17 enero 2012, martes. II semana Tiempo ordinario

DE LA PALABRA DEL DIA
El Señor replicó a Samuel: “No mires su aspecto ni su estatura. Yo lo he descartado, porque la mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre  ve la apariencia pero el Señor ve el corazón. I Samuel 16,7

¿Cómo vivir esta Palabra?
“El hombre ve la apariencia pero el Señor ve el corazón”, centro vital en el que se entrecruzan las relaciones con las cosas, con los demás, con Dios. Saúl fue descartado  precisamente por su dureza de corazón. David es elegido porque su aspecto amable y la limpieza de su mirada dejaban intuir una profunda belleza interior: un corazón puro.
 Saúl y David: dos rostros de nuestra humanidad. Somos Saúl cuando dominados por el orgullo, rechazamos mirar de frente la verdad de nosotros mismos. Y como Saúl, encerrados en nuestra tristeza, lo vemos todo negro, hasta llegar a ser incapaces de gratuidad.
 Somos David, cuando dejamos que el Espíritu del Señor repose sobre nosotros  irrumpiendo en lo profundo de nuestro corazón  hasta hacernos audaces y fuertes, como lo fue David frente al desafío del gigante Goliat.  Un desafío jugado y vencido no por la fuerza, sino por la confianza en Dios, en su nombre.

 Hoy, al entrar en mi corazón miraré mi interior: Saúl y David están allí, dos rostros  de una misma realidad. Pediré luz para que se relacionen cada día armónicamente, sumergiéndolos en la misericordia del Padre.

 Señor, vigila mi corazón, para que no se detenga inútilmente en el aparecer, sino que se  eleve hacia  la pureza de la vida en Ti.

Palabras de un gran Papa
Cristo te libera del egoísmo para llamarte a compartir y a comprometerte activa y gozosamente  por los demás.                                                                                   Juan Pablo II