5 diciembre, JUEVES, 1ª semana de  ADVIENTO 2013

7º dia novena Inmaculada


Isaías 26,1-6:

Aquel día, se cantará este canto en el país de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes: Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres.»

Salmo 117    R/. Bendito el que viene en nombre del Señor


Evangelio según san Mateo 7,21.24-27:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre aren Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»


¿ Cómo vivir esta Palabra?


El profeta nos presenta hoy la ciudad de Jerusalén como la ciudad que Dios ha fundado, que sirve de refugio a los justos, al pueblo que vive en fidelidad.

El pueblo justo que habita en esta ciudad no es un pueblo justificado por sus propios méritos, ha sido justificado por Otro. De ahí que también se nos diga hoy: Abrid las puertas para que puedan entrar los pobres, los humildes, los débiles, todos aquellos que el Señor ha venido a buscar y salvar. Es una invitación a no cerrar nuestro corazón, a no ser inaccesibles, sino mantenerlo abierto para poder entrar a dar gracias al Señor, para que también puedan entrar todos.  

No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, .. Jesús ha enseñado antes (Mateo 6) a rezar a sus discípulos y claro que la oración es buena y hay que hacerla cada vez que podamos…Es más se puede vivir en permanente oración…Las oraciones pueden acompañarnos en todos nuestros actos e incluso podemos hacer de la vida una oración. Todo ello será agradable a Dios y además nos fortalecerá. Pero no servirá de nada si nos encerramos en nosotros mismos y no hacemos lo que el Señor quiere de nosotros, por eso dice:  No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.

Lo que Dios quiere, como todo buen padre y madre, que los hermanos se quieran y se ayuden por eso toda la Ley y los profetas se resumen en : “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. Eso es todo. Aquí se resumen todos los mandamientos y todas las exigencias. Se trata de ponerlo en práctica en el día a adía a cada instante, en nuestra vida cotidiana. Cuando vamos a comprar el pan, cuando nos encontramos con el portero, cuando vamos en el coche o en el autobús, cuando atendemos a  otra persona sea de la familia o no, incluso cuando tenemos encuentros desagradables …Terminando el Sermón de la montaña, después de que Jesús ha enseñado a los discípulos cómo orar al Padre, nos dice quiénes son los verdaderos discípulos: .los que escuchan y ponen en práctica. Y en esto la Maestra, fue su madre. Aprendamos de ella. 

LA VOZ DE SAN AMBROSIO
Haz la voluntad del Padre
para que seas madre de Cristo.
Muchos concibieron a Cristo y no le dieron a luz.
Quien da a luz la justicia, da a luz a Cristo;
quien da a luz a la sabiduría, da a luz a Cristo,
quien da a luz la palabra, da a luz a Cristo.

4 diciembre, MIÉRCOLES, 1ª semana de  ADVIENTO 2013

6º dia novena Inmaculada



Isaías 25,6-10:

Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. Lo ha dicho el Señor.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»

Salmo  22  R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Evangelio según san Mateo 15,29-37:

En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»

Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.

¿Cómo vivir esta Palabra?


El profeta Isaías nos sorprende con el anuncio de un festín, un banquete. Una imagen conocida y llena de significado en todas las culturas asociada a las grandes fiestas y que nos habla de celebración, de comida compartida, de posibilidad de espacio de diálogo y encuentro gratuito. Este banquete es para Isaías el signo de la plenitud que traerán los tiempos mesiánicos, una plenitud que tiene los siguientes rasgos:
- Es don de Dios; Es él quien prepara el festín, invita, tiene la iniciativa, convoca, atrae hacia sí: hacia “el monte”, lugar del encuentro con Él.
- Significa sobreabundancia: manjares suculentos, vinos generosos y de solera… La salvación de Dios desborda todas las expectativas humanas.
- Es para todos los pueblos. Dios rompe la dinámica de exclusión generada por la injusticia social y por la idea de superioridad de raza, lengua pueblo o nación.
- Es victoria definitiva sobre todo aquello que oprime al ser humano, que le impide vivir y es causa de sufrimiento y dolor; la muerte misma será vencida, nos dice el profeta.
El relato de Isaías es, por tanto, una invitación a vivir la alegría de la esperanza en la promesa de Dios. Él saciará y colmará los anhelos más profundos del ser humano.

En el Evangelio de hoy, Jesús se encuentra rodeado de gente. Eran muchos los que le buscaban, los que iban ante él con su situación, su realidad esperando una palabra, un gesto que les devolviera esperanza, sentido a sus vidas.
Jesús acoge a aquellos que se le acercan, se deja afectar por ellos, es capaz de descubrir aquello que necesitan, de empatizar con lo que están viviendo.
Los discípulos le acompañan, van aprendiendo de él, se hacen preguntas: ¿Cómo dar de comer a tanta gente? ¿De dónde sacar aquello que necesitan? Son las preguntas que muchas veces nos hacemos ante el contraste entre nuestras aparentes fuerzas y posibilidades y lo desbordante de la tarea, de la misión, a la que Jesús nos llama y nos invita.

Jesús pregunta a sus discípulos “¿Cuántos panes tenéis?” y tomando aquello que ellos tienen, lo bendice, lo parte y lo reparte entre la gente. Y parece que todos comieron hasta saciarse y que incluso sobró.
También hoy, Cristo nos pregunta a nosotros qué es lo que tenemos, qué lo que estamos dispuestos a poner en sus manos; también, de forma implícita, qué es lo que nos reservamos y guardamos. Porque es con eso que nosotros tenemos, que Cristo va construyendo su Reino en nuestro mundo.

En la lógica del Evangelio lo que no se da, se pierde y lo que se entrega se multiplica en abundancia para todos. ¿No es esta abundancia fruto del compartir solidario la que hoy necesita nuestro mundo? Ojalá tengamos el coraje y la creatividad para poner al servicio y sumar nuestros pequeños o grandes dones; ojalá tengamos la suficiente confianza en que con ello el Señor va a ir realizando a través de nosotros su obra de salvación en el mundo. Porque para ese Él ha venido, para que tengamos Vida y Vida en abundancia.


LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO.

No debemos tener miedo es “solidaridad”, o sea, saber poner a disposición de Dios lo que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque sólo compartiendo, sólo en el don, nuestra vida será fecunda, dará fruto. Solidaridad: ¡una palabra malmirada por el espíritu mundano!





3 diciembre, MARTES, 1ª semana de  ADVIENTO 2013

5º día novena Inmaculada - Día de san Francisco Javier

Isaías 11, 1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Salmo 71   R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente


Evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:
- "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."

¿Cómo vivir esta Palabra?

En esta festividad de San Francisco Javier, jesuita incansable en la propagación del Reino por Asia, las lecturas que se nos proponen se refieren precisamente a la Revelación del Espíritu de Dios a una humanidad que no “sabe” verlo. Javier escuchó en su vida las palabras de Jesús en el Evangelio y encontró en Él la verdadera sabiduría para su corazón, más allá de la aprendida en los libros, más allá de los reconocimientos humanos.


Isaías anuncia la esperanza mesiánica como una “nueva creación” en la que Dios otorga a sus criaturas la bondad del principio y al hombre la verdadera sabiduría de “ver” con los propios ojos de un Padre que revela su Espíritu a un mundo necesitado de Paz y Justicia. Para llevarnos a la Salvación, nos hace recorrer unos caminos inéditos, nuevos, inesperados, como sugiere el tema del “renuevo de Jesé”. Sobre el abismo del caos, de la nada, Dios promete un tiempo nuevo que vendrá en la figura del Mesías, un ser humano como nosotros, pero en quien Dios se revela plenamente.

El Evangelio nos muestra la alegría inmensa de Jesús al comprobar la acción del Espíritu en la Misión a la que envió a sus discípulos, una alegría compartida con los suyos, con tantas personas que abrieron su corazón a la Palabra y fueron sorprendidos por ella “viendo” con sus propios ojos la realidad de los tiempos nuevos irrumpiendo con fuerza en su vida de cada día.
Jesucristo nos invita a compartir su propia e íntima alegría, como lo hizo con sus discípulos, a descubrir en su Persona al Dios de la Promesa que sigue recreándonos cada día, desde su amistad y cercanía, con el Espíritu, un Espíritu de Sabiduría que nos hace “ver” a pesar de las oscuridades a veces impenetrables de un mundo saturado de saberes inútiles y egoístas.

Ciertamente no es fácil. Es necesario “nacer de nuevo”, “hacerse como niños” y experimentar que la Promesa del Espíritu sigue haciéndose milagrosa realidad cada vez que, en y con nuestra vida de cada día, afirmamos a Cristo entre los hombres. Sólo así escucharemos ese “Dichosos los ojos que ven lo que ven lo que vosotros veis” y sabremos que no estamos solos. Que Él vive en nuestra “extraña” alegría.


LA VOZ DE LA LUMEN FIDEI

La fe cristiana es, por tanto, fe en el Amor pleno, en su poder eficaz, en su capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo. “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn 4,16). La fe reconoce el amor de Dios manifestado en Jesús como el fundamento sobre el que se asienta la realidad y su destino último. (LF, 15)




2 diciembre, LUNES, 1ª
 semana de  ADVIENTO 2013

4º día novena Inmaculada

del libro de Isaías 2,1-5:

Visión de Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Salmo  121  R/. Vamos alegres a la casa del Señor


Evangelio según san Mateo 8,5-11:

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y m¡ criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»

¿Cómo vivir esta Palabra?

De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor. El Plan de Dios es plan de PAZ y al haberlo estropeado el ser humano con su pecado, Dios promete que no dejará que éste tenga la última palabra, al contrario, es posible la conversión, el reciclaje de lo malo en bueno. Porque no son los "materiales" dados por el Señor lo que hace que las cosas sean malas, sino el uso que el hombre inventan cuando olvida a su Hacedor. 

Jesús es la LUz a la que hemos de caminar y con su luz y fuerza recuperamos el proyecto original del Padre. Es posible una tierra en PAZ, un mundo en PAZ universal, empezando por uno mismo. El adviento nos pide convertir nuestras espadas (agresividades, iras, contiendas..) en arados (alimentar con buenas palabras, buenas obras a los demás) Y así con todas nuestras "armas", porque a veces, parece que estamos listos para contestar a quien no te trata como es debido, con otro tanto de desagrado y etc. Hemos de pararnos, vigilar y caminar a la LUZ que es Jesús y va delante de nosotros con sus gestos y Palabra. Esto nos pide una vida de FE grande como la del centurión. Que Jesús encuentre esta FE en ti y en mi.



LA PAZ es el FUTURO
Todas las personas de buena voluntad queremos vivir en paz, en una sociedad en paz, en un mundo en paz; pues bien, ese es el futuro y hacia esa meta caminamos. ¿Quién nos lo garantiza? Dios mismo porque  sus planes son de paz: «Porque yo solo sé los planes que tengo para vosotros, oráculo del Señor, planes de paz y no de desgracia, pues os daré un porvenir lleno de esperanza» (Jeremías 29,11). (http://salesianas.com/teologia/documentos/elshalom.pdf)


1 diciembre, PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2013 -CICLO A de lecturas

Isaías 2,1-5:

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Salmo 121 R/. Vamos alegres a la casa del Señor


 Pablo a los Romanos 13,11-14:

Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.


Evangelio según san Mateo 24,37-44:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»


* El Evangelio de Mateo: 
En el Evangelio de Mateo hay cinco grandes discursos, como si fuesen un nuevo Pentateuco, los cinco libros de la Ley dados por Moisés en el Antiguo Testamento. Cada discurso profundiza en aspectos del Reinado de Dios anunciado por Jesús. El primero: El conocido sermón de la montaña con las Bienaventuranzas y la justicia como resumen para entrar en el Reino (Mt del 5 al 7). El segundo: la misión de los ciudadanos del Reino (Mt 10). El tercero: la presencia misteriosa del Reino en la vida de la gente (Mt 13). El cuarto: la vida en comunidad (Mt 18). El quinto:  la vigilancia en vista de la venida definitiva del Reino. En este último discurso, Mateo sigue el esquema de Marcos (cf Mc 13,5-37), pero añade algunas parábolas que hablan de la necesidad de la vigilancia y del servicio, de la solidaridad y de la fraternidad.

* La espera de la venida del Hijo del Hombre: 
Al final del primer siglo, las comunidades vivían en la espera de la venida inmediata de Jesús (1 Tes 5,1-11). Había personas que dejaron de trabajar pensando que Jesús estaba ya para llegar. Una respuesta a estas preguntas y preocupaciones nos vienen de las Palabras de Jesús, que Mateo nos transmite. En el texto encontramos 4 partes:
Mateo 24, 37-39: La venida del Hijo del Hombre será como en los día de Noé
Mateo 24, 40-41: Jesús aplica la comparación a aquellos que lo escuchan
Mateo 24, 42: La conclusión: ¡Vigilad!
Mateo 24, 43-44: La comparación para recomendar la vigilancia

1. Mateo 24, 37-39: Jesús compara su venida a los días del Diluvio
Jesús recurre a dos episodios del Antiguo Testamento: Noé y el Hijo del Hombre. Los “días de Noé” se refieren al Diluvio (Gén 6,5 a 8,14). La imagen del “Hijo del Hombre” viene de una visión del profeta Daniel (Dan 7,13). En los días de Noé, la mayoría de las personas vivían sin preocupaciones, sin darse cuenta que en los acontecimientos se acercaba la hora de Dios. En la visión de Daniel, el Hijo del Hombre vendrá de improviso sobre las nubes del cielo y su venida decretará el fin del mal que no tiene ningún futuro.

2. Mateo 24,42: Jesús aporta la conclusión: ¡Vigilad!    
El tiempo de Dios
no se mide con nuestro reloj o calendario. Para Dios, un día puede ser igual a mil años y mil años iguales a un día. El tiempo de Dios (kairós) es independiente de nuestro tiempo (cronos). Nosotros no podemos interferir el tiempo de Dios, pero debemos estar preparados para el momento en el que la hora de Dios se hace presente en nuestro tiempo.

4. Mateo 24, 43-44: vendrá cuando menos se espera     
Dios viene, a veces, cuando menos se espera. Siempre es tiempo de hacer experiencia de Dios. Algunas nos sorprende (alegres o dolorosas). Puede suceder que Él venga y la gente no se dé cuenta. Jesús pide dos cosas: la vigilancia siempre atenta y al mismo tiempo, la dedicación tranquila a los deberes cotidianos de quien está en paz. Esta actitud es señal de mucha madurez, en la que se mezclan la preocupación vigilante y la tranquila serenidad. Madurez que consigue combinar la seriedad del momento con el conocimiento de la relatividad de todo.

5. ¿Cómo vigilar para prepararse?
Nuestro texto va precedido de la parábola de la higuera (Mt 24,32-33). La higuera era un símbolo del pueblo de Israel (Oseas 9,10; Mt 21,18). Cuando pide que se observe a la higuera, Jesús pide observar y analizar los hechos que están sucediendo. Es como si Jesús nos dijese: “Vosotros debéis aprended a leer los signos de los tiempos y así descubriréis dónde y cuándo Dios entra en vuestra historia”.

6. La certeza que nos viene comunicada por Jesús 
Jesús nos deja una doble certeza para orientar nuestro camino en la vida: (1) llegará el fin y el final, lo definitivo y último (esjatón) con seguridad; (2) ninguno sabe ciertamente ni el día ni la hora de su fin ni del fin del mundo. “Porque en cuanto a la hora y al día ninguno lo sabe, .. sólo el Padre” (Mt 24,36). Lo que da seguridad no es el conocimiento de la hora del fin, sino la Palabra de Jesús presente en la vida. El mundo pasará, pero su Palabra no pasará jamás (cfr Isaías 40, 7-8).

7. ¿Cuándo vendrá el fin del mundo? - Cuando la Biblia habla del “fin del Mundo” se refiere, no al fin del mundo, sino al fin de un mundo: Se refiere al fin de este mundo, donde reina la injusticia y el poder del mal que hacen mucho daño e infelices. Este mundo de injusticia tendrá fin y a su puesto vendrá “un cielo nuevo y una tierra nueva”, anunciados por Isaías (Is 65,15-17) y previsto por el Apocalipsis (Ap 21,1).
El mundo nuevo de la vida sin muerte supera todo, como el árbol supera a su simiente ( 1 Cor 15,35-38). Los primeros cristianos estaban ansiosos por asistir a este fin. El modo de contribuir a la venida del fin “de modo que puedan llegar los tiempos de la consolación” (Hechos 3,20), es dar testimonio del Evangelio en todo lugar, hasta los extremos confines de la tierra

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL :
A. ¿Cuál es la parte del texto que te ha llamado más la atención? ¿Por qué?
B. ¿En qué consiste exactamente la vigilancia a la que nos exhorta Jesús?

C. LA ESPERANZA (DE UNA HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO):

La esperanza no es sólo  “optimismo” ni “ver las cosas con buen ánimo”, sino la “ardiente expectativa hacia la revelación del Hijo de Dios”.

No es fácil entender la esperanza, pues en ocasiones “
pensamos que ser personas de esperanza signifique ser personas optimistas”, pero esto no es así. La esperanza  no decepciona, es segura.

No es fácil entender bien lo que es la esperanza. Se dice que es la más humilde de las tres virtudes, porque está oculta en la 
vida. La fe se ve, se siente, se sabe lo que es. La caridad se hace, se sabe lo que es. Pero, ¿qué es la esperanza? ¿Qué es esa actitud de la esperanza?”.

Para acercarnos un poco, podemos decir primero que la esperanza es un riesgo, es una virtud arriesgada, es una virtud, como dice San Pablo ‘de una ardiente expectativa hacia la revelación del Hijo de Dios’. No es una ilusión.
Tener esperanza, indicó entonces el Papa, es “
estar en tensión hacia esta revelación, hacia esta alegría que llenará nuestra boca de sonrisas”.

Los primeros cristianos representaban a
LA ESPERANZA COMO UN ANCLA: la esperanza era un ancla, anclada en la orilla del más allá.

“Se me ocurre la pregunta, ¿dónde estamos anclamos nosotros, cada uno de nosotros? Estamos anclados allá en la orilla de aquel océano tan alejado o estamos anclados en una laguna artificial que hemos hecho nosotros, con nuestras normas, nuestros comportamientos, nuestros horarios, nuestros clericalismos, nuestras actitudes eclesiásticas… no eclesiales, ¿eh? ¿Estamos anclamos allí? Todos confortables y seguros, ¿eh? Aquella no es esperanza. ¿Dónde está anclado mi corazón, allí en esta laguna artificial, con un comportamiento impecable de verdad?”.

El Papa indicó que “estamos a la espera esto es un parto. Y la
esperanza se encuentra en esta dinámica”, de “dar vida”.

“Una cosa es vivir en la esperanza, porque en la esperanza estamos salvados y otra cosa es vivir como buenos cristianos, nada más. Vivir a la espera de la revelación, o vivir bien con los mandamientos; estar anclados en la orilla del más allá, o aparcados en la laguna artificial”.
Pienso en María, una muchacha joven, cuando, después de haber oído que era mamá ha cambiado su actitud y va, ayuda y canta ese cántico de alabanza.
Cuando una mujer se queda embarazada es mujer, pero no es solo mujer: es madre. Y la esperanza tiene algo de esto. Nos cambia la actitud: somos nosotros, pero no somos nosotros; somos nosotros, buscando allí, anclados allí.



Adviento, un punto de crecimiento: ATENDER Y COMPRENDER, DISTRAERSE MENOS, CENTRARSE MÁS EN LO ESENCIAL.

Prestar atención es uno de los elementos clave para poder practicar la escucha activa eficazmente.

Para incrementar la capacidad de atención:

· Evitar las distracciones externas, como por ejemplo los ruidos. Apagar el teléfono móvil.

· Apartar a las distracciones internas como: prejuicios, pensamientos y preocupaciones que no tienen relación alguna con la conversación.

· Interesarnos por el mensaje de nuestro interlocutor, aunque en principio se trate de un tema que no sea uno de nuestros temas favoritos.

· Mantenernos mentalmente sin tensiones.

· Controlar nuestras emociones, especialmente las emociones negativas que pueden conducirnos a la desconexión de la comunicación.

· Interpretar con nuestras propias palabras las ideas principales del mensaje de nuestro interlocutor. Así, nos esforzaremos por captar las ideas principales. Además, evitaremos malentendidos.


30 noviembre, SÁBADO, 34 semana del tiempo ordinario

Fiesta de san Andrés. 2º día novena a la Inmaculada

de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación,- y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.»
Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: « ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio! » Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los limites del orbe su lenguaje. »

Salmo 18, 2-3. 4-5 R. A toda la tierra alcanza su pregón.



Evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

¿Cómo vivir esta  Palabra?

Cuando los Apóstoles reciben el Espíritu de Dios que les hace entender Quién era verdaderamente Jesús, se le abren los ojos de la mente para reconocer en el Crucificado al Mesías de Dios. La manifestación de la salvación de Dios ha llegado en el Señor, encarnado y resucitado. Así, se ven impulsados a anunciar y proclamar la Salvación que nos ha llegado de Dios. La reconciliación del hombre con su Creador.

También Pablo es un Apóstol testigo del Cristo crucificado y resucitado. Jesús, al tomar cuerpo y carne como nosotros, ha reconciliado la naturaleza humana con su creador. El pecado y su consecuencia, la muerte, ya no son el destino definitivo del hombre, porque Cristo ha resurgido de la muerte, Jesús ha vencido al pecado. Y esa salvación se nos ha dado gratuitamente, con la única condición de la fe. Por eso dice S. Pablo, “ cuando se cree con el corazón, actúa la fuerza salvadora de Dios, y cuando se proclama con la boca, se alcanza la salvación”. Por eso, llenos de confianza en el Señor, y fortalecidos con su gracia que inunda nuestro ser, nos vemos impulsados a anunciar y proclamar sin descanso que el Reino de Dios está ya con nosotros. .

Cuando Jesús comienza a predicar anuncia:” arrepentíos, porque está llegando el Reino de los Cielos”. Jesús aparece en la vida de estos primeros discípulos, Pedro y Andrés, Santiago y Juan, y les llama. Es Dios quien llama, quien escoge, quien lleva la iniciativa. Es Él quien se ofrece, quien da la garantía. “Veníos detrás de mí”. Es un seguimiento ciego y radical, que viene de la autoridad del que llama y de la confianza que genera en quien recibe la llamada. Es un seguimiento alegre, consecuente, provechoso. “Sé de quién me he fiado”. La llegada del Reino de Dios es un acontecimiento que llena de sentido nuestra vida. Seguir a Jesús, es llenarse de la vida de Dios, estar en su presencia y bajo su acción protectora. Es llenar la vida de la confianza y esperanza de que Dios siempre sale a nuestro paso y nos sostiene. 

LA VOZ DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL (SIGLO XI)

Debemos, pues, tomar nuestra cruz con san Andrés, o mejor aún con aquél que él ha seguido, el Señor, nuestro Salvador. La causa de su gozo era porque moría no solamente por Él sino como Él, y que, unido tan íntimamente con su muerte, reinaría con Él... Porque nuestra salvación está sobre esta cruz.



29 noviembre, VIERNES, 34 semana del tiempo ordinario

Día 1º NOVENA A LA INMACULADA

de la profecía de Daniel 7,2-14


Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Evangelio según san Lucas 21,29-33

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

¿Cómo vivir esta  Palabra?

En esta lectura de Daniel se nos narran sus visiones y lo que nos quiere decir es que los poderes de este mundo son destruidos y el dominio universal es entregado al «hijo del hombre». Dios, que es el juez principal, es representado en forma de un anciano vestido de ornamentos blancos y su cabello blanco como la lana limpia. Su trono y sus ruedas eran llamas de una luz deslumbradora. Un río de fuego delante de Él para devorar a los malvados y perversos a los que habían de ser juzgados y pronunciada la sentencia de muerte, serían arrojados al río de fuego. Después aparece el «Hijo del hombre» entre las nubes del cielo y no desde el mar impetuoso de donde salieron los dominios del mal. Él venía del mismo cielo. Este hombre misterioso fue investido de poder real, como soberano universal cuyo poder sería eterno, intransferible e imperecedero. El «Hijo del hombre» es el Mesías esperado, Jesús, él es nuestro "sol", la luz que nos ilumina, nos da la vida y su calor-el amor. Vivir según su luz es vivir en justicia, que en la biblia es lo mismo que en santidad. 

Para que entendamos la dinámica de los tiempos futuros Jesús pone el ejemplo de la higuera o de otros árboles, que cuando empiezan a echar flores o brotes está cerca la primavera.  La parábola de la higuera nos anuncia el cuándo de los signos, el final de los tiempos donde no reina el amor, y el advenimiento, el adviento del tiempo nuevo inaugurado porque Dios-Amor se ha encarnado en la historia y la va a llevar a su final de plenitud.

Por eso tenemos que estar atentos a los signos de los tiempos. Tenemos que estar vigilantes y ser constantes y responsable en lo que es nuestra vida de cristianos. Estar vigilante implica lucha, esfuerzo y valor para evitar el estancamiento en la situación del presente que no brilla según el querer de Dios, también en nuestra propia vida personal. No podemos distraernos y quedarnos parados en el presente pues nos perderíamos.
Tenemos que trabajar para que nuestra vida y la de los demás se parezca más a la de Jesús y María. Transmitir al mundo sus valores y que el Reino de Dios está cerca, dentro de nosotros. Porque todos las cosas de este mundo pasaran pero las palabras de Jesús no pasarán. Las palabras de Jesús conservan su vigencia. Ella, la Palabra es la que nos da vida y la que hace que estemos vigilantes.


LA VOZ DEL Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra 
“El mundo invisible” PPS, t. 4, n° 13
“Mirad la higuera"
    La tierra que contemplamos no nos satisface. No es más que un comienzo; no es más que una promesa del más allá; incluso en su mayor alegría, cuando la tierra se abre a todas las flores y muestra todos sus tesoros escondidos de la forma más atractiva, incluso entonces, no nos es suficiente. Sabemos que la tierra encierra en si muchas mas cosas de las que podemos ver. Un mundo de santos y de ángeles, un mundo glorioso, palacio para Dios, la montaña del Señor de los Ejércitos, la Jerusalén celestial, el trono de Dios y de su Cristo, todas las maravillas eternas, preciosas, misteriosas e incomprensibles se esconden detrás de lo que vemos nosotros. Lo que vemos no es más que la corteza de un reino eterno; y sobre ese reino fijamos la mirada de nuestra fe.

28 noviembre, JUEVES, 34 semana del tiempo ordinario

de la profecía de Daniel 6, 11-27

En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios.
Entonces fueron a decirle al rey: «Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?»
El rey contestó: «El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.»
Ellos le replicaron: «Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios.»
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo.
Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: «Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.»
Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones.
El rey dijo a Daniel: «¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!»
Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones.
Se acercó al foso y gritó afligido: «¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?»
Daniel le contestó: «¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.»
El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: «¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel.
Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»


Evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

¿Cómo vivir esta Palabra?


Daniel y sus compañeros superan una dura prueba de la que depende no sólo su supervivencia sino también su crédito personal y el brillo de su nombre. La prueba del foso de los leones es superada de forma maravillosa y a los paganos no les queda otra opción que glorificar al Dios que libra y salva, gesto avalado por la carta del rey Darío. Más allá de los elementos literarios narrativos de este relato conviene comprender bien el mensaje: Daniel no es abandonado por Dios, quien confía en Él será salvado de las fauces de la muerte, porque el justo vivirá por la fe que ha demostrado y esto se cumple en Jesús crucificado y resucitado. El Antiguo Testamento encuentra su cumplimiento en el Nuevo..

Alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación, vuestra liberación de este mundo pasajero y que no funciona según Dios. La Palabra no anuncia el fin del mundo, sino el fin de "un" mundo y la revelación del auténtico donde se vive el amor y la libertad sin límites, porque Dios nos creó libres para amar. Ya empieza aquí y ahora, y llegará a una plenitud mayor con la revelación de Jesús en gloria.


LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO
Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Esa presencia no debe ser fabricada sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa. (El evaangelio de la alegría, 71)


27 noviembre, MIÉRCOLES, 34 semana del tiempo ordinario


de la profecía de Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban.
Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.»
Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es:
"Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»


evangelio según san Lucas 21,12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

¿Cómo vivir esta Palabra?

La lección la primera lectura es clara: el mal no tiene futuro y terminando volviéndose con quien lo realiza. Es su efecto boomerang. La dinámica de la vida tal como fue creada y es sostenida por Dios es de Bien. El hombre que con su pecado introduce el mal no acabará bien porque él mismo se lo ha buscado. Siempre estamos a tiempo de cambiar, darnos cuenta y rectificar. Dios avisa y envía profetas que interpretan sus signos, como Daniel a este rey. Nínive se convirtió con la predicación de Jonás. Este rey se ve que no.

Jesús envía a sus discípulos y discípulas a anunciar su Evangelio en toda ocasión. También en las ocasiones o circunstancias de dificultad o persecución. Bien lo han hecho tantos hermanos y hermanas en la clandestinidad y no hace tanto tiempo, también hoy. Cada uno tiene que pensar su "ser misionero" y actuar con valentía, creatividad y audacia. 

Hemos recibido el regalo de la primera exhortación apostólica del Papa Francisco donde llama a toda la Iglesia y a cada uno en particular a ser misionero, a renovarse desde la Alegría del Evangelio y comunicarla a los demás con todos los medios a su alcance. Realiza una sana crítica de modos que no sirven porque han puesto el acento más en la ley que en la Gracia, más en la Iglesia que en Jesucristo, más en el Papa que en la Palabra de Dios.  .

LA VOZ DEL PAPA, 
Evangelii gadium, 49. Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37).

26 noviembre, MARTES, 34 semana del tiempo ordinario

 
de la profecía de Daniel 2,31-45 
En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: «Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenla la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»
 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11 
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero al final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.» 

¿Cómo vivir esta  Palabra?



Comenzamos en el Evangelio el “discurso escatológico” de Jesús, sobre acontecimientos que tendrán lugar en el futuro, incluido el fin del mundo. El lenguaje que usa Jesús es el apocalíptico, no fácil de interpretar para nosotro. 

“Cuidado con que nadie os engañe”. 

Siempre ha habido “profetas de calamidades”, y, junto a ellos, auténticos profetas que nos hablan en nombre de Dios. La Buena Noticia del Evangelio es buena noticia, es lo más esperanzador que podemos tener los seguidores de Jesús. Por eso, ante esos fenómenos que generan angustia debe prevalecer el temor sino la esperanza de alguien que nos está esperando. Jesús nos ha prometido su presencia y la cumple. 

Discernimiento. Es uno de los dones del Espíritu Santo. Saber distinguir y, al hacerlo, aceptar lo que viene de Dios, la Buena Noticia, y rechazar lo falso, lo haya dicho quien lo haya dicho. Lo mismo que hay profesionales de la rama que sea, buenos, y los hay mediocres o malos, lo mismo pasa con los libros, las opiniones y, por desgracia, hasta con los consejos. No todo sirve, ni todo lo que viene atractivamente envuelto es valioso. El Espíritu, si nos dejamos guiar, nos ayudará en la elección, y, de su mano, acertaremos.


Confianza. “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21,18-19). El final tiene que llegar, la muerte será una realidad, pero tenemos que esforzarnos por ver ese final como salvación, no como destrucción o condenación. Lo más tranquilizador que se nos indica al acabar el año litúrgico es que Dios no nos fallará. Nos estará esperando para recogernos, junto con nuestros p
equeños enseres de paz, justicia, amistad y cariño. Nada se pierde ni se perderá.



25 noviembre, LUNES, 34 semana del tiempo ordinario 

Comienzo de la profecía de Daniel 1, 1-6. 8-20

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió.
El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios.
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas.
Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real.
Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey.
Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Anamas, Misael y Azarías.
Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de esa contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo:
-«Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza. »
Daniel dijo al guardia que el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarias:
-«Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.»
Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres.
Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.
Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio.
Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.

Evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

 

¿Cómo vivir esta Palabra?

Es admirable el respeto y fidelidad a la ley de Moisés  que demuestran estos cuatro nobles  jóvenes; guapos, cultos e inteligentes, por lo que fueron escogidos para estar al servicio del Rey pero, para ellos, lo más importante es cumplir la Ley del Señor, por eso prefieren comer alimentos corrientes que no sean prohibidos por la ley, dejando los suculentos banquetes de la comida real, que pueden ser contrarios a la Ley de sus padres.

En segundo lugar destaca la lectura de fe que hacen de los acontecimientos, ven en ellos la protección especial que Dios da a los que confían en Él, aunque las circunstancias sean adversas.
El jefe de los eunucos cede ante la petición de los jóvenes y Dios les concedió una inteligencia privilegiada para el conocimiento profundo del saber caldeo, además, dotó a Daniel del poder interpretar sueños, tan valorado por aquellos pueblos, superando a todos los adivinos y magos de su tiempo.
Aprendamos la lección, procuremos ser fieles a la fe recibida y confiemos en que Dios esta siempre a nuestro lado a lo largo de la historia..

Jesús, sentado frente al gazofilacio del templo, “Levantando la vista” vio a gentes ricas que, ostentosamente, depositaban sus ofrendas para el templo. Daban mucho, pero no se privaban de nada. También, en contraste con ellos, Jesús, vio a una pobre viuda, que echaba dos monedas pequeñas, equivalentes a la dieciseisava parte de un denario., una insignificancia.
Jesús enseñó como esta viuda dio más que todos los otros. Porque los ricos echaron de lo que les sobraba, pero la viuda echó de su indigencia todo lo que tenía para el sustento. Lo que pesa en nuestras ofrendas a Dios y en la limosna que damos a los hermanos, es la intención del corazón, no la cantidad material de la misma.
Examinemos nuestros corazones, cuando damos ¿Cómo lo damos?, no olvidemos que Dios ve nuestro interior.

LA VOZ DE CHARLES FOUCAULD
Padre mío, a tus manos me encomiendo, Padre mío, me confío a ti, Padre mío, me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy gracias, te doy gracias por todo.

    Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, te doy gracias por todo, con tal que se haga en mí tu voluntad, oh Dios, con tal que se haga tu voluntad en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todo lo que tú amas.

    No anhelo nada más, Dios mío. Entrego mi espíritu a tus manos, te lo doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te quiero y me lo exige el amor que te tengo: abandonar todo, sin medida, entre tus manos. Me confío a ti, con inmensa confianza porque tú eres mi Padre. 



 24 noviembre, DOMINGO, solemnidad de Jesucristo-rey 

del segundo libro de Samuel 5,1-3:

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel."» Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Salmo   R/. Vamos alegres a la casa del Señor

san Pablo a los Colosenses 1,12-20:

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

evangelio según san Lucas 23,35-43:

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.» Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»


ACUERDATE DE MÍ

         Según el relato de Lucas, Jesús ha agonizado en medio de las burlas y desprecios de quienes lo rodean. Nadie parece haber entendido su vida. Nadie parece haber captado su entrega a los que sufren ni su perdón a los culpables. Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios. Nadie parece ahora intuir en aquella muerte misterio alguno.
         Las autoridades religiosas se burlan de él con gestos despectivos: ha pretendido salvar a otros; que se salve ahora a sí mismo. Si es el Mesías de Dios, el “Elegido” por él, ya vendrá Dios en su defensa.
         También los soldados se suman a las burlas. Ellos no creen en ningún Enviado de Dios. Se ríen del letrero que Pilatos ha mandado colocar en la cruz: “Este es el rey de los judíos”. Es absurdo que alguien pueda reinar sin poder. Que demuestre su fuerza salvándose a sí mismo.
         Jesús permanece callado, pero no desciende de la cruz. ¿Qué haríamos nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos abandonara para siempre a nuestra suerte?
         De pronto, en medio de tantas burlas y desprecios, una sorprendente invocación: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. No es un discípulo ni un seguidor de Jesús. Es un de los dos delincuentes crucificados junto a él. Lucas lo propone como un ejemplo admirable de fe en el Crucificado.
         Este hombre, a punto de morir ajusticiado, sabe que Jesús es un hombre inocente, que no ha hecho más que bien a todos. Intuye en su vida un misterio que a él se le escapa, pero está convencido de que Jesús no va a ser derrotado por la muerte. De su corazón nace una súplica. Solo pide a Jesús que no lo olvide: algo podrá hacer por él.
         Jesús le responde de inmediato: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Ahora están los dos unidos en la angustia y la impotencia, pero Jesús lo acoge como compañero inseparable. Morirán crucificados, pero entrarán juntos en el misterio de Dios.
         En medio de la sociedad descreída de nuestros días, no pocos viven desconcertados. No saben si creen o no creen. Casi sin saberlo, llevan en su corazón una fe pequeña y frágil. A veces, sin saber por qué ni cómo, agobiados por el peso de la vida, invocan a Jesús a su manera. “Jesús, acuérdate de mí” y Jesús los escucha: “Tú estarás siempre conmigo”. Dios tiene sus caminos para encontrarse con cada persona y no siempre pasan por donde le indican los teólogos. Lo decisivo es tener un corazón que escucha la propia conciencia.     (J.A. Pagola)   
         



23 noviembre, SÁBADO, 33 semana del tiempo ordinario


del primer libro de los Macabeos 6,1-13

En aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte, cuando se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas dejadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que había sido el primer rey de Grecia. Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antíoco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado. Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar contra Judá había fracasado: Lisias, que había ido como caudillo de un ejército poderoso, había huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Betsur, ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le habían salido las cosas como quería. Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus grandes y les dijo: «El sueño ha huído de mis ojos; me siento abrumado de pena y me digo: "¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso!" Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá, sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera.»

Salmo 9   R/. Gozaré, Señor, de tu salvación

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R/.

Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido. R/.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá. R/.


Evangelio según san Lucas 20,27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro.»
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.


¿Cómo vivir esta Palabra?

Estamos en los tiempos de Antíoco IV, un rey malhechor. La guerra queda al descubierto como un robo y saqueo. Es el afán de poseer lo del otro. Para robar se mata y se disfrazan las guerras.. Un cúmulo de abominaciones y muertes que no tienen futuro, porque al final el rey "poderoso" muere y es despojado de todo. Pero no parece que se aprenda la lección en la historia y sigue habiendo guerras "disfrazadas" de otras causas, cuando al final el móvil es apoderarse de los bienes del otro.  Antíoco, profanador del templo, muere.  

En el evangelio la pregunta que hacen a Jesús es rebuscada y retorcida, rebosa la intención de hacer caer a Jesús en una trampa. Y una vez más, Jesús no contesta la pregunta que le han hecho y da una lección sobre lo que deberían haber preguntado.
Resulta difícil hablar del tema de la resurrección. No sabemos cómo será, no sabemos cómo está siendo.  Dios nos ha creado para la vida y Jesús nos invita constantemente a trabajar por la vida. 

El hombre, y con más fuerza el cristiano, no necesita preguntarse de quién será mujer en el más allá ni que será él, sino trabajar para ser hoy.

 Es la vida lo que importa a Dios; la muerte es una contingencia inseparable del nacimiento y lo que haya después no deja de ser algo preparado por Dios y, por lo tanto, bueno.


La voz de san Ireneo (siglo II)
Si él no es el Dios de los muertos sino de los que viven, y si se llama el Dios de los padres que duermen el sueño de la muerte, sin duda alguna están vivos para Dios y no muertos.

22 noviembre, VIERNES, 33 semana del tiempo ordinario


del primer libro de los Macabeos 4,36-37,52-59


En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron: «Ahora que tenemos derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo.»
Se reunió toda la tropa, y subieron al monte Sión. El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno, que es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y alabando a Dios, que les había dado éxito. Durante ocho días, celebraron la consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas. Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos. Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos, durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.

 R/. Alabamos, Señor, tu nombre glorioso

Evangelio según san Lucas 19,45-48

En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos."»
Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

¿Cómo vivir esta Palabra?

“Mi casa es casa de oración”. Hay muchos templos que son obras de arte, patrimonio de la humanidad, pero no podemos quedarnos con los templos materiales sino que debemos mirar dentro de nosotros pues ahí es donde está el templo de Dios que él desea construir, ofreciendo nuestras propias vidas, expresar y compartir todo lo que Dios habla dentro de nosotros, en nuestro corazón. Es ahí en ese templo del corazón donde hay un encuentro profundo con Dios donde estamos invitados a entrar con Él y vivir un diálogo de tú a tú ,un verdadero encuentro íntimo con Jesús porque nosotros somos su cuerpo donde Él habita, donde hace su Morada.

Siempre tendremos algo que  purificar de nuestro corazón para  hacerlo más digno templo del Señor.


LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO

¿qué hace el Espíritu Santo entre nosotros? Él traza la variedad que es la riqueza en la Iglesia y une todo y a todos, de forma que se construya un templo espiritual, en el que no ofrecemos sacrificios materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 P 2, 4-5). La Iglesia no es un entramado de cosas y de intereses, sino que es el Templo del Espíritu Santo, el Templo en el que Dios actúa, el Templo del Espíritu Santo, el Templo en el que Dios actúa, el Templo en el que cada uno de nosotros, con el don del Bautismo, es piedra viva… ¡todos somos necesarios para construir este Templo! Nadie es secundario. Nadie es el más importante en la Iglesia; todos somos iguales a los ojos de Dios. Alguno de vosotros podría decir: «Oiga, señor Papa, usted no es igual a nosotros». Sí: soy como uno de vosotros, todos somos iguales, ¡somos hermanos! Nadie es anónimo: todos formamos y construimos la Iglesia.