23 diciembre 2011, viernes. IV semana de Adviento


DE LA PALABRA DEL DIA
Querían llamarlo  Zacarías como su padre. La madre intervino diciendo: No, se va a llamar Juan. Lucas 1, 59-60

¿Cómo vivir esta Palabra?
¿Qué va a ser este niño? se preguntaban los vecinos, reunidos con Isabel y Zacarías  para la circuncisión del recién nacido. Los padres querían llamarlo Juan y no Zacarías, que era la elección normal para un primogénito de los hebreos, algo inexplicable. Después, también el mutismo del padre fue en realidad una cosa fuera de lo corriente.
Los vecinos no podían comprender que se trataba del gran proyecto de Dios para la humanidad. En efecto, las palabras con las que empieza el Evangelio no sólo expresan  un acontecimiento de la vida de Isabel, sino que inauguran  el tiempo de salvación, la nueva creación que se realiza  en Jesús, el Mesías, Hijo del hombre e Hijo de Dios.
El pequeño Juan es el precursor, aquel que preparará el camino del Señor. Su nombre significa  “Dios es misericordia”, nombre que identifica su misión.  Zacarías significa  “Dios recuerda”, nombre que no sería adecuado desde el momento que el Salvador estaba ya presente en el seno  de la virgen Madre.

En un silencio sagrado, el mundo espera el nacimiento de Jesús. Esperemos también nosotros, con María, preparando  el corazón para la venida  del Salvador.
  
¡Ven Señor Jesús, no tardes, te espero, tengo tanto que decirte!
¡Te adoro mi Dios!
  
 Palabras de un párroco-escritor de hoy
Pidamos, hermanos, a Dios Padre el don de la humildad para que podamos ir al encuentro del Señor que viene, reconocerlo, abrazarlo,  amarlo de verdad,  convertirnos en su morada estable, en su esposa fiel, en lugar donde los hombres puedan verlo, alabarlo y bendecirlo por los siglos de los siglos.
                                                                                                 Giorgio