VIVE LA PALABRA
9 agosto 2012, jueves.  XVIII semana Tiempo ordinario
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Lecturas del día
Jer 31,31-34: Haré una alianza nueva y olvidaré sus pecados
Salmo responsorial 50: ¡Oh Dios, crea en mí un corazón puro!
Mt 16,13-23: Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos

Mateo 16,13-23: En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremias o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenla que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tema que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»

¿Cómo vivir esta Palabra?
Chocante el contraste entre el principio y el final de este evangelio. Chocante la postura de Pedro que primero confiesa abiertamente a Jesús como “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, y el Pedro que recibe una fuerte reprimenda del mismo Jesús, por su reacción ante el anuncio de la pasión de Jesús: “Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar, tú piensas como los hombres, no como Dios”.

Salvando las distancias, a cualquiera de nosotros, seguidores/as sinceros/as de Jesús, nos puede pasar lo mismo que a Pedro. Confesar sinceramente a Jesús como nuestro único Dios, Señor y Rey, nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida y… al mismo tiempo, no entender y rechazar actitudes y palabras de Jesús, ante lo cual nos podría caer encima la misma reprimenda que a Pedro.

Sólo nos cabe pedir al mismo Jesús que vaya cambiando y purificando continuamente nuestro corazón, en aquellas zonas que lo necesitan, que lo cristianice para que todas nuestras reacciones sean evangélicas, sean según el pensar y sentir de Cristo y no “a lo Pedro” de la segunda reacción.

La voz del Papa sobre la filósofa y carmelita Edith Stein, santa Teresa Benedicta de la Cruz
"Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, hija extraordinaria de Israel e hija al mismo tiempo del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy...; síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios". Estas palabras fueron pronunciadas por el Papa Juan Pablo II con ocasión de la beatificación de Edith Stein en Colonia, el 1 de mayo de 1987.