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octubre 2012, martes. XXVIII semana Tiempo ordinario
Gálatas 5,1-6:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Mirad lo que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada. Lo afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera. Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia. Para nosotros, la esperanza de la justificación que aguardamos es obra del Espiritu, por medio de la fe, pues, en Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta es una fe activa en la práctica del amor.Salmo 118,41.43.44.45.47.48 R/. Señor, que me alcance tu favor
san Lucas 11,37-41:
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa.Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»
DE LA PALABRA DEL DIA
Dad
limosna de lo de dentro y lo tendréis limpio todo. Lc
11,41
¿Cómo vivir esta Palabra?
La
liturgia del domingo pasado llevaba a reflexionar sobre el hombre sabio que se
abre a la verdad, a la revelación de Dios-Amor en Cristo y se convierte. En el
pasaje de hoy Jesús se desentiende de uno de tantos preceptos minuciosos de los fariseos para subrayar que
a Dios no le agrada una observancia puramente externa. Él quiere la sinceridad
del corazón: “Venid a mí todos los que
estáis fatigados y sobrecargados y yo os
daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestra vida” Mt 11,28-29.
En
las experiencias místicas de santa Margarita María de Alacoque, Jesús le hace
ver su corazón circundado de espinas y
rebosante del amor misericordioso del Padre por nosotros. Nos invita al encuentro
con Él en lo íntimo del corazón
donde nacen los deseos, las intenciones, la honestidad de vida y la
verdadera comunión y paz con todos los
hermanos: Dad limosna de lo de dentro y lo
tendréis limpio todo. Lc 11,41
Señor,
abre mi corazón a la luz de tu Verdad
escondida en mí, para que pueda conocer la profundidad de
tu amor misericordioso y ponerme con empeño a tu servicio y al de los hermanos.
La voz de un arzobispo santo, teólogo
bizantino y doctor de la Iglesia
Encuentra la puerta secreta
de tu alma y descubrirás que es la puerta del Reino de los cielos.
San Juan Crisóstomo