DE LA PALABRA DEL DIA
Fui forastero y me hospedasteis. Mt 23,43
¿Cómo vivir esta
Palabra?
Jesús se identifica con el ser humano que vive necesitado de la ayuda de los demás; con las personas que tienen alguna especial carencia. Reconocer a Cristo en quien tiene hambre y sed o en las más
varias exigencias vitales está la clave.
Reconocerlo y socorrerlo es salvación. No quererlo reconocer y quedarse plácidamente en la tierra del propio ‘yo’ es
ruina.
Esta situación
de forastero es precisamente hoy una situación problemática para muchos,
obligados, por distintas razones, a
emigrar del país nativo. Al dolor de tener que dejar el ambiente rico de
afectos y recuerdos queridos, la propia lengua, las costumbres y, sobre todo, los
parientes y amigos, se añade, con
demasiada frecuencia la no-acogida, la desconfianza,
la cerrazón de corazones allí donde se llega.
En mi pausa contemplativa de hoy,
me detendré a reflexionar sobre este aspecto
importante de la historia de hoy
que puedo vivir, Señor, con tu gracia,
como historia sagrada.
La
voz de un testigo
Tu Hijo, Uno contigo y con el Espíritu
Santo, pidió de beber a la Samaritana y todavía hoy resuena el grito
angustiosamente dado en el Calvario, que
tuvo como respuesta hiel y vinagre, y Tú
mismo Padre, estás ya cansado de llamar en vano, pidiendo un trozo de pan que engañe tu hambre.
Hèlder Camara