22 noviembre
2012, jueves. XXXIII semana Tiempo ordinario
Santa Cecilia,
virgen y mártir
Apocalipsis 5,1-10:
Yo, Juan, a la derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, gritando a grandes voces: «¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?»Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido.
Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos.»
Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo hablan degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos –son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra–. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; teman cítaras y copas de oro llenas de perfume –son las oraciones de los santos–.
Y entonaron un cántico nuevo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»
Salmo 149 Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R/.
evangelio según san Lucas 19,41-44:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»
DE LA PALABRA DEL DIA
“Eres
digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y con
tu sangre has comprado para Dios, hombres de toda tribu, lengua, pueblo y
nación…”Ap 5,9
¿Cómo vivir esta Palabra?
El
canto de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos ante el
trono continua la alabanza al Dios Santo
y Omnipotente, y al Cordero (Ap 5,6), título mesiánico que sigue a los del
versículo 5: el Cordero que está como
inmolado, viene identificado como león de la tribu de Judá, el vástago de
David. El himno (Ap 5, 9.10.12-13) es elevado a Jesús, el Mesías davídico
victorioso, el siervo del Señor, el Redentor, puesto al mismo nivel de Dios,
que en el capítulo precedente es saludado como Creador.
Jesús,
el Mesías, a la vista de Jerusalén en la que está a punto de entrar (Lc 19,41)
llora sobre ella porque no logra
reconocer a Aquel que le lleva la paz y la salvación. Es Aquel que en
ella será inmolado y rescatará para Dios a todos los hombres
de todos los tiempos; Es Aquel digno de abrir los sellos del libro. El
quinto de aquellos sellos presenta la
visión de las almas de los mártires (Ap 6, 9-11). Su grito por una justicia
punitiva de Dios sobre los que derraman sangre llega a ser una fuerte oración
de los cristianos perseguidos por su fe en todos los momentos de la historia, hasta hoy. Son aquellos que
fueron inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que dieron del Cordero.
A su grito por la
justicia divina se una también nuestra oración de súplica; y a su canto de alabanza al Cordero alcemos,
unamos nuestra voces de alabanza, de gloria, de bendición, como la voz de santa
Cecilia, virgen y mártir.
Queridos jóvenes, morir
no es perder la propia juventud, sino cambiarla por una mejor: es como dar fango
y recibir oro; abandonar una vil morada y entrar en una
preciosa y ornada. Mi Señor da el ciento
de cuanto se le da.