11 junio, MIÉRCOLES. DÉCIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Fiesta de san Bernabé
Hechos de los apóstoles 11, 21-26; 13 1-3
Cuando los de la iglesia de Jerusalén conocieron esta noticia, mandaron a Bernabé a Antioquía. Al llegar, Bernabé vio cómo Dios los había bendecido, y se alegró mucho. Animó a todos a que con corazón firme siguieran fieles al Señor. Porque Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y así mucha gente se unió al Señor.Después de esto, Bernabé fue a Tarso en busca de Saulo, y cuando lo encontró lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente; y allí, en Antioquía, fue donde por primera vez se dio a los discípulos el nombre de cristianos.
En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Eran Bernabé, Simón (al que también llamaban el Negro), Lucio de Cirene, Menahem (que se había criado junto con Herodes, el que gobernó en Galilea) y Saulo. Un día, mientras celebraban el culto al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “Separadme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado.”
Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron.
Salmo 97,1- 6 R. El Señor revela a las naciones su justicia
Cantad al Señor una canción nueva,pues ha hecho maravillas!
¡Ha alcanzado la victoria
con su gran poder, con su santo brazo
El Señor ha anunciado su victoria,
ha mostrado su justicia
a la vista de las naciones;
ha tenido presentes su amor y lealtad
hacia el pueblo de Israel.
¡Hasta en el último rincón del mundo ha sido vista
la victoria de nuestro Dios
Cantad a Dios con alegría,
habitantes de toda la tierra;
dad rienda suelta a vuestra alegría
y cantadle himnos.
Cantad himnos al Señor al son del arpa,
al son de los instrumentos de cuerda.
Cantad con alegría ante el Señor, el Rey,
al son de los instrumentos de viento.
evangelio según san Mateo 10,7-13
Id y anunciad que el reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los demonios. Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis.“No llevéis oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento.
“Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis de allí. Al entrar en la casa, saludad a los que viven en ella. Si la gente de la casa lo merece, la paz de vuestro saludo quedará en ella; si no lo merece, volverá a vosotros.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
La primera lectura narra el inicio de la comunidad cristiana en Antioquía, la cual jugará un papel decisivo en la expansión del cristianismo en la cuenca del Mediterráneo, tal como lo relatan los capítulos 13 y 14 de los Hechos de los Apóstoles. Cuando la Iglesia de Jerusalén se entera de la respuesta positiva de los habitantes de Antioquía frente al evangelio, enviaron a Bernabé, el cual es descrito como “hombre justo y lleno del Espíritu Santo y fe” (Hch 11,24).
Bernabé es un “justo”, es decir, según el lenguaje teológico del Antiguo Testamento una persona íntegra y fiel a los mandamientos del Señor. Pero además es descrito como alguien “lleno del Espíritu Santo y fe”, con lo cual se le coloca en el ámbito de la nueva alianza presentándolo como alguien dócil a la acción de Dios en la obra de expansión del evangelio. El Espíritu Santo, en efecto, actuará eficazmente por mediación de Bernabé en la predicación del evangelio a los paganos.
Bernabé es un “justo”, es decir, según el lenguaje teológico del Antiguo Testamento una persona íntegra y fiel a los mandamientos del Señor. Pero además es descrito como alguien “lleno del Espíritu Santo y fe”, con lo cual se le coloca en el ámbito de la nueva alianza presentándolo como alguien dócil a la acción de Dios en la obra de expansión del evangelio. El Espíritu Santo, en efecto, actuará eficazmente por mediación de Bernabé en la predicación del evangelio a los paganos.
Desde el principio Bernabé fue generoso: «Tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los Apóstoles» (Hch 4,37). Llevó a san Pablo a los Apóstoles, cuando todos le tenían miedo, y con él abrió el apostolado a todos los pueblos. Primero, en Antioquía, donde «exhortaba a todos a permanecer en el Señor con un corazón firme, porque era un hombre bueno, lleno de fe y del Espíritu Santo. Y una gran muchedumbre se adhirió al Señor». Su pasión apostólica fue ejemplar, poniendo en práctica el mandato del Maestro: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,7).
Cuando veamos que alguien flaquea o retrocede, perseveremos como Bernabé, sobrenombre que significa también “hombre esforzado”, y “el que anima y entusiasma”. Son características de las que hoy estamos necesitados.
Señor, tú mandaste que San Bernabé, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, fuera designado para llevar a las naciones tu mensaje de salvación; concédenos, te rogamos, que el Evangelio de Cristo, que él anunció con tanta firmeza, sea siempre proclamado en la lglesia con fidelidad de palabra y de obra. Por Cristo nuestro Señor. Amén
10 junio, MARTES DE LA DÉCIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
del primer libro de los Reyes 17,7-16
En aquellos días, se secó el torrente donde se había escondido Elías, porque no había llovido en la región. Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: «Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir al1í; yo mandaré a una viuda que te dé la comida.» Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.» Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.» Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.» Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."» Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Salmo 4 R/ Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?R.
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho. R.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón
más alegría que si abundara en trigo y en vino. R.
evangelio según san Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
La historia de la viuda de Sarepta es una historia que ilustra la paradoja de la vocación cristiana de dar de lo que no se tiene, ser fecundo desde la propia esterilidad, y todavía más: dar amorosa acogida a partir del propio desamparo. Se dice que es una mujer viuda que recogía leña. Sus manos no se escapan del trabajo, no interesa la aspereza de la leña. Son las mismas que amasan en la mesa, las que saben del rigor de los inviernos. Ella deja su casa, está sola para luchar la subsistencia. No sabemos su nombre ni con quien ha dejado al pequeño. Su labor la viene definiendo: Calentar el hogar y aplacar la crudeza de la ausencia.
¿Cómo serán las manos de tantas mujeres solas —viudas o abandonadas— que trabajan para sostener de pie las paredes de su casa? ¿Cuántas de sus lágrimas no serán primicias de rocíos y lluvias nuevas que alientan la esperanza? Señor, tú que ves en lo secreto de los corazones, multiplica el fruto de todos los que trabajan y buscan cada día el sustento que los hace dignos y sencillos.
¿Qué más sabemos? Que esta mujer viuda y trabajadora es llamada a dar de beber y de comer al que está sin sustento, en este caso a Elías. La escena nos evoca el pasaje del Evangelio en el cual Jesús dice a sus discípulos: tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era extranjero y me acogieron... Mt. 25,35). En Sarepta se anticipa esta enseñanza; en Elías, en el indigente, es Dios quien golpea a la puerta del corazón. Un Dios mendigo, que pide pan y trabajo. Este Dios vestido de pobre para enriquecernos con su pobreza (2Cor. 8,9). Que clama desde el corazón de los sin techo, sin tierra, sin trabajo, para que los ricos repartan sus bienes y los pobres den, también, desde su pobreza.
DICE EL PAPA FRANCISCO
Somos discípulos misioneros y estamos llamados a convertirnos en el mundo en un evangelio viviente: con una vida santa daremos ‘sabor’ en los diversos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de una caridad genuina. Si los cristianos pierden sabor y se apagan, su presencia pierde eficacia.
9 junio, LUNES DE LA DÉCIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
del primer libro de los Reyes 17, 1-6
En aquellos días, Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: «¡Vive el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo! En estos años no caerá rocío ni lluvia si yo no lo mando.» Luego el Señor le dirigió la palabra: «Vete de aquí hacia el oriente y escóndete junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. Bebe del torrente y yo mandaré a los cuervos que te lleven allí la comida.» Elías hizo lo que le mandó el Señor, y fue a vivir junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente.
Salmo responsorial: 120 R/ Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre. R.
evangelio según san Mateo 5,1-12
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»
PARA VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS
Elías hizo lo que le mandó el Señor. Con este texto el Libro I de los Reyes comienza el relato del ciclo de Elías, y este profeta irrumpe en la escena coincidiendo con la tremenda sequía que sufrió el pueblo. Elías pasará a la historia del pueblo elegido como el profeta de Israel por antonomasia, y su presencia será decisiva en el conflicto entre yahvismo y baalismo, monoteísmo y politeísmo, fidelidad al Dios de los padres y expansión de la idolatría. Elías con su pasión por la fidelidad de Israel al Señor, irá de un sitio para otro anunciando y denunciando, despertando las conciencias para enderezarlas a Dios. El perfil ascético con el que se presenta este profeta marcará la pauta según la cual el mensaje profético conlleva un modo de vida austero en el que brilla siempre la providencia y la solicitud de Dios con los suyos.
Las Bienventuranzas son la carta magna del Evangelio, un compendio del núcleo del mensaje de Jesús y una ilustración de su propio modo de vida. Jesús las vivió en primera persona y las proclamó para que no nos perdamos en vanidad de vanidades, sino que vayamos por el camino recto que lleva a Dios. Más aún, el camino en el que ya está presente la acción de Dios porque se vive conforme a su Espíritu. Pobres, misericordiosos, limpios de corazón, constructores de paz, luchadores por la justicia, soportando la persecución ... Es un modo de vida, no solo ideas bonitas. Y la recompensa no es sólo en el más allá, sino en el más acá, cada día, alegres y contentos porque Dios mismo está con nosotros recorriendo nuestro mismo camino.
(345?-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilía sobre la segunda carta a los Corintios, 12,4; PG 61, 486-487:
Si nos ultrajan, dancemos con alegría como si estuviéramos colmados de alabanzas.
Si sufrimos daños, considerémoslo como una ganancia.
Si damos a los pobres, convenzámonos que recibimos más...
Ante todo, acuérdate que combates por el Señor Jesucristo.
Entonces, entrarás con ánimo en la lucha y vivirás siempre en la alegría,
ya que nada nos hace más feliz que una buena conciencia.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Bendice, alma mía, al Señor:
Hermanos:
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
El Señor está en su templo santo,
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado:
SANTA TERESA DE JESÚS DICE:
Es cosa que importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el que le pareciere va por muy más bajo, está más alto en los ojos del Señor.
Bendice, alma mía, al Señor,
SAN MARCELINO CHAMPAGNANT:Para educar hay que amar
(fiesta el 6 de junio. Fundador de la familia Marista)
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
Oh Dios, despliega tu poder,
Tanto el Evangelio de este día como el relato de Hechos de los Apóstoles tienen un carácter de despedida. En este caso es Pablo el que, ante su inminente marcha, dirige unas palabras, una especie de testamento a “los principales de la Iglesia de Éfeso”. El texto comienza con una recomendación: “Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar.” Pablo sabe de los peligros que van a amenazar a la comunidad cuando él falte; concretamente habla del peligro de deformar el Evangelio recibido y de dejarse llevar por otros vientos que no son los del Señor Jesús. Llama la atención que ese futuro incierto no impide a Pablo marcharse, no se siente imprescindible, porque sabe que deja la comunidad en las buenas “manos de Dios y de su palabra, que es gracia y tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos”. Estas palabras me sugieren la importancia de vivir desde la confianza en que Dios, a través de su Espíritu, envía su gracia y verdad a aquellos que nos ha encomendado cuidar, frente a la necesidad que a veces sentimos de “tenerlo todo bajo control” como si sólo si estando nosotros las cosas funcionaran.
Pero Pablo, a la vez, no es ingenuo y por eso invita a los destinatarios de su discurso a estar alertas, vigilantes. ¿Pero cómo hacerlo? Pablo mismo nos muestra un estilo de vigilancia que no consiste en estar al acecho de los errores propios y ajenos condenando sino cuidando. Esta palabra tan hermosa tiene un sentido muy hondo de solicitud y atención al otro porque nos importa, porque le queremos hasta “las lágrimas”, esas con las que Pablo aconsejaba “a cada uno en particular”, seguramente en tiempos largos de diálogo, de encuentros personales, de oración.
Aprendamos también nosotros a cuidarnos y atendernos con amabilidad y ternura, creyendo siempre en la verdad y belleza que se esconde en el interior de cada persona.
Derramaste en tu heredad, oh Dios,
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
Jesús no necesitaba ser bautizado por Juan, pero se somete al bautismo de Juan porque de hecho, iba a comenzar "una nueva vida": su ministerio público, la predicación del reino de Dios. Jesús siguió la costumbre que tenían muchos judíos de la época. Dice la Palabra que Jesús se hizo semejante a todos los hombres en todo (Flp 2,7) menos en el pecado.
El bautismo en el nombre de Jesús es ya una realidad cumplida que regala al creyente el don de su Espíritu. Aquellos hombres de Éfeso seguidores del Bautista dan el paso a seguidores de Jesús cuando por la imposición de manos reciben la plenitud del Espíritu para ser otros Cristos en su ambiente. Una nueva familia de creyentes en Cristo es iniciada, convirtiéndose en centro de irradiación de la Palabra del Señor en Asia Menor, la actual Turquía.
Animo! Yo he vencido al mundo. Esta frase de Jesús anuncia la victoria que será fuente de paz y de fortaleza tanto para los discípulos de aquel tiempo como para todos nosotros, hasta hoy: Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Pueblos todos batid palmas,
Hermanos: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nom-bre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
El Señor es mi Dios y salvador:
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pablo permanecerá año y medio en Corinto “explicándoles la palabra de Dios”, pero con dificultades. Los judíos se amotinaron contra él, conduciéndolo ante el procónsul Galión –hermano de Séneca- y ante el tribunal. Galión no hizo caso y Pablo pudo seguir trabajando, sobre todo después de recibir en sueños el consuelo del Señor que le decía; “Sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo”.
En el Evangelio Jesús les promete que no les abandonará, y la alegría que recibirán no se la podrá arrebatar nadie, porque la presencia del Resucitado nadie la puede quitar.
Y es precisamente, Jesús resucitado quien dice a Pablo esas palabras de cercanía y de consuelo. Las escucha en sueños en boca de Jesús, con seguridad que no fueron novedad alguna para él, buen conocedor de las Escrituras. Moisés y Jeremías las habían escuchado también en boca de Yahvé. Y, en el Nuevo Testamento, María lo primero que oye de Dios en boca del ángel fue: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios” (Lc 1,30).
No temas, Pablo, “Dios está contigo”; “No temas, María”, porque Dios está contigo”. No temas, Moisés, Jeremías, José, Antonio y quienquiera que seas, porque Dios está contigo.
Y por eso, sigue dando testimonio. Sigue siendo discípulo y seguidor. Sigue siendo mis brazos y mis pies, mis ojos para mirar con cariño y mi voz para consolar y anunciar el amor de Dios a cuantos te encuentres por los caminos de la vida. Que a través de ti, me vean a mí porque vives con mi Espíritu, que te posibilita ser "otro Jesús hoy en el mundo".
Sembrad en justicia, dice el Señor, y cosecharéis la esperanza de la vida. Ya no os envía al último día, en el que todo os será dado realmente y ya no sólo en esperanza. Os habla del presente. Ciertamente, nuestro gozo será grande, nuestra alegría infinita, cuando empezará la verdadera vida. Pero la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gozo ya desde ahora.
«En efecto, es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el "don de Dios" [...] Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir, el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios [...] Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia» (San Ireneo de Lyon).
La marcha de Jesús parecía una auténtica catástrofe irreparable, sin embargo, dará paso al tiempo del Espíritu Santo, en el que también vivimos hoy. La historia ha entrado en otra etapa a partir de la muerte y resurrección. Lo que Jesús les hablara aquella noche de la última cena, presintiendo su cercana muerte nunca lo podremos reconstruir porque no había cámaras ni grabadoras, pero san Juan a la luz de la Resurrección nos va haciendo llegar el mensaje fundamental: se ha inaugurado una época nueva y es Dios quien la lleva adelante; Jesús Resucitado continúa con sus discípulos y discípulas, su fuerza les asiste y va por delante en toda situación.
Pero el mundo no lo querrá creer. El mal ha sido vencido por Jesús y no tiene la última palabra. Hay un futuro de vida al que se llega no por las propias fuerzas, sino con las de Dios.
¡Cuánto nos cuesta abrirnos al futuro, aunque sea incierto! Nos aferramos a lo seguro y no queremos que cambie como los apóstoles, que se entristecen cuando se dan cuenta que al no tener la presencia de Jesús, quien los protege, son vulnerables y temen la incertidumbre de lo que ha de venir y no llegan a comprender que los designios de Dios van por otro camino.
Confiemos en la Asistencia del Espíritu Santo, en que Dios siempre va por delante, aunque el futuro lo veamos incierto. Él nos ha mandado al Espíritu Santo que siempre nos acompaña si vivimos con la apertura, disponibilidad y acogida de María, la madre de Jesús y de la Iglesia.
Nadie, por cierto, puede negar que el Espíritu Santo vino; ¿pero por qué vino? ¿Para suplir la ausencia de Cristo o para cumplir su presencia? Ciertamente, para hacerlo presente. No imaginemos ni un momento que Dios, el Santo Espíritu pueda venir de tal modo que Dios, el Hijo quede a lo lejos. No, no vino con el fin de que Cristo no venga, sino mucho más bien con el fin de que Cristo pueda volver en su venida. Por el Santo Espíritu entramos en comunión con el Padre y el Hijo... San Pablo escribe: "En Cristo somos integrados en la construcción para ser morada de Dios por Espíritu", y "Que os conceda ser robustecidos por medio de su Espíritu, en vuestro hombre interior, con el fin de que Cristo viva en vuestros corazones por la fe" (Ef 2,22; 3,16s). El Espíritu Santo suscita y la fe acoge la presencia de Cristo en el corazón. Así pues, el Espíritu no ocupa el lugar de Cristo en el corazón, le asegura este sitio a Cristo...
En su segundo viaje misionero, Pablo llegó a Filipos, capital de Macedonia, e inició su trabajo de evangelización. Un grupo de mujeres se juntaron para escucharlo. Entre ellas estaba Lidia, de la que se nos dice: primero, que era comerciante de púrpura; segundo, que procedía de la ciudad de Tiatira, en el Asia Menor; y, tercero, que adoraba a Dios.
El ser comerciante de púrpura, y el serlo en la ciudad de Filipos, le concedía a Lidia una posición económica y un rango social importante. Por una parte, a lo que se le denomina “púrpura”, era a uno de materiales más caros de la época. Se trataba de un tinte que los fenicios obtenían de un tipo de marisco llamado múrex. El líquido lechoso extraído de una glándula suya, expuesto al aire, adquiría un color púrpura de diferentes matices, que se usaba para teñir ciertos tipos de telas. El costo de producción era tan elevado que, definitivamente, se empleaba en tejidos destinados a personas sumamente ricas, mayormente pertenecientes a la realeza. Ser comerciante de púrpura implicaba que Lidia tenía el suficiente dinero para adquirir ese preciado producto que provenía de Fenicia, y que podía revenderlo a aquellos que se dedicaban a preparar telas caras para la aristocracia.
Por otra parte, el vivir en Filipos, y ser comerciante allí, la colocaba en una posición muy ventajosa. La ciudad de Filipos era la única, en todo el mundo grecorromano, en la que las mujeres gozaban de reconocimiento y hasta de libertad. En una cultura como la grecorromana, sobre todo la de origen griego, en la que la mujer estaba desvalorizada, Filipos brillaba por conceder un estatus diferente a sus habitantes femeninas. Mujeres de Filipos que, a lo largo de su historia, fueron relevantes de diferentes maneras, llegaron a tener, inclusive, estatuas que las recordaron. De modo que, es muy probable que Lidia gozara de una muy buena reputación social en esa ciudad macedónica.
La frase “adoraba a Dios” parece indicar que, aunque muy probable fuera de origen gentil, ella se había convertido al judaísmo en algún momento de su vida, y había llegado a ser prosélita.
No obstante a su posición social y económica, y a su filiación religiosa de prosélita judía, al tener conocimiento del Evangelio de Jesucristo, mediante la predicación de Pablo, Lidia abrió su corazón a Jesucristo. El resultado fue inmediato: ella y toda su familia fueron bautizados y pasaron a formar parte de la Iglesia; en otras palabras, la salvación no sólo la alcanzó a ella, sino a los que formaban su hogar. Por otra parte, ella se convirtió, inmediatamente, en sostenedora del ministerio de Pablo, al recibirlo a él y a su equipo misionero, en su casa. Aunque ella no es mencionada posteriormente, ni siquiera en la Epístola a los Filipenses, la huella de su generosidad, y de su apertura de corazón, marcó a la Iglesia de Filipos que se convirtió en sostén económico del apóstol, en la continuidad de su obra misionera (Filipenses 4:15-18).
8 junio, DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban:
–«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Me-sopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»
Salmo 103 R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bau-tizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. »
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. »
VIVIR A DIOS DESDE DENTRO
Hace
algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el
principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su
“mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la
Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por
los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.
El problema no ha hecho sino agravarse
estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las
instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón
de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.
La sociedad moderna ha apostado por “lo
exterior”. Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos
con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra
resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la
corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde
dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la
interioridad.
Es triste observar que tampoco en las
comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no
saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde
dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma:
escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios,
mientras nuestro corazón está ausente.
En la Iglesia se habla mucho de Dios,
pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en
lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado
en nuestro interior? ¿ Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde
dentro?
Acoger al Espíritu de Dios quiere decir
dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de
nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a
Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro
ser.
Esta experiencia interior de Dios, real
y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin
descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura
secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece
muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y
frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y
sencilla, alguna experiencia interior
del Misterio de Dios.
José
Antonio Pagola
7 de junio, Sábado, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 28,16-20.30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.» Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Salmo 10 R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres. R/.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro. R/.
evangelio según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado:
«Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?» Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
San Pablo experimentó y vivió muchas de las palabras de Jesús: “No es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán; si guardaren mi palabra, también guardarán la vuestra”. Varias persecuciones sufrió Pablo, principalmente por parte de sus hermanos judíos. La que relata la primera lectura le lleva a Roma, porque Pablo apeló al César. En esta ciudad, y “ante los principales de los judíos” intenta probarles su inocencia y se atreve a predicarles a Jesucristo.
“¿A ti qué? Tú sígueme”. Hay preguntas que nos asaltan a la vuelta de cada esquina. Una de ellas es: “¿Dónde apoyo mi vida”. En nuestro caminar detrás de Jesús, a quien, alegres y convencidos, hemos prometido seguirle donde quiera que vaya, no todo es lineal. A veces, nuestro corazón humano se enreda en acontecimientos, relaciones, vivencias… y se puede apegar con demasiada intensidad a ellos. Nosotros, los cristianos, queremos apoyar nuestra vida, nuestros días y nuestras noches, en el amor que Cristo nos ha manifestado, y desde ahí seguir el camino que él nos ha trazado.
A veces, nos comparamos con otros, pero cuando Pedro pregunta a Jesús: “Señor, y este ¿qué?”. Jesús es bien claro: “¿A ti qué? Tú sígueme”. Lo importante, donde tenemos que apoyar nuestra vida es en el seguimiento de Jesús, y fiarnos de que cada camino de cada hermano/a está acompañado por Jesús y él tiene sus planes con él/ella, aunque nosotros no lo sepamos.
SANTA TERESA DE JESÚS DICE:
Es cosa que importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el que le pareciere va por muy más bajo, está más alto en los ojos del Señor.
6 de junio, VIERNES, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 25, 13-21
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: -«Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, corno Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»
Salmo 102 R. El Señor puso en el cielo su trono.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.
evangelio según san Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: - «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: - «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero.» Jesús le dice: - «Apacienta mis corderos.» Por segunda vez le pregunta: - «Simón, hijo de Juan, ¿me arnas?» Él le contesta: - «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Él le dice: - «Pastorea mis ovejas.» Por tercera vez le pregunta: - «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: - «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: - «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: - «Sígueme.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
A lo largo de estas siete semanas de tiempo pascual han desfilado diversos testigos de la Resurrección. El protagonista, el Espíritu Santo, ha ido cambiando de mentalidad a los discípulos y discípulas para que aprendieran un nuevo de modo de vida: ¡con Jesús resucitado! El mismo que murió, vivía. Además del Espíritu, Jesús en sus apariciones les va convenciendo y haciéndoles ver que es el mismo, pero distinto. Hoy a Palabra quiere que nos fijemos en Pablo y Pedro.
“Un difunto que Pablo sostiene que está vivo”. Nunca agradeceremos lo suficiente al sucesor de Félix y nuevo Gobernador de Judea, Porcio Festo, el resumen que hace al rey Agripa y a su hermana Berenice, del caso de Pablo. Según él, uno de los más curiosos que ha heredado de su antecesor y que él quiere resolver, ateniéndose a la ley, cuanto antes. La frase que lo resume todo es: “Nada importante; sólo asuntos de su religión. Un difunto, llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo”.
Difícil decirlo mejor y más claro. Efectivamente, Pablo lo sostenía y daba testimonio de aquella verdad y de aquel hombre, que, curiosamente, era también Dios. Y por sostenerlo y testimoniarlo, le decapitaron. Y, después de veinte siglos, la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, sigue siendo un testimonio de que “aquel hombre, llamado Jesús” vive, sigue viviendo.
Las pruebas del amor y la siempre “nueva evangelización”. Pedro, el experimentado patrón de pesca de Galilea, es examinado sobre el amor. Jesús le hace por tres veces la misma pregunta: “Simón, ¿me amas?”, a la que Pedro contestará sucesivamente: "Sí, “Señor, tú sabes que te quiero”. Entonces Jesús le confía su misión.
Bien está todo lo que reflexionamos sobre la “nueva evangelización”, pero Jesús a Pedro sólo le examina del amor. Y, aprobado, le entrega sus credenciales: “Apacienta mis ovejas". Uno/a que ama a Jesús vivo y lo escucha no puede por menos que sentirse enviado a comunicar el mensaje a los demás.
SAN MARCELINO CHAMPAGNANT:Para educar hay que amar
(fiesta el 6 de junio. Fundador de la familia Marista)
5 de junio, JUEVES, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 22, 30; 23, 6-11
En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos. Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó: - «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos.» Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: - «No encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?» El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: - «¡Animo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.»
Salmo 15 R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
evangelio según san Juan 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: - «Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
San Pablo se sabe un instrumento elegido por el Señor para llevar su nombre a los gentiles. Ha recibido la misión de ser testigo de lo que ha visto y oído, y por ser fiel a la tarea encomendada se juega constantemente la vida. El Señor mismo lo consuela y lo confirma en su misión.
Pablo, que estaba encarcelado, es llevado ante las autoridades para defenderse de las acusaciones que había contra él. Astutamente utiliza en su defensa un argumento que provoca la división de quienes lo tienen que juzgar y que a la vez le sirve para dar testimonio de su esperanza en la resurrección. Buen conocedor del corazón humano, no usa al azahar esta estrategia, sabe que la división engendra confusión y debilita las fuerzas.
Ser testigos del Señor, ayer como hoy, incomoda a los que viven al margen del Evangelio. De San Pablo podemos imitar su valentía y su astucia. Que no nos acobarden los vientos contrarios y aprovechemos las ocasiones que se nos presentan de dar razón de nuestra fe y nuestra esperanza.
LA VOZ DE TERESA DE LISIEUX
Jesús mío, tal vez sea una ilusión, pero creo que no podrás colmar a un alma de más amor del que has colmado la mía. Por eso me atrevo a pedirte que ames a los que me has dado como me has amado a mí. Si un día en el cielo descubro que los amas más que a mí, me alegraré, pues desde ahora mismo reconozco que esas almas merecen mucho más amor que la mía. Pero aquí abajo no puedo concebir una mayor inmensidad de amor del que te has dignado prodigarme a mí gratuitamente y sin mérito alguno de mi parte.
4 de junio, MIÉRCOLES, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 20, 28-38
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: - «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir."» Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Salmo 67 R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.
evangelio según san Juan 17, 11b-19
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: - «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Tanto el Evangelio de este día como el relato de Hechos de los Apóstoles tienen un carácter de despedida. En este caso es Pablo el que, ante su inminente marcha, dirige unas palabras, una especie de testamento a “los principales de la Iglesia de Éfeso”. El texto comienza con una recomendación: “Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar.” Pablo sabe de los peligros que van a amenazar a la comunidad cuando él falte; concretamente habla del peligro de deformar el Evangelio recibido y de dejarse llevar por otros vientos que no son los del Señor Jesús. Llama la atención que ese futuro incierto no impide a Pablo marcharse, no se siente imprescindible, porque sabe que deja la comunidad en las buenas “manos de Dios y de su palabra, que es gracia y tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos”. Estas palabras me sugieren la importancia de vivir desde la confianza en que Dios, a través de su Espíritu, envía su gracia y verdad a aquellos que nos ha encomendado cuidar, frente a la necesidad que a veces sentimos de “tenerlo todo bajo control” como si sólo si estando nosotros las cosas funcionaran.
Pero Pablo, a la vez, no es ingenuo y por eso invita a los destinatarios de su discurso a estar alertas, vigilantes. ¿Pero cómo hacerlo? Pablo mismo nos muestra un estilo de vigilancia que no consiste en estar al acecho de los errores propios y ajenos condenando sino cuidando. Esta palabra tan hermosa tiene un sentido muy hondo de solicitud y atención al otro porque nos importa, porque le queremos hasta “las lágrimas”, esas con las que Pablo aconsejaba “a cada uno en particular”, seguramente en tiempos largos de diálogo, de encuentros personales, de oración.
Aprendamos también nosotros a cuidarnos y atendernos con amabilidad y ternura, creyendo siempre en la verdad y belleza que se esconde en el interior de cada persona.
LA VOZ DE MADRE TERESA DE CALCUTA
A los niños, a los pobres, a todos aquellos que sufren y están solos, dadles una sonrisa alegre; no les ofrezcáis sólo vuestros cuidados sino también vuestro corazón. Posiblemente que no nos encontremos en situación de dar mucho, pero siempre podemos dar la alegría que brota de un corazón que ama a Dios. La alegría es muy comunicativa. Estad pues llenos de alegría cuando estéis entre los pobres.
MARTES 3 de junio, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 20, 17-27
En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: -«Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.»
Salmo 67 R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Derramaste en tu heredad, oh Dios,
una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R.
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas,
es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.
evangelio según san Juan 17, 1-11a
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: - «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo se despide de los cristianos de Mileto. Por los problemas que ha tenido en Éfeso y en las poblaciones que en su caminar ha tocado, sabe que en Jerusalén le esperan pruebas duras, que pueden poner en peligro su vida.
Pablo confiesa no haber dejado de anunciar nada que fuese de utilidad y espera acabar su carrera con gozo pues ha completado la misión que había recibido de Jesús. Esto es lo importante para Pablo, sus ayudantes y todos nosotros: cumplir la misión recibida del Señor Jesús.
Id a todo el mundo, predicad la Buena Noticia y Bautizad a todos los que crean, es la misión recibida y lo único importante que tenemos que hacer. El seguimiento del Señor resucitado puede colocarnos en algunas circunstancias incómodas y peligrosas, pero no hay por qué retroceder. La misión de amar y dar a conocer el amor con las palabras y obras, es lo que importa y a lo que debemos atender con prioridad sobre todo y para ello tendremos la ayuda que necesitemos. Dios va con nosotros.
Pablo parece saber, sabe, que su vida corre peligro y sin embargo continúa su camino. Carece de importancia vivir o morir, lo importante es el cumplimiento de la misión. Es importante poder decir con Pablo: “He corrido mi carrera; he llegado a la meta”. ¿Estamos realmente haciéndolo nosotros así?
LA VOZ DE SAN AGUSTIN
"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos"
LUNES 2 de junio, VII semana de pascua
Hechos de los apóstoles 19,1-8
Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: - «¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?» Contestaron: - «Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo.» Pablo les volvió a preguntar: - «Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?» Respondieron: - «El bautismo de Juan.» Pablo les dijo: - «El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús.» Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses habló en público del reino de Dios, tratando de persuadirlos.
Salmo 67 R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios. R.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor,
su nombre es el Señor. R.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
evangelio según san Juan 16,29-33
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: - «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.» Les contestó Jesús: - ¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El bautismo de Juan era un bautismo de agua solamente. El bautismo instituido por Jesús es un bautismo del Espíritu Santo (Mc 1,8). A veces, el bautismo de Jesús es llamado también bautismo "de fuego": “Yo les bautizo en agua para la conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no soy digno de desatarle las sandalias. El les bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (Mc 1,8)Jesús no necesitaba ser bautizado por Juan, pero se somete al bautismo de Juan porque de hecho, iba a comenzar "una nueva vida": su ministerio público, la predicación del reino de Dios. Jesús siguió la costumbre que tenían muchos judíos de la época. Dice la Palabra que Jesús se hizo semejante a todos los hombres en todo (Flp 2,7) menos en el pecado.
El bautismo en el nombre de Jesús es ya una realidad cumplida que regala al creyente el don de su Espíritu. Aquellos hombres de Éfeso seguidores del Bautista dan el paso a seguidores de Jesús cuando por la imposición de manos reciben la plenitud del Espíritu para ser otros Cristos en su ambiente. Una nueva familia de creyentes en Cristo es iniciada, convirtiéndose en centro de irradiación de la Palabra del Señor en Asia Menor, la actual Turquía.
Animo! Yo he vencido al mundo. Esta frase de Jesús anuncia la victoria que será fuente de paz y de fortaleza tanto para los discípulos de aquel tiempo como para todos nosotros, hasta hoy: Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.
LA VOZ DE UN BIBLISTA
“Con su sacrificio por amor, Jesús vence al mundo y a Satanás. Sus discípulos están llamados a participar en la lucha y en la victoria. Sentir el ánimo que él infunde es ya ganar la batalla.” (LUIS ALONSO.Schokel)
1 junio, DOMINGO, LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos les recomendó:
–No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
–Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel?
Jesús contestó:
–No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
–Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse.
Salmo 46 R/ Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nom-bre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todo.
evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
-«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
NO CERRAR EL HORIZONTE
Ocupados solo en el logro inmediato de
un mayor bienestar y atraídos por pequeñas aspiraciones y esperanzas, corremos
el riesgo de empobrecer el horizonte de nuestra existencia perdiendo el anhelo
de eternidad. ¿Es un progreso? ¿Es un error?
Hay dos hechos que no es difícil
comprobar en este nuevo milenio en el que vivimos desde hace unos años. Por una
parte, está creciendo en la sociedad humana la expectativa y el deseo de un
mundo mejor. No nos contentamos con cualquier cosa: necesitamos progresar hacia
un mundo más digno, más humano y dichoso.
Por otra parte, está creciendo el
desencanto, el escepticismo y la incertidumbre ante el futuro. Hay tanto
sufrimiento absurdo en la vida de las personas y de los pueblos, tantos conflictos
envenenados, tales abusos contra el Planeta, que no es fácil mantener la fe en
el ser humano.
Sin embargo, el desarrollo de la
ciencia y la tecnología esta logrando resolver muchos males y sufrimientos. En
el futuro se lograrán, sin duda, éxitos todavía más espectaculares. Aún no
somos capaces de intuir la capacidad que se encierra en el ser humano para
desarrollar un bienestar físico, psíquico y social.
Pero no sería honesto olvidar que este
desarrollo prodigioso nos va “salvando” solo de algunos males y de manera
limitada. Ahora precisamente que disfrutamos cada vez más del progreso humano,
empezamos a percibir mejor que el ser humano no puede darse a sí mismo todo lo
que anhela y busca.
¿Quién nos salvará del envejecimiento,
de la muerte inevitable o del poder extraño del mal? No nos ha de sorprender
que muchos comiencen a sentir la necesidad de algo que no es ni técnica ni
ciencia ni doctrina ideológica. El ser humano se resiste a vivir encerrado para
siempre en esta condición caduca y mortal.
Sin embargo, no pocos cristianos viven
hoy mirando exclusivamente a la tierra, Al parecer, no nos atrevemos a levantar
la mirada más allá de lo inmediato de cada día. En esta fiesta cristiana de la
Ascensión del Señor quiero recordar unas palabras del aquél gran científico y
místico que fue Theilhard de Chardin: “Cristianos, a solo veinte siglos de la
Ascensión, ¿qué habéis hecho de la esperanza cristiana?”.
En medio de interrogantes e
incertidumbres, los seguidores de Jesús seguimos caminando por la vida, trabajados
por una confianza y una convicción. Cuando parece que la vida se cierra o se
extingue, Dios permanece. El misterio último de la realidad es un misterio de
Bondad y de Amor. Dios es una Puerta abierta a la vida que nadie puede cerrar. (Jose A. Pagola)
31 mayo, sábado, Fiesta de la Visitación de María a Isabel
Sofonías 3, 14-18
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 R. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.
evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo:
-«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El cántico del Magnificat, muy probablemente, era conocido y cantado en las Comunidades primitivas. Nos enseña la espiritualidad de María.
María canta feliz la obra de Dios en su vida: "Exulto de alegría en Dios, mi Salvador". En seguida después, canta la fidelidad de Dios para con su pueblo y proclama el cambio Dios estaba realizando a favor de los pobres y de los hambrientos. La expresión “brazo de Dios” recuerda la liberación del Éxodo. Esta es la fuerza salvadora de Dios que hace acontecer la mutación: dispersa a los orgullosos (1,51), destrona a los poderosos y eleva a los humildes (1,52), manda a los ricos con las manos vacías y llena de bienes a los hambrientos (1,53).
Al final recuerda que todo esto es expresión de la misericordia de Dios para con su pueblo y expresión de su fidelidad a las promesas hechas a Abrahán. La Buena Nueva viene no como recompensa por la observancia de la Ley, sino como expresión de la bondad y de la fidelidad de Dios a las promesas. Es lo que Pablo enseñaba en las cartas a los Gálatas y a los Romanos.
El segundo libro de Samuel cuenta la historia del Arca de la Alianza. David quiso colocarla en su casa, pero tuvo miedo y dijo: "¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Yavé?" (2 Sam 6,9) David mandó que el Arca fuera para la casa de Obed-Edom. "Y el Arca permaneció tres meses en casa de Obed-Edom, y Yavé bendijo a Obed-Edom y a toda su familia" (2 Sam 6,11). María, embarazada de Jesús, es la nueva Arca de la Alianza que, en el Antiguo Testamento, visitaba las casas de las personas distribuyendo beneficios a las casas y a las personas. Va hacia la casa de Isabel y se queda allí tres meses. En cuanto entra en casa de Isabel, ella y toda la familia sienten la alegría de la Presencia de Dios que María les lleva. La Iglesia hoy ha de ser y vivir como María. .
MAGNIFICAT Y EUCARISTÍA
De ecclesia eucharistia nº 58. En la Eucaristía, la Iglesia se une plenamente a Cristo y a su sacrificio, haciendo suyo el espíritu de María. Es una verdad que se puede profundizar releyendo el Magnificat en perspectiva eucarística. La Eucaristía, en efecto, como el canto de María, es ante todo alabanza y acción de gracias. Cuando María exclama « mi alma engrandece al Señor, mi espíritu exulta en Dios, mi Salvador », lleva a Jesús en su seno. Alaba al Padre « por » Jesús, pero también lo alaba « en » Jesús y « con » Jesús. Esto es precisamente la verdadera « actitud eucarística ».
Al mismo tiempo, María rememora las maravillas que Dios ha hecho en la historia de la salvación, según la promesa hecha a nuestros padres (cf. Lc 1, 55), anunciando la que supera a todas ellas, la encarnación redentora. En el Magnificat, en fin, está presente la tensión escatológica de la Eucaristía. Cada vez que el Hijo de Dios se presenta bajo la « pobreza » de las especies sacramentales, pan y vino, se pone en el mundo el germen de la nueva historia, en la que se « derriba del trono a los poderosos » y se « enaltece a los humildes » (cf. Lc 1, 52). María canta el « cielo nuevo » y la « tierra nueva » que se anticipan en la Eucaristía y, en cierto sentido, deja entrever su 'diseño' programático. Puesto que el Magnificat expresa la espiritualidad de María, nada nos ayuda a vivir mejor el Misterio eucarístico que esta espiritualidad. ¡La Eucaristía se nos ha dado para que nuestra vida sea, como la de María, toda ella un magnificat!
30 mayo, viernes de la 6ª semana de Pascua
Hechos de los apóstoles 18,9-18
Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío.»
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron: «Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley.»
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos.»
Y ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sostenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso. Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.
Sal 46 R/. Dios es el rey del mundo
evangelio según san Juan 16,20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Pablo permanecerá año y medio en Corinto “explicándoles la palabra de Dios”, pero con dificultades. Los judíos se amotinaron contra él, conduciéndolo ante el procónsul Galión –hermano de Séneca- y ante el tribunal. Galión no hizo caso y Pablo pudo seguir trabajando, sobre todo después de recibir en sueños el consuelo del Señor que le decía; “Sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo”.
En el Evangelio Jesús les promete que no les abandonará, y la alegría que recibirán no se la podrá arrebatar nadie, porque la presencia del Resucitado nadie la puede quitar.
Y es precisamente, Jesús resucitado quien dice a Pablo esas palabras de cercanía y de consuelo. Las escucha en sueños en boca de Jesús, con seguridad que no fueron novedad alguna para él, buen conocedor de las Escrituras. Moisés y Jeremías las habían escuchado también en boca de Yahvé. Y, en el Nuevo Testamento, María lo primero que oye de Dios en boca del ángel fue: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios” (Lc 1,30).
No temas, Pablo, “Dios está contigo”; “No temas, María”, porque Dios está contigo”. No temas, Moisés, Jeremías, José, Antonio y quienquiera que seas, porque Dios está contigo.
Y por eso, sigue dando testimonio. Sigue siendo discípulo y seguidor. Sigue siendo mis brazos y mis pies, mis ojos para mirar con cariño y mi voz para consolar y anunciar el amor de Dios a cuantos te encuentres por los caminos de la vida. Que a través de ti, me vean a mí porque vives con mi Espíritu, que te posibilita ser "otro Jesús hoy en el mundo".
DE SAN BERNARDO (SIGLO XI)
Sembrad en justicia, dice el Señor, y cosecharéis la esperanza de la vida. Ya no os envía al último día, en el que todo os será dado realmente y ya no sólo en esperanza. Os habla del presente. Ciertamente, nuestro gozo será grande, nuestra alegría infinita, cuando empezará la verdadera vida. Pero la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gozo ya desde ahora.
29 mayo, jueves de la 6ª semana de Pascua
Hechos de los apóstoles 18, 1-8
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa; eran tejedores de lona. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías. Como ellos se oponían y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: - «Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los gentiles.» Se marcho de allí y se fue a casa de Ticio justo, hombre temeroso de Dios, que vivía al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban creían y se bautizaban.
Salmo 97 R. El Señor revela a las naciones su victoria.
evangelio según san Juan 16,16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.» Comentaron entonces algunos discípulos: - «¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?» Y se preguntaban: - «¿Qué significa ese "poco";? No entendemos lo que dice.» Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: - «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
PARA VIVIR ESTA PALABRA
Podemos aprender un poco de Pablo en el empeño de que la Palabra, la dedicación a ella, sea también una inquietud nuestra.
Necesitamos escuchar, dedicarle tiempo a esa lectura pausada, que se para en las palabras, para que la Palabra entre y penetre nuestro corazon, y darle tiempo al Espíritu santo a que nos ilumine, porque desgraciadamente hay tantos ruidos (internos y externos) que nos distraen y nos restan atención y concentración.
Ya vemos en el Evangelio como hará falta la iluminación del Espíritu Santo para que todo se haga claridad y los discípulos y discípulas puedan ser conducidos a la verdad completa. Y lo notarán en el gozo experimentable dentro, a pesar de las dificultades externas.
Y en esta alegría vivimos los que seguimos a Jesús y somos invitados a permanecer siempre en esta alegría, aunque muchas veces los acontecimientos sean adversos. y parezca que estamos en un callejón sin salida.
LA VOZ DE UN TRAPENSE
Todo se convertirá en alegría, si “dejamos desbordar en nosotros las fuerzas de crecimiento que el Amor de Dios renueva hasta el infinito” (Christian de Chergé, Prior de la comunidad de trapenses asesinada en Argelia en el 1996).
28 mayo, Miércoles de la 6ª semana de Pascua
Hechos de los apóstoles 17,15.22-18,1
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: - «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.» Al oír «resurrección de muertos" unos lo tomaban a broma, otros dijeron: - «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.» Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.Salmo 148 R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
evangelio según san Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
De resurrección de muertos ya nos hablas en otro momentp, le dijeron a Pablo. También nosotros hemos de plantearnos lo que significa que JESÚS RESUCITÓ, ESTÁ VIVO y resucitaremos con Él.
El SÍ definitivo de Dios a Jesús, a su modo de vida y enseñanzas, es la gran posibilidad de nuestra vida, lo que reconocemos -desde la fe- como el “sentido” de la misma, lo que la dota de una perspectiva absolutamente extraordinaria, de una promesa de plenitud que envuelve desde su inicio cada vida y que -aunque parezca truncarse- recibirá cumplimiento.
La corta perícopa del evangelio, sin abandonar la complejidad de discurso del evangelio de Juan, nos permite hoy recoger algunas perlas de extraordinario valor.
“Tengo muchas cosas que deciros, pero aún no podéis con ellas”. Punto de partida. Situación de los discípulos, pero también nuestra. Jesús desborda nuestras previsiones, esperanzas, deseos, expectativas… pero todo a su tiempo y con el Espíritu que conduce cada vida y la historia, si nos abrimos como María, llegaremos a la plenitud. En un día ni momento no se puede con todo. Paso a paso se llega lejos y adquiere sentido lo que no lo tenía. Y otras cosas se revelarán en la vida eterna. Aquí tampoco podemos con todo, todo.
“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena”. Tal vez en ocasiones sentimos la tentación de quejarnos de lo que tarda el Espíritu en guiarnos a la verdad, pero Jesús nos ofrece la seguridad de que, en medio de las inevitables oscuridades de la vida, podemos hacer un camino que nos acerque cada vez más a la verdad-sentido de nosotros mismos, de nuestro mundo, de nuestro Dios.
LA VOZ DE SAN IRENEO (SIGLO II)
«En efecto, es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el "don de Dios" [...] Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir, el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios [...] Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia» (San Ireneo de Lyon).
27 mayo, Martes de la 6ª semana de Pascua
Hechos de los apóstoles 16, 22-34
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados dieron orden de que los desnudaran y los apalearan; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos escuchaban. De repente, vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel. Las puertas se abrieron de golpe, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pablo lo llamó a gritos: - «No te hagas nada, que estamos todos aquí.» El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó y les preguntó: - «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le contestaron: - «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.» Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. El carcelero se los llevó a aquellas horas de la noche, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos, los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Salmo 137 R. Señor, tu derecha me salva
evangelio según san Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
La marcha de Jesús parecía una auténtica catástrofe irreparable, sin embargo, dará paso al tiempo del Espíritu Santo, en el que también vivimos hoy. La historia ha entrado en otra etapa a partir de la muerte y resurrección. Lo que Jesús les hablara aquella noche de la última cena, presintiendo su cercana muerte nunca lo podremos reconstruir porque no había cámaras ni grabadoras, pero san Juan a la luz de la Resurrección nos va haciendo llegar el mensaje fundamental: se ha inaugurado una época nueva y es Dios quien la lleva adelante; Jesús Resucitado continúa con sus discípulos y discípulas, su fuerza les asiste y va por delante en toda situación.
Pero el mundo no lo querrá creer. El mal ha sido vencido por Jesús y no tiene la última palabra. Hay un futuro de vida al que se llega no por las propias fuerzas, sino con las de Dios.
¡Cuánto nos cuesta abrirnos al futuro, aunque sea incierto! Nos aferramos a lo seguro y no queremos que cambie como los apóstoles, que se entristecen cuando se dan cuenta que al no tener la presencia de Jesús, quien los protege, son vulnerables y temen la incertidumbre de lo que ha de venir y no llegan a comprender que los designios de Dios van por otro camino.
Confiemos en la Asistencia del Espíritu Santo, en que Dios siempre va por delante, aunque el futuro lo veamos incierto. Él nos ha mandado al Espíritu Santo que siempre nos acompaña si vivimos con la apertura, disponibilidad y acogida de María, la madre de Jesús y de la Iglesia.
LA VOZ DEL TEOLOGO JOHN HENRY NEWMAN
Nadie, por cierto, puede negar que el Espíritu Santo vino; ¿pero por qué vino? ¿Para suplir la ausencia de Cristo o para cumplir su presencia? Ciertamente, para hacerlo presente. No imaginemos ni un momento que Dios, el Santo Espíritu pueda venir de tal modo que Dios, el Hijo quede a lo lejos. No, no vino con el fin de que Cristo no venga, sino mucho más bien con el fin de que Cristo pueda volver en su venida. Por el Santo Espíritu entramos en comunión con el Padre y el Hijo... San Pablo escribe: "En Cristo somos integrados en la construcción para ser morada de Dios por Espíritu", y "Que os conceda ser robustecidos por medio de su Espíritu, en vuestro hombre interior, con el fin de que Cristo viva en vuestros corazones por la fe" (Ef 2,22; 3,16s). El Espíritu Santo suscita y la fe acoge la presencia de Cristo en el corazón. Así pues, el Espíritu no ocupa el lugar de Cristo en el corazón, le asegura este sitio a Cristo...
El Espíritu Santo, pues, se digna venir a nosotros con el fin de que por su venida, Cristo pueda venir a nosotros, material o visiblemente, pero entrando en nosotros. Y así es como está a la vez presente y ausente: ausente en cuanto que dejó la tierra, presente en cuanto a que no dejó al alma fiel. Como él mismo dice: "El mundo no me verá más, pero vosotros me veréis " (Jn 14,19). (Sermón “Presencia espiritual de Cristo en la Iglesia” PPS, t. 6, n°10)
26 mayo, lunes de la 6ª semana de Pascua
Hechos de los apóstoles 16,11-15
En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: - «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.» Y nos obligó a aceptar.
Salmo 149 R. El Señor ama a su pueblo.
evangelio según san Juan 15,26-16,4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
En su segundo viaje misionero, Pablo llegó a Filipos, capital de Macedonia, e inició su trabajo de evangelización. Un grupo de mujeres se juntaron para escucharlo. Entre ellas estaba Lidia, de la que se nos dice: primero, que era comerciante de púrpura; segundo, que procedía de la ciudad de Tiatira, en el Asia Menor; y, tercero, que adoraba a Dios.
El ser comerciante de púrpura, y el serlo en la ciudad de Filipos, le concedía a Lidia una posición económica y un rango social importante. Por una parte, a lo que se le denomina “púrpura”, era a uno de materiales más caros de la época. Se trataba de un tinte que los fenicios obtenían de un tipo de marisco llamado múrex. El líquido lechoso extraído de una glándula suya, expuesto al aire, adquiría un color púrpura de diferentes matices, que se usaba para teñir ciertos tipos de telas. El costo de producción era tan elevado que, definitivamente, se empleaba en tejidos destinados a personas sumamente ricas, mayormente pertenecientes a la realeza. Ser comerciante de púrpura implicaba que Lidia tenía el suficiente dinero para adquirir ese preciado producto que provenía de Fenicia, y que podía revenderlo a aquellos que se dedicaban a preparar telas caras para la aristocracia.
Por otra parte, el vivir en Filipos, y ser comerciante allí, la colocaba en una posición muy ventajosa. La ciudad de Filipos era la única, en todo el mundo grecorromano, en la que las mujeres gozaban de reconocimiento y hasta de libertad. En una cultura como la grecorromana, sobre todo la de origen griego, en la que la mujer estaba desvalorizada, Filipos brillaba por conceder un estatus diferente a sus habitantes femeninas. Mujeres de Filipos que, a lo largo de su historia, fueron relevantes de diferentes maneras, llegaron a tener, inclusive, estatuas que las recordaron. De modo que, es muy probable que Lidia gozara de una muy buena reputación social en esa ciudad macedónica.
La frase “adoraba a Dios” parece indicar que, aunque muy probable fuera de origen gentil, ella se había convertido al judaísmo en algún momento de su vida, y había llegado a ser prosélita.
No obstante a su posición social y económica, y a su filiación religiosa de prosélita judía, al tener conocimiento del Evangelio de Jesucristo, mediante la predicación de Pablo, Lidia abrió su corazón a Jesucristo. El resultado fue inmediato: ella y toda su familia fueron bautizados y pasaron a formar parte de la Iglesia; en otras palabras, la salvación no sólo la alcanzó a ella, sino a los que formaban su hogar. Por otra parte, ella se convirtió, inmediatamente, en sostenedora del ministerio de Pablo, al recibirlo a él y a su equipo misionero, en su casa. Aunque ella no es mencionada posteriormente, ni siquiera en la Epístola a los Filipenses, la huella de su generosidad, y de su apertura de corazón, marcó a la Iglesia de Filipos que se convirtió en sostén económico del apóstol, en la continuidad de su obra misionera (Filipenses 4:15-18).
Pablo siempre permanecerá unido entrañablemente a esta comunidad de Filipos y nos dejará en su carta a los Filipenses la expresión de sus mejores afectos por Jesucristo y los hermanos y hermanas de la comunidad. Leer Filipenses, sabiendo quien está al origen de esta comunidad, una mujer valiente, inteligente y generosa nos ayuda a imitarla y a esperar el Espíritu prometido por Jesús en esta ya sexta semana de Pascua.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (San Agustín)
Atráeme, oh Espíritu Santo, para que yo ame lo que es santo.
Damos gracias a Dios por contar con María para su Plan de Salvación y a Ella por su sí generoso, mantenido en el día a día, con los ojos fijos en Jesús.
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
Mi corazón está firme,
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
Cantad al Señor un cántico nuevo,
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
LA VOZ DE JUAN TAULERO (SIGLO XIV)
Hijos míos, existen estos hombres como el tronco de la vid. Exteriormente es negro, seco y de poco valor. Al que no lo conociera, le parecería que sólo sirve para ser echado al fuego y quemado. Pero por dentro, en el corazón de esta cepa, están escondidas las venas llenas de vida y una gran fuerza que produce la fruta más preciosa y más dulce de la viña y el árbol que jamás se hubiera referido.
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Que todas tus criaturas te den gracias,
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
En aquellos días, se produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los judíos, a sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé; ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio. Había en Listra un hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca había podido andar.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
LA VOZ DE UN MONJE
Busca el Espíritu! …
Posiblemente Dios te consolará y te dará,
como ya te dejó ver el mundo
y el sol y la luz de día,
sí, se dignará iluminarte ahora del mismo modo…,
Te iluminará con la luz del Sol Triple…
Aprenderás entonces de la gracia del Espíritu:
que, hasta ausente, está presente por su poder
y que, presente, no lo vemos a causa de su naturaleza divina,
y que él está por todas partes y en ninguna.
¿Si buscas verlo de manera sensible,
dónde lo encontrarás? En ninguna parte, simplemente dirás.
Pero si tienes la fuerza de mirarlo espiritualmente,
Será él mismo quien alumbrará tu espíritu
y abrirá los ojos de tu corazón.
Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.»
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (San Agustín)
Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que sea santo mi pensar.
Inspírame, oh Espíritu Santo, para que sea santa mi actitud.
Atráeme, oh Espíritu Santo, para que yo ame lo que es santo.
Fortaléceme, oh Espíritu Santo.
Protégeme, oh Espíritu Santo,
Para que jamás pierda lo que es santo.
Amén.
25 mayo, 6º domingo de Pascua
Acompañamos la Papa Francisco en su peregrinación a Tierra Santa. Que su visita impulso para la Paz y concordia entre los pueblos que la habitan.
Hechos de los apóstoles 8,5-8.14-17:
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Salmo 65 R/. Aclamad al Señor, tierra entera
de la primera carta del apóstol san Pedro 3,1.15-18:
Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
evangelio según san Juan 14,15-21:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
Jesús se está despidiendo de sus
discípulos. Los ve tristes y abatidos. Pronto no lo tendrán con él. ¿Quién
podrá llenar su vacío? Hasta ahora ha sido él quien ha cuidado de ellos, los ha
defendido de los escribas y fariseos, ha sostenido su fe débil y vacilante, les
ha ido descubriendo la verdad de Dios y los ha iniciado en su proyecto
humanizador.
Jesús les habla apasionadamente del
Espíritu. No los quiere dejar huérfanos. Él mismo pedirá al Padre que no los
abandone, que les dé “otro defensor” para que “esté siempre con
ellos”. Jesús lo llama “el Espíritu de la verdad”. ¿Qué se esconde
en estas palabras de Jesús?
Este “Espíritu de la verdad” no hay que
confundirlo con una doctrina. Esta verdad no hay que buscarla en los libros de
los teólogos ni en los documentos de la jerarquía. Es algo mucho más profundo.
Jesús dice que “vive con nosotros y está en nosotros”. Es aliento,
fuerza, luz, amor... que nos llega del misterio último de Dios. Lo hemos de
acoger con corazón sencillo y confiado.
Este “Espíritu de la verdad” no nos
convierte en “propietarios” de la verdad. No viene para que impongamos a otros
nuestra fe ni para que controlemos su ortodoxia. Viene para no dejarnos
huérfanos de Jesús, y nos invita a abrirnos a su verdad, escuchando, acogiendo
y viviendo su Evangelio.
Este “Espíritu de la verdad” no nos
hace tampoco “guardianes” de la verdad, sino testigos. Nuestro quehacer no es
disputar, combatir ni derrotar adversarios, sino vivir la verdad del Evangelio
y “amar a Jesús guardando sus mandatos”.
Este “Espíritu de la verdad” está en el
interior de cada uno de nosotros defendiéndonos de todo lo que nos puede
apartar de Jesús. Nos invita abrirnos con sencillez al misterio de un Dios,
Amigo de la vida. Quien busca a este Dios con honradez y verdad no está lejos
de él. Jesús dijo en cierta ocasión: “Todo el que es de la verdad, escucha mi
voz”. Es cierto.
Este “Espíritu de la verdad” nos invita
a vivir en la verdad de Jesús en medio de una sociedad donde con frecuencia a
la mentira se le llama estrategia; a la explotación, negocio; a la
irresponsabilidad, tolerancia; a la injusticia, orden establecido; a la
arbitrariedad, libertad; a la falta de respeto, sinceridad...
¿Qué
sentido puede tener la Iglesia de Jesús si dejamos que se pierda en nuestras
comunidades el “Espíritu de la verdad”? ¿Quién podrá salvarla del autoengaño,
las desviaciones y la mediocridad generalizada? ¿Quién anunciará la Buena
Noticia de Jesús en una sociedad tan necesitada de aliento y esperanza? (José A. Pagola)24 mayo SOLEMNIDAD DE MARIA AUXILIADORA
Celebramos con gozo la fiesta de nuestra Madre, María Auxiliadora... Y lo hacemos unidos a todo el mundo, en este bicentenario de la institución de su fiesta litúrgica (1814-2014).

En un día tan especial como éste, queremos escuchar Palabra del Señor como Ella y hacerla vida, para ser felices y hacer felices a los demás. Y decirle a Dios:
Señor, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama ¡Abba! (Padre).
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
ORACION COLECTA
Señor, Dios nuestro,
que hiciste a la Virgen María
Madre y Auxiliadora de los cristianos;
concede, por su intercesión, a la Iglesia
la fuerza de tu Espíritu
para superar con paciencia y amor todas las pruebas
y participar ya desde ahora
en la victoria de Cristo, tu Hijo.
Él, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén
en la solemnidad de la Virgen María, Auxiliadora de los cristianos.
Porque ella, humilde esclava y modelo de toda virtud,
respondió plenamente a tu designio de amor
cooperando, por la obediencia de la fe y el ardor de la caridad,
a la obra de Cristo, nuestro salvador.
Y, unida a Ti en la gloria,
continúa su misión para con la Iglesia:
con cuidado materno ayuda y asiste a sus hijos
en las luchas y en los peligros, mientras caminan hacia la Jerusalén del cielo.
Porque ella, humilde esclava y modelo de toda virtud,
respondió plenamente a tu designio de amor
cooperando, por la obediencia de la fe y el ardor de la caridad,
a la obra de Cristo, nuestro salvador.
Y, unida a Ti en la gloria,
continúa su misión para con la Iglesia:
con cuidado materno ayuda y asiste a sus hijos
en las luchas y en los peligros, mientras caminan hacia la Jerusalén del cielo.
LITURGIA DE LA PALABRA
En el Tiempo de Pascua hemos visto a Cristo como el
Señor Resucitado, exaltado en la gloria de Dios. Él nos indica el camino para
ir hacia el Padre. La primera que ha vivido y alcanzado ya esa gloria es María.
Por eso la contemplamos como una Reina y como una Madre que nos ofrece a su
Hijo para vencer con Él todas las dificultades y llegar también nosotros a
reinar y gozar el encuentro pleno con Dios.
Esto es lo que quería expresar también el Autor del
Libro del Apocalipsis cuando se dirigía a los cristianos que vivían en un mundo
lleno de dificultades y ataques. Esto es lo que vamos a escuchar. Está narrado
con un lenguaje lleno de imágenes y comparaciones. Para comprenderlo un poco
mejor fijémonos en que la “mujer”, que ahí aparece, es la Comunidad Cristiana o María, el “niño” es Cristo, el Hijo de Dios, el “dragón” es el Mal que ataca de muchas maneras; y el tiempo y el espacio en que estamos es el “desierto”. Ahí estamos también nosotros, cuidados y protegidos por el Hijo de esta Mujer, que es Cristo, el Señor.
Lectura del Libro del Apocalipsis: (Ap 12, 1;3a, 7-12a.17)
2ª lectura: Lectura de la Carta de San Pablo a los Gálatas 4, 4-7.
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.Lectura del Libro del Apocalipsis: (Ap 12, 1;3a, 7-12a.17)
2ª lectura: Lectura de la Carta de San Pablo a los Gálatas 4, 4-7.
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama ¡Abba! (Padre).
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
San Pablo expresa el misterio cristianos de forma "concentrada". Y en esta formulación de la fe cristiana vemos que no puede faltar María. Gracias a su colaboración Cristo Jesús, ha venido a nosotros. Y gracias a Él, nosotros podemos llegar a ser, nada más y nada menos, que hijos de Dios. Y por eso podemos dirigimos a Dios como verdadero Padre.
María es la garantía de la plena humanidad de Cristo. Gracias a Ella, Él ha sido un ser humano total. Ella no solo lo ha traido al mundo, sino que lo ha cuidado y educado. Hoy nos sigue auxiliando a cada uno/a.
Evangelio Jn 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
«No tienen vino».
Jesús le contestó:
«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
«Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
«Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
« sacad ahora y llevádselo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Evangelio Jn 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
«No tienen vino».
Jesús le contestó:
«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
«Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
«Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
« sacad ahora y llevádselo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Juan nos presenta a María como la primera y mejor discípula de su Hijo, Jesucristo.
De ella podemos aprender a
vivir las principales actitudes evangélicas para así transmitir esa “buena
noticia” a los demás allí, donde estemos.
Con María no nos faltará la Alegría del Evangelio y siempre ayudará al crecimiento de la fe en los discípulos, como en la primera Hora.
La vida de don Bosco es impensable sin María. Mamá Margarita lo consagró a María desde pequeño y siempre le inculcó la verdadera devoción a María. La Auxiliadora es conocida como la virgen de don Bosco, pero su fiesta litúrgica ya existía en la Iglesia, no la ha "inventado" don Bosco. Él se ha acogido a Ella y la ha invocado siempre. Es ejemplo para nosotros de que con María todo es posible.
ORACION COLECTA
Señor, Dios nuestro,
que hiciste a la Virgen María
Madre y Auxiliadora de los cristianos;
concede, por su intercesión, a la Iglesia
la fuerza de tu Espíritu
para superar con paciencia y amor todas las pruebas
y participar ya desde ahora
en la victoria de Cristo, tu Hijo.
Él, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén
23 mayo, VIERNES DE LA V SEMANA DE PASCUA
Hechos de los apóstoles 15,22-31
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.
Salmo 56 R. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Mi corazón está firme,
Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar v a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. R
Te daré gracias ante los pueblos,
Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad,
que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad,
que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. R.
evangelio según san Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»
Para vivir esta Palabra
Dios es amor, Dios es bueno. Y la personificación de este amor que es Dios es Jesús, su Hijo e Hijo de María de Nazaret. Jesús nos muestra el rostro del Amor invisible que ha creado y sostiene todo. Amor encarnado, amor demostrado, hecho visible y sensible en un ser humano. Revela así que cada ser humano proviene del amor y ha de vivir la vida desplegando ese amor que lo habita y es la razón de su existencia y de la existencia de todo. Todo lo que hace y dice es para convencernos de esta verdad y de sus consecuencias para nosotros.
Como único testamento, Jesús pide a sus discípulos y discípulas de todos los tiempos que se quieran como él nos ha enseñado a querer. Si es necesario, hasta dar la vida. Viviendo relaciones de amistad y no de servidumbres ni esclavitudes.
No les pide sacrificios, ritos, velas, incienso, penitencias, ayunos, vestir de una manera u otra, ... Pide amor, porque su Padre es amor; él es amor, y quiere que los que le sigan se distingan por el amor. “Este es mi mandato: que os améis unos a otros como yo os he amado”. No tenemos que inventar nada. Hay que actualizar el amor que Jesús mostró con sus gestos, con sus palabras y con toda su persona.
Este amor suyo, en virtud de una de sus más entrañables parábolas, lo hemos apodado muy certeramente como “amor samaritano”, no sólo de bellas palabras y canciones, sino de las mejores y más eficaces acciones.
Y, sobre todo, amistad con Jesús, que es confiar plenamente en él y tratarlo mucho, como hacen los buenos amigos. Jesús es nuestro amigo “porque todo lo que ha oído a su Padre nos lo ha dado a conocer”, fiándose de nosotros. Esta es la confianza que nos pide: confianza en él y confianza en nuestros hermanos y hermanas. En definitiva un estilo de vida, un modo de ser en el que todos podemos estar atentos y crecer un poquito más cada día.
LA VOZ DE SAN CLEMENTE (Papa del año 90 al 100)
El amor nos une a Dios, el amor cubre la multitud de los pecados (1P 4,8), el amor lo aguanta todo, lo soporta todo con paciencia; nada sórdido ni altanero hay en él; el amor no admite divisiones, no promueve discordias, sino que lo hace todo en la concordia; en el amor hallan su perfección todos los elegidos de Dios, y sin él nada es grato a Dios.
22 mayo, JUEVES DE LA V SEMANA DE PASCUA
Hechos de los apóstoles 15, 7-21
En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
-«Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora , imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús. »
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo:
- «Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas:
"Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles que llevarán mi nombre: lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo."
Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado.»
Salmo 95 R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor,
toda la tierra; cantad al Señor,
bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Decid a los pueblos:
«El Señor es rey,
él afianzó el orbe,
y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R.
según san Juan 15, 9-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
San Lucas, autor de los Hechos de los Apóstoles, nos presenta el llamado Concilio de Jerusalén, el primer Concilio de la Iglesia. Asamblea de "obispos" para dar con la solución que el Espíritu Santo les inspira ante una situación de conflicto.
Cristianos procedentes del judaísmo pretendían volver a reedificar el muro que el mismo Cristo con su muerte y resurrección había derribado entre judíos y gentiles.
El texto dice que hubo una fuerte discusión sobre si los gentiles convertidos al cristianismo deberían seguir la ley mosaica de la circuncisión y otras costumbres judaicas. Es Pedro el que tiene que intervenir y recordar que el hombre no se salva por cumplir la ley sino por la gracia de Jesucristo. El discurso de Pedro es una defensa de la libertad cristiana ante "costumbres" culturales, pero no esenciales para vivir la fe en Jesús.
Otro de los que interviene es Santiago, que da la razón a Pedro y propone que los cristianos venidos del paganismo se abstengan de aquello que más repugna a los cristianos venidos del judaísmo. De aquí aprendemos que la delicadeza hacia los demás es importante.
La asamblea que se reunió en Jerusalén, a pesar de las fuertes discusiones, demostró ser una comunidad capaz de escuchar, de saber reconocer las inspiraciones del Espíritu Santo y de tener la mente y el corazón abiertos a éstas. Nosotros también deberíamos adoptar esta actitud de diálogo, de escucha, de respeto y de comprensión ante tantas situaciones de conflicto. Nos salvamos por la gracia del Señor Jesús y no por cumplir la ley antigua.
Del evangelio, cortito pero sustancios, dos cosas: el amor y la alegría.
Así como Jesús permanece en el amor al Padre cumpliendo su voluntad, también nosotros debemos permanecer en su amor observando sus mandamientos. Y ya sabemos cuál es el mandamiento Jesús: “Amaos como yo os he amado”.
LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO
Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría». E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría». Después ellos, al verlo resucitado, «se alegraron»... ¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría?...
MIÉRCOLES 21 MAYO 2014, V semana de pascua
Hechos de los apóstoles 15, 1-6
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo:
- «Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.»
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto
Salmo 121, 1-2. 4-5 R. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA - COMENTARIO
Hechos nos muestra el conflicto y el enfrentamiento de Pablo y Bernabé con otros creyentes de origen fariseo, porque estos quieren introducir la circuncisión, el rito judío para los varones, signo de la Alianza de Dios con Abraham, como condición para la salvación, para la adhesión al mensaje de Jesús y su persona
La circuncisión es un rito que se realiza a los 8 días de nacer. Durante el destierro se convirtió en el rito y señal que marcaba la pertenencia a la alianza divina y al pueblo de Israel, elegido por Dios.
Pablo y Bernabé comunican que el mensaje de Jesús tiene su propia novedad, sin apego a ritos anteriores que marcaban la carne. Ahora la marca está en el Espíritu. El rito de la circuncisión no es esencial para ser pueblo de Dios, cada pueblo puede seguir con sus ritos, en cuanto propios de una cultura, pero no imponerlos a los demás, porque para Dios eso no es lo esencial. La diferencia la marca la "circuncisión en el Espíritu", el sello de vivir al modo de Jesús. Aunque Jesús fue un circuncidado en la carne, lo que nos dona es un modo de ser humanos basado en el Amor y el compromiso no está ligado a hacerse "incisiones" en la carne, como señales físicas que diferencien sino en amar a los demás como Él amó.
A través de este texto constatamos que el nacimiento de la Iglesia primitiva tuvo sus conflictos y tensiones. Entonces, como ahora el diálogo y discernir lo central del mensaje de Jesús y lo accesorio, es necesario.
E texto del evangelio nos presenta una imagen muy sugerente, la vid y sus sarmientos, sus ramas, para hablarnos de las relaciones de Jesús con su Padre y sus discípulos, y la de éstos con Jesús.
La clave para producir fruto es permanecer, vivir vitalmente unidos a él. A través de este texto, está la invitación de hacer experiencia consciente de permanecer unidos a Jesús, y quizás como San Agustín descubrimos “he aquí que Tú estabas dentro de mi y yo fuera, y fuera te buscaba yo”.
LA VOZ DE JUAN TAULERO (SIGLO XIV)
Hijos míos, existen estos hombres como el tronco de la vid. Exteriormente es negro, seco y de poco valor. Al que no lo conociera, le parecería que sólo sirve para ser echado al fuego y quemado. Pero por dentro, en el corazón de esta cepa, están escondidas las venas llenas de vida y una gran fuerza que produce la fruta más preciosa y más dulce de la viña y el árbol que jamás se hubiera referido.
MARTES 20 MAYO, 5ª semana de pascua
Hechos de los apóstoles 14, 19-28
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Salmo 144 R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. R.
evangelio según san Juan 14, 27-31a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago. Levantaos, vámonos de aquí.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
El texto de Hechos nos plantea una importante reflexión para nuestra vida. A pesar de que Pablo conmueve con sus palabras a la multitud y realiza milagros, sin embargo basta que esas mismas personas oigan otras voces contrarias para que, rápidamente, no sólo olviden la catequesis del apóstol, sino que estén dispuestas a acabar con su vida. Sin embargo, cuando, tras el fracaso, tras la aparente “muerte” espiritual, la comunidad cristiana va en su busca y lo rodea con su fe y afecto, Pablo “se levanta”, “resucita”, vuelve a él el ímpetu misionero.
Nos tendríamos que plantear si nuestro anuncio realmente cala en las personas que nos rodean, si nace de una auténtica vivencia de la fe, o si nos limitamos a repetir fórmulas aprendidas y no buscamos en verdad a las personas y sus verdaderas inquietudes.
Evangelizar no es una tarea fácil. Cristo lo dejó bien claro. Y tenemos fracasos, quizá no pocos. Pero es importante que sepamos que el Evangelio no es “mío”, sino del Señor; que no actuamos solos, sino que somos enviados por la comunidad, que es la Iglesia. Ella nos sostiene en nuestra fe, nos anima y nos “resucita” en nombre de Cristo, cuando nos sentimos caídos y fracasados.
Jesús en el evangelio nos dice que nos otorga su Paz, una Paz con mayúsculas que no es la del mundo. Se trata de esa Paz de fondo, en lo profundo del alma, donde Cristo siempre estará presente, sosteniendo, animando en la lucha difícil contra el mal y lo malo que nos rodea mezclado con lo bueno y el bien. Un mal que se aprovecha sobre todo de nuestros miedos…
Cristo nos invita a levantarnos, a “resucitar” o más bien “a sentirnos resucitados” en el camino de la vida. Desde esa Paz podemos afrontar lo que se va presnetando, contagiar nuestra fe a tantas personas que nos rodean y que, aunque no nos lo digan con palabras, la necesitan
LA VOZ DE SAN JUAN XXIII
La paz no reinará entre los hombres si no reina primero en cada uno de ellos, si cada uno no guarda en sí mismo el orden querido por Dios... En efecto, se trata de una empresa demasiado sublime y demasiado elevada para que su realización dependa del poder del hombre dejado a sus solas fuerzas, aunque, por otra parte, tenga la más laudable buena voluntad. Para que la sociedad humana pueda llegar a ser la imagen más perfecta del reino de Dios, es absolutamente necesario el auxilio de lo alto...
LUNES 19 MAYO, 5ª semana de pascua
Hechos de los apóstoles 14,15-18
En aquellos días, se produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los judíos, a sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé; ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio. Había en Listra un hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca había podido andar.
Escuchaba las palabras de Pablo, y Pablo, viendo que tenía una fe capaz de curarlo, le gritó, mirándolo: «Levántate, ponte derecho.»
El hombre dio un salto y echó a andar.
Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: «Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos.»
A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al darse cuenta los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando: «Hombres, ¿qué hacéis? Nosotros somos mortales igual que vosotros; os predicamos el Evangelio, para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen. En el pasado, dejó que cada pueblo siguiera su camino; aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia.»
Con estas palabras disuadieron al gentío, aunque a duras penas, de que les ofrecieran sacrificio.
Salmo 113 R/. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»? R/.
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.
Benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres. R/
san Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
Le dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.»
PARA VIVIR ESTA PALABRA
En medio de incontables dificultades que Pablo y Bernabé afrontan para predicar la Buena Noticia tine lugar este signo: la curación del discapacitado de Listra, (curación física y experiencia de fe).
La gente cree que son encarnación de dioses. Pablo y Bernabé les hacen ver que todos somos mortales, iguales, seres humanos; que es el Evangelio la fuerza de Dios que sana, que es Jesús quien cura a las personas y las pone en pie. A duras penas logran que los entiendan, pero les intentan hacer comprender que Dios ya estaba con ellos y ahora de un modo nuevo, con el Evangelio que es Jesús y su modo de vida. Por eso ellos han obrado el signo, con gratuidad y sin buscarse a sí mismos. Orientan a Dios a las personas.
Desde luego a ellos y a nosotros nos hace falta la fuerza del Espíritu y la mayor conciencia de la cercanía de Dios. Jesús la proclama diciendo que quien guarda sus mandamientos es porque lo ama y el amor habitando en la persona posibilita que esa persona sea su morada. Dios es Amor, dirá el mismo san Juan en su carta (1ª Juan 4,8). Guardar sus mandamientos es seña de tener el amor de Dios dentro. Interior y exterior van juntos, conectados. Ya lo dice el refrán obras son amores y no buenas razones. Vivir amando, inténtandolo. Vivir desde ese sentimiento positivo que es el amor y que posibilita todo lo positivo en lo demás. Porque amo y quiero amar, realizo esto o lo otro con cariño, con agrado. Porque amo y quiero amar, sonrío y no hago pesados mis pesares a los demás. Porque amo y quiero amar, ayudo en lo que puedo, echo una mano sin que a lo mejor nadie se de cuenta o me lo agradezca. Porque amo y quiero amar, rezo por esta persona, por la otra, por tantas situaciones. ... Con el amor dentro y fuera... En gratuidad y delante de Dios que me/nos habita. Un mundo habitado por el amor en el que yo puedo contribuir siendo ese trocito de amor en el mundo. Un punto en el universo de luz, de amor de Dios, como María. El resto, se lo dejamos a Él.
Simeón el Nuevo Teólogo (v. 949-1022), monje griego
Himno 21; SC 174 (trad. SC p. 139 rev.)
Himno 21; SC 174 (trad. SC p. 139 rev.)
Busca el Espíritu! …
Posiblemente Dios te consolará y te dará,
como ya te dejó ver el mundo
y el sol y la luz de día,
sí, se dignará iluminarte ahora del mismo modo…,
Te iluminará con la luz del Sol Triple…
Aprenderás entonces de la gracia del Espíritu:
que, hasta ausente, está presente por su poder
y que, presente, no lo vemos a causa de su naturaleza divina,
y que él está por todas partes y en ninguna.
¿Si buscas verlo de manera sensible,
dónde lo encontrarás? En ninguna parte, simplemente dirás.
Pero si tienes la fuerza de mirarlo espiritualmente,
Será él mismo quien alumbrará tu espíritu
y abrirá los ojos de tu corazón.
18 de mayo 2014, V DOMINGO DE PASCUA
Hechos de los apóstoles 6,1-7:
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas.Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.»
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Salmo 32 R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Aclamad, justos, al Señor,que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
de la primera carta del apóstol san Pedro 2,4-9:
Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Dice la Escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.» Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular,» en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino. Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.evangelio según san Juan 14,1-12:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»
EL CAMINO
Al
final de la última cena, los discípulos comienzan a intuir que Jesús ya no
estará mucho tiempo con ellos. La salida precipitada de Judas, el anuncio de
que Pedro lo negará muy pronto, las palabras de Jesús hablando de su próxima
partida, han dejado a todos desconcertado y abatidos. ¿Qué va ser de ellos?
Jesús capta su tristeza y su turbación.
Su corazón se conmueve. Olvidándose de sí mismo y de lo que le espera, Jesús
trata de animarlos:”Que no se turbe vuestro corazón; creed en Dios y creed
también en mí”. Más tarde, en el curso de la conversación, Jesús les hace
esta confesión: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre,
sino por mí”. No lo han de olvidar nunca.
“Yo soy el camino”. El problema
de no pocos no es que viven extraviados o descaminados. Sencillamente, viven
sin camino, perdidos en una especie de laberinto: andando y desandando los mil
caminos que, desde fuera, les van indicando las consignas y modas del momento.
Y, ¿qué puede hacer un hombre o una
mujer cuando se encuentra sin camino? ¿A quién se puede dirigir? ¿Adónde puede
acudir? Si se acerca a Jesús, lo que encontrará no es una religión, sino un
camino. A veces, avanzará con fe; otras veces, encontrará dificultades; incluso
podrá retroceder, pero está en el camino acertado que conduce al Padre. Esta es
la promesa de Jesús.
“Yo soy la verdad”. Estas
palabras encierran una invitación escandalosa a los oídos modernos. No todo se
reduce a la razón. La teoría científica no contiene toda la verdad. El misterio
último de la realidad no se deja atrapar por los análisis más sofisticados. El
ser humano ha de vivir ante el misterio último de la realidad
Jesús se presenta como camino que
conduce y acerca a ese Misterio último. Dios no se impone. No fuerza a nadie
con pruebas ni evidencias. El Misterio último es silencio y atracción
respetuosa. Jesús es el camino que nos puede abrir a su Bondad.
“Yo soy la vida”. Jesús puede ir
transformando nuestra vida. No como el maestro lejano que ha dejado un legado
de sabiduría admirable a la humanidad, sino como alguien vivo que, desde el
mismo fondo de nuestro ser, nos infunde un germen de vida nueva.
Esta acción de Jesús en nosotros se
produce casi siempre de forma discreta y callada. El mismo creyente solo intuye
una presencia imperceptible. A veces, sin embargo, nos invade la certeza, la
alegría incontenible, la confianza total: Dios existe, nos ama, todo es
posible, incluso la vida eterna. Nunca entenderemos la fe cristiana si no
acogemos a Jesús como el camino, la verdad y la vida. (J. A. Pagola)
DE LA DIVES IN MISERICORDIA, 13
La Iglesia profesa la misericordia de Dios, la Iglesia vive de ella en su amplia experiencia de fe y también en sus enseñanzas, contemplando constantemente a Cristo, concentrándose en EL, en su vida y en su evangelio, en su cruz y en su resurrección, en su misterio entero. Todo esto que forma la “visión” de Cristo en la fe viva y en la enseñanza de la Iglesia nos acerca a la “visión del Padre” en la santidad de su misericordia.