30
marzo 2012, viernes. V semana de
Cuaresma
DE LA PALABRA DEL DIA
Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre ¿por cual de ellas
queréis apedrearme? (Juan
10,32)
¿Cómo
vivir esta Palabra?
El enfrentamiento de Jesús con los jefes de los judíos se va haciendo más tensa hasta el punto, de
querer apedrearlo. La reacción de Jesús los debió desarmar, porque ironía, les recuerda haber realizado "mucha obras buenas” ante sus ojos
y por tanto, espera le digan por cual de sus obras buenas quieren apedrearlo.
Es
como quitarles la máscara con un gesto de rápida, inocente y valiente destreza.
Ellos reaccionan aferrándose a la dureza de su incredulidad. No lo apedrearán
por ninguna obra realizada por él, sino porque ellos reputan que la blasfemia
por excelencia es profesarse “Hijo d Dios”. Y su argumento es de tal
modo y veraz que lo lleva a afirmar el corazón de su altísimo ministerio
divino: “El Padre está en mí y yo en el
Padre”. Lo que confirmará después con otra expresión reveladora: “El Padre y yo somos una sola
cosa”. Intentaron entonces prenderlo de nuevo –dice el texto- “pero
se les escabulló de sus manos”
La
escena es rápida. En esta ocasión como en otras,
Jesús elige y realiza
inmediatamente. Esto
revela que, cuando
lo capturen para llevarlo a la muerte,
será él, con plena libertad y voluntad de amor, quien elija entregar su vida.
Tú,
Señor, la inocencia sin sombra, la libre omnipotencia, elegirás entregarte cuando Tú y el Padre lo queráis. Y yo, teniendo presente tu modo de actuar, Te voy conociendo más, Te
admiro. Te amo, Te doy gracias.
La voz de un monje del siglo V
El Señor quiso
sufrir por todos los hombres; rescatarlos con su sangre, introducir la levadura
celestial de su bondad en las almas
creyentes humilladas bajo el yugo
del pecado.
San Macario