Martes de la 2ª semana de Pascua
Evangelio según San Juan 3,7b-15. 
No te extrañes de que te haya dicho: 'Tenéis que renacer de lo alto'. 
El viento sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu". 
"¿Cómo es posible todo esto?", le volvió a preguntar Nicodemo. 
Jesús le respondió: "¿Tú eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? 
Te aseguro que  hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. 
Si no creéis cuando os hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creeréis  cuando  hable de las cosas del cielo? 
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. 

De la Palabra del día
El Espíritu es como el viento. Tanto en hebreo como en griego, se usa la misma palabra para decir espíritu y viento (pneuma). Jesús dice: "El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.” El viento tiene, dentro de sí, un rumbo, una dirección. Nosotros percibimos la dirección del viento, por ejemplo, el viento del Norte o el viento del Sur, pero no conocemos ni controlamos la causa a partir de la cual el viento se mueve en una u otra dirección. Así es el Espíritu. "Nadie es señor del Espíritu" (Ecl 8,8). Lo que más caracteriza el viento, el Espíritu, es la libertad. El viento, el Espíritu, es libre, no puede ser controlado. Actúa sobre los otros y nadie consigue actuar sobre él. Su origen es misterio, su destino es misterio. El navegante tiene que descubrir, primero, el rumbo del viento, luego debe poner las velas según ese rumbo. Es lo que Nicodemo y  nosotros debemos hacer.
Nicodemo pregunta: Cómo puede ocurrir esto? Jesús no hace nada más que resumir lo que enseñaba el Antiguo Testamento sobre la acción del Espíritu, del viento santo, en la vida del pueblo de Dios y que Nicodemo, como maestro y doctor, debía de saber. Pero Nicodemo no entiende la respuesta de Jesús y  pasa por ignorante:"¿Cómo puede ocurrir esto?"
Jesús indica que la fe nace del testimonio y no del milagro. Si se cree sólo cuando las cosas concuerdan con los propios argumentos e ideales, la fe todavía no es perfecta. Perfecta es  la fe de la persona que cree por el testimonio. Deja de lado sus propios argumentos y confía, porque cree en aquel que le da el testimonio, se fía de él.

La voz de Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Édith Stein] (1891-1942), carmelita descalza mártir, copatrona de Europa:

"¿Señor, le es posible a alguien renacer 
una vez andada la mitad de su vida? (Jn 3,4) 
lo dijiste, y para mí ha se hecho realidad. El peso de las faltas y las penas de mi larga vida me dejaron. 
¡De pie, recibí el manto blanco colocado sobre mis hombros, 
símbolo luminoso de la pureza! 
Llevé en la mano el cirio del que la llama anuncia 
que en mí arde tu vida santa.
Mi corazón se ha convertido en el pesebre que espera tu presencia. 
¡Por poco tiempo! 
María, tu madre, que es también la mía, me dio su nombre. 
A medianoche deposita en mi corazón a su niño recién nacido.
¡Oh! Ningún corazón humano puede concebir 
lo que preparas a aquellos que te aman (1Co 2,9). 
Me perteneces en lo sucesivo y nunca más te dejaré. 
Dondequiera que pueda ir el camino de mi vida, estás cerca de mí. 
Nada jamás podrá separarme de tu amor (Rm 8,39)".