26 mayo 2012, sábado. VII semana de Pascua

DE LA PALABRA DEL DIA
Pedro, como lo vio, le dijo a Jesús: “Señor,  y de él, ¿qué?” Jesús le respondió: “Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva ¿a ti qué te importa? Tú sígueme”. Jn 21, 21-22
¿Cómo vivir esta Palabra?
Pedro ve a Juan, el apóstol que Jesús  amaba hasta permitirle durante la última cena posar la cabeza sobre su pecho, y le pregunta a Jesús qué será de él. Jesús le responde con palabras que por una parte suenan  misteriosas y por otra son, también hoy para nosotros, saludablemente amonestadoras.
Suena misterioso aquel decir: “Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva…”, frase a la que los exegetas se han empeñado en darle las interpretaciones más diversas. Pero suena actual y formativo para nosotros, aquella interrogación perentoria: “¿A ti que te importa?” Sí, es actual, porque demasiadas veces perdemos tiempo  y con frecuencia también la paz del corazón por curiosear dentro de la vida, los dichos y hechos de los demás.  Debemos escuchar a Jesús que nos dice,  también a mí y  a ti: ¿Qué te importa? De los demás debemos ocuparnos en el ámbito de un amor oportuno, cordial, operante, cuando sea necesario. Pero en cambio debe importarnos lo que es responsabilidad,  libertad, vida de los otros.
¿Qué te importa?, dice Jesús. Y enseguida añade:“Tú, sígueme”. ¡He aquí el imperativo que cuenta! He aquí el faro que se enciende en mi camino y en el tuyo. Seguir a Jesús no quiere decir dejar todo y encerrarse en un convento o entrar  en un seminario sin recibir una llamada  especial. Seguir a Jesús quiere decir poner los pies en las huellas de lo que Él ha pensado, dicho y obrado.
Seguir a Jesús no es tener la Biblia en el escritorio, bien encuadernada y con formato elegante. Significa alimentarse de la Palabra que es alimento, luz y salvación y seguir a Aquel  que dijo “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.

La voz de un testigo
Como la sinfonía tiene necesidad de toda nota / Como el libro tiene necesidad de toda palabra / Como la casa tiene necesidad de toda piedra / Como el océano  tiene necesidad de toda gota de agua / Como la mies tiene necesidad de todo grano / La humanidad  tiene necesidad de ti,  ahí donde estés, único y por eso insustituible.                                                                                                                                                                                                                                                           Michel Quoist