12 abril 2012. Jueves de la octava de Pascua

DE LA PALABRA DEL DIA
Como éste que veis aquí y que conocéis, ha creído en su nombre,  su nombre le ha dado vigor;  su fe le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros. Hch 3,16
¿Cómo vivir esta Palabra?
Aquí Pedro toma posición frente a la muchedumbre eufórica por la curación del paralítico realizada  junto a la puerta del templo, mediante la invocación del nombre de Jesús  por parte del apóstol.
Lo que Pedro quería aclarar era precisamente que, sólo por la fe a la que el paralítico se había abierto, el poder del nombre de Jesús (poder de su persona de Crucificado y Resucitado) había actuado, y su fe le había obteniendo una perfecta curación.
Dios, ciertamente, había cumplido en Jesús todas las promesas: es esto lo que Pedro quería asegurar. Y es con una gran franqueza con la que dice a la muchedumbre: “arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados;  a ver si el Señor manda  tiempos de consuelo, y envía a Jesús”.

Hoy, en mi pausa contemplativa, me dejaré alcanzar por esta elocuente invitación a cambiar, en vistas  de un consuelo del que no sólo mi corazón, sino el de tantas personas  tienen necesidad. Y cambiar de vida quiere decir, ante todo, entregar plenamente a Cristo  resucitado mis días y todo  lo que pienso y hago.

¡Señor  Jesús,  aumenta mi fe en tu resurrección!

La voz de un Papa rico de fe
La cruz es el árbol de la Vida. Es la fuente de toda alegría y de toda paz. Era el único modo para Jesús de llegar a la resurrección y al triunfo. Es el único modo  para nosotros de participar  en su vida, ahora y siempre.
Juan Pablo II