16 marzo 2012, viernes. III semana de Cuaresma

DE LA PALABRA DEL DIA
Yo sanaré su infidelidad, los amaré profundamente. Oseas 14,5

¿Cómo vivir esta Palabra?
La liturgia de la Palabra de esta semana es verdaderamente rica en peticiones para la conversión;  los pasajes del Antiguo Testamento contienen  palabras angustiadas por el deseo que Dios tiene  de nosotros.
Hoy se nos presenta un texto de Oseas: Una oración penitencial que contiene una petición de perdón y también algunos propósitos que poner en práctica. Y es Dios mismo el que sugiere las palabras que el pueblo debe decir para pedir perdón. ¡Y es bellísimo!
Las palabras que Dios desea  que nosotros digamos no son un elenco de pecados,  sino el reconocimiento de su señorío: “acepta […] la alabanza de nuestros labios”. Y los propósitos  que nos sugiere que hagamos van en la misma dirección.
Decía una mística contemporánea, Gabriela Bossis, que a Dios le basta que nosotros dirijamos la mirada hacia Él y que susurremos su nombre, para que Él se precipite hacia nosotros como un águila sobre sus polluelos en peligro, y nos lleve hacia lo alto, al refugio. Nos sana de la infidelidad, nos ama profundamente, es  para nosotros rocío, frescor; nos atiende y vela sobre nosotros.


¿Qué temer entonces? Escuchemos la invitación de la cuaresma y  y volvamos a nuestro buen padre-madre Dios, que nos acoge no con ira ni con juicio,  sino con amor profundo y ternura.


Hoy, en la pausa contemplativa, imaginémonos sobre las alas de Dios, llevados a lo alto, y diciendo:

Nadie nos puede salvar, sólo junto a Ti  encontramos gracia y misericordia
 
Palabras de un gran profeta
Si nos desarmamos, si nos liberamos de nosotros mismos, si nos abrimos al Dios-Hombre que hace nuevas todas las cosas,  Él  borra nuestro mal pasado, y nos da un tiempo nuevo, en el que todo es  posible.
              Patriarca Atenágoras: