DE LA PALABRA DEL DIA
Yo sanaré su infidelidad, los amaré profundamente. Oseas 14,5
¿Cómo vivir esta
Palabra?
La liturgia de
la Palabra de
esta semana es verdaderamente rica en peticiones para la conversión; los pasajes del Antiguo Testamento
contienen palabras angustiadas por el
deseo que Dios tiene de nosotros.
Hoy se nos
presenta un texto de Oseas: Una oración penitencial que contiene una petición de
perdón y también algunos propósitos que poner en práctica. Y es Dios mismo el
que sugiere las palabras que el pueblo debe decir para pedir perdón. ¡Y es
bellísimo!
Las palabras
que Dios desea que nosotros digamos no
son un elenco de pecados, sino el reconocimiento
de su señorío: “acepta […] la alabanza de nuestros labios”. Y los
propósitos que nos sugiere que hagamos van
en la misma dirección.
Decía una
mística contemporánea, Gabriela Bossis, que a Dios le basta que nosotros
dirijamos la mirada hacia Él y que susurremos su nombre, para que Él se
precipite hacia nosotros como un águila sobre sus polluelos en peligro, y nos
lleve hacia lo alto, al refugio. Nos sana de la infidelidad, nos ama
profundamente, es para nosotros rocío,
frescor; nos atiende y vela sobre nosotros.
¿Qué temer entonces? Escuchemos
la invitación de la cuaresma y y
volvamos a nuestro buen padre-madre Dios, que nos acoge no con ira ni con juicio, sino con amor profundo y ternura.
Hoy, en la pausa contemplativa,
imaginémonos sobre las alas de Dios, llevados a lo alto, y diciendo:
Nadie nos puede salvar, sólo
junto a Ti encontramos gracia y
misericordia
Palabras
de un gran profeta
Si nos desarmamos, si nos
liberamos de nosotros mismos, si nos abrimos al Dios-Hombre que hace nuevas
todas las cosas, Él borra nuestro mal pasado, y nos da un tiempo
nuevo, en el que todo es posible.
Patriarca Atenágoras: