22 junio 2012, viernes. XI semana Tiempo ordinario

DE LA PALABRA DEL DIA
Donde  está tu tesoro, allí está tu corazón. Mateo 6,21
¿Cómo vivir esta Palabra?
En su sermón, rebosante de sabiduría humano-divina, Jesús puso en guardia  de aquel mal que es la manía de acumular cosas y dinero: realidades todo lo contrario a estables en el tiempo, marcadas  por la caducidad y minadas en sus raíces, por muchas fuerzas destructoras de las que la polilla y el orín son solo emblemáticas de la inexorable destrucción. La invitación es, en cambio, a acumular tesoros en el cielo donde  caducidad, vanidad, envejecimiento y muerte ‘no son de la casa’.
Y he aquí la afirmación sapiencial: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Desarrollar estas concisas palabras en nuestras vidas, quiere decir esencialmente preguntarnos: ¿Qué debe tener valor primordial en mi existencia? ¿Qué es lo que más desea mi corazón? ¿Adquirir cada vez más cosas, mejorar siempre más el mobiliario, look y bienes de consumo que hacen fácil, cómoda y agradable  la vida? En suma, el tesoro para mí es apostar o por el tener o por el ser.
Aportar por el ser supone que mi tesoro consiste en crecer en el conocimiento y más todavía en el querer a toda costa el primado del dar amor, en el hacer de lo que es verdadero, bello y bueno no sólo una fiesta de santos pensamientos, sino un empeño diario para ser, de hecho,  rico de nueva humanidad evangelizada por Cristo, irradiando un estilo nuevo de vida. ¡Entonces mi corazón se sentirá bien!

Señor, concédeme desear y perseguir con tu gracia, el tesoro que eres Tú,  tu gracia y tu alegría.

La voz de un sabio latino
Quien sabe limitar los propios deseos es verdaderamente rico.
Séneca