1 junio 2012, viernes. VIII semana Tiempo ordinario
DE
LA PALABRA DEL DIA
Cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al
servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de
Dios. 1P
4,10
¿Cómo
vivir esta Palabra?
Las
primeras comunidades cristianas vivían en la espera gozosa del retorno de
Cristo que pensaban era inminente. Y esta espera daba forma a su vida de fe, no
como una fuga del presente y un refugiarse en un futuro suave y rosado, sino como
un deber que se sumerge en la vida diaria
sin que se deje por ello
encapsular.
Moderación
y sobriedad no apagaban la alegría y el gusto de la vida, pero disponían para el encuentro de oración con Dios y para
el encuentro fraterno con los hermanos.
Todo era puesto bajo el signo de la caridad, es decir, del amor-don, a cuya luz venían descubiertas y
valorizadas las cualidades de cada uno. Todo lo contrario a ocultarlas con
formar retorcidas de falsa humildad.
Todo
don, nos dice Pedro, es una llamada a ponerse al servicio de la comunidad: lo
has recibido no para que te pavonees de ello, sino como un bien que se te ha confiado
para que lo administres con sabiduría. No te pertenece, sino a Dios que te lo
ha concedido para que tú puedas contribuir al incremento del entero cuerpo eclesial,
comunitario, familiar. Un don, por tanto, que acoger con agradecimiento y con temor, y gestionar con humildad
pero también con responsabilidad.
Hoy, en mi pausa
contemplativa, me detendré a
considerar lo dones que Dios me ha concedido y a preguntarme cómo puedo
ponerlos al servicio de los hermanos.
Gracias,
Señor, por las bellas cualidades que has puesto en mis manos. Ayúdame a
incrementarlas de forma que las pueda poner al servicio de los demás
bajo el signo de la comunión fraterna.
La voz de un poeta
Con frecuencia
dices: “Quiero dar, pero sólo a quien lo merece”. No lo dicen así los árboles de vuestro huerto, ni los
animales que lleváis al pastizal. Dan para vivir porque detenerse
es perecer. Seguramente el hombre que es digno de recibir sus días y sus noches
es digno de recibir de vosotros alguna otra cosa.
Kahlil Gibran