17 octubre 2012, miércoles. XXVIII semana Tiempo ordinario

Pablo a los Gálatas 5, 18-25

Hermanos:
Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de si. Contra esto no va la ley.
Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.


Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.


Evangelio según san Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, dijo el Señor:
-«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo! » Un maestro de la Ley intervino y le dijo: -«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.» Jesús replicó: -«¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables,
mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo! » 
DE  LA PALABRA DEL DIA
¡Ay de vosotros fariseos…; ay de vosotros maestros de la Ley, ay también de vosotros…!  Lc 11, 42-46

¿Cómo vivir esta Palabra?
¡Ay! Esta exclamación en labios de Jesús es un reproche  fuerte  a todos los que cometen injusticias, tratan de  aparecer superiores a todos, o se afanan por ser estimados  por los otros. ¡Ay quien se inmiscuye en cualquier forma  de corrupción o de opresión!
¿Existe, quizás, también en nosotros algún fallo? Jesús no ahorra palabras  cuando trata de desnudar la hipocresía o la mentira. Él mira siempre la Verdad y la conversión del corazón. Sin embargo, Jesús  mira con misericordia a los fariseos  y a todos aquellos que son víctimas  de la falsa ‘sabiduría’ que lleva sólo a la ignorancia  de Dios o tal vez a su negación.
Son muchos los engañados por los “sabios” de este mundo. ¿Qué hacer? Quizás el primer paso sea entrar en el propio corazón para un encuentro sincero con Jesús, como lo hizo Zaqueo (Lc 19, 1-10) y otras personas del Evangelio. Jesús desea esta forma de relación con nosotros más que toda otra cosa.  De este modo Él  nos da la posibilidad de conocerlo mejor, junto al deseo de remediar algún aspecto de nuestra vida que impida  esta intimidad.

Señor Jesús, ayúdame a ver la tiniebla que habita en mi corazón y me estorba el deseo de conocerte mejor.  Haz que pueda encontrar amigos que sean de verdad buenos compañeros de camino.

La voz de un exégeta.
Estamos acostumbrados a decir: “Jesús es el Señor”, y le aplicamos nuestras ideas sobre Dios. Invirtiendo sujeto y predicado, deberíamos aprender a decir: “El Señor, al que nadie nunca ha visto, es Jesús”, aquel que me ama y da la vida  por mí que le doy muerte
                                                                                              Silvano Fausti