19 mayo 2012, sábado. VI semana de Pascua

DE LA PALABRA DL DIA
En verdad os digo: Si pedís  algo al Padre en mi nombre os lo dará. Juan 16,23
¿Cómo vivir esta Palabra?
Jesús sabía que su pasión estaba ya cerca, pero su preocupación era por sus discípulos, a los que trata de infundirles valor y esperanza, ayudándoles a pensar en “el después”, en la alegría que seguirá a su resurrección. 
Los discípulos, hasta aquel momento no se habían dirigido ni pedido nada al Padre en nombre de Jesús, pero la resurrección les dará este derecho y el Padre les responderá. Con delicadeza Jesús subraya el amor del Padre: “No os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama”. En otras palabras, Jesús Resucitado  realiza la  comunión de toda la humanidad con Dios.
Nuestro amor por el Padre se concretará después en creer, amar y acoger a Jesús, su enviado. Y cuanto más entramos en esta lógica, toda nuestra oración y obras, alegrías y sufrimientos, se unen cada vez más a los de Jesús, como expresión del amor a Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Espíritu de Amor, regalo del Resucitado, nos hace capaces de comprender  y penetrar gradualmente y con mayor profundidad, el misterio de Dios escondido en Jesús.

En mi pausa de contemplación de hoy, el nombre de Jesús me dará consuelo, nombre que expresa todo el amor misericordioso de la Trinidad por mi y por toda la humanidad.

Señor Jesús, en tu nombre pido al Padre la apertura de mente y de corazón  para creer, amar y acogerte como mi Salvador, mi Rey, el Señor  al que quiero seguir siempre  con plena libertad de espíritu.

La voz de un monje benedictino
Jesús ilumina nuestro corazón, la gloria de Dios  vuelve a resplandecer en nosotros  y todo aquello que  hay en él de envilecedor,  inquietante, oscuro, desaparece de nuestro corazón. En la alegría el corazón  se ensancha y experimenta  la amplitud  y la libertad de la resurrección.
                                                                                                              Anselm Grün