30 enero 2012, lunes. IV semana Tiempo ordinario
DE
LA PALABRA DEL
DIA
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la
legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo
habían visto les contaron a los otro lo que había pasado al endemoniado y a los
cerdos. Ellos le rogaban que se marchase
de su país. Marcos 5, 15-17
¿Cómo
vivir esta Palabra?
Un episodio
desconcertante. Un hombre que estaba de tal modo apresado por las fuerzas del mal que sufría por ello las más dramáticas vejaciones incluso en su realidad
psicofísica. Había llegado a ser un peligro viviente para sí mismo y para los
demás. El encuentro con Jesús es fuerte. El
Salvador, reconocido como “Hijo del Altísimo” por las mismas fuerzas contrarias, libra al
hombre que vuelve a la normalidad, a su dignidad de persona, a la paz.
Por otra
parte, toda la legión demoníaca pide a Jesús que le permitiese entrar en una
piara de cerdos que se encontraba junto al mar. Y he aquí a la enorme
piara, abalanzarse acantilado abajo y ahogarse en el lago.
Dos realidades
en la escena: el hombre que vuelve a ser él mismo, a su vida y dignidad en
perfecta armonía, y una piara de cerdos (animales impuros para el hebreo) que terminan pereciendo en el mar. El
hombre: alabanza viva de Dios con un destino eterno. Los cerdos equivalían a mucho dinero, pues quienes los criaban los vendían para el consumo de extranjeros (ej. los romanos) no de los hebreos, eran una fuente de ingresos "impura" que ahora es anulada.
En tanto ¿qué pasa en la escena? Una agitada
perorata de los gerasenos, no para que Jesús se quede con ellos para hacerlos
vivir libres en humanidad plena, sino para que se vaya lo antes posible, porque
podía poner en peligro sus asuntos y comprometer sus intereses.
En algún otro momento Jesús dirá que
no se puede servir a Dios y al dinero. Y, verdaderamente, el apego al dinero
y a las cosas es algo que impide la mirada
interior y la libre apertura a los horizontes de Dios y a la alegría de su
Reino.
Señor,
ayúdame a evitar que me aprisionen las cosas, el dinero o las personas. No la posesión, el tener sino el ser mejor y el amar son libertad para servir a los demás con asuntos rectos, honrados y puros, exclusivamente buenos.
La
voz de un escritor
El dinero no representa sino una nueva
forma de esclavitud impersonal, en el lugar de la antigua esclavitud personal. León Tolstoi