VIVE LA PALABRA
13 agosto 2012, lunes. XIX semana Tiempo ordinario
Lecturas del día
Ezequiel 1,2-5.24-28c: Era la apariencia visible de la gloria
del Señor
Salmo responsorial 148: Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria
Mateo 17,22-27: En aquel tiempo,
mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al
Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero
resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se
acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón?
Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los
extraños?»
Contestó: «A los extraños.»
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no
escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique,
ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por
ti.»
¿Cómo
vivir esta Palabra?
Parece que fueron tres las distintas ocasiones en las que Jesús
mostró a los discípulos su actitud ante lo que le iba a suceder en Jerusalén,
su pasión, su muerte y su resurrección. La de hoy es la segunda. Una actitud
tan reiterada muestra el interés de Jesús por aclarar ante los discípulos el
significado de su muerte y su resurrección. Jesús quería que estuvieran
preparados. Pues bien, a esta actitud respondieron ellos con otra: ni lo
entendían ni se atrevían a preguntar. Ellos a los suyo, a posicionarse lo mejor
posible ante posibles cambios y, para lograrlo, a discutir sobre quién era el
más importante.
Los evangelistas hablan a veces de lo “sordos” y “ciegos” que
estaban los discípulos, incapaces de comprender lo que tan importante y
decisivo era para Jesús. Por eso, Jesús insiste tanto. Hoy lo hace mientras van
por los caminos de Galilea. Caminos que hay quien los interpreta no sólo en
sentido geográfico sino teológico, indicando el camino y programa de entrega
total a los demás que culminará en la cruz y, luego, en la resurrección.
Además, Jesús, Hijo de Dios y Señor del Templo para el que se
pedía el impuesto de las dos dracmas, se somete a la disciplina de los hombres
por delicadeza y ejemplo. Jesús ya había hecho cosas a las que, por su
filiación divina, no estaba obligado. Hoy, una vez más, lo vuelve a hacer
pagando el impuesto con una intención didáctica: para darnos ejemplo y
enseñarnos la importancia de saber cumplir, como ciudadanos y como cristianos,
con nuestros deberes sociales y políticos.
La voz de un padre de
la Iglesia
Un
servidor de Jesucristo, no posee nada que no sea al mismo Jesucristo. (san
Jerónimo)