VIVE LA PALABRA
1 septiembre 2012, sábado.  XXI semana del tiempo ordinario
Evangelio del día

Mateo 25,14-30:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes."» 

¿Cómo vivir esta Palabra?
Hoy termina el «discurso escatológico», sobre la vigilancia que nos debe caracterizar a los cristianos ante la venida del Señor. Después de las parábolas del ladrón, de la vuelta del amo y de las jóvenes que esperan al novio, hoy Jesús nos transmite su enseñanza con la parábola de los talentos.

Cada uno tenemos que hacer fructificar los talentos o dones que Dios nos da: cinco, dos, uno. No importa lo que nos dé (Dios es libre y sorprendente a la hora de conceder su gracia). Lo que cuenta es si cada uno de nosotros hemos trabajado o no. Dios nos pedirá cuenta de lo que nos ha dado a cada uno, según nuestra capacidad: al que le ha dado cinco, como cinco y al de dos como dos. Él no nos va a exigir más de lo que podemos.

Podemos pensar en los dones que hemos recibidos: la vida, la inteligencia, las habilidades que nos caracterizan…. ¿Sacamos provecho de esos dones? ¿Los sabemos utilizar también para beneficio de la comunidad? ¿O los escondemos «bajo tierra» por pereza o una falsa humildad? No somos dueños, sino administradores de los dones que Dios nos ha dado.

Pidamos al Señor vivir de modo que podamos escuchar estas palabras:: "Muy bien. Has sido fiel en lo poco, eres de fiar para mucho más".

La voz de san Juan Crisóstomo (siglo V)
Al que utilice la gracia que recibió, con celo y sabiduría, recibirá una gracia más abundante todavía.