20 octubre 2012, sábado. XXVIII semana Tiempo ordinario

Pablo a los Efesios 1,15-23:

Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Salmo 8


Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 8-12:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

DE  LA PALABRA DEL DIA
Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme  contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Lc 12,10

¿Cómo vivir esta Palabra?
A lo largo de esta semana las lecturas han subrayado de distintos modos la importancia del don de la Sabiduría, la sabiduría que abre al diálogo con Dios e inicia una vida interior que da consistencia y calor a todo el quehacer humano.
Hoy, Jesús parece indicar la  prioridad del Espíritu Santo, la Sabiduría divina en el origen de todo lo creado. En pocas palabras Jesús deja vislumbrar algo del misterio de Dios-Trino que habita en nosotros. La inhabitación  de Dios en nosotros es  un don, una realidad tan maravillosa que está más allá de toda esperanza humana; pero una realidad vivida por muchas personas ayer y hoy que tratan de encontrar a Dios-Amor en lo profundo del corazón.
No obstante, quien rechaza conscientemente la adhesión a la Verdad de Dios, corre el riesgo de no ser perdonado porque peca contra Dios y contra sí mismo, negando al Creador y a su plan para el mundo. Aceptar al Espíritu Santo es acoger el Reino de Dios que Jesús vino a revelar.

Ven Espíritu Santo, ilumina mis ojos para que sepan mirar más allá  de mi existencia y ver desde ahora, en mi historia, los signos de tu amor en la vida cotidiana.

La voz de una monja francesa, carmelita descalza, escritora
Es necesario  tomar conciencia que Dios  se encuentra en lo más íntimo de nosotros y de afrontar  todo con Él. De este modo no se es nunca banal, ni siquiera haciendo las acciones más ordinarias, porque no se vive de estas cosas sino que se va más allá de ellas.                                                                      
              Sor Isabel de la Trinidad