VIVE LA PALABRA
10 julio 2012, martes. XIV semana Tiempo ordinario
Mateo (9,32-38):En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado
mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha
visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
¿Cómo vivir esta Palabra?
Jesús realiza un milagro y la interpretación
que dan los fariseos es que tiene un demonio. Y es que no hay más ciego que el
que no quiere ver, como bien dice el refrán. Aunque tengas delante un signo del
Señor para ti, si no quieres verlo dirás que es casualidad, que es suerte o tantas
interpretaciones.
Hoy, más que nunca, necesitamos portavoces del Evangelio que
enseñen a despertar mentes y a abrir ojos ante el Misterio de Dios que se nos
presenta en el día a día. Roguemos, como pide Jesús, al Padre de la mies que
envíe obreros a su campo que, imitando a Jesús, recorran ciudades y aldeas
anunciando el Evangelio del Reino con la Palabra y con su vida, haciendo el
bien, curando tantas dolencias de nuestra sociedad (soledad, abandono,
indiferencia, miseria), que hay en nuestro mundo, acompañando a los
extraviados, drogadictos, divorciados, maltratados… Sólo la palabra del
Evangelio y la fuerza del Espíritu pueden mitigar tanta dolencia. Pidamos
trabajadores que siembren y, si nos llama a nosotros, ¿estamos dispuestos a
dejarlo todo para anunciar el Reino?
Señor, que la fuerza de tu Espíritu encuentre corazones abiertos en los jóvenes y en muchas personas para que te anuncien y enseñen a todos a captar
el sentido profundo de cuanto estamos viviendo, y caminos de esperanza.
La voz de una santa carmelita
¿Por
qué Jesús dice: «pedid, pues, al señor de la mies que le mande trabajadores»? ¿Por
qué?
¡Ah! Es que Jesús nos tiene un amor tan incomprensible que quiere que tomemos parte con Él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotros. El creador del universo espera la oración de una pobre y pequeñita alma para salvar a las demás almas. Santa Teresa de Lisieux
¡Ah! Es que Jesús nos tiene un amor tan incomprensible que quiere que tomemos parte con Él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotros. El creador del universo espera la oración de una pobre y pequeñita alma para salvar a las demás almas. Santa Teresa de Lisieux