31 diciembre, martes. Octava de NAVIDAD
de la primera carta del apóstol san Juan 2,18-21:
Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.salmo 95 R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
Comienzo del evangelio según san Juan 1,1-18:
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha contado.¿Cómo vivir esta Palabra?
Al finalizar el año, siempre nos viene espontáneo hacer un pequeño balance. En todo balance hay entradas y salidas, pérdidas y ganancias, también constantes que se repiten. Cada uno tiene acontecimientos, personas que poner en esas columnas, también están los aciertos y los fallos, las lecciones aprendidas y las sorpresas recibidas. Pecado y Gracia.
Y nos quedamos con aquello de que donde abundo el pecado sobreabundó la Gracia, por eso siempre es tiempo de DAR GRACIAS A NUESTRO BUEN PADRE-MADRE DIOS por este año vivido. Sus ojos no han dejado de mirarnos con ternura y lo seguirán haciendo en el próximo año, hasta que en nuestro último año, nuestro último día, que ciertamente llegará, nuestras miradas se encuentren y ¡ojalá! ya miremos lo mismo.
Sí, estamos Ungidos por el Santo, es decir, llenos de la fuerza de la Vida por el Espíritu Santo que ha sido infundido en nuestros corazones y del que nadie nos podrá separar pase lo que pase. Por eso podemos entrar en el nuevo año 2014 con confianza en Él, pidiendo que sea un año del Señor, viviendo a su Luz, en la Verdad, sin mentiras, sin engaños, porque la Gracia y la Verdad vinieron por medio de Jesucristo y no se ha ido. La Encarnación continúa en cada uno de nuestros instantes si le dejamos hacer como María.
Dios, el Amor demostrado-encarnado, vive y está presente entre nosotros, no es una ilusión, ni un espejismo que se desvanecerá, sino una realidad que perdurará. Dios tiene rostro humano. La promesa se ha cumplido. La distancia entre Dios y los hombres se ha acortado hasta desaparecer.
Antes de Jesús… tinieblas. Después de Jesús… luz. Porque Jesús es la luz verdadera. Nos toca decidir cada día vivir como hijos de la luz, cuyo brillo son las buenas obras.
LA VOZ DE UN MONJE BENEDICTINO DEL SIGLO XI
Y ésta es mi oración:
que venga también ahora la Palabra del Señor
a quienes le esperamos en silencio;
que escuchemos lo que el Señor Dios
nos dice en nuestro interior.
Callen las pasiones carnales
y el estrépito inoportuno;
callen también las fantasías de la loca imaginación,
para poder escuchar atentamente lo que nos dice el Espíritu,
para escuchar la voz que nos viene de lo alto.
Pues nos habla continuamente con el Espíritu de vida
y se hace voz sobre el firmamento
que se cierne sobre el ápice de nuestro espíritu;
pero nosotros, que tenemos la atención fija en otra parte,
no escuchamos al Espíritu que nos habla. (Julián de Vézelay (c.1080-c.1160), monje benedictino, Sermón 1 sobre la Navidad (SC 192, 45.52.60)
30 diciembre, lunes. Octava de NAVIDAD
de la primera carta del apóstol san Juan 2,12-17:
Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, los jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones del hombre terreno, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Salmo 95 R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda. R/.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
Evangelio según san Lucas 2,36-40:
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
¿Cómo vivir esta Palabra?
Juan pone en guardia, a los cristianos, ante lo mundano. No es que el mundo sea malo. El mundo creado por Dios es bueno. Juan se refiere a un modo de vivir que olvida el proyecto de Dios, que deja a un lado el Espíritu y se queda solo en los impulsos de las pasiones y las apariencias, que mide las personas y los acontecimiento con unos parámetros que no son los de Dios revelado en Jesús.
Ana la anciana profetisa, a quien podemos llamar la última de las profetisas del Antiguo Testamento, habla de este Niño que trae la liberación a su pueblo. Liberación de un "mundo" que esclaviza y entrada en otro que genera esperanza y la construye.
Jesús revela un determinado modo de vivir ya desde su nacimiento, un modo que a este "mundo" que ha creado la codicia no le conviene, porque Jesús vive, y así hay que vivir, de un modo sencillo, situado en un estrato social donde la honradez es lo primero porque es lo que Dios quiere. El nació en una familia pobre, pero honrada. Una familia que trabaja por el sustento de cada dia y tiene puesta su confianza en Dios. Y así, María y José son los mejores y grandes maestros de Jesús. Jesús ha aprendido de estos fieles practicantes de la Ley en la vida diaria. La familia es el santuario del amor y la cuna de la vida. El modo de situarse Jesús en la historia es ya Revelación de la voluntad de Dios.
Jesús creció en un ambiente en el que se llenó de la verdadera sabiduría que da la vida de una gente creyente y fiel como lo eran María y José. En un anonimato que es en el que vivimos mucha gente corriente, donde la Gracia de Dios llega y se le reconoce. Las bienaventuranzas que luego proclamará en su vida pública las llevaba viviendo 30 años en Nazaret con los suyos.
Vivamos el cotidiano con sentido, en la presencia de Dios, amando. Siempre en búsqueda de lo que Él quiera. Alegrándonos de ver tantas cosas buenas y celebrando también ¡la vida!
LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO
Sí, la fe es un bien para todos, es un bien común; su luz no luce sólo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con esperanza.
29 diciembre, domingo de la SAGRADA FAMILIA
del libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14:
Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.Salmo 127 R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos
Dichoso el que teme al Señory sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Colosenses 3,12-21:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.evangelio según san Mateo 2,13-15.19-23:
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.
ABIERTAS
AL PROYECTO DE DIOS
Los relatos evangélicos no ofrecen duda
alguna. Según Jesús, Dios tiene un gran proyecto: construir en el mundo una
gran familia humana. Atraído por este proyecto, Jesús se dedica enteramente a
que todos sientan a Dios como Padre y todos aprendan a vivir como hermanos.
Este es el camino que conduce a la salvación del género humano.
Para algunos, la familia actual se está
arruinando porque se ha perdido el ideal tradicional de “familia cristiana”.
Para otros, cualquier novedad es un progreso hacia una sociedad nueva. Pero,
¿cómo es una familia abierta al proyecto humanizador de Dios? ¿Qué rasgos
podríamos destacar?
Amor entre los esposos. Es lo
primero. El hogar está vivo cuando los padres saben quererse, apoyarse
mutuamente, compartir penas y alegrías, perdonarse, dialogar y confiar el uno
en el otro. La familia se empieza a deshumanizar cuando crece el egoísmo, las
discusiones y malentendidos.
Relación entre padres e hijos.
No basta el amor entre los esposos. Cuando padres e hijos viven enfrentados y
sin apenas comunicación alguna, la vida familiar se hace imposible, la alegría
desaparece, todos sufren. La familia necesita un clima de confianza mutua para
pensar en el bien de todos.
Atención a los más frágiles.
Todos han de encontrar en su hogar acogida, apoyo y comprensión. Pero la
familia se hace más humana sobre todo, cuando en ella se cuida con amor y
cariño a los más pequeños, cuando se quiere con respeto y paciencia a los
mayores, cuando se atiende con solicitud a los enfermos o discapacitados,
cuando no se abandona a quien lo está pasando mal.
Apertura a los necesitados.
Una familia trabaja por un mundo más humano, cuando no se encierra en sus
problemas e intereses, sino que vive abierta a las necesidades de otras familias:
hogares rotos que viven situaciones conflictivas y dolorosas, y necesitan apoyo
y comprensión; familias sin trabajo ni ingreso alguno, que necesitan ayuda
material; familias de inmigrantes que piden acogida y amistad.
Crecimiento de la fe. En la familia
se aprende a vivir las cosas más importantes. Por eso, es el mejor lugar para
aprender a creer en ese Dios bueno, Padre de todos; para conocer el estilo de
vida de Jesús; para descubrir su Buena Noticia; para rezar juntos en torno a la
mesa; para tomar parte en la vida de la comunidad de seguidores de Jesús. Estas
familias cristianas contribuyen a construir ese mundo más justo, digno y
dichoso querido por Dios. Son una bendición para la sociedad.
LA VOZ DE PAPA FRANCISCO
En la familia, la fe está presente en todas las etapas de la vida, comenzando por la infancia: los niños aprenden a fiarse del amor de sus padres. Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos. Sobre todo los jóvenes, que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, deben sentir la cercanía y la atención de la familia y de la comunidad eclesial en su camino de crecimiento en la fe.
28 diciembre, sábado, santos inocentes
de la primera carta del apóstol san Juan 1,5-2,2
Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Salmo 123 R/. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R/.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes. R/.
La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R/.
Evangelio según san Mateo 2,13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".
¿Cómo vivir esta Palabra?
LA VOZ DE UN SACERDOTE
¿Por qué murieron estos niños? El hombre de hoy no logra digerir la muerte de los inocentes - a pesar de que nunca han muerto tantos inocentes como en nuestros días. Basta con pensar en el aborto organizado.
La Iglesia, venerando con cariño a estos pequeños ha tratado de entender el misterio de su muerte: aún no hablaban y ya confesaron a Cristo. Dieron testimonio de Él; no con sus palabras, sino con su sangre. Ellos fueron sin saberlo, los primeros mártires. Más aún, ellos fueron sal-vadores del Salvador. Porque no sólo murieron por Cristo, si no también murieron en lugar de Él.
Fueron los primeros cristianos, los primeros santos de la Iglesia. Por eso tienen asegurados; desde hace muchos siglos, su lugar privilegiado en el calendario de los Santos. Y, por eso, tenemos hoy la alegría de celebrar su fiesta. (Nicolás Schwizer - Instituto de los Padres de Schoenstatt)
27 diciembre, viernes, san JUAN EVANGELISTA
Jesús es el mejor REGALO de Dios a la humanidad ¡FELIZ NAVIDAD!
de la primera carta del apóstol san Juan 1,1-4:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.
Salmo 96 R/. Alegraos, justos, con el Señor
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R/.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R/.
Evangelio según san Juan 20,2-8:
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
¿Cómo vivir esta Palabra?
Juan, hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Santiago, estaba con este y con su padre a orillas del lago, cuando, pasando Jesús por allí, llamó a los dos hermanos “y ellos, dejando la barca y a su propio padre, le siguieron” (Mt 4,21-23).
A Juan, el discípulo amado de Jesús (Jn 13,23), y a su hermano Santiago, los apodaban “Boanerges”, los hijos del trueno (Mc 3,17). El apodo hacía referencia a un fuerte carácter. Pero, Jesús los fue modelando con actitudes evangélicas, lo mismo que a los demás apóstoles.
Junto con Pedro y su hermano, Santiago, son testigos privilegiados de muchos acontecimientos vividos con Jesús. Aparecen junto a él en momentos importantes. Está junto a Pedro y Santiago cuando Jesús, en Cafarnaúm, entra en casa de Pedro para curar a su suegra (Mc 1,29); sigue con ellos a Jesús en la casa del jefe de la sinagoga, Jairo, cuya hija volverá a la vida (Mc 5,37); le sigue también cuando sube a la montaña para ser transfigurado (Mc 9,2); está a su lado cuando pronuncia el discurso sobre el fin del mundo y de la ciudad (Mc 13,3). Y está cerca de él cuando en el Huerto de Getsemaní se retira para orar con el Padre (Mc 14,33)... Veamos sólo dos detalles del Evangelio de hoy relacionados con Juan.
“Entró Juan en el sepulcro; vio y creyó”. Con esta sinceridad y sencillez nos cuenta Juan su fe. Porque, por mucha intimidad que tuviera con Jesús, hasta aquel momento no había entendido “que él había de resucitar”. ¿Qué es lo que vio Juan, que no hubiera visto antes, que le hiciera creer? Vio la muerte sin muerto, el sepulcro vacío.
Juan “vio y creyó”. Y, desde entonces, creer para él fue afirmar, defender y ser testigo de una salvación más allá de la muerte. Y aprendió también que creer en “las cosas de allá arriba” no era desentenderse de las de aquí abajo, sino todo lo contrario. Se lo había enseñado Jesús, con palabras, conducta y vida. Y Juan recordaba lo central para Jesús: EL AMOR DEMOSTRADO al hermano necesitado. Por eso dirá que quien no ama a su hermano a quien ve, no puede decir que ama a Dios a quien no ve.
LA VOZ DE SAN AGUSTÍN
Así, pues, la Vida misma se ha manifestado en la carne, para que, en esta manifestación, aquello que sólo podía ser visto con el corazón fuera también visto con los ojos, y de esta forma sanase los corazones. Pues la Palabra se ve sólo con el corazón, pero la carne se ve también con los ojos corporales. Éramos capaces de ver la carne, pero no lo éramos de ver la Palabra. La Palabra se hizo carne, a la cual podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la Palabra… “Os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó” (1Jn 1,2).
26 diciembre, jueves, san ESTEBAN
Jesús es el mejor REGALO de Dios a la humanidad ¡FELIZ NAVIDAD!
Hechos de los apóstoles 6,8-10; 7,54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»
Y, con estas palabras, expiró.
Salmo 30 R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirigeme y guíame. R/.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción. R/.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10,17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
comentario del Evangelio por Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013
Ángelus del 26 de diciembre de 2006
Al día siguiente de la solemnidad de Navidad, celebramos hoy la fiesta de san Esteban, diácono y primer mártir. A primera vista, unir el recuerdo del "protomártir" y el nacimiento del Redentor puede sorprender por el contraste entre la paz y la alegría de Belén y el drama de san Esteban... En realidad, esta aparente contraposición se supera si analizamos más a fondo el misterio de la Navidad. El Niño Jesús, que yace en la cueva, es el Hijo unigénito de Dios que se hizo hombre. Él salvará a la humanidad muriendo en la cruz. Ahora lo vemos en pañales en el pesebre; después de su crucifixión, será nuevamente envuelto con vendas y colocado en un sepulcro. No es casualidad que la iconografía navideña represente a veces al Niño divino recién nacido recostado en un pequeño sarcófago, para indicar que el Redentor nace para morir, nace para dar su vida como rescate por todos (cf. Mc 10,45).
San Esteban fue el primero en seguir los pasos de Cristo con el martirio; murió, como el divino Maestro, perdonando y orando por sus verdugos (cf. Hch 7, 60). En los primeros cuatro siglos del cristianismo todos los santos venerados por la Iglesia eran mártires. Se trata de una multitud innumerable, que la liturgia llama "el blanco ejército de los mártires"... Su muerte no era motivo de miedo y tristeza, sino de entusiasmo espiritual, que suscitaba siempre nuevos cristianos. Para los creyentes, el día de la muerte, y más aún el día del martirio, no es el fin de todo, sino más bien el "paso" a la vida inmortal, es el día del nacimiento definitivo, en latín, el dies natalis. Así se comprende el vínculo que existe entre el dies natalis de Cristo y el dies natalis de san Esteban. Si Jesús no hubiera nacido en la tierra, los hombres no habrían podido nacer para el cielo. Precisamente porque Cristo nació, nosotros podemos "renacer".
25 diciembre,MIÉRCOLES, ¡¡Navidad!!
Jesús es el mejor REGALO de Dios a la humanidad ¡FELIZ NAVIDAD!
Isaías 52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo. de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.»
Lectura del santo evangelio según san Juan 1. 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra habla vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, ,que alumbra a todo hombre. Al inundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
San Efrén (v. 306-373), diácono en Siria, doctor de la IglesiaHimnos 5 y 6 sobre la Natividad; SC 459
“María guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,19)
Con palabras sublimes,
ardiente de amor, María también lo mecía: "¿quién me concedió, a mí, concebir y dar a luz al que es el único y el múltiple, el Pequeño y el Grande? está entero cerca de mí, y por completo cerca de todo el universo. El día en que Gabriel mismo entró en mi pobre casa, me saludó como a noble dama siendo sirvienta: ¡si yo era la sierva de tu divinidad!(Lc 1,38), pero soy la madre también de tu humanidad, ¡mi Señor y mi hijo! La sierva de repente se hizo hija de rey, ¡por ti, Hijo de rey! ¡ Por de ti, hijo de David, la más humilde en la casa de David, una chica de la tierra alcanza hasta el cielo, ¿Por aquel que es del cielo! ¡Qué maravilla! cerca de mí reposa este recién nacido, el más Anciano de todos los tiempos! (Dn 7,9) fija su mirada sobre el cielo entero, Mientras que sin tregua Sus labios balbucean. ¡Como se me parece! ¡Mientras que con Dios habla en silencio! ¿Quién jamás vió a un recién nacido mirar en todo lugar todas las cosas? Su mirada da a entender que es él quien dirige toda la creación de arriba a abajo. Su mirada da a entender que es el dueño de todo el universo. ¿Cómo abriré unana fuente de leche para ti, que eres la Fuente? ¿Cómo te alimentaré a Ti que alimentas a todo ser de tu mesa? ¿Cómo te cubriré de mantillas, A Ti que estás vestido de esplendor? (Sal. 103,2) ¡Mi boca no sabe cómo llamarte, ¡Oh, Hijo del Dios vivo! (Mt 16,16) Si me atrevo a llamarte hijo de José, tiemblo porque no eres de su semilla … Aunque seas el Hijo del Único en lo sucesivo te llamaré el hijo de un gran número, porque para ti no bastan millares de nombres: eres Hijo de Dios, pero también hijo del hombre (Mc 1,1; 8,31) Y luego, hijo de José (Lc 3,23) e hijo de David (Lc 20,41) e hijo de María (Mc 6,3). |
24 diciembre,MARTES, ¡FELIZ NOCHEBUENA!
del segundo libro de Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16:
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mi hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."»
Salmo 88 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.
Evangelio según san Lucas 1,67-79:
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»¿Cómo vivir esta Palabra?
Hoy, más que otros días durante este adviento, todos nos encontramos inmersos en la celebración de la Navidad. Y es que esta noche nos nacerá Jesús. Todos habremos estado preparandonos a este día. ¡Todos queremos tener a Jesús en nuestra propia casa! Ahora bien, hoy, día de últimos preparativos, también Dios nos habla a través de las Escrituras para comunicarnos dos cosas principalmente:
1. El segundo libro de Samuel y el salmo nos dicen, aunque de manera distinta, que el rey David decide construirle una «casa» al Señor cuando ya vive en paz con todos los pueblos que lo rodeaban. Durante todo ese tiempo, el Arca de la Alianza -símbolo de la presencia del Señor- había estado itinerante bajo una tienda. No había necesitado más «casa» que el amor fiel de su pueblo. Por esto mismo, a través del profeta Natán, el Señor recuerda a David quién lo sacó de los apriscos, quién lo nombró jefe de su Pueblo, quién lo defendió de sus enemigos y quién le dará «casa» -descendencia- a su estirpe. Es decir, estas palabras del Señor nos dicen que no podemos -no debemos- pensar qué es lo que Dios necesita o lo que a Él le conviene. Por el contrario, si hacemos que nuestra vida sea recta bajo sus mandatos, Dios nos mantendrá eternamente su favor y su alianza será estable; nuestra «casa» será signo constante de la presencia del Señor.
2. Nuestra misión como cristianos es ir «delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de los pecados» (Lc 1, 76-77). Y como resuena en las palabras de Zacarías en el cántico del Benedictus, es un camino largo que recorre la historia de la salvación. Lo que se nos pide a cada uno es "ser buen anuncio", viviendo en presencia de Dios todos nuestros días, en santidad y justicia, dejándonos guiar y conducir por el camino de la Paz, como María y José a quienes contemplaremos esta noche en Belén.
la voz de un monje trapense
“Les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”
Hace mucho frío sobre la tierra.Los cielos están tan bordados de estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste, inundada de tinieblas. En la tierra…una estrella de las más pequeñas del inmenso sistema planetario… están ocurriendo esta noche prodigios que asombran a los ángeles…: un Dios que por amor al hombre desciende humillado en carne mortal y nace de una mujer (Lc. 1,30-31), en una estrella de las más pequeñas… de las más frías, en la tierra…
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero, a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado. El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne… Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá… Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el “Gloria a Dios en las alturas”…, canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nace…
La primera lección del amor de Dios… Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María…, ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores…, la canción del pobre, del que nada tiene, la canción del que sólo miserias puede ofrecer a Dios… Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudes… Grande…, inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.(San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español
Escritos espirituales, 27/12/1936)
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero, a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado. El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne… Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá… Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el “Gloria a Dios en las alturas”…, canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nace…
La primera lección del amor de Dios… Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María…, ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores…, la canción del pobre, del que nada tiene, la canción del que sólo miserias puede ofrecer a Dios… Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudes… Grande…, inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.(San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español
23 diciembre,LUNES, 4ª semana de adviento
profecía de Malaquías 3,1-4.23-24:
Así dice el Señor: «Mirad, yo os envió a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. Mirad: os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra.»
Salmo 24 R/. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza. R/.
Evangelio según san Lucas 1, 57-66:
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.»
Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
¿Cómo vivir esta Palabra?
El nombre de Juan en hebreo es Yôḥānnān, que quiere decir 'Dios es gracia o misericordia o Dios es favorable". Del hebreo original pasó a otros idiomas. sí, Ιωάννης (Ioannis) es la versión griega de Yôḥānnān, o Ivan la versión rusa o búlgara y el femenino es Yvonne, en español Juana.
Corresponde, entonces, el nombre con la acción: a Isabel se le había hecho una gran misericordia. Cosa que todos reconocían y por esto era felicitada. Ella no hace más que corroborarlo y decir que ese es su nombre. Pues en los pueblos antiguos el nombre es la persona. Este niño viene con su nombre. Pero la autoridad en la sociedad patriarcal es del varón, por eso Zacarias tiene que zanjar la cuestión y, ante la sorpresa de todos, da la razón a su mujer, imponiendo al niño el nombre que ella ha dicho.
A Zacarías cuando reconoce la acción misericordiosa de Dios, que lo que se le había anunciado es real, se le suelta la lengua y comienza a bendecir a Dios. ¡Qué transformación la de Zacarias! Nunca es tarde para abrirse a la acción de Dios y reconocer lo que ya está ante nuestros ojos, ante la novedad que viene de Dios mismo y de modo misericordioso y tierno, como es un niño de 8 días y ... también dar la razón a la mujer, ¡que no es poco! en aquella sociedad.
Dios hace un regalo a la humanidad en cada niño y es un pecado de la humanidad el no saber apreciar la vida que se nos regala y cuidarla. Cada ser humano es creado por amor y para el amor, viene con sus potencialidades para desarrollarlas en beneficio de los demás, pues "dando que se recibe". ¡Cuánto nos queda a la humanidad para de verdad progresar en el verdadero progreso que no es otro que el cuidado de la vida!
La misión de Juan será la de ser el hombre que va delante del Señor, que prepara sus caminos y que anuncia el gran don que es el perdón de los pecados. Lo que hace grande a Juan es que la misión que Dios le propone, él la llevó a cabo y nos recuerda que también nosotros tenemos una parecida.
LA VOZ DE JUAN PABLO II
«Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó, en las entrañas maternas y pronunció mi nombre» (Is 49,1)Celebramos hoy el nacimiento de san Juan Bautista.... Hoy podemos hacer nuestra esta exclamación. Dios nos ha conocido y amado incluso antes que nuestros ojos pudieran contemplar las maravillas de la creación. Cada hombre al nacer, recibe un nombre humano. Pero ya antes de que eso ocurra, posee ya un nombre divino: el nombre con el cual Dios, el Padre, le conoce y le ama desde siempre y para siempre. Y es así para todos, sin exclusión alguna. ¡Ningún hombre es anónimo para Dios! A sus ojos, todos tienen el mismo valor: todos son diferentes, pero todos iguales, todos llamados a ser hijos en el Hijo.
«Su nombre es Juan» (Lc 1,63). Zacarías confirma, delante de los parientes que están maravillados, el nombre de su hijo escribiéndolo en una tabla. El mismo Dios, por mediación de su ángel, había dado este nombre que en hebreo significa «Dios es favorable». Sí, Dios es favorable al hombre, quiere que viva, quiere su salvación. Dios es favorable a su pueblo: quiere que sea una bendición para todas las naciones de la tierra. Dios es favorable a la humanidad: le conduce por el camino hacia la tierra en la que reinarán la paz y la justicia. Todo esto se inscribe en este nombre: ¡Juan!
«Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó, en las entrañas maternas y pronunció mi nombre» (Is 49,1)Celebramos hoy el nacimiento de san Juan Bautista.... Hoy podemos hacer nuestra esta exclamación. Dios nos ha conocido y amado incluso antes que nuestros ojos pudieran contemplar las maravillas de la creación. Cada hombre al nacer, recibe un nombre humano. Pero ya antes de que eso ocurra, posee ya un nombre divino: el nombre con el cual Dios, el Padre, le conoce y le ama desde siempre y para siempre. Y es así para todos, sin exclusión alguna. ¡Ningún hombre es anónimo para Dios! A sus ojos, todos tienen el mismo valor: todos son diferentes, pero todos iguales, todos llamados a ser hijos en el Hijo.
«Su nombre es Juan» (Lc 1,63). Zacarías confirma, delante de los parientes que están maravillados, el nombre de su hijo escribiéndolo en una tabla. El mismo Dios, por mediación de su ángel, había dado este nombre que en hebreo significa «Dios es favorable». Sí, Dios es favorable al hombre, quiere que viva, quiere su salvación. Dios es favorable a su pueblo: quiere que sea una bendición para todas las naciones de la tierra. Dios es favorable a la humanidad: le conduce por el camino hacia la tierra en la que reinarán la paz y la justicia. Todo esto se inscribe en este nombre: ¡Juan!
22 diciembre, 4º domingo de adviento
del libro de Isaías 7, 10-14:
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Salmo 23 R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria
san Pablo a los Romanos 1,1-7:
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de Da vid; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno pode por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Evangelio según san Mateo 1,18-24:
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
EXPERIENCIA INTERIOR
El evangelista Mateo tiene un interés
especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también “Emmanuel”.
Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede
llamar con un nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo,
este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la
celebración de la Navidad.
Ese misterio último que nos rodea por
todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante.
Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer
de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia
personal por pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se
nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro
interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del
Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía.
Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es
Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda,
sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la
cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros,
difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia
en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro
entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre
todo, en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo
con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y
sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la
vida, el amor, el perdón... que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en
nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones,
nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de
inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en
el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.
Karl
Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo veinte, afirma que, en
medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es
la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se
ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de
perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de
nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad.
La voz de un monje cisterciense
hoy es el “Emmanuel”
hoy es Dios con nosotros en nuestra naturaleza,
con nosotros en su gracia;
con nosotros en nuestra debilidad,
con nosotros en su bondad;
con nosotros en nuestra miseria,
con nosotros en su misericordia;
con nosotros por amor,
con nosotros por lazos de familia;
con nosotros por su ternura,
con nosotros por su compasión. (San Aelredo de Rielvaux (1110-1167))
21 diciembre, SÁBADO, 3ª semana de adviento
del libro del Cantar de los Cantares 2,8-14:
¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.Habla mi amado y me dice: «¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura.»Salmp 32 R/. Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo
Dad gracias al Señor con la cítara,tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.
Evangelio según san Lucas 1,39-45:
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
¿Cómo vivir esta Palabra?
El Cantar de los Cantares nos descubre el profundo gozo que experimentan el Amado y la Amada en su recíproco amor. El Amado, así es Dios, busca a la persona, quiere atraerle hacia sí. Y la Amada, así es el alma, así debería ser, le recibe, le acoge emocionada. Es lo que celebramos en la Navidad. Todo un Dios, que guiado por su loco amor hacia el ser humano, es capaz de hacerse uno de tantos, venir a nuestra tierra para declararnos su amor e intentar ser correspondido.
El evangelio presenta a María como Modelo de quien vivió con una intensidad sin igual, su historia de amor con Dios, su Cantar de los Cantares. Fue elegida por Dios para ser la madre de su Hijo, al que amó como solo una madre sabe hacerlo. Ese fue su gran privilegio, vivir una historia de amor con el propio Hijo de Dios. Impulsada por el Hijo que llevaba en sus entrañas y predicando y viviendo la íntima relación del amor a Dio y a las personas humanas, fue a visitar y ayudar a su prima Isabel. “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mis Señor?”.
LA VOZ DE SAN AGUSTIN
"María creyó y en ella se cumplió lo que creyó. Creamos también nosotros para que lo que se cumplió en ella se realice también en nosotros".
20 diciembre, Viernes, 3ª semana de adviento
del libro de Isaías 7,10-14:
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Salmo 23 R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Evangelio según san Lucas 1,26-38:
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
¿Cómo vivir esta Palabra?
Volvemos a tener ante nuestra consideración y meditación una de las páginas más bellas del Evangelio, el Evangelio anunciado a María. El Evangelio es Buena Noticia, es Jesús mismo en persona. María ni se lo podía imaginar, pero Dios irrumpe en su vida de una manera sorprendente y trascendente, asociándola para siempre a su proyecto de felicidad para todos. Ella, una humilde aldeana de un lugar anónimo de la Galilea de los gentiles, en la periferia de Israel, recibe el Evangelio dicho para Ella. Un mensaje de alegría porque lo que viene de Dios siempre es bueno, aunque a primera vista no lo veamos del todo. María se fía, aunque no entiende. Reflexiona y pregunta, entra en diálogo con Dios mismo. Y responde en nombre de toda la Humanidad,.
¡Gracias María por tu Sí grande, arriesgado y confiado, alegre y valiente! Dijiste al Señor: Sí y a lo que el quisieras. Fuiste la primera evangelizada y evangelizadora. Contigo todos salimos ganando. Contigo ahora, cada generación, podemos seguir fiándonos y, teniéndote como modelo, colaborar con el Señor, aunque no lo entendamos. Y aprender que para evangelizar a los demás, hay que dejarse primero evangelizar y teniendo a Jesús (aunque sea pequeñito ya dentro) salir corriendo a anunciarlo y compartirlo con los demás. Luego mantener el Sí dado de una vez en el día a día, por todos los años y para siempre, que a Dios nadie le gana en generosidad. También permanecer en el momento del dolor y la incomprensión. Sí, María, contigo lo podemos todo.
Nadie puede tener su especial prerrogativa y ser la Madre del Altísimo pero tendréis participación en esa otra bienaventuranza suya que es la mayor: la bienaventuranza de hacer la voluntad de Dios y de guardar sus mandamientos.
(John Henry Cardenal Newman. Sermones católicos)
19 diciembre, JUEVES, 3ª semana de adviento
del libro de los Jueces 13, 2-7. 24-25: anunciación del nacimiento de SANSÓN
En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos.»
La mujer fue a decirle a su marido: «Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte."»
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos.»
La mujer fue a decirle a su marido: «Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte."»
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Sal 70 R/. Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
Evangelio según san Lucas 1, 5-25: anunciación nacimiento JUAN Bautista
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»
El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»
Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»
El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»
¿Cómo vivir esta Palabra?
Zacarías es un sacerdote de Israel, de los sacerdotes simples, llamados kôhen hedyôt, que eran la gran masa de sacerdotes existentes dispersos por toda la geografía de Palestina.
Los sacerdotes se organizaban en clases sacerdotales. En tiempos de Jesús había 24 clases sacer-dotales, cuyas raíces se remontaban al pasado distante y cuya transmisión se realizaba de un modo hereditario. Por ello a cada clase sacerdotal se le solía asignar una semana litúrgica, y a las clases sacerdotales se les llamaba también secciones semanales. Las 24 clases comprendían a todos los sacerdotes dispersos por Judea y Galilea. Cada clase constaba de 4 a 9 familias de sacerdotes, llamadas secciones o turnos diarios, porque era las que oficiaban turnándose durante los siete días de la semana que estaba de servicio su sección semanal. Al frente de una sección semanal estaba un sacerdote jefe, el rôs ha-mismar, y a cargo de cada una diaria, otro, el rôs bet’ab.
El número total de sacerdotes para oficiar durante todos los días del año es considerable. Eran, a modo estimativo, como unos 7200.
Cada 24 semanas, y además en las tres fiestas anuales de peregrinación, toda sección semanal de sacerdotes, compuesta por término medio de 300 sacerdotes y 400 levitas, y a la que se añadía un grupo de representantes laicos de su distrito, subía a Jerusalén para realizar el servicio, desde un sábado al otro sábado. La sección por ella relevada le transmitía solemnemente las llaves del templo y los utensilios de los sacrificios. Es así cómo, en últimos años del reinado de Herodes, la sección semanal de Abiá, que ocupaba el octavo puesto, se trasladó de la montaña de Judea al templo. El sacerdote Zacarías, el día que estaba de servicio su sección diaria, había sido designado, según el relato de Lucas, para la función privilegiada de ofrecer el sacrificio de los perfumes, probablemente a la hora del sacrificio de la tarde, llamado tamîd. Y supuestamente es aquí cuando se le aparece un ángel.
Las funciones cultuales de los sacerdotes estaban prácticamente limitadas a dos semanas por año, además de las tres fiestas anuales de peregrinación. Los sacerdotes vivían diez u once meses al año en sus casas. Allí muy raramente tenían que ejercer una actividad sacerdotal. Un ejemplo de sus cometidos era declarar puro a un leproso después de su curación, antes de que éste fuese a Jerusalén, y allí, después de un sacrificio, ser declarado plenamente puro.
Los diezmos y otros tributos particulares constituían los ingresos de los sacerdotes; pero resultaban totalmente insuficientes para permitirles pasar todo el año ociosos. Al contrario, los sacerdotes se veían obligados a ejercer una profesión en el lugar donde residían, de ordinario un oficio manual.
En muchos lugares había sacerdotes que tenían una función en los tribunales de justicia, pero la mayor parte de las veces, sin duda, a título honorífico y sin remuneración. A veces se les llamaba en consideración a su estado sacerdotal; otras a causa de su formación de escribas, en la medida en que la poseían; a veces, finalmente, para cumplir el precepto bíblico.
Junto a sacerdotes del campo provistos de una formación escriturística profunda, a quienes las más de las veces se les confiaba el servicio sinagogal, la lectura y explicación de la ley, había también otros que eran muy incultos. No era una exigencia para ser sacerdote el disponer de cierto grado de formación. Muchos escribas, o rabbis, tenían una formación muy superior a la de los sacerdotes, y no formaban parte del clero.
• En el anuncio del ángel a Zacaría aparece la importancia de la misión del niño que va a nacer y cuyo nombre será Juan: “No beberá vino ni licor, y estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre”, esto es, Juan será una persona enteramente consagrada a Dios y a su misión.“Por él muchos hijos de Israel volverán al Señor su Dios, pues el abrirá el camino al Señor con el espíritu y el poder del profeta Elías para reconciliar a los padres con los hijos. Hará que los rebeldes vuelvan a la sabiduría de los buenos, con el fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.", esto es, en el niño Juan acontecerá el esperado retorno del profeta Elías que vendrá a realizar la reconstrucción de la vida comunitaria: reconciliar a los padres con los hijos y hacer que los rebeldes vuelvan a la sabiduría de los buenos.
Para cumplir esta misión, Juan tendrá unos buenos padres, Zacarías e Isabel que, aun ancianos, encaminarán a su hijo en el servicio al Señor. Zacaría mostró una fe débil ante el anuncio, pero después de su etapa de silencio será capaz de proclamar en voz alta y dar testimonio de una fe recuperada.
LA VOZ DE UN DOMINICO
No se puede servir mejor al Verbo que escuchándole y callándose. Si tú, pues, sales completamente de ti mismo, Dios entrará todo entero; tanto en cuanto tú sales, él entra, ni más ni menos. (Jean Tauler, siglo XIV)