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septiembre 2012, lunes. XXV semana Tiempo ordinario
Lectura del libro de los Proverbios 3,27-34:
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré.» No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.Sal 14 R/. El justo habitará en tu monte santo, Señor
El que procede honradamentey practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio según san Lucas 8,16-18:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»
DE LA PALABRA DEL DIA
Señor
¿Quién morará en tu tienda? ¿Quién habitará en tu monte santo? Salmo 14, 1
¿Cómo vivir esta Palabra?
La
respuesta a la doble pregunta la busca el salmista en la experiencia secular del
pueblo de Israel, que a los pies del monte Sinaí trataba de comprender los misteriosos designios del Dios de la alianza: sólo el
cumplimiento de los preceptos abre el acceso a la tienda y sostiene la escalada a la santa
montaña, dos lugares, por excelencia, de la morada divina.
Y
como si no bastase la referencia al decálogo, el justo que se compromete a
tener encendida la lámpara de su mente y de su corazón encuentra en el libro de
los Proverbios, consejos eficaces y bien motivados para una sabia conducta
diaria: la sincera atención al prójimo lleva a gestos concretos de generosidad,
benevolencia, solicitud, al comportamiento manso, humilde y compasivo. Llega
así a ser amigo del prójimo y entra
en el gran círculo de los justos, sobre el que el Señor extiende su amistad,
bendice su morada y concede su benevolencia (Cf. Pr 3,27-35).
Es
el precepto del amor: afina el oído a la escucha atenta,
haz que arda el corazón y refleja la luz
de Dios en todos los lugares y en
todos los que te son cercanos.
¡Señor,
ábreme la tienda para escuchar atentamente tu Palabra y sostén mi paso al
realizar mi deber diario a gloria de tu Nombre!
La voz de un educador beato, del día de
hoy
Dos cosas no dejar para
mañana: ser mejor y realizar una obra
buena.
Antón Marti Slomsek Bricciole