21 mayo 2012, lunes. VII semana de Pascua

DE LA PALABRA DEL DIA
Os he hablado esto para que encontréis la paz en mí.  En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: Yo he vencido al mundo. Juan 16,33
¿Cómo vivir esta Palabra?
Los discípulos expresaron su contento diciendo a Jesús: “Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones”. Dentro de su entusiasta (aunque superficial) adhesión a la persona de Cristo, afirmaban creer que verdaderamente Jesús había salido de Dios. Pensaban que ellos habían salido para siempre del claro-oscuro de la fe. Parecía que querían decirle a Jesús: ahora  lo hemos comprendido todo de ti. Tú eres uno que tiene en mano la situación: lo sabes todo y nadie  podrá tratarte con engaño.
Pero Jesús, que era consciente de la realidad, les respondió, seguramente con una sombra de tristeza en el rostro, haciéndoles una pregunta que era también una exclamación. “¿Ahora creéis?”. Jesús sabía que lo abandonarían y que dentro de poco el drama de la pasión daría comienzo, que la cruz y la muerte estaban ya allí, mirándole a la cara. Él vivía todo esto. Y se lo dice.  Pero no está engañado,  Él cree en el Padre, y con rápido movimiento cambia la atención: ya no piensa en sí mismo sino en ellos. Y por esta dinámica de su ofrecimiento, la paz resplandece luminosa en un mar de tinieblas.
Sí, es la luz de uno que ama, que ama con ternura, hasta aferrar a lo suyos en el mañana de ellos y nuestro y de cada persona que viene al mundo: un mañana en el que la tribulación no desaparece  pero no lleva al desánimo, ni a la depresión, ni a la muerte.

El grito de superación está en la paz del corazón donde arraiga la confianza en Aquel, en el único que ha podido  ser el verdadero vencedor  en la historia del mundo.

De una plegaria hebrea
Yo creo en el Sol también cuando no brilla. Yo creo en el Amor también cuando no lo siento. Yo creo en Dios  también cuando calla.