23 mayo 2012, miércoles. VII semana de Pascua

DE LA PALABRA DEL DIA
Digo esto mientras estoy en el mundo,  para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. (Juan 17,13)
¿Cómo vivir esta Palabra?
Casi en el límite de su vida en la tierra, Jesús  todavía se detiene a desgranar, como perlas, expresiones preciosas de altísimo contenido humano-divino. Es la densidad y riqueza del humano sentir de Aquel que sabe que está a punto de afrontar el suplicio extremo. Este conocimiento le impide dejarse llevar por el torbellino del temor, de ser atraído por la muerte que estaba ya allí para atraparlo.
¡No! “estoy todavía en el mundo” dice Jesús, como afirmando su plena inmersión en la realidad; pero en una realidad en la que le preocupa el impacto que pueda tener en los suyos, no en Él.  Para ellos habla, para ellos dice cosas  que son expresión de cómo los había amado  y continuaba amándolos con toda la fuerza de su ser, que es amor incluso más allá de la muerte. El amor es como  una gran hoguera en la noche, como una llamarada que rocía todo el entorno de centellas de alegría.  Esto es: la alegría son precisamente estas centellas que llegan a nosotros por la escucha diaria de su Palabra.
Y la plenitud de su alegría es  ponerla en práctica, enraizándola (por gracia, no por voluntarismo) en un comportamiento de entrega,  que actualice cada día la verdad de la alegría; alegría de la que experimentamos ya aquí y ahora una cierta plenitud. Esta es la verdad del amor. Porque  sólo quien ama  vive verdaderamente y, por tanto,  sólo quien ama experimenta alegría verdadera.

Señor Jesús, gracias por la Palabras que nos entregas cada día. ¡Son preciosas! Haz que iluminen y transfiguren nuestras jornadas. Haznos alegres centellas de tu gran fuego de amor

La voz de una testigo
La vida tiene sentido sólo si se ama. Nada tiene sentido fuera del amor.
                                                                                              Annalena Tonelli