14 diciembre 2011, miércoles. III semana de Adviento



DE LA PALABRA DEL DIA
La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan. La fidelidad brota desde el suelo, la justicia mira desde el cielo. Salmo 84, 11-12

¿Cómo vivir esta Palabra?
El Salmo de hoy nos habla de un gran abrazo  entre la justicia y la paz: ¡el sueño de siempre! No hay paz sin justicia, y no hay justicia sin paz.
La venida de Cristo es garantía  de que estas dos realidades pueden convivir, más aún, se encarnan en Él y entran en el mundo. En efecto, de la encarnación a la resurrección, toda la vida  terrena de Jesús  está como envuelta  en esta palabra: “Paz”, anuncian los ángeles a su nacimiento. “Paz”  será el sello  que el Resucitado  pondrá a su obra redentora.  Y Pablo llegará a decir: “Él es nuestra Paz” (Ef 2,14). No la fuente sino la misma Paz, que por lo tanto no puede tener otro rostro que el suyo.
No obstante, si recorremos las página del Evangelio encontramos también expresiones que nos dejan perplejos: “No he venido  a traer la paz, sino la guerra” (Mt 10,34); “El Reino  de los  cielos sufre violencia y los violentos se apoderan de él”(Mt 11,12). ¿Cómo conciliar realidades tan opuestas? La respuesta nos la da el Salmo de hoy: no hay paz  sin justicia. ¿Qué justicia  nos anuncia hoy la Palabra? La que mira desde el cielo, es decir, Jesús mismo. Él es nuestra justicia, Aquel que nos pone y nos vuelve a poner en nuestra verdadera condición y posición  con relación a Él  y a toda criatura  en el cielo y en la tierra.
Paz y Justicia, no quietismo o sólo mi tranquilidad, cuando hay tanta injusticia alrededor.  Hay que construir. "bienaventurados los que construyen la Paz, serán llamados hijos de Dios".  Paz y Justicia son frutos del Espíritu dados a quien con corazón humilde  tiene el valor de escuchar  lo que dice Dios  en el silencio orante  del propio corazón.

Hoy, al entrar  en mi corazón trataré de prestar atención a la voz que tal vez me turba con sus peticiones. Porque ciertamente, ponerse en el camino de la paz y de la justicia quiere decir “luchar valientemente” para que el  mal no eche raíces en nosotros ni en torno a nosotros.

Habla, Señor, en lo más hondo de mi corazón e indícame el camino de la Paz y ayúdame  a recorrerlo  con Justicia.

Palabras de un cardenal en el último encuentro interreligioso de Asís
Convirtámonos en instrumentos de la paz que viene de lo alto. Recordemos que no hay paz sin justicia, ni hay justicia sin perdón. Sellemos con un gesto de paz entre nosotros el compromiso por la paz proclamado a voces. Pidamos paz a los cercanos y a los lejanos, a las criaturas y a la creación.     Mons. Kurt Koch