4 febrero 2012, sábado. IV semana Tiempo ordinario

DE LA PALABRA DEL DIA
Venid vosotros solos a un lugar solitario a descansar un poco. Marcos 6,31

¿Cómo vivir esta Palabra?
Es interesante esta invitación de Jesús y esta práctica de querer ofrecer una pausa de descanso. Lo es sobre todo hoy. Me decía un joven: ¡Ya no sabemos descansar! Advierto en mí un nerviosismo, una inquietud que me impide la quietud física y la paz del corazón. Los míos no son problemas dramáticos; pero está el hecho que no se hacerlos callar y ellos graznan en mí como insolentes ranas.
Por esto es urgente escuchar a Jesús, Ante todo se trata de ir con Él. ¿Dónde? “A un lugar solitario”. Alguien puede objetar: De ningún modo puedo dejar ahí casa, trabajo, encuentros e irme a un lugar tranquilo.¡Seamos realistas!
No obstante, si hay alguien que sea verdaderamente realista es Jesús, el Señor. Él no te invita a salir sin saber adonde. Te pide que salgas fuera del ruido y de aquellas reuniones bulliciosas que te cansan y nublan la facultad de pensar. Lugar solitario aparte puede ser a veces el propio cuarto o, si es posible, un  sentarse en el banco de un parque o ... Aprender a respirar correctamente en la quietud de un lugar  donde el silencio es soberano, se convierte en un elemento terapéutico para todo el ser,  que es espíritu encarnado.
En principio, tal vez,  querríamos irnos, escapar, porque solo y en silencio, se siente más fuerte el gritar de ciertas acciones que se llevan en el corazón: opciones equivocadas, sentimientos negativos, miedos y otras cosas.  No hay que temer, Dios, lo dice la Biblia, es más  grande que nuestro corazón.
  
Precisamente en el silencio puedes aprender a entregarle todo a Él: lo que  piensas y lo que sientes, lo que has sido y lo que eres. Entrega y descansa la mente, el sistema nervioso y toda tu realidad fisio-psíquica. Descansa después un poco, sintiéndote amado  por Dios así como eres. Él entonces te ayudará  a que vuelvas a ser como debes ser, con nuevas energías.

La voz de un obispo mártir
Vivimos mucho fuera de nosotros mismos. Son pocos los hombres  que verdaderamente entran  en sí mismos y por eso hay tantos problemas.              Oscar Romero