VIVE LA PALABRA
14 julio 2012, martes. XIX semana Tiempo ordinario
san Maximiliano Kolbe
De la Palabra del día
Ez 2,8–3,4: Comí el libro y su sabor en la boca era dulce como
la miel
Salmo responsorial 118: ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Mateo 18,1-5.10.12-14:
En aquel momento, se acercaron los
discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino
de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»
¿Cómo vivir esta Palabra?
Varias veces aparece en los evangelios la ambición de los
apóstoles para ocupar los primeros puestos, en el Reino que Jesús quiere
establecer. Sus miras son humanas, todos quieren ser más que los otros, no
entienden como es ese Reino de Dios que Jesús predica.
Para explicárselo, Jesús pone en el centro a un niño, dándoles
una gran lección de humildad.
En Israel el niño, hasta los doce años no tenía
mayor importancia, Jesús lo pone como modelo: hay que hacerse como un niño,
sencillo, humilde, para entrar en el Reino. Todo lo contrario de lo que
entienden los apóstoles, que protestaban enseguida que alguno pretendía ser el
primero. Para entrar en este reino hay que dejar atrás las ambiciones de ser
los primeros. El Reino es pura gratuidad, Don de Dios, no son nuestros méritos
los que lo alcanzan, por eso Jesús exalta la dignidad y sencillez del niño. El
Padre, los ama tanto que ha puesto un ángel para que los custodie.
Evitemos la ambición, Cuidemos a los niños. Aprendamos a ser
humildes como lo hizo San Maximiliano, cuya fiesta celebramos hoy, quien
consideró, en el campo de concentración, más importante la vida del compañero padre de familia que la suya, por eso se ofreció en su lugar para ir a la muerte. "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida".
La voz de Teresita de Lisieux
" Si
alguno es pequeño que venga a Mí" (Proverbios 9,4). "Entonces yo fui"- escribe
Teresita- preguntándose qué haría Dios con el pequeño que fuese a Èl. Leyendo
Isaías 66, comprendió que no podía subir sola la escalera de la perfección,
pero que Jesús la cogería en sus brazos y la subiría como en un ascensor rápido.
Desde entonces Teresita no encuentra ningún obstáculo, al contrario, será pequeña y ligera en los brazos de Jesús y será santa por un camino rápido.
Así cuenta Santa Teresita el descubrimiento de" su caminito" (Manuscrito C,2)
Desde entonces Teresita no encuentra ningún obstáculo, al contrario, será pequeña y ligera en los brazos de Jesús y será santa por un camino rápido.
Así cuenta Santa Teresita el descubrimiento de" su caminito" (Manuscrito C,2)