30 mayo 2012, miércoles.  VIII semana Tiempo ordinario

DE LA PALABRA DEL DIA
Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos intensamente unos a otros, con corazón puro. 1Pedro 1,22
¿Cómo vivir esta Palabra?
Estamos en el contexto de la obra salvífica de Cristo que nos  ha permitido dirigirnos a Dios llamándolo Padre y, en consecuencia, descubrir la dimensión  fraterna que nos une los unos a los otros. Ha sido restaurada aquella imagen divina impresa  en nosotros en el acto creativo. Imagen no de un Dios solitario, sino de un Dios comunidad-de-amor, un Dios Trinidad: “Y Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó: macho y hembra los creó”(Gn 1,27). ¡Esta es la verdad del hombre!
El otro, aquel  que, también según el Génesis, es creado para que “que el hombre no esté solo” (Gn 2.18), es decir, para que tenga una relación  dialógica, que remite de cerca a la vida íntima de Dios: “Y la Palabra era Dios” (Jn 1,1),.no nos es extraño: en él somos llamado a completarnos y junto a él a realizar la común vocación inscrita en nuestro ser desde el primer instante en el que hemos sido llamados a la existencia. El amor es este converger en la pureza de una relación grabada en el don de la acogida recíproca, donde es totalmente suprimida la avidez de la posesión en favor de un humilde, respetuoso, agradecido y recíproco completarse.
El límite que se nos marca en cuanto criaturas se entiende desde su positividad: gracias a él somos liberado de la autosuficiencia que aísla y esteriliza. Puerta abierta de par en par a un horizonte más vasto en el que puedo correr hacia el otro; paso que permite al hermano  tener acceso  hacia mí. ¡ Es  la aventura del amor!
En mi pausa contemplativa de hoy, quiero reflexionar sobre esta realidad, recuperando  el sentido profundo  de mi ser imagen de Dios.
 Sabes Señor que no me había dado nunca cuenta que, precisamente por esta limitación contra la que tantas veces me debato, era cuanto tú venías allí a pedirle al hombre poder  enseñarle que sólo en la reciprocidad del don habría  encontrado aquella plenitud  que contemplo en tu ser Trinidad. Y bien, hoy quiero darte las gracias por las limitaciones  que me impulsan a abrirme  al hermano  para dar y acoger.

La voz de un testigo mártir
Sólo el amor libera la naturaleza de todo  lo que la hace esclava para hacerla respirar, crecer y florecer.                                                          
Annalena Tonelli