25 septiembre
2012, martes. XXV semana Tiempo ordinario
Lectura del libro de los Proverbios 21, 1-6. 10-13
El corazón del rey es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere.Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados.
Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia.
Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales.
Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo.
Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia.
El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina.
Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite.
Salmo 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44 R. Guiame, Señor, por la senda de tus mandato
Dichoso el que, con vida intachable,camina en la voluntad del Señor. R.
Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R.
Escog1 el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R.
Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R.
Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R.
Evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.Entonces lo avisaron:-«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó:
-«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la pala-bra de Dios y la ponen por obra.»
DE LA PALABRA DEL DIA
Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la
Palabra de Dios y la ponen en práctica. Lc 8, 21
¿Cómo
vivir esta Palabra?
¡Qué
hermosa noticia se nos ofrece hoy! Somos para Jesús hermanos y hermanas si acogemos su Palabra
y la vivimos.
Es
entusiasmante y conmovedor experimentar una acogida con brazos abiertos, la
solidaridad fraterna, la pertenencia de familia al ser hermanas y hermanos en Cristo en la comunidad
eclesial, donde gozamos de la Palabra recibida y concretada en nuestra vida. Es de
aquí de donde mana nuestra fraternidad como cristianos, nuestro llegar a ser
semejantes a Jesús y nuestra profunda cercanía
a Dios. Jesús, al desvelarnos esta espléndida verdad, nos asegura: al
escuchar y vivir la Palabra con sencillez nos convertimos en familiares de
Dios. Conmovedora y desestabilizadora
certeza.
En
un tiempo en el que se capta la
tendencia socio-cultural de destruir la familia y se ha acentuado una percepción
pesimista de la familia, Jesús nos
desafía a entrar en el misterio de unas relaciones comunitarias más amplias que
los lazos familiares. Jesús nos lanza un mensaje de profunda inclusión; nos
impulsa a repensar en el amor, en el respeto, en la escucha que en la
experiencia eclesial hemos encontrado; nos invita con valor a estar orgullosos
de esta pertenencia, fundada sobre la misma
experiencia de fe.
Somos
familiares de Dios y conciudadanos de los santos. Es hermoso saber que alguien
nos ama, y que hay hermanos y hermanas
que nos acogen, y en esta pertenencia al Maestro profundizamos el gran
misterio de la misma:“No nos hemos
elegido nosotros, sino que Él es quien
nos ha elegido”.
Señor,
estamos aquí felices y maravillados de poder
ser tus familiares. En tu Iglesia
todas nuestras diferencias expresan la ley de la comunión: la pluralidad de
formas en la unidad. Haz que nuestro ser hermanas y hermanos en la fe
prevalezca y lleguemos a ser capaces de construir comunidad que, en tu nombre, son lugares de inserción solidaria y de
acogida fraterna, de armonía y de experiencia
del amor.
La
voz de un testigo
Tú que eres
fuerte, pon atención en quien es frágil; tú que tienes medios financieros, date cuenta de a quienes
le faltan (…), no hay elección: o se aprende a amar o se convierten en
monstruos
Abbé Pierre