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octubre 2012, sábado. XXVIII semana Tiempo ordinario
Pablo a los Efesios 1,15-23:
Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.Salmo 8
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 8-12:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»
DE
LA PALABRA DEL DIA
Al
que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que
blasfeme contra el Espíritu Santo no se
le perdonará. Lc 12,10
¿Cómo vivir esta Palabra?
A
lo largo de esta semana las lecturas han subrayado de distintos modos la
importancia del don de la Sabiduría, la sabiduría que abre al diálogo con Dios
e inicia una vida interior que da consistencia y calor a todo el quehacer humano.
Hoy,
Jesús parece indicar la prioridad del
Espíritu Santo, la Sabiduría divina en el origen de todo lo creado. En pocas palabras
Jesús deja vislumbrar algo del misterio de Dios-Trino que habita en nosotros.
La inhabitación de Dios en nosotros
es un don, una realidad tan maravillosa que
está más allá de toda esperanza humana; pero una realidad vivida por muchas
personas ayer y hoy que tratan de encontrar a Dios-Amor en lo profundo del
corazón.
No
obstante, quien rechaza conscientemente la adhesión a la Verdad de Dios, corre
el riesgo de no ser perdonado porque peca contra Dios y contra sí mismo,
negando al Creador y a su plan para el mundo. Aceptar al Espíritu Santo es
acoger el Reino de Dios que Jesús vino a revelar.
Ven
Espíritu Santo, ilumina mis ojos para que sepan mirar más allá de mi existencia y ver desde ahora, en mi
historia, los signos de tu amor en la vida cotidiana.
La voz de una monja francesa, carmelita
descalza, escritora
Es necesario tomar conciencia que Dios se encuentra en lo más íntimo de nosotros y
de afrontar todo con Él. De este modo no
se es nunca banal, ni siquiera haciendo las acciones más ordinarias, porque no
se vive de estas cosas sino que se va más allá de ellas.
Sor Isabel de la Trinidad