VIVE LA PALABRA
25 agosto 2012, sábado. XX semana Tiempo ordinario
Evangelio del día
Mateo 23,1-12: En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En
la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y
cumplid lo que os digan; pero no hagáis
lo que ellos hacen, porque ellos no
hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los
cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un
dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las
filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos
en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan
reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en
cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos
vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra,
porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros,
porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será
vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido.»
¿Cómo vivir esta Palabra?
Jesús realiza una dura crítica a dos grupos religiosos de su
tiempo: fariseos y escribas. Fariseo quiere decir “separado”, eran personas muy
cumplidoras de la Ley, celosas de que se viviera la Ley (expresión de la
voluntad de Dios dicha a Moisés) con minuciosidad según lo que estaba prescrito
y los rabinos habían añadido, pero pasaban por alto el amor y la misericordia. Ellos se presentan como los justos y
cumplidores; superiores a los demás porque cumplían “fielmente”, olvidando que
la verdadera fidelidad es creativa por amor precisamente a la voluntad de Dios
que se manifiesta en la necesidad del prójimo.
Los escribas son los doctores en la ley. “Profesionales”, expertos
y entendidos porque habían estado en
escuelas y preparándose muchos años intelectualmente para ello. Tenían mucha
influencia por su preparación y nivel. Les
gustaba que les llamasen maestros, que en tiempos de Jesús era un título
honorífico.
Jesús se sitúa y nos hace
situarnos de un modo distinto. La teoría la tienen: “haced y cumplid lo que os
digan”, pero la práctica no la demuestran. Son incoherentes y buscan privilegios por considerarse de nivel
superior. No sea así entre vosotros. Todos somos iguales. El saber ha de
demostrarse en la vida coherente. Si aprendes que Dios es padre, maestro y
guía. Vive como hermano/a del otro. Sabiéndote igual en dignidad, no superior.
Debemos mirar en nuestro interior y dejar al escriba o fariseo
que podemos llevar dentro. El mejor ejemplo es vivir desde el servicio.
La voz de san Benito (copatrón de
Europa)
Por la altivez se baja y
por la humildad se sube. La escala (de Jacob) erigida representa nuestra vida
en este mundo. Pues, cuando el corazón se abaja, el Señor lo levanta hasta el
cielo.