29 septiembre 2012. FIESTA de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

profecía de Daniel 7,9-10.13-14:

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima ; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R/.
Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.



según san Juan 1,47-51:
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» 
DE LA PALABRA DEL DIA
“Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
   Jn 1, 51
¿Cómo vivir esta Palabra?
Es hermoso percibir la amigable presencia de los ángeles mensajeros de grandes acontecimientos en la historia  de la salvación. De estos amigos  de Dios, tres le sirven en un ministerio particular: Miguel, “¿Quién como Dios?” que combate  contra el mal cual protector  de Israel y de la Iglesia.  Gabriel, “Aquel que lleva mensajes gozosos” como la Anunciación a María.  Rafael, “Medicina de Dios”, que discretamente  lleva curación.

“Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”: Dios es el centro con su Hijo, y los ángeles están claramente a su servicio. Esta es su importancia teológica: para nosotros constante y continuo ejemplo de servicio, un servicio específico, llevar el mensaje de Dios.
Los ángeles son la presencia de Dios, son los signos de su presencia, de su amor, de su providencia. Es Dios quien se manifiesta en ellos a nosotros. Son ayuda de Dios, señal que Dios viene a cada uno de nosotros. Nos ayudan a estar en contacto con Dios, bajando y subiendo…continuamente en la relación: Dios con nosotros, nosotros con Dios.
De ordinario acogemos el misterio de la encarnación del “Dios-con-nosotros” sin problematizar demasiado. En cambio, el “nosotros-con-Dios” puede ser un reto, porque a nosotros, pobres personas humanas, nos agrada  escaparnos del amor de Dios… Entonces los arcángeles pueden ayudarnos a ser un poco  más parecidos s Natanael, “un verdadero israelita en el que no hay engaño”. Pueden ayudarnos a no engañarnos a nosotros mismos, aceptando  estar con Dios, como único camino  de crecimiento  espiritual. Pueden ayudarnos a no engañar a los otros, tratándolos como hijos  del mismo Padre, teniendo cuidado de ellos, promoviendo su desarrollo.
Un aspecto interesante:  si leemos las primeras oraciones litúrgicas cristianas de los siglos  I y II, descubriremos que  Jesucristo era llamado “Ángel del Padre”, en el sentido etimológico de “mensajero”. Es una clara invitación a nosotros para hacer que nuestra vida  llegue a ser un signo continuo, un anuncio, un mensaje de la presencia de Dios, y particularmente,  mensaje  de la presencia de Dios para los jóvenes. Y ante todo para cada uno, recíprocamente, en la   familia, en la comunidad, en el grupo  en el que vivimos; para que nuestra vida  llegue a ser un hermoso regalo, un bello mensaje  para cada persona que encontremos.
Recemos con Natanael, renovando nuestro acto de fe, el grito de la fe y del amor:

¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel.! 

Como discretos protectores de nuestro  caminar, Miguel, Gabriel y Rafael nos acompañen en el camino de la fe, para que “la Palabra  del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria”, (2Ts 3,1) y nuestra relación con Cristo Señor sea cada vez más sólida.


La voz de un Testigo
Dame la fuerza de amarlos, antes que no nos amen ellos, antes que no amen a nadie, ellos  para los cuales, cuando la Hora suena, todo ha terminado, para siempre.
                                                                                                             Raoul Follereau