15 mayo 2012, martes. VI semana de Pascua
DE
LA PALABRA DEL DIA
Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no
vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Jn 16,7
¿Cómo
vivir esta Palabra?
Tratemos
de identificarnos con el desánimo de los discípulos cuando Jesús les anuncia su inminente partida: ¿qué hacer sin Jesús?
Se quedarían solos… Él era el Maestro, la esperanza, la fuerza, la inspiración…
Jesús
los anima haciéndoles ver que su presencia
entre ellos era sólo una parte de su proyecto de amor por la humanidad. Dentro
de poco Él habría cumplido su misión de salvación y tocará a los discípulos
llevar adelante su misión como Iglesia. Por esto Jesús les dice que es
conveniente que Él se vaya. Su vuelta al Padre señalará
el comienzo del tiempo fuerte del Espíritu; también nosotros nos encontramos en
este momento de la historia.
Interiormente
los discípulos serán iluminados por el
Espíritu de Jesús, principio de una vida interior que los llevará a dar testimonio con fuerza y
valor de la muerte / resurrección de Jesús y de la vida nueva para la
humanidad.
También
del Espíritu Santo los discípulos recibirán el don del discernimiento para conocer
modos y medios para llegar a todas las naciones de la tierra con el
mensaje de salvación firmado con la
sangre de Jesús. Serán odiados y perseguidos por el nombre de Jesús, pero no
tendrán miedo porque el Espíritu Santo estará con ellos; y Jesús estará con ellos con su Palabra y con su Pan y en toda
lucha contra el mal. Todo esto sucede también hoy igual para nosotros.
En mi pausa
contemplativa sentiré hoy la presencia del
Espíritu Santo en mí.
Señor
Jesús, envíame tu Espíritu para que ilumine las tinieblas de mi vida y para que
con la fuerza de tu resurrección pueda vencer todo mal en mí y contribuir en
verdad al renacer del mundo.
La
voz de un santo obispo
(Jesús dice): No
quiero que continuéis permaneciendo unidos a mi de un modo sensible… Si con
mentalidad carnal quedáis unidos a la carne, no estaréis nunca en grado de
acoger al Espíritu.
San Agustín