23 enero 2012, lunes. III semana Tiempo ordinario
DE LA PALABRA DEL DIA
En verdad os digo: todo se les podrá perdonar a los hombres […] pero el
que blasfeme contra el Espíritu Santo no
tendrá perdón jamás. Marcos 3,28-29
¿Cómo vivir esta
Palabra?
Jesús acaba de
proclamar el Evangelio del Reino: “Convertíos
y creed en el Evangelio” (1,15), pero hay escribas que no sólo rechazan la
invitación, sino que además interpretan
al contrario la evidencia, llamando al bien mal; para ellos Jesús es un endemoniado que obra
el bien por medio de Belzebú, (Satanás).
Éste es el pecado contra el Espíritu Santo.
En un primer
momento Jesús razona con ellos, tratando de hacerles ver que su posición es
absurda, no es lógica: ¡Satanás no puede aplastar a Satanás! Jesús es el hombre
fuerte de la parábola, venido primero para liberar al mundo de la
prepotencia del maligno y salvar a aquel que se convierte y cree en Él, el enviado por el Padre.
Sólo después
de este esfuerzo para abrirles los ojos,
Jesús denuncia fuertemente el pecado
imperdonable: la blasfemia contra el Espíritu Santo; la obstinación en
encerrarse en una ceguera culpable frente a la predicación
profética y a la actividad misericordiosa y compasiva de Jesús.
En mi pausa contemplativa de hoy intentaré
comprender la gravedad de llegar a
un nivel tan fuerte de odio y de rechazo
de Dios; a un comportamiento obstinado que
cambia la luz por las tinieblas y
el amor por el odio.
La
voz de un guía espiritual contemporáneo
Cuando ves el bien obrado por
Jesús, la liberación ofrecida por Él, el Espíritu de salvación que Él infunde en
los corazones y en la carne de los hombres,
y por motivos egoístas, de interés, de tutela de tu poder o de
envidia llamas a todo esto mal y fruto de obra diabólica, tú blasfemas contra el Espíritu.
Gianfranco Ravasi