VIVE LA PALABRA
7 julio 2012, sábado. XIII semana Tiempo ordinario
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús,
preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en
cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.» (Mateo 9,14-17)
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.» (Mateo 9,14-17)
De la Palabra del día
“El vino nuevo se echa en odres nuevos”.
¿Cómo vivir esta Palabra?
El ayuno sigue
teniendo sentido para los cristianos. Es un buen medio de expresar nuestra
humildad y nuestra conversión a los valores esenciales. El mismo Jesús ayunó en
el desierto. Y los cristianos lo seguiremos haciendo, por ejemplo en cuaresma
preparando la Pascua. Pero no es esto lo que aquí discute Jesús. Lo que él
enseña es la actitud propia de sus seguidores: la fiesta y la novedad radical.
En tiempo de Jesús, el vino se metía en pellejos de animales, no en
botellas, como hoy. El vino nuevo en pellejos nuevos, porque el vino estaba aún
fermentando y producía dióxido de carbono. Como la piel nueva es elástica, no
había problema. En cambio, podría reventar la piel, si era vieja.
¿Qué nos quiere decir
Jesús? Que necesitamos mentalidad nueva para acoger el evangelio en la vida y
convertirnos así en hombres nuevos. El evangelio no sirve para mejorar sólo un
poco con parches, como pedazos de tela nueva en vestidos viejos.
Con la llegada de Jesús
comienza el banquete. Y reina la alegría, el gozo, el amor sincero entre los
comensales. Jesús se compara a sí mismo con
el novio y el esposo: los amigos del esposo están de fiesta. Los cristianos no
debemos vivir tristes, con miedo, como obligados, sino con una actitud interna
de alegría festiva. El cristianismo es, sobre todo, fiesta, porque se basa en
el amor de Dios, en la salvación que nos ofrece en Cristo Jesús.
Seguirle es cambiar
el vestido entero, más aun, cambiar la mentalidad. Es tener un corazón nuevo.
Seguir a Cristo afecta a toda nuestra vida. Por eso mismo, la vida en Cristo es
vida de novedad radical.
La voz de una Reformadora
"Tristeza y melancolía,
lejos de la casa mía", Santa Teresa de Jesús.