VIVE LA PALABRA
12 julio 2012, jueves.  XIV semana Tiempo ordinario

DE LA PALABRA DEL DIA
Mateo (10,7-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

¿Cómo vivir esta Palabra?
Jesús envía a sus discípulos y discípulas a anunciar la cercanía del reinado del Amor de Dios que está muy cerca. Dios está pidiendo entrar en el corazón de los hombres y las mujeres. Sus discípulos y discípulas deben propiciar la apertura de las personas a Dios que llama a sus puertas. Habiéndolo ellos experimentado, ahora deben decirlo a los demás.
 “Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios”. Si Dios reina desaparecerán las dolencias,  la muerte, los demonios…
“Gratis habéis recibido, dad gratis” es el principio de la gratuidad, sin apropiaciones ni esperar recompensas. Hay más gozo en dar … y ser agradecidos. Se nos invita a no romper la cadena del amor, a saber ofrecer lo que por gracia se nos da y es mucho.

La voz de una mística seglar
Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor. Madeleine Delbrel