijo de Alfeo” (2,14), y para Lucas, “Leví” (5,27). Era un recaudador de impuestos. Estos, normalmente, eran ricos, y su riqueza no solía ser muy “limpia”. Vulgarmente se les consideraba, si no ladrones, sí aprovechados y eran mal vistos porque recaudaban impuestos para el "enemigo", Roma. 

Mateo, contento por su cambio de vida, pues en el fondo hacía lo que hacía, pero deseaba hacer otra cosa, por eso se arriesgo a posponerlo todo por Jesús. Comparte su alegría y hace una gran fiesta para celebrar el comienzo de su nueva vida con Jesús.  


CUENTA LA TRADICIÓN QUE SAN MATEO

Después de unos años de apostolado en Palestina, se trasladó a Etiopía de Egipto, donde confirmaba su predicación con multitud de milagros, entre los cuales sobresalió la resurrección de una hija de Egipo, rey de Etiopía. Movido el rey y su familia por este portento, abrazaron la religión cristiana, que se extendió rápidamente por todo el reino.

Después de la muerte del rey, su sucesor Hirtaco pretendió casarse con Epigenia, hija de su predecesor en el reino. Mas, habiendo ésta consagrado a Dios su virginidad por consejo de San Mateo, airado Hirtaco al no conseguir que el apóstol la persuadiera a acceder a sus deseos, ordenó dar muerte a San Mateo mientras celebraba la Eucaristía, uniendo así el apóstol el sacrificio de su vida al de Cristo.

Las reliquias del santo apóstol fueron trasladadas a Salerno (Italia), donde se veneran con gran devoción.




3 julio, Jueves
SANTO TOMÁS APÓSTOL
13ª semana del tiempo ordinario

de la carta a los Efesios 2,19-22

Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Salmo 116 R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Aleluya.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."


PARA VIVIR ESTA PALABRA


Tomás, siempre presente en las cuatro listas del Nuevo Testamento, es presentado en los tres primeros evangelios junto a Mateo (cf. Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 15), mientras que en los Hechos de los Apóstoles aparece junto a Felipe (cf. Hch 1, 13). Su nombre deriva de una raíz hebrea, «ta'am», que significa «mellizo». De hecho, el evangelio de san Juan lo llama a veces con el apodo de «Dídimo» (cf. Jn 11, 16; 20, 24; 21, 2), que en griego quiere decir precisamente «mellizo». No se conoce el motivo de este apelativo.

El cuarto evangelio, sobre todo, nos ofrece algunos rasgos significativos de su personalidad. El primero es la exhortación que hizo a los demás apóstoles cuando Jesús, en un momento crítico de su vida, decidió ir a Betania para resucitar a Lázaro, acercándose así de manera peligrosa a Jerusalén (cf. Mc 10, 32). En esa ocasión Tomás dijo a sus condiscípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él» (Jn 11, 16). Esta determinación para seguir al Maestro es verdaderamente ejemplar y nos da una lección valiosa: revela la total disponibilidad a seguir a Jesús hasta identificar su propia suerte con la de él y querer compartir con él la prueba suprema de la muerte.
Una segunda intervención de Tomás se registra en la última Cena. En aquella ocasión, Jesús, prediciendo su muerte inminente, anuncia que irá a preparar un lugar para los discípulos a fin de que también ellos estén donde él se encuentre; y especifica: «Y adonde yo voy sabéis el camino» (Jn 14, 4). Entonces Tomás interviene diciendo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14, 5). En realidad, al decir esto se sitúa en un nivel de comprensión más bien bajo; pero esas palabras ofrecen a Jesús la ocasión para pronunciar la célebre definición: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6).


Por tanto, es en primer lugar a Tomás a quien se hace esta revelación, pero vale para todos nosotros y para todos los tiempos. Cada vez que escuchamos o leemos estas palabras, podemos ponernos con el pensamiento junto a Tomás e imaginar que el Señor también habla con nosotros como habló con él. Al mismo tiempo, su pregunta también nos da el derecho, por decirlo así, de pedir aclaraciones a Jesús. Con frecuencia no lo comprendemos. Debemos tener el valor de decirle: no te entiendo, Señor, escúchame, ayúdame a comprender. De este modo, con esta sinceridad, que es el modo auténtico de orar, de hablar con Jesús, manifestamos nuestra escasa capacidad para comprender, pero al mismo tiempo asumimos la actitud de confianza de quien espera luz y fuerza de quien puede darlas.


Luego, es muy conocida, incluso es proverbial, la escena de la incredulidad de Tomás, que tuvo lugar ocho días después de la Pascua. En un primer momento, no había creído que Jesús se había aparecido en su ausencia, y había dicho: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20, 25). En el fondo, estas palabras ponen de manifiesto la convicción de que a Jesús ya no se le debe reconocer por el rostro, sino más bien por las llagas. Tomás considera que los signos distintivos de la identidad de Jesús son ahora sobre todo las llagas, en las que se revela hasta qué punto nos ha amado. En esto el apóstol no se equivoca.

Como sabemos, ocho días después, Jesús vuelve a aparecerse a sus discípulos y en esta ocasión Tomás está presente. Y Jesús lo interpela: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente» (Jn 20, 27). Tomás reacciona con la profesión de fe más espléndida del Nuevo Testamento: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20, 28). A este respecto, san Agustín comenta: Tomás «veía y tocaba al hombre, pero confesaba su fe en Dios, a quien ni veía ni tocaba. Pero lo que veía y tocaba lo llevaba a creer en lo que hasta entonces había dudado» (In Iohann. 121, 5). El evangelista prosigue con una última frase de Jesús dirigida a Tomás: «Porque me has visto has creído. Bienaventurados los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29).Esta frase puede ponerse también en presente: «Bienaventurados los que no ven y creen».
En todo caso, Jesús enuncia aquí un principio fundamental para los cristianos que vendrán después de Tomás, es decir, para todos nosotros. (Benedicto XVI)





2 julio, Miércoles
13ª semana del tiempo ordinario

de la profecía de Amós 5,14-15.21-24:

Buscad el bien y no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor Dios de los ejércitos, como deseáis. Odiad el mal, amad el bien, defended la justicia en el tribunal. Quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, del resto de José.
«Detesto y rehúso vuestras fiestas --oráculo del Señor--, no quiero oler vuestras ofrendas. Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán; no aceptaré los terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias. Retirad de mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la cítara; fluya como el agua el juicio, la justicia como arroyo perenne.»




Salmo 49 R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
"yo, Dios, tu Dios".» R.

«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.» R.

«Pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.» R.

«Si tuviera hambre, no te lo diría:
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?» R.

«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R.



evangelio según san Mateo 8,28-34:

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?» Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara.» Jesús les dijo: «Id.» Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

PARA VIVIR ESTA PALABRA

“Buscad el bien y viviréis”. El profeta Amós, es uno de los más críticos del culto vacío, es decir, sin coherencia de vida entre lo que se cree, se celebra y se hace en el día a día.  Y es que en su época, siglo VIII antes de Cristo, junto a las peregrinaciones habituales a los grandes santuarios coexistían tremendas injusticias sociales y muchísimas situaciones de pobreza y opresión. Amós critica esta perversión del culto: el creer que ese es el espacio fundamental donde buscar a Dios, donde descubrir su presencia y donde responder a ella: “Detesto y rehúso vuestras fiestas, no quiero oler vuestras ofrendas. 

¿Dónde, pues, encontrar a Dios? Amós nos invita a la búsqueda del bien que es, al mismo tiempo, búsqueda de la justicia: ahí está el camino de la vida, ahí está Dios.

CERDOS y demonios:  Los tres evangelios sinópticos aportan este relato extraño de unos "demonios" que fueron expulsados y que al salir ¡se fueron a los cerdos de una piara! Marcos sitúa a los dos endemoniados entre los Gerasenos (Marcos 5, 1). Lucas, entre los Gergesenos (Lucas 8, 26) y Mateo entre los Gadarenos (Mateo 8, 28).   Podríamos preguntarnos: ¿cuál de los tres es verdadero si, en el evangelio, se buscara sólo un documento histórico, materialmente preciso como un reportaje? El Padre Lagrange, gran exégeta católico, subraya que "vale más un acuerdo tácito que manifiesto". Las divergencias de los evangelios, lejos de ser un escándalo ponen en mayor relieve su acuerdo profundo en lo que es esencial. Dos documentos, si uno de ellos es copia servil del otro sólo cuentan como uno. Lo significativo es que sean dos o tres los documentos que se cruzan -coinciden- en lo esencial, conservando cada uno su autonomía, y aun, quizá, sus errores de detalle. Esto es humano. Sabemos cuán fácil es la deformación de los "nombres propios".  

-Desde el cementerio dos endemoniados salieron al encuentro de Jesús; eran tan peligrosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino... Mateo cita a "dos", Marcos y Lucas "uno" (?) Nueva ilustración de la ley enunciada arriba.  

El panorama es siniestro. A orillas del lago hay unos senderos en cuesta abrupta y rocosa, con grutas y tumbas: guaridas de bandoleros y de anormales, que roban a los transeúntes... El demonio encuentra allí buena clientela. 

-Empezaron a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?" Ya hemos notado, en el relato de Marcos, esa lucidez extraordinaria de los demonios que, en general, ven más claro que los hombres. "Antes de tiempo". Parece hacer alusión a la Hora del Juicio final, en la que todas las fuerzas del mal serán reducidas a la impotencia... ¡los demonios lo saben! Pero Jesús -¡te lo agradecemos mucho!- va a anticipar ese día para que todos tengamos confianza en esta victoria final y definitiva.  

Señor, yo creo en esa Hora. La espero. Por ella me esmero. El mal será definitivamente vencido.

LA VOZ DE NOEL QUESSON
-El simbolismo que envuelve a los demonios: tumbas... cerdos... una violencia furiosa que impide a los hombres...   Los dos primeros símbolos son comunes a Marcos y a Lucas. El tercero es propio de Mateo: "impedían a las gentes de transitar por ese camino". Sí, las fuerzas del mal atacan al hombre, le desvían de su ruta normal, le impiden de realizar su camino. El mal hace su juego contra el hombre... aun cuando toma la apariencia de ser su placer o su bien. ¡Es preciso desenmascarar a Satán, "aquel que impide al hombre de pasar"!  -He aquí que la piara entera se abalanzó al lago, acantilado abajo, y murió ahogada.

Este detalle nos choca. Corresponde a un esquema mental judío que no llegaremos a percibir. El "cerdo" era un animal "impuro", cuya carne estaba prohibida comer (Lv 11, 7-8).  Jesús encuentra una piara en territorio pagano. Por medio de ese gesto espectacular, hace una catequesis popular para mostrar de manera sensible que el Mal será "tragado por el mar". La Bestia del Apocalipsis (19, 2O), también es precipitada al "mar de fuego".   
-Los porquerizos salieron huyendo, llegaron al pueblo y lo contaron todo incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo salió adonde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que abandonase su país...   A Jesús no le cuesta trabajo sacar a los demonios. En cambio choca con la incomprensión de los hombres. El relato termina con la declaración de un fracaso dramático: ¡Jesús es expulsado! El camino que conduce a Dios está abierto, los demonios lo interceptan, pero los hombres se resisten a comprometerse. Señor. sana el mal uso de nuestra libertad.

  • “Dos endemoniados salieron a su encuentro”

La escena del Evangelio de hoy nos presenta a dos endemoniados saliendo al encuentro de Jesús. En la cultura judía estar endemoniado significa estar poseído por una realidad poderosa y diabólica, una realidad que destruye a la persona. Los dos endemoniados de nuestro relato salen al encuentro de Jesús desde el cementerio, es decir, un lugar de muerte y por tanto excluido de la vida. Según muchos exegetas actuales, esta situación tendría que ver más con algún tipo de enfermedad relacionada con alguna situación de conflicto interno de la persona, pero esto no era así en la cultura de entonces. En cualquier caso nos encontramos a dos personas que están rotas, víctimas de un mal que ha destruido su identidad y ante el que se sienten impotentes.
¡Cuántas personas encontramos hoy a nuestro alrededor de las que nos impresiona el deterioro que tienen! Seguramente nos hemos preguntado cómo han llegado a esa situación, qué es lo que han podido vivir, sufrir; quizás tiene que ver con experiencias afectivas, pero también con problemas sociales. Un mundo que nuestra sociedad quisiera “barrer” de nuestras calles, esconder y que muchas veces nosotros mismos tratamos de evitar.
Jesús no evita el contacto con estos hombres, al contrario, se acerca a ellos. La reacción de estos, sin embargo, es de recelo, incluso de agresividad. Acostumbrados a la marginación y al rechazo ¿Qué podían esperar de alguien que pasa a su lado? Sin embargo, al mismo tiempo, son capaces de reconocer en Jesús la presencia de Dios y por tanto de vislumbrar una esperanza de salvación para sus vidas en aquel hombre que tienen delante.
Y Jesús actúa y lo hace con la fuerza de su Palabra. No sólo expulsa “los demonios”, sino que los destruye y este gesto se convierte en signo de ese Reino que está irrumpiendo: es el amor de Dios el que sana y el que libera de forma definitiva frente a cualquier tipo de opresión, el que restaura la identidad profunda de hijos, el que nos reintegra al espacio de la vida.


1 julio, MARTES
13ª semana del tiempo ordinario

de la profecía de Amós 3,1-8;4,11-12:

Escuchad esta palabra que dice el Señor, hijos de Israel, a todas las familias que saqué de Egipto:

"A vosotros solos os escogí, entre todas las familias de la tierra; por eso os tomaré cuentas por vuestros pecados. ¿Caminan juntos dos que no se conocen? ¿Ruge el león en la espesura sin tener presa? ¿Alza su voz el cachorro en la guarida sin haber cazado? ¿Cae el pájaro por tierra si no hay una trampa? ¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado? ¿Suena la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede una desgracia en la ciudad que no la mande el Señor? Que no hará cosa el Señor sin revelar su plan a sus siervos, los profetas. Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor, ¿quién no profetiza? Os envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y fuisteis como tizón salvado del incendio, pero no os convertisteis a mí –oráculo del Señor–. Por eso, así te voy a tratar, Israel, y, porque así te voy a tratar, prepárate a encararte con tu Dios".

Salmo 5 R/. Señor, guíame con tu justicia

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R/.

Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia. R/.

evangelio según san Mateo 8,23-27:

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: "¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!"
Él les dijo: "¡Cobardes! ¡Qué poca fe!"
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"




Para vivir esta Palabra

Amós trata de hacer más consciente a Israel de que la elección de Dios no es ningún privilegio, sino una responsabilidad, una exigencia de fidelidad y justicia. Le exigirá más que a los otros pueblos porque ha establecido con él una Alianza eterna. Por eso mismo Israel ha de ser más consciente de ese compromiso y no caer en la tentación del mal y la infidelidad.

El Profeta es bien consciente de la Misión a la que ha sido llamado. Dios ha hablado y el pueblo debe escuchar su Palabra. Aunque resulte molesto, aunque parezca a destiempo. No hay acción sin consecuencias. Tiene que darse cuenta de que la infidelidad, el pecado tienen unas consecuencias. Vendrán días difíciles, pero, a pesar de todo, Dios estará con su pueblo. La Iglesia, nuevo Israel hoy,  está necesitada de profetas que, a tiempo y destiempo, hagan presente al Señor.

«¿Por qué tenéis miedo?»
El episodio de la tempestad es una metáfora de la crisis de fe. Utilizar metáforas para expresar los pensamientos o emociones es una forma de enriquecer el lenguaje. Si digo "llegué volando" indico que llegué presurosamente. Asi la barca en medio de una tormenta que casi  la hace casi desaparecer es una figura clásica de la Iglesia en medio de las crisis y dificultades de cada tiempo histórico, en la actualidad.

Los discípulos entran animosos en la barca (la comunidad de creyentes) tras Jesús. Van a tierra de gentiles. Y Jesús se queda dormido. Entonces se suscitan dudas sobre la misión, se sienten de pronto solos. Y tienen miedo. Es entonces cuando surge la tormenta y creen perecer. Despiertan a voces a Jesús, que les echa en cara su falta de fe. 

Jesús es el único referente de la Iglesia. Sin Él nada podemos. En la tormenta de tantas crisis, donde las fuerzas del mal nos acosan y llevan al desaliento, es imprescindible ACUDIR A ÉL, QUE ESTÁ SIEMPRE CON NOSOTROS. Su Palabra nos devuelve la confianza, la fe. Una fe fundamentada en el Amor de un Dios que se hace uno de nosotros para estar con nosotros, en nuestra propia barca. Y no se ha ido. Hoy navega contigo y conmigo. Sólo hay que invocarlo, llamarlo.



30 junio, LUNES
13ª semana del tiempo ordinario

de la profecía de Amós 2,6-10.13-16:

Así dice el Señor: «A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del indigente. Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de multas en el templo de su Dios.
Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran altos como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la raíz. Yo os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que conquistarais el país amorreo. Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no sacará fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más ágil no se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los soldados huirá desnudo aquel día.» Oráculo del Señor.

Salmo 49 R/. Atención, los que olvidáis a Dios.

«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R.

«Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.» R.

«Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.» R.

«Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.» R.

Mateo 8, 18-22:

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo:  «Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.» Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros, nidos; el Hijo del Hombre, nada de nada. Deja que los muertos entierren a sus muertos. Lenguaje desconcertante, estridente, absurdo en algún caso. ¿Acaso pueden los cadáveres enterrarse a sí mismos? ¡Y sin embargo esto es lo que Jesús dice! Toda cultura oral necesita de frases cortas y de imágenes de "impacto" como vehículo de enseñanza memorizable. Cuanto más impactantes y agresivas, mejor para recordarlas, bien saben estos los profesionales del marketing y la publicidad. Si alguno te golpea en una mejilla, ofrécele también la otra. Si alguien quiere quitarte el manto (ropa exterior), dale también la túnica (ropa interior) (/Lc/06/29). Precisamente su carácter desconcertante y gráfico confiere a estas frases la máxima garantía de autenticidad. Nos hallamos ante máximas literalmente pronunciadas por Jesús, quien indudablemente fue un consumado maestro del lenguaje y de la comunicación. Deja que los muertos entierren a sus muertos. Portentosa paradoja, por lo impactante, gráfica y absurda.

Pero este mismo carácter paradójico, absurdo en ocasiones, debe llevarnos a resolver la incompatibilidad aparente en un pensamiento más profundo, a buscar el sentido de las máximas en un ámbito más hondo que el del "impacto" de la formulación. No siempre, sin embargo, se ha hecho esto y, así, se ha querido ver e incluso se sigue viendo por parte de algunos "que solo van a la letra" la invitación a sacrificar la seguridad personal, los deberes filiales y los sentimientos y vínculos familiares. Tremenda aberración, que ha destrozado a muchas personas por haberse quedado en la superficie de la formulación y no haber ni siquiera sospechado el significado recio de la paradoja.

El seguidor/a de Jesús experimenta con fuerza en el camino la llamada de valores no utópicos, que incluso puede llegar a hacer suyos sin darse cuenta: poseer, dominar, ser superior, ascender, ... Lo que Jesús está diciendo es que ¡ojo! que te mantengas vigilante, realizando esfuerzos y superándote para no dejarte arrastrar fuera del camino. Con la máxima de as zorras y pájaros, Jesús invita al caminante cristiano a ese esfuerzo, a esa vigilancia, a ese sacrificio. Con la de la de los cadáveres enterrándose a sí mismos (y la de la mirada atrás desde el arado en el paralelo de este evangelio en san Lucas) súplica, casi da un grito, hace una llamada imperiosa Jesús a los suyos: ¡sigue siendo cristiano!, ¡sigue viviendo con fuerza los valores del Reino de Dios para que tu alrededor sea diferente!, ¡sigue siendo cristiano!, ¡por favor!. Ahora ve y entierra a los tuyos, es una obra de misericordia y Dios es misericordia.

¡Buen comunicador Jesús, realmente! Se adelantó a todo experto con la fuerza de sus imágenes. 

Las respuestas de Jesús en cuanto al seguimiento hay que entenderlas en la capacidad de sugerencia que adquiere el lenguaje en una cultura de tipo oral: no es tan importante lo que se dice cuanto lo que se quiere decir. El contenido de las propuestas de Jesús significan, pues, que seguirle, condición de todo discípulo (=cristiano), exige disponibilidad total, radicalidad de entrega y coherencia.


LA VOZ DE SAN LEÓN MAGNO, PAPA

 Muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma (Hch 4, 32) dejaron sus bienes y posesiones y abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo.




29 junio, DOMINGO

Solemnidad san Pedro y san Pablo

Hechos de los apóstoles 12, 1-11

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo:
–«Date prisa, levántate.»
Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
–«Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció, y el ángel le dijo:
–«Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo:
–«Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»


Salmo 33  R. El Señor me libró de todas mis ansias.

Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca; 
mi alma se gloría en el Señor: 
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, 
ensalcemos juntos su nombre. 
Yo consulté al Señor, y me respondió, 
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, 
vuestro rostro no se avergonzará. 
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha 
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa 
en torno a sus fieles y los protege. 
Gustad y ved qué bueno es el Señor, 
dichoso el que se acoge a él. R.

de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18

Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
–«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
–«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: –«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: –«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
–«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»


SOLO JESÚS EDIFICA LA IGLESIA      
        
         El episodio tiene lugar en la región pagana de Cesarea de Filipo. Jesús se interesa por saber qué se dice entre la gente sobre su persona. Después de conocer las diversas opiniones que hay en el pueblo, se dirige directamente a sus discípulos: “Y vosotros, ¿ quién decís que soy yo?”.

         Jesús no les pregunta qué es lo que piensan sobre el sermón de la montaña o sobre su actuación curadora en los pueblos de Galilea. Para seguir a Jesús, lo decisivo es la adhesión  a su persona. Por eso, quiere saber qué es lo que captan en él.

         Simón toma la palabra en nombre de todos y responde de manera solemne: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús no es un profeta más entre otros. Es el último Enviado de Dios a su pueblo elegido. Más aún, es el Hijo del Dios vivo. Entonces Jesús, después de felicitarle porque esta confesión sólo puede provenir del Padre, le dice: “Ahora yo te digo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

         Las palabras son muy precisas. La Iglesia no es de Pedro sino de Jesús. Quien edifica la Iglesia no es Pedro, sino Jesús. Pedro es sencillamente “la piedra” sobre la cual se asienta “ la casa” que está construyendo Jesús. La imagen sugiere que la tarea de Pedro es dar estabilidad y consistencia a la Iglesia: cuidar que Jesús la pueda construir, sin que sus seguidores introduzcan desviaciones o reduccionismos.

         El Papa Francisco sabe muy bien que su tarea no es “hacer las veces de Cristo”, sino cuidar que los cristianos de hoy se encuentren con Cristo. Esta es su mayor preocupación. Ya desde el comienzo de su su servicio de sucesor de Pedro decía así: “ La Iglesia ha de llevar a Jesús. Este es el centro de la Iglesia. Si alguna vez sucediera que la Iglesia no lleva a Jesús, sería una Iglesia muerta”.

         Por eso, al hacer público su programa de una nueva etapa evangelizadora, Francisco propone dos grandes objetivos. En primer lugar, encontrarnos con Jesús, pues  “él puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestras comunidades... Jesucristo puede también romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo”.


         En segundo lugar, considera decisivo “volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio” pues , siempre que lo intentamos, brotan nuevos caminos, métodos creativos, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual”. Sería lamentable que la invitación del Papa a impulsar la renovación de la Iglesia no llegara hasta los cristianos de nuestras comunidades. (Jose A. Pagola)



28 junio, SÁBADO 
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


Lamentaciones 2,2.10-14.18-19:

El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob, con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá; derribó por tierra, deshonrados, al rey y a los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza. Se consumen en lágrimas mis ojos, de amargura mis entrañas; se derrama por tierra mi hiel, por la ruina de la capital de mi pueblo; muchachos y niños de pecho desfallecen por las calles de la ciudad. Preguntaban a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como los heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus madres.
¿Quién se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén? ¿A quién te compararé, para consolarte, Sión, la doncella? Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte? Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas; y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte, sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras.
Grita con toda el alma al Señor, laméntate, Sión; derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche; no te concedas reposo, no descansen tus ojos. Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia; derrama como agua tu corazón en presencia del Señor; levanta hacia él las manos por la vida de tus niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas.

Salmo 73: R/. No olvides sin remedio la vida de tus pobres.

¿Por qué, oh Dios, nos tienes siempre abandonados, y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo, de la tribu que rescataste para posesión tuya, del monte Sión donde pusiste tu morada. R.

Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes. R.

En la entrada superior abatieron a hachazos el entramado; después, con martillos y mazas,
destrozaron todas las esculturas.R.

Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron la morada de tu nombre.
Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre. R.

san Mateo 8, 5-17:

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.» Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.» Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién soy yo para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.» Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.» Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.» Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»

Memoria del Inmaculado Corazón de María. 

La liturgia propone esta memoria al día siguiente de la gran fiesta del Corazón de Jesús. Así, tras la solemnidad en que se celebra el corazón abierto del Salvador, hacemos un recuerdo más discreto del corazón de la madre, la toda-santa, la obra primorosa del Espíritu.

El símbolo «corazón de María» nos evoca el mundo de sentimientos de la Madre del Señor: ella conoce la alegría desbordante (cf. Lc 1, 28.47), pero también la turbación (cf. Lc 1, 29), el desgarro (cf. Lc 2, 35), las zozobras y angustias (cf. Lc 22, 48). María es asimismo la creyente que «guarda y medita en su corazón» los momentos de la manifestación de Jesús, ya en el nacimiento (Lc 2, 19), o más tarde en la primera Pascua del niño (2, 51); el corazón de María aparece entonces como «la cuna de toda la meditación cristiana sobre los misterios de Cristo» O. Mª Alonso). María es, además, modelo del verdadero discípulo, que escucha la Palabra, la conserva en el corazón y da fruto con perseverancia (Cf. Lc 8, 11-15.19-21 y 11, 27-28). María es, en fin, la mujer nueva que vive sin reservas ni cálculos el don y los afanes del amor: «el corazón de María es su amor»; «su corazón es el centro de su amor a Dios y a los hombres» (Antonio Mª Claret).


María, bajo el título de su Corazón, nos muestra que la vida cristiana no estriba ante todo en someterse a una ley, asentir a un sistema doctrinal, cumplir un ritual en que se honra a Dios con los labios. Ser cristianos es vivir una relación de acogida, confianza y entrega al Dios vivo; es una adhesión personal a Cristo, Desde ahí se vivirá la obediencia a la voluntad de Dios, se acogerá la enseñanza del Evangelio, se adorará a Dios en espíritu y verdad.

Sobre el amor de María a los hombres nos habla el Papa Juan Pablo II. Jesús —decía el Papa en la encíclica Dives in misericordia, n. 9— manifestó su amor «misericordioso» ante todo en el contacto con el mal moral y físico. En ese amor «participaba de manera singular y excepcional el corazón de la que fue Madre del Crucificado y del Resucitado... En ella y por ella, tal amor no cesa de revelarse en la historia de la Iglesia y de la humanidad. Tal revelación es especialmente fructuosa, porque se funda, por parte de la Madre de Dios, sobre el tacto singular de su corazón materno, sobre su sensibilidad particular, sobre su especial aptitud para llegar a todos aquellos que aceptan más fácilmente el amor misericordioso de parte de una madre».

Pero el papa invita en otro lugar a destacar sobre todo el amor preferencial por los pobres: «La Iglesia, acudiendo al corazón de María, a la profundidad de su fe, expresada en las palabras del Magnificat, renueva cada vez mejor en sí la conciencia de que no se puede separar la verdad sobre Dios que salva, sobre Dios que es fuente de todo don, de la manifestación de su amor preferencial por los pobres y los humildes, que, cantado en el Magnificat, se encuentra luego expresado en las palabras y obras de Jesús» (Redempioris Mater, n. 37).
El corazón de María se muestra así como un corazón dilatado y poblado de nombres, en especial de los nombres de los últimos. Por eso la presentarán algunos como la mujer toda corazón.

El 31 de octubre de 1942, en el 25 aniversario de las apariciones de Fátima, Pío XII consagró la Iglesia y el género humano al inmaculado corazón de María. […] El 4 de mayo de 1944, el papa extendió a toda la Iglesia latina la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María, fijando la fecha para el 22 de agosto, octava de la Asunción.


LA VOZ DE BENEDICTO XVI
María es para todas las generaciones imagen y modelo de la Iglesia, que juntamente con el Espíritu camina en el tiempo invocando la vuelta gloriosa de Cristo: "¡Ven, Señor Jesús!" (cf. Ap 22, 17.20).


27 junio, VIERNES 
FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Deuteronomio 7, 6-11

En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo:
-«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.
Si el Señor se enamoró de vosotros y
os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto.
Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios:
el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones.
Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona.
Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy. »



Salmo 102  (R.: 17) R. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor hace justicia
defiende a todos los oprimidos;
enseño sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.



de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16

Queridos hermanos:
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios
. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.


evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré
. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»



PARA VIVIR ESTA PALABRA

Una persona con corazón es una persona buena, cordial, entrañable, comprensiva. Y, por el contrario, decir de alguien que “no tiene corazón” es indicar que es una persona, de algún modo, inhumana.

Del corazón proviene lo mejor y lo peor. Del corazón de Jesús, hombre y Dios, salió y sale lo mejor. Por eso, lo celebramos y, al hacerlo, nos consuela verle inclinarse siempre por lo sencillo, por lo pequeño, por lo humilde, por lo auténtico, por lo bello, por lo honrado, por lo verdadero, por lo bueno, por los niños, por los pobres. Decididamente muestra un corazón misericordioso.  

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados…aprended de mi” La diferencia entre ir a él e ir a otros nos la aclaró ÉL mismol aquel día que, cansado, se sentó en el pozo de Jacob, junco a la fuente de Sicar, en espera de la Samaritana. El agua calma la sed, pero no la de felicidad y eternidad que no sólo sentía aquella mujer sino todos los humanos. “el que beba del agua que yo le daré –dice Jesús- no volverá a tener sed” (Jn 4,5s). Él nos ofrece llevarnos cerca de su corazón para que aprendamos a ser humanos, cordiales, sencillos, “mansos y humildes” como él. Sabe, por Dios y por humano, que sólo la paz y la bondad del corazón pueden proporcionar el descanso de toda la persona, del cuerpo y el alma. Esta es su oferta universal, porque universal es el cansancio y el agobio.

 

No llores si me amas 
(santa Mónica a su hijo san Agustín)
¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen! 

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades? 

Creedme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando llegue el día, que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este Cielo en el que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme... Sentirás que te sigo amando, que te ame y encontrará mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz ya no esperando la muerte sino avanzando contigo, que te llevare de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Enjuga tu llanto y no llores si me amas. 




26 junio, JUEVES 
12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


del segundo libro de los Reyes 24,8-17:

Cuando Jeconías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre. En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la cercaron. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. Jeconías de Judá se rindió al rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. Se llevó los tesoros del templo y del palacio y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor. Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos –diez mil deportados–, los herreros y cerrajeros; sólo quedó la plebe. Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia. Llevó deportados, de Jerusalén a Babilonia, al rey y sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, todos los ricos –siete mil deportados–, los herreros y cerrajeros –mil deportados–, todos aptos para la guerra. En su lugar nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías.

Salmo 78 R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

evangelio según san Mateo 7,21-29:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

PARA VIVIR ESTA PALABRA 

El evangelio de hoy nos presenta LA  PARÁBOLA DE LAS  DOS CASAS.  La parábola, que se desarrolla en dos cuadros antitéticos (la casa construida sobre la roca y la casa construida sobre arena), no cierra simplemente las últimas palabras de Jesús (a saber, su advertencia sobre la necesidad de un compromiso concreto y de hecho), sino que quiere ser más bien el broche de todo el discurso. La parábola es de neto color palestinense. Las casas de los aldeanos eran las más de las veces muy frágiles: casas pequeñas edificadas a la buena con piedra, madera y barro en terreno arcilloso. Algunos, sin embargo, más prudentes o más ricos, edificaban sobre roca. Ahora bien, más importante que el color palestinense es el fondo bíblico; la parábola, efectivamente, es rica en sugerencias veterotestamentarias. La roca que da estabilidad es Yahvé, la palabra de Dios, la ley, la fe, el Mesías. Y la tempestad -obsérvese que la descripción de Mateo asume tonos que van más allá de una lluvia normal palestinense- es con frecuencia imagen del juicio de Dios. Leída a la luz de estas sugerencias, la parábola viene a indicarnos las condiciones necesarias para que la vida cristiana, descrita en el discurso, pueda ser finalmente una edificación sólida; no un deseo veleidoso, sino algo que no se hunda. Las condiciones son dos.

Primera: la necesidad de apoyarse en Cristo (la roca), el único capaz de hacer inquebrantable la fe del discípulo, de librarla de la fragilidad. El proyecto cristiano no puede contar con nuestras fuerzas, sino únicamente con el amor de Dios. En la fuerza de Dios es donde el hombre encuentra su consistencia.

Segunda: la necesidad de un compromiso concreto, de un esfuerzo continuo para pasar de las palabras a los hechos. No existe verdadera fe sin empeño moral. La oración y la acción, la escucha y la práctica, son igualmente importantes. Hay gente que escucha la palabra de Dios distraídamente; gente que escucha atentamente, pero luego no se decide a practicarla; y gente que escucha y se entusiasma, pero no tiene constancia. Pues bien, las cosas indispensables son tres: escucha atenta, práctica y perseverancia.

El evangelista termina el discurso observando que la muchedumbre se llenaba de estupor ante las palabras de Jesús, porque enseñaba "con autoridad". Dicho de otro modo, las palabras de Cristo tienen la fuerza de una llamada personal, que envuelve, a la cual no es posible sustraerse. Palabras que tienen en sí mismas su claridad y su verdad; palabras que se imponen. En definitiva, palabras autoritarias por venir de Dios, y que, como tales, exigen plena disponibilidad. (BRUNO MAGGIONI,  EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág. 85)

San Gregorio Nacianceno (c.330-390), obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia Oriental Disertación 26; PG 35, 1238

Este mar, ¿no es acaso nuestra vida y la condición humana? En ella se encuentra mucha amargura e inestabilidad. Y los vientos ¿acaso no son las tentaciones que nos asaltan y los imprevistos golpes de la vida?....  Entre las personas que pasan pruebas, unas me parecen ser como objetos ligeros y sin vida que se dejan arrastrar sin oponer la mínima resistencia; no hay en ellas ningún rastro de firmeza; no tienen el contrapeso de una razón sana que lucha contra los asaltos que le llegan. Las otras las asemejo a rocas, dignas de esa Roca sobre la cual nos mantenemos firmes y a la que adoramos; éstas, formadas con razonamientos de verdadera sabiduría, se levantan por encima de la debilidad ordinaria y lo soportan todo con una constancia inquebrantable.


25 junio, MIÉRCOLES 
12ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

del segundo libro de los Reyes 22, 8-13; 23, 1-3

En aquellos días, el sumo sacerdote Helcias dijo al cronista Safán: -«He encontrado en el templo el libro de la Ley.» Entregó el libro a Safán y éste lo leyó. Luego fue a dar cuenta al rey Josías: -«Tus siervos han juntado el dinero que había en el templo y se lo han entregado a los encargados de las obras.» Y le comunicó la noticia: -«El sacerdote Helcías me ha dado un libro.» Safán lo leyó ante el rey; y, cuando el rey oyó el contenido del libro de la Ley, se rasgó las vestiduras y ordenó al sacerdote Helcías, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, al cronista Safán y a Asalas, funcionario real: -«Id a consultar al Señor por mí y por el pueblo y todo Judá, a propósito de este libro que han encontrado; porque el Señor estará enfurecido contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron los mandatos de este libro cumpliendo lo prescrito en él.» Ellos llevaron la respuesta al rey, y el rey ordenó que se presentasen ante él todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Luego subió al templo, acompañado de todos los judíos y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, chicos y grandes. El rey les leyó el libro de la alianza encontrado en el templo. Después, en pie sobre el estrado, selló ante el Señor la alianza, comprometiéndose a seguirle y cumplir sus preceptos, normas y mandatos, con todo el corazón y con toda el alma, cumpliendo las cláusulas de la alianza escritas en aquel libro. El pueblo entero suscribió la alianza.

Salmo 118 R. Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes.

Muéstrame, Señor,
el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente. R.

Enséñame a cumplir tu voluntad y
a guardarla de todo corazón. R.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R.

Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés. R.

Aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra. R.

Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R,

Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles
sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Desde los tiempos del rey Salomón, la vivencia de la Alianza se fue debilitando y los sucesivos reyes y el pueblo habían olvidado en la práctica su vínculo con Yavé, de tal modo que su existencia se desarrollaba de manera casi idéntica a la de cualquier reino de su entorno.

Cuando Josías -al que se muestra como el rey ejemplar según el querer de Dios- decide restaurar el templo de Jerusalén, después de haber abolido múltiples prácticas idolátricas que se habían hecho normales, sucede el acontecimiento que hoy escuchamos en la primera lectura. En las obras de reforma del Templo se descubre un libro del cual nadie tenía memoria (la mayoría de los estudiosos posteriores creen que se trata del Deuteronomio o alguna de sus partes). El libro llega a manos del rey y éste al conocer su contenido se siente hondamente conmocionado. Yavé les había elegido gratuitamente, no porque fueran grandes ni fuertes, sino por pura gracia. Ellos se habían comprometido a vivir según esa Alianza sellada con Dios y habían fallado absolutamente en su compromiso. Tras muchas consultas, Josías, rey, convoca a todo su pueblo, grandes y pequeños, en el Templo. Les lee el libro y promete vivir cumpliendo de todo corazón cuanto en él se recoge. Y el pueblo, como un solo hombre, ratificó la alianza.

La pequeña perícopa del evangelio de hoy no puede ser más clara ni más evidente. No necesitaría ningún tipo de explicaciones. De todos es conocido que las apariencias engañan, que no es oro todo lo que reluce y otras muchas expresiones que vienen a corroborar lo que Jesús expresa en estas frases. Hemos de  “aprender” siempre, cada día, a vivir produciendo buenos frutos.

Los buenos frutos son expresión de unas raíces buenas y una savia que circula por nuestra vida: la alegría del evangelio. 


DICE EL PAPA FRANCISCO EN LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO:
La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida.

24 junio, MARTES 
Natividad de san Juan Bautista


del libro de Isaías 49, 1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre
. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenla mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»


Salmo 138  R. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.

Señor, tú me sondeas
y me conoces; me conoces
cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R.
No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R.

Hechos de los apóstoles 13, 22-26

En aquellos días, dijo Pablo:
-«Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias." Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios:
A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación.»


 Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: -«¡ No! Se va a llamar Juan. »
Le replicaron: -«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
-«¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba;
vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

PARA VIVIR ESTA PALABRA


En la predicación de Pablo a los judíos de Jerusalén, la figura de Juan aparece como ejemplo de reconocimiento del Siervo de Yahvé ya predicho desde antiguo. Igual que Juan entendió su misión y su papel en los designios salvíficos de Dios, anunciando al salvador que viene detrás de él, también el Pueblo entero debe reconocer la salvación que llega por Jesús. 

Aquel profeta de Yahvé que Malaquías predijo que antecedería al Mesías, se ha hecho presente en Juan, como «profeta Elías, antes que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible». Es el momento de la conversión, de volver el corazón al Dios de la Alianza, que se ha hecho presente en Jesús para salvación de todos. 

El año 28 d.C. (cf Lc 3,1), Juan aparece en el valle del Jordán, lejos de los centros habitados, como un profeta y predicador de la penitencia y del inminente juicio divino. Probablemente había nacido en Judea, de sus padres Zacarías e Isabel, de linaje sacerdotal, yen su juventud había tenido algunos contactos con el desierto. Dirige su predicación a todo el pueblo y les exige a todos, incluso a los que se consideran justos, una conversión radical —que implica no solamente una mayor perfección moral, sino también la renuncia a la seguridad religiosa—, a fin de poder librarse del juicio inminente del Señor. Su predicación contiene ciertas resonancias escatológicas, que tienen la finalidad de subrayar la urgencia improrrogable de la conversión. De nada sirven los privilegios basados en la raza, en la elección divina o en la tradición religiosa. Lo que Dios exige es una adhesión personal y concreta a su voluntad (Lc 3,8; Mt 3,8).

Lucas pone en paralelo los orígenes «proféticos» de Juan y de Jesús. Une sus destinos ya desde el vientre materno, cuando Juan se remueve con la visita de María a Isabel. El Ángel del Señor aparece como causa originaria de su concepción, porque el destino al que el Señor los tiene encomendados es un destino profético. Tanto el nombre de Jesús (como salvación de Yahvé) como el de Juan (Yahvé es favorable) son impuestos por el Ángel del Señor. Lucas se esfuerza en representar a Juan como precursor de la salvación que está por venir. Una salvación que en principio significará «cambio», «conversión», «arrepentimiento» y acercamiento al Señor. Son tiempos convulsos en los que el mensaje y el ejemplo de Juan el Bautista van a causar gran impacto.

Ya desde el principio del cristianismo, la figura de Juan ocupa un lugar relevante en la historia salvífica de Jesús. El mismo Señor recibe el bautismo de Juan. También Jesús predica como Juan la conversión, el volver la vida a Dios, ponerse del lado de su amor y su justicia.


DE LA LITURGIA SIRIACA sobre JUAN BAUTISTA:

Tú eres el nuevo Elías, 
alimentado en el desierto no con pan y por un cuervo, 
sino de saltamontes y miel, por Dios.
 Tú eres el nuevo Isaías que no has dicho: 
«Mirad, una virgen concebirá y dará a luz» (7,14), 
sino que has proclamado delante de todos:
 «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn1,29). 
De un Himno atribuido a San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia


23 junio, LUNES 
12ª semana del tiempo ordinario

del segundo libro de los Reyes 17, 5-8. 13-15a. 18

En aquellos días, Salmanasar, rey de Asiría, invadió el país y asedió a Samaria durante tres años. El año noveno de Oseas, el rey de Asiría conquistó Samaria, deportó a los israelitas a Asiría y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media. Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los habla sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos. El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes: -«Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas.» Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo. El Señor se irritó tanto contra Israel que los arrojó de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá.

Salmo 59 

R. Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.

Oh Dios, nos rechazaste
y rompiste nuestras filas;
estabas airado,
pero restáuranos. R.

Has sacudido y agrietado el país:
repara sus grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,
dándole a beber un vino de vértigo. R.

Tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas.
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos. R.

Mateo 7,1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

De la Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
Libro II, c. 3:  “No juzguéis y no seréis juzgados”


Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas ajenas.

Más justo sería que te acusases a ti y excusases a tu hermano.

Sufre a los otros si quieres que te sufran.

Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y airarse sino contra sí.

No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él.

Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable.

El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Éste es el vencedor de sí mismo y señor del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo.




22 junio, DOMINGO 
Cuerpo y Sangre de Cristo
CORPUS CHRISTI

Deuteronomio 8,2-3.14b-16a:
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»


Salmo 147  R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10,16-17:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

evangelio según san Juan 6,51-58:
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»


Comentario de Pagola: ESTANCADOS
        
         El Papa Francisco está repitiendo que los miedos, las dudas, la falta de audacia... pueden impedir de raíz impulsar la renovación que necesita hoy la Iglesia. En su Exhortación “La alegría del Evangelio” llega a decir que, si quedamos paralizados por el miedo, una vez más podemos quedarnos simplemente en “espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia”.
         Sus palabras hacen pensar. ¿Qué podemos percibir entre nosotros? ¿ Nos estamos movilizando para reavivar la fe de nuestras comunidades cristianas, o seguimos instalados en ese “estancamiento infecundo” del que habla Francisco? ¿Dónde podemos encontrar fuerzas para reaccionar?
         Una de las grandes aportaciones del Concilio fue impulsar el paso desde la “misa”, entendida como una obligación individual para cumplir un precepto sagrado, hacia la “eucaristía” vivida como celebración gozosa de toda la comunidad para alimentar su fe, crecer en fraternidad y reavivar su esperanza en Cristo.
         Sin duda, a lo largo de estos años, hemos dado pasos muy importantes. Quedan muy lejos aquellas misas celebradas en latín en las que el sacerdote “decía” la misa y el pueblo cristiano venía a “oír” la misa o “asistir” a la celebración. Pero, ¿no estamos celebrando la eucaristía de manera rutinaria y aburrida?
         Hay un hecho innegable. La gente se está alejando de manera imparable de la práctica dominical porque no encuentra en nuestras celebraciones el clima, la palabra clara, el rito expresivo, la acogida estimulante que necesita para alimentar su fe débil y vacilante.
         Sin duda, todos, pastores y creyentes, nos hemos de preguntar qué estamos haciendo para que la eucaristía sea, como quiere el Concilio, “centro y cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana”. Pero, ¿basta la buena voluntad de las parroquias o la creatividad aislada de algunos, sin  más criterios de renovación?
         La Cena del Señor es demasiado importante para que dejemos que se siga “perdiendo”, como “espectadores de un estancamiento infecundo” ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana”. ¿Cómo permanece tan callada e inmóvil la jerarquía? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación y nuestro dolor con más fuerza?       
         El problema es grave. ¿Hemos de seguir “estancados” en un modo de celebración eucarística, tan poco atractivo para los hombres y mujeres de hoy? ¿Es esta liturgia que venimos repitiendo desde hace siglos la que mejor puede ayudarnos a actualizar aquella cena memorable de Jesús donde se concentra  de modo admirable el núcleo de nuestra fe?  (José Antonio Pagola)



21 junio 2014, SÁBADO, de la undécima semana del tiempo ordinario

1ª Lectura: 2ª Crónicas 24, 17-25
Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó oído. Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya. Yahveh les envió profetas que dieron testimonio contra ellos para que se convirtiesen a él, pero no les prestaron oído. Entonces el espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá que, presentándose delante del pueblo, les dijo: “Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahveh? No tendréis éxito; pues por haber abandonado a Yahveh, él os abandonará a vosotros”. Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahveh. Pues el rey Joás no se acordó del amor que le había tenido Yehoyadá, padre de Zacarías, sino que mató a su hijo, que exclamó al morir: “¡Véalo Yahveh y exija cuentas!”.
A la vuelta de un año subió contra Joás el ejército de los arameos, que invadieron Judá y Jerusalén, mataron de entre la población a todos los jefes del pueblo, y enviaron todo el botín al rey de Damasco, pues aunque el ejército de los arameos había venido con poca gente, Yahveh entregó en sus manos a un ejércitomuy grande; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres.
De este modo los arameos hicieron justicia con Joás. Y cuando se alejaron de él, dejándole gravemente enfermo, se conjuraron contra él sus servidores, por la sangre del hijo del sacerdote Yehoyadá, le mataron en su lecho y murió. Le sepultaron en la Ciudad de David, pero no le sepultaron en los sepulcros de los reyes.

Salmo  88  R. Le mantendré eternamente mi favor.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.» R.
«Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo. » R.
«Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos.» R. 
«Castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad.» R.

Evangelio: Mateo 6,24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
-«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. - Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »

 

PARA VIVIR ESTA PALABRA

La revelación de Dios, lo que ha querido transmitirnos a través de la historia, ha sido progresiva y no lineal. Un ejemplo de ello es lo que nos dice la primera lectura. Durante un cierto tiempo, en el Antiguo Testamento se afirmaba el principio de la retribución, de acuerdo con el cual los buenos recibían premios y los malos, los que se apartaban de Yahvé, castigo. El Cronista es rotundo en aplicar este principio. El Rey Joás y su pueblo abandonaron a Yahvé para irse detrás de los ídolos, no dieron oídos a los profetas e incluso mataron a uno de ellos, a Zacarías. Todo ello provocó la cólera de Dios, que entregó al pueblo de Judá en manos extrajeras y el rey Joás fue asesinado por los suyos. Todo ello en castigo por haber abandonado a Yahvé; esta es la “lectura creyente” que hace el cronista de la historia, con la idea de que Dios premia a los buenos y castiga a los malos (ley  de retribución).
Esta concepción no está acorde con los gestos y las enseñanzas de Jesús, con el padre del hijo pecador, con el perdonar hasta setenta veces siete, con el “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, con Dios es Amor… Sabemos que lo nuestro es seguir a Jesús.
El núcleo del mensaje de Jesús es el reino de Dios. Dios “reina” como un buen Padre, en realidad es la construcción de la familia universal, en lenguaje más actual, que ya aparece en el Nuevo Testamento: sois familia de Dios. Dios es amor y busca conducirnos  por los caminos del amor, de la verdad, de la justicia, de la sencillez, de la honradez, de la fraternidad… los caminos que nos llevarán a disfrutar de la felicidad en este tiempo y en la eternidad. .
En nuestro trayecto terreno va a haber otros muchos dioses que van a llamar a nuestra puerta para que les hagamos caso, para que les dejemos que sean ellos los que rijan nuestra vida. Jesús menciona a uno de esos dioses: el dinero y las cosas materiales. Jesús nos pide que no andemos agobiados y temerosos de lo que nos pueda pasar. Hemos de poner la parte que nos corresponda en la tarea de vivir nuestra vida cristianamente sin agobios, sino con serenidad y honradez . “Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura”.

San Luis Gonzaga (1568-1591). Siendo de familia noble y salvando la oposición de su padre entró en la Compañía de Jesús en 1585. Habiéndose declarado una epidemia de peste en Roma, se dedicó a atender a los enfermos y contrajo esta enfermedad que le llevó al cielo.
Su padre no quería que fuera sacerdote, después de varios meses de llevarlo a fiestas, palacios y juegos, le preguntó: "¿Todavía sigues deseando ser sacerdote?", y el joven Luis le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces el padre le permitió que entrara de jesuita

20 junio, VIERNES, undécima semana del tiempo ordinario

del segundo libro de los Reyes 11, 1-4.9-18. 20

En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía. El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los caria s y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey. Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo. Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: -«¡Viva el rey!» Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo. Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, ya los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: -«¡Traición, traición!» El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: -«Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis.» Pues no quería que la matasen en el templo. La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron. Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matán, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar. El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo. Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado en el palacio.

Salmo 131  R. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: «A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.» R.
«Si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les enseño, también sus hijos, por siempre, se sentarán sobre tu trono.» R.
Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: «Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré porque la deseo.» R.
«Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema.» R.


evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad! »

PARA VIVIR ESTA PALABRA

La Primera Lectura nos narra unos hechos de violencia extrema, de asesinatos entre familiares y venganzas. Atalia da un golpe de estado, ocupa el trono y extermina a toda la familia real. A todos menos a uno, aunque ella lo ignore. En su momento, este ocupara el trono y, así, se salvará la Dinastía de David que Atalia creía desaparecida.

En el Evangelio leemos unas enseñanzas de Jesús sobre el ojo (la mirada) como lámpara del cuerpo y sobre los tesoros (lo que acapara tu atención y emoción), no todos de los mismos quilates. Hoy se nos invita a una revisión de nuestra manera de percibir las cosas y enjuiciarlas.

Normalmente buscamos la seguridad en los bienes que creemos nos pueden ofrecer una vida más digna, cómoda, segura y duradera. Y aquí es donde entra de lleno la consigna de Jesús: “No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Amontonad tesoros en el cielo”. Jesús ya sabe que, por humanos, necesitamos los bienes de la tierra también, pero nos advierte que éstos, al final, van a quedar aquí, que sólo deben ser lo que son, medios y no fines. Sólo van con nosotros lo que llevamos en el corazón y está claro que ni el oro ni la plata se pueden llevar al cielo. 

“Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. ¿Qué es lo que esperamos que nos haga felices? ¿Qué es lo que más nos atrae? ¿Qué es lo que estamos dispuestos a dejar, entregar o ceder por conseguirlo? Pues bien, ese o esos son nuestros tesoros, porque allí ponemos nuestro corazón, nuestra vida, nuestros esfuerzos y nuestro dinero.

Dios, el Amor, es nuestro tesoro, en él tenemos nuestro corazón. Y no nos arrepentiremos, porque “Dios, nuestro Padre, ha tenido a bien darnos el Reino”.


"Una nonada, una imaginación, una palabra seca que alguien nos ha dicho, una falta de acogida gratuita, un pequeño rechazo, el solo pensamiento de que alguien no cuenta con nosotros...¡todo esto nos hiere y nos indispone hasta el punto de no poder curar! El amor propio ataca a estas heridas imaginarias, no sabemos salir de ellas, estamos siempre metidos en ellas y ¿por qué? Porque estamos cautivos de esta pasión. ¿Qué es lo que nos hace cautivos? ¿Estamos en «la libertad de los hijos de Dios»? (Rm 8,21) ¿O estamos atados a los bienes, a las comodidades, a los honores?" (San Vicente de Paúl, 1581-1660)



19 junio, JUEVES, undécima semana del tiempo ordinario


del libro del Eclesiástico 48, 1-15

Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Tú resucitaste un muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste bajar reyes a la tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y nombraste un profeta como sucesor. Escuchaste en Sinal amenazas y sentencias vengadoras en Horeb. Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu. En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo excediera: bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras asombrosas.

Salmo 96  R. Alegraos, justos, con el Señor.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.R.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses. R.


evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así:
"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Jesús Ben Sirá, autor del Eclesiástico, recorre la historia de la salvación proponiendo a grandes hombres de la historia de Israel como modelos de fidelidad a Dios, los cuales recibieron de Dios la misericordia y la ejercieron con los demás. En la lectura de hoy  habla de los profetas Elías y Eliseo. Ambos combatieron la idolatría en la sociedad corrompida de su tiempo. Elogia a Elías recordando su compromiso por la gloria de Dios y enumera los episodios más sobresalientes de su vida, comparándolo con el fuego: “surgió el profeta Elías como fuego”. Elías era un apasionado por Dios y su palabra iluminaba como una antorcha en medio de las tinieblas y movía los corazones, no dejaba indiferente a la gente: “su palabra abrasaba como horno encendido”.


Y en el evangelio, Jesús enseña a orar; da contenidos y profundidad teológica a sus discípulos y discípulas para que con estas fuertes raíces interiores puedan elevar sus palabras a su Padre y nuestro, corroboradas por una actuación acción visible y coherente.

Jesús previene de una oración con muchas palabras y poco contenido. Invita a rezar de otra manera. Desde el sentimiento de filiación y hermandad.  Por eso el perdón es la cumbre de la oración cristiana, es lo que da testimonio en nuestro mundo de que somos hijos/as y hermanos/as, porque en una familia hay que vivir que el amor es más fuerte que el pecado. Perdonar de corazón a los que nos ofenden es lo que nos asemeja a nuestro Padre Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos.



¿Qué hará una tan pobre como yo, que tan poco ha tenido que perdonar y tanto hay que se me perdone? Cosa es ésta, hermanas, para que miremos mucho en ella: que una cosa tan grave y de tanta importancia como que nos perdone nuestro Señor nuestras culpas… se nos perdone con tan baja cosa como es que perdonemos. Y aun de esta bajeza tengo tan pocas que ofrecer, que de balde me habéis, Señor, de perdonar. Aquí cabe bien vuestra misericordia. Bendito seáis Vos, que tan pobre me sufrís...  (Santa Teresa de Jesús, siglo XVI)



18 junio, MIÉRCOLES, undécima semana del tiempo ordinario

del segundo libro de los Reyes 2. 1. 6-14

Cuando el Señor iba a arrebatar a Ellas al cielo en el torbellino, Ellas y Elíseo se marcharon de Guilgal. Llegaron a Jericó, y Ellas dijo a Elíseo: -«Quédate aquí, porque el Señor me envía solo hasta el Jordán. » Eliseo respondió: -«¡Vive Dios! Por tu vida, no te dejaré.» Y los dos siguieron caminando. También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia. Los dos se detuvieron junto al Jordán; Ellas cogió su manto, lo enrolló, golpeó el agua, y el agua se dividió por medio, y as! pasaron ambos a pie enjuto. Mientras pasaban el río, dijo Elías a Elíseo: -«Pídeme lo que quieras antes de que me aparten de tu lado.» Eliseo pidió: -«Déjame en herencia dos tercios de tu espíritu.» Elías comentó: -« ¡No pides nada! Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si no me ves, no lo tendrás.» Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino. Eliseo lo miraba y gritaba:
-«¡ Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel! » Y ya no lo vio más. Entonces agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán; y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua diciendo: -«¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?» Golpeó el agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.


Salmo 30  R. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Qué bondad tan grande,
Señor,reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos. R.
En el asilo de tu presencia
os escondes de las conjuras humanas;
os ocultas de tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.
Amad al Señor,
fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces. R.


evangelio según san Mateo 6, 1-6- 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA

Ser profeta no está vinculado a una herencia familiar, sino a una llamada personal, es un don de Dios. Elías sabe que su ciclo está terminando, concluyendo, no se resiste, no vive apegado a su ministerio. Por otro lado, está Eliseo que insiste en acompañar a Elías, su maestro, quiere impregnarse de su espíritu profético. El hecho se da en un ámbito ajeno a la competitividad, sí en un espacio de encuentro, donde se saben llamados e invitados, uno a soltar “Elías se quitó el manto” y otro, a asumir Eliseo –recogió el manto de Elías. A través de esta narración, la sucesión de los profetas, se resalta que Dios permanece con su pueblo, Él es fiel, no abandona su promesa.

En el evangelio Jesús hace  una advertencia: “Cuidado con practicar las buenas obras para ser vistos”; y una propuesta, un estilo diferente de vivir frente a la hipocresía, actitud que encarna los fariseos. A éstos lo que les importa es la imagen que dan de sí mismos, una imagen donde aparentan cualidades y acciones que realmente no viven ni sienten. El acento lo colocan en que esas acciones se exterioricen y les den prestigio por haber cumplido.


En cambio, Jesús propone un sentido nuevo a las prácticas clásicas de los fariseos “cuando deis limosna … oréis … ayunéis”, no os preocupéis por lo meramente externo sino más bien si estas acciones implican a toda la persona, si nacen desde su interior, si brotan desde una experiencia de gratuidad.
La persona que vive desde su interior participa en el Reino de Dios. La dinámica del Reino se despliega de dentro a fuera, manifestándose en las relaciones con los otros. Difícil, pero no imposible porque Jesús mismo vivió así y Él es nuestro referente.




DE SAN AGUSTÍN

«Y después de haber cerrado las puertas orad, dijo, a vuestro Padre en secreto» no basta con entrar en su habitación, si la puerta permanece abierta a los inoportunos, por esta puerta se introduce subrepticiamente las banalidades de fuera, que invaden el interior. Desde fuera, como hemos dicho, las realidades pasajeras y sensibles penetran por la puerta, en nuestros pensamientos, es decir, por nuestro sentido y perturban nuestra oración, por una muchedumbre de fantasmas vanos. Es preciso pues cerrar la puerta, lo que quiere decir resistir a los sentidos para que una oración plenamente espiritual suba hasta el Padre, brote de lo profundo de nuestro corazón, donde oremos al Padre en secreto.



MARTES 17 JUNIO, 11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


del primer libro de los Reyes 21, 17-29

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la vifía de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. Dile: "Así dice el Señor: '¿Has asesinado, y encima robas?' Por eso, así dice el Señor: 'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.» Ajab dijo a Elías: -«¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?» Y Elías repuso: -«¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: "Los perros la devorarán en el campo de Yezrael. " A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo.» Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Sefior reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas. En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno. El Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mi, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo. »


Salmo 50   R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío,
por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti,contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre,
oh Dios, Dios,
Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia. R.

evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA


Amad…, haced el bien… y rezad…
». Experimentada la misericordia de Dios, habiendo sido amados sin medida, hasta el extremo, ahora nos toca a nosotros ser misericordiosos. Amando también sin medida, sin rencores, sin libro de cuentas, sin calculadora, sin intereses, sin hipotecas, sin impuestos añadidos, sin diferencias, sin exclusiones. Amar incluso a aquellas personas que sabemos -con certeza- que nunca nos devolverán ni el afecto, ni la sonrisa, ni el favor. Sencillamente porque nos ignoran. Amar aquellos que hacen o hicieron daño, que nos hicieron daño.

Pero, amar sin medida comienza por amarnos a nosotros mismos, como somos, con nuestras pobrezas y desdichas. A menudo somos implacables con nosotros mismos, somos duros e inmisericordes. Si aprendemos a tratarnos con misericordia, podremos aprender a tratar con misericordia a los demás. No condenaremos, sino que acogeremos porque comprenderemos mejor sus desgarros, sus infelicidades, sus miserias, sus errores... porque ¿son las nuestras?

DICE G.  LEIBNIZ (filósofo, fisíco y matemático)

Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.



LUNES 16 JUNIO, 11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


del primer libro de los Reyes 21, 1-16
Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenia una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria. Ajab le propuso: -«Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero.»
Nabot respondió: -«¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!» Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres. »
Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento.
Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo:
-«¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?» Él contestó: -«Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: "Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra." Y me dice: "No te doy mi viña." »
Entonces Jezabel dijo: -«¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!» Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey." Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera. » Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que hablan recibido. Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: -«Nabot ha maldecido a Dios y al rey.» Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. Entonces informaron a Jezabel: -«Nabot ha muerto apedreado.» En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: -«Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto.» En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.

Salmo 5  R. Atiende a mis gemidos, Señor.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero lo aborrece el Señor. R.

evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA


La ley del talión, conocida en el código de Hammurabi y aceptada por Israel (Ex 21,23-25). La ley del talión (Lev 24,19-20; Mt 5,38.48) fue necesaria en una cultura primitiva en que la venganza no tenía límite alguno. Cuando fue dada, era una ley verdaderamente "progresista". No debe juzgarse, por tanto, desde la perfección del evangelio. Los mismos judíos se sentían embarazados ante el principio tan horrendo del "ojo por ojo y diente por diente" y, en lugar de aplicarlo al pie de la letra, lo habían cambiado por sanciones pecuniarias.

La ley de talión se basaba en el principio de la retribución: haz lo mismo que te hagan. Jesús niega que sea válido aplicar este principio. Afirma que sus discípulos nunca deben buscar la venganza. Deben, más bien, aceptar la humillación, estar dispuestos a sufrir la injusticia que se les hace y prestar el servicio necesario y requerido. Esto debe ser así desde la voluntad de Dios.

Estas exigencias de Jesús no van en contra del orden establecido en la sociedad. El mismo Jesús se constituye en paradigma: pide explicación a quien le ha herido (Mc 14,48; Jn 18 23) y sufre la humillación; manda incluso a sus discípulos que compren una espada para defenderse de sus enemigos (Lc 22,33) y Pablo apela, para defenderse de la injusticia, a su calidad de ciudadano romano y recurre incluso al tribunal supremo, al César.

El "odiarás a tu enemigo" no está escrito en ninguna parte de la Biblia. La habían deducido los judíos, a modo de conclusión, de la primera parte del mandamiento del amor (Lev 19,18), que se refería a los miembros del pueblo de Dios (los que no pertenecían al pueblo de Dios eran idólatras y, por tanto, enemigos de Dios). Jesús eleva el principio del amor al prójimo a categoría universal, sin hacer ninguna clase de distinción. Así lo exigía la perfección de Dios que consiste en que nuestra vida y actividad constituyan una unidad. Toda para Dios. Sin establecer distinciones ni parcelaciones en el campo de la vida humana.
DICE SAN AGUSTÍN:

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


del libro del Éxodo 34,4b-6.8-9:

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él, proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.»
Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.»

Dn 3,52-56 R/. A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R/.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos. R/.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.

de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13,11-13:

Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso ritual. Os saludan todos los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros.

evangelio según san Juan 3,16-18:

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.



CONFIAR EN DIOS
        
         El esfuerzo realizado por los teólogos a lo largo de los siglos para exponer con conceptos humanos el misterio de la Trinidad apenas ayuda hoy a los cristianos a reavivar su confianza en Dios Padre, a reafirmar su adhesión a Jesús, el Hijo encarnado de Dios, y a acoger con fe viva la presencia del Espíritu de Dios en nosotros.
         Por eso puede ser bueno hacer un esfuerzo por acercarnos al misterio de Dios con palabras sencillas y corazón humilde siguiendo de cerca el mensaje, los gestos y la vida entera de Jesús: misterio del Hijo de Dios encarnado.
         El misterio del Padre es amor entrañable y perdón contÍnuo. Nadie está excluido de su amor, a nadie le niega su perdón. El Padre nos ama y nos busca a cada uno de sus hijos e hijas por caminos que sólo él conoce. Mira a todo ser humano con ternura infinita y profunda compasión. Por eso, Jesús lo invoca siempre con una palabra: “Padre”.
         Nuestra primera actitud ante ese Padre ha de ser la confianza. El misterio último de la realidad, que los creyentes llamamos “Dios”, no nos ha de causar nunca miedo o angustia: Dios solo puede amarnos. Él entiende nuestra fe pequeña y vacilante. No hemos de sentirnos tristes por nuestra vida, casi siempre tan mediocre, ni desalentarnos al descubrir que hemos vivido durante años alejados de ese Padre. Podemos abandonarnos a él con sencillez. Nuestra poca fe basta.
         También Jesús nos invita a la confianza. Estas son sus palabras: “No viváis con el corazón turbado. Creéis en Dios. Creed también en mí”. Jesús es el vivo retrato del Padre. En sus palabras estamos escuchando lo que nos dice el Padre. En sus gestos y su modo de actuar, entregado totalmente a hacer la vida más humana, se nos descubre cómo nos quiere Dios.
         Por eso, en Jesús podemos encontrarnos en cualquier situación con un Dios concreto,amigo y cercano. Él pone paz en nuestra vida. Nos hace pasar del miedo a la confianza, del recelo a la fe sencilla en el misterio último de la vida que es solo Amor.
         Acoger el Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús, es acoger dentro de nosotros la presencia invisible, callada, pero real del misterio de Dios. Cuando nos hacemos conscientes de esta presencia contÍnua, comienza a despertarse en nosotros una confianza nueva en Dios.
         Nuestra vida es frágil, llena de contradicciones e incertidumbre: creyentes y no creyentes, vivimos rodeados de misterio. Pero la presencia, también misteriosa del Espíritu en nosotros, aunque débil, es suficiente para sostener nuestra confianza en el Misterio último de la vida que es solo Amor.
        
José Antonio Pagola

15 de junio de 2014
Santísima Trinidad (A)
Juan  3, 16-18



SÁBADO 14 de junio de 2014
Décima Semana del Tiempo Ordinario

del primer libro de los Reyes 19,19-21:

En aquellos días, Elías se marchó del monte y encontró a Elíseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Ellas pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Ellas y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Elíseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.


Salmo 15  R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.


evangelio según san Mateo 5,33-37:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor." Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

PARA VIVIR ESTA PALABRA

Toda vocación de ser profeta tiene alguna nota particular en cada uno, pero todas tienen algo en común: la llamada de Dios. Eliseo caen en la cuenta de que a través de Elias es Dios el que llama y por eso hace el sacrificio de sus instrurmentos de trabajo, ofreciéndolos a Dios. Se despide de su familia y comienza una nueva vida con Elías. 

Eliseo no lllegó, humanamente hablando, a la talla espiritual de Elías; pero, como figura carismática, estuvo animado de sentimientos de benevolencia y de bondad hacia los desventurados y los oprimidos. Se encaró sin compasión con la impiedad y el delito. Con su vivo sentimiento patriótico hizo tomar conciencia al pueblo de Israel de que la acción política pertenece desde el principio a la actividad de los profetas del Antiguo Testamento y de que las dimensiones de la religión yahvista superaran los límites de Israel, extendiéndose a todas las dinastías y a todos los pueblos.

Eliseo se convirtió en el paladín nacional de la lucha contra los arameos. Dio sabios consejos al rey de Israel en guerra contra Siria (2Re 6) y sostuvo su coraje durante un asedio (2Re 5-6). Fue el alma de la resistencia patriótica cuando Israel tuvo que sufrir reveses militares, de forma que el rey Joás, al visitarle en su lecho de muerte, pudo llamarlo: "¡Padre mío, carro y caballería de Israel!" (2Re 13,14).

Elías significa «Mi-Dios-Es-Yahveh». Eliseo significa: «Yahveh-Salvador». Dos nombres programáticos que definen a ambos profetas y nos remiten a las circunstancias históricas en las que actúan. Ambos supieron decir Sí a Dios y actuar en consecuencia con la llamada recibida.

LA VOZ DE SAN AGUSTÍN

Tarde te amé, Belleza, tan antigua y tan nueva, ¡tarde te amé! Estabas dentro de mí, y yo te buscaba por fuera... Me lanzaba como una bestia sobre las cosas hermosas que habías creado. Estabas a mi lado, pero yo estaba muy lejos de Ti. Esas cosas... me tenían esclavizado. Me llamabas, me gritabas, y al fin, venciste mi sordera. Brillaste ante mí y me liberaste de mi ceguera... Aspiré tu perfume y te deseé. Te gusté, te comí, te bebí. Me tocaste y me abrasé en tu paz.


VIERNES 13 de junio de 2014
memoria de san ANTONIO  de Padua
Décima Semana del Tiempo Ordinario

del primer libro de los Reyes (19,9a.11-16):

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche.
El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le decía: «¿Qué haces, aquí, Elías?»
Respondió: «Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.» El Señor dijo: «Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»

Salmo 26   R/. Tu rostro buscaré, Señor

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R/.



evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pero  yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pero  yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA

Elías sale hacia Horeb, la montaña del Sinaí, para encontrarse con Dios., porque allí era donde Moisés se había encontrado con él. Su tenacidad tiene éxito y, por fin, lo logra. Quizá para indicarnos entre otras cosas, que todo aquel que busca sinceramente a Dios, si no lo encuentra no es por Dios sino porque no ha sabido reconocerlo en "la brisa suave y tenue".

En el Evangelio, Jesús sigue con las antítesis, hoy la segunda. “Se dijo a los antiguos… pero yo os digo”. Aquello estuvo bien y cumplió su cometido; ahora, al llegar el Reino de Dios, no basta con la Ley. Jesús propone una conversión hacia la autenticidad, por encima de cumplimientos y de apariencias.

Esto supone un cambio de mentalidad, una pequeña –o no tan pequeña- revolución moral. Lo que importa no es tanto lo que aparece, sólo lo que se hace, sino el corazón de la persona. Si el corazón está deseando un mal, Jesús se refiere hoy al adulterio, ya se ha adulterado, la persona ya se ha contaminado. “Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro” (Mc 7, 21-23).

El corazón también puede tener y tiene buenos deseos. El corazón no es malo, somos nosotros los que podemos usarlo mal. 

Cuando una persona “tiene corazón”, cuando mira con un corazón limpio, todo en él es limpio, Y todo lo que haga, todo lo que diga y todo lo que piense será bueno, bello y verdadero. Y entenderá y, en la medida de sus posibilidades, vivirá y practicará el mandato del Señor: “Ama al Señor con todo el corazón…y al prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37). Así lo han hecho los santos. Así lo hizo San Antonio, y por eso tiene tantos seguidores que “cordialmente” le siguen e invocan.

DICE PABLO VI:
El cristiano sabe que el amor humano es bueno por su origen, y si ha sido, como todo lo que existe en el hombre, herido y deformado por el pecado, encuentra en Cristo su salvación y su redención

Jueves 12 de junio de 2014
Jesucristo Sumo yEterno Sacerdote
Décima Semana del Tiempo Ordinario

Isaías 52,13–53,12:

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.



Salmo 39 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número. R/.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.

Entonces yo digo: «Aquí estoy,
como está escrito en mi libro,
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.

No he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.

evangelio según san Lucas 22, 14-20

Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.»
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»


PARA VIVIR ESTA PALABRA
Jesús es el único mediador entre Dios y la humanidad, porque él ha unido en sí las dos naturalezas: la divina y la humana. Es Dios y hombre. En el cristianismo sólo hay un sacerdote, un mediador: JESUCRISTO, el hijo de Dios y de María.

San Lucas (Lc. 22, 14-20) pone de relieve que la Pascua antigua ha quedado atrás y no volverá a celebrarse sino en la Pascua de Cristo, en el Reino de Dios, que ya se ha iniciado entre nosotros. Celebrar nosotros el Memorial de la Pascua de Cristo no es sólo un contemplar a Cristo bajo una nueva presencia. Él está con nosotros en la Eucaristía para que nos encontremos real y personalmente con Él al paso de la historia. Su presencia en la Eucaristía es una presencia real con toda su fuerza salvadora. Participar de la Eucaristía nos hace entrar en la nueva alianza inaugurada por Jesús, en que, unidos a Él, somos hechos hijos de Dios y el Padre Dios nos contempla con el mismo amor con que contempla a su Hijo unigénito.

El Señor nos reúne para que en la Eucaristía celebremos, unidos a Él, la Pascua Nueva, la del Reino de Dios entre nosotros. Celebramos la Victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Celebramos nuestra liberación de las diversas esclavitudes a las que el maligno nos había sometido. Celebramos nuestro peregrinar hacia la Patria eterna. Celebramos el ser el Nuevo Pueblo de Dios, el de sus hijos que se dejan guiar por Cristo, único Camino de salvación para nosotros. La Eucaristía nos pone en camino como testigos del Reino, pues la salvación no es ya una promesa, sino una realidad cumplida por Dios entre nosotros y para nosotros. Y nosotros hemos de proclamar este Misterio de amor y de salvación a la humanidad entera.

La Iglesia de Cristo continúa la obra sacerdotal de Jesús en el mundo y su historia. A nosotros nos corresponde continuar consagrándolo todo a Dios. El Sacrificio redentor de Cristo debe no sólo ser anunciado, sino vivido por la Iglesia, como la mejor muestra del Evangelio proclamado con la vida misma.


LA VOZ DE BENEDICTO XVI
El único y el mismo Cristo está presente en el pan eucarístico de  todos los lugares de la tierra. Esto significa que sólo podemos encontrarlo junto con todos los demás. Sólo podemos recibirlo en la unidad.