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septiembre 2012. FIESTA de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
profecía de Daniel 7,9-10.13-14:
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima ; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R/.
Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.
según san Juan 1,47-51:
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
DE LA PALABRA DEL DIA
“Veréis el cielo abierto y a los
ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Jn 1, 51
¿Cómo vivir esta Palabra?
Es
hermoso percibir la amigable presencia de los ángeles mensajeros de grandes
acontecimientos en la historia de la
salvación. De estos amigos de Dios, tres
le sirven en un ministerio particular: Miguel,
“¿Quién como Dios?” que combate
contra el mal cual protector de
Israel y de la Iglesia. Gabriel, “Aquel que lleva mensajes gozosos”
como la Anunciación a María. Rafael, “Medicina de Dios”, que
discretamente lleva curación.
“Veréis el cielo
abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”: Dios es el centro con su Hijo, y
los ángeles están claramente a su servicio. Esta es su importancia teológica:
para nosotros constante y continuo ejemplo de servicio, un servicio específico,
llevar el mensaje de Dios.
Los
ángeles son la presencia de Dios, son
los signos de su presencia, de su amor, de su providencia. Es Dios quien se
manifiesta en ellos a nosotros. Son ayuda de Dios, señal que Dios viene a cada uno de nosotros. Nos
ayudan a estar en contacto con Dios, bajando y subiendo…continuamente en la relación: Dios con nosotros, nosotros con Dios.
De
ordinario acogemos el misterio de la encarnación del “Dios-con-nosotros” sin
problematizar demasiado. En cambio, el “nosotros-con-Dios” puede ser un reto,
porque a nosotros, pobres personas humanas, nos agrada escaparnos del amor de Dios… Entonces los
arcángeles pueden ayudarnos a ser un poco
más parecidos s Natanael, “un
verdadero israelita en el que no hay engaño”. Pueden ayudarnos a no
engañarnos a nosotros mismos, aceptando estar con Dios, como único camino de crecimiento espiritual. Pueden ayudarnos a no engañar a los
otros, tratándolos como hijos del mismo
Padre, teniendo cuidado de ellos, promoviendo su desarrollo.
Un
aspecto interesante: si leemos las
primeras oraciones litúrgicas cristianas de los siglos I y II, descubriremos que Jesucristo era llamado “Ángel del Padre”, en
el sentido etimológico de “mensajero”. Es una clara invitación a nosotros para
hacer que nuestra vida llegue a ser un
signo continuo, un anuncio, un mensaje de la presencia de Dios, y
particularmente, mensaje de la presencia de Dios
para los jóvenes. Y ante todo para cada uno, recíprocamente, en la familia, en la comunidad, en el grupo en el que vivimos; para que nuestra vida llegue a ser un hermoso regalo, un bello
mensaje para cada persona que
encontremos.
¡Tú
eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel.!
Como
discretos protectores de nuestro caminar,
Miguel, Gabriel y Rafael nos acompañen en el camino de la fe, para que “la Palabra
del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria”, (2Ts 3,1) y
nuestra relación con Cristo Señor sea cada vez más sólida.
La voz de un Testigo
Dame
la fuerza de amarlos, antes que no nos amen ellos, antes que no amen a nadie,
ellos para los cuales, cuando la Hora
suena, todo ha terminado, para siempre.
Raoul Follereau