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junio 2012, viernes. XI semana Tiempo ordinario
DE LA PALABRA DEL DIA
Donde está tu tesoro, allí está tu corazón. Mateo 6,21
¿Cómo vivir esta Palabra?
En
su sermón, rebosante de sabiduría humano-divina, Jesús puso en guardia de aquel mal que es la manía de acumular
cosas y dinero: realidades todo lo contrario a estables en el tiempo, marcadas por la caducidad y minadas en sus raíces, por
muchas fuerzas destructoras de las que la polilla y el orín son solo
emblemáticas de la inexorable destrucción. La invitación es, en cambio, a
acumular tesoros en el cielo donde
caducidad, vanidad, envejecimiento y muerte ‘no son de la casa’.
Y
he aquí la afirmación sapiencial: “Donde
está tu tesoro, allí está tu corazón”. Desarrollar estas concisas palabras
en nuestras vidas, quiere decir esencialmente preguntarnos: ¿Qué debe tener
valor primordial en mi existencia? ¿Qué es lo que más desea mi corazón?
¿Adquirir cada vez más cosas, mejorar siempre más el
mobiliario, look y bienes de consumo que hacen fácil, cómoda y agradable la vida? En suma, el tesoro para mí es
apostar o por el tener o por el ser.
Aportar
por el ser supone que mi tesoro consiste en crecer en el conocimiento y más
todavía en el querer a toda costa el primado del dar amor, en el hacer de lo
que es verdadero, bello y bueno no sólo una fiesta de santos pensamientos, sino
un empeño diario para ser, de hecho,
rico de nueva humanidad evangelizada por Cristo, irradiando un estilo
nuevo de vida. ¡Entonces mi corazón se sentirá bien!
Señor,
concédeme desear y perseguir con tu gracia, el tesoro que eres Tú, tu gracia y tu alegría.
La voz de un sabio latino
Quien sabe limitar los
propios deseos es verdaderamente rico.
Séneca